La moda de Par¨ªs: entre la ecolog¨ªa y el miri?aque
En tiempos de prendas virales, colaboraciones sorpresa y espect¨¢culos como grandes producciones, el concepto de tendencia en los desfiles ha quedado obsoleto
De la fantas¨ªa a la austeridad, Par¨ªs ha demostrado que el concepto tradicional de tendencia est¨¢ cada vez m¨¢s obsoleto. En siete d¨ªas de desfiles se han visto tules, crinolinas y encajes victorianos junto a americanas austeras, pantalones de pinzas y faldas plisadas. Hay mujeres burguesas, hadas de cuento, faraonas g¨®ticas, uniformes de ejecutiva y hasta alusiones a las Meninas. Con este panorama, resulta imposible predecir el estilo que triunfar¨¢ la pr¨®xima primavera. Aunque en tiempos de prendas virales, colaboraciones sorpresa y shows que parecen (y son) superproducciones, quiz¨¢s eso sea lo de menos.
Versalles 5.0. Una de las tendencias m¨¢s sorprendentes que ha recorrido la Semana de la Moda toma como referente a Mar¨ªa Antonieta y, en general, toda la ampulosa indumentaria dieciochesca. Aparece en Balenciaga, donde Denma Gvasalia hizo un peque?o gui?o al final de su desfile incluyendo varios vestidos en terciopelo con miri?aques monumentales; y en Rick Owens, que viste a sus tecnofaraonas con cancanes plisados o de l¨¢tex. J. W. Anderson, director creativo de Loewe, vuelve la vista hacia los Pa¨ªses Bajos y decora sus piezas de encaje con polisones que funcionan como una evoluci¨®n de los cinturones con ala que lanz¨® hace un par de a?os y que tantos ¨¦xitos le granjearon. Pero sin duda el m¨¢s literal en la interpretaci¨®n historicista de este vestuario fue Thom Browne que jug¨® a mezclar tejidos y algunos patrones de sastrer¨ªa masculina con guardainfantes. Como ejercicio visual, este retorno a la mujer encorsetada y constre?ida por una silueta cincelada con estructuras de metal siempre es eficaz por lo teatral del atuendo. Pero si esta tendencia esconde un mensaje m¨¢s profundo ¡ªla fascinaci¨®n por la mujer que sacrifica su libertad por encajar en un canon de belleza¡ª entonces ser¨ªa mejor no tratar de trasladar el pasado al presente.
La orilla derecha del Sena. Hace seis meses Hedi Slimane ya lo pronostic¨® con su criticada colecci¨®n de debut para Celine: la est¨¦tica burguesa de finales de los a?os setenta y principios de los ochenta hab¨ªa llegado para quedarse. Entonces, muchos bramaron contra la recuperaci¨®n de un guardarropa que ¡ªdefinido por los collares de perlas y falditas plisadas¡ª tra¨ªa aparejado una mentalidad y, por qu¨¦ no decirlo, una ideolog¨ªa conservadora. Con o sin connotaciones sociol¨®gicas y pol¨ªticas, lo ¨²nico cierto es que hoy ese estilo est¨¢ en todas partes. Incluida la pasarela parisina, donde se vio, declinada en una versi¨®n estadounidense, en la colorista colecci¨®n de Altuzarra, y tambi¨¦n en Chanel. No en vano, esa mujer es la que Karl Lagerfeld visti¨® durante 40 a?os. Incluso los muy vanguardistas Y/Project jugaron a deformar y exagerar esa figura proponiendo bolsos de cadenas XXL y chaquetitas de punto bicolor con la abotonadura deconstruida, eso s¨ª. Que en 2019 se puede ser burguesa y conceptual.
Otro tipo de colaboraciones son posibles. En la misma semana en la que la firma Escada presentaba una colecci¨®n c¨¢psula de 21 piezas realizada en colaboraci¨®n con la cantante Rita Ora y cacareada a bombo y platillo, el modisto Dries Van Noten dinamitaba las reglas de este nuevo tipo de joint venture textil que tan ¨²til ha demostrado ser como herramienta de comunicaci¨®n de marca. Nada se sab¨ªa que el belga hab¨ªa realizado su colecci¨®n para la pr¨®xima primavera mano a mano con el maestro Christian Lacroix, retirado de las pasarelas desde hace casi una d¨¦cada. Solo cuando, al final del desfile, ambos salieron a saludar al enfervorecido p¨²blico se desvel¨® el secreto del que la industria del lujo no dej¨® de hablar durante toda la Semana de la Moda. Seg¨²n contaba Noten al d¨ªa siguiente en sus oficinas parisinas, hace cinco meses decidi¨® escribir un email a Lacroix cuando se dio cuenta de que su principal fuente de inspiraci¨®n para la colecci¨®n era el trabajo del franc¨¦s. ¡°No quer¨ªa hacerle un homenaje, quer¨ªa trabajar con ¨¦l. Hab¨ªamos coincidido solo un par de veces, pero me dije 'a ver qu¨¦ pasa' y ¨¦l dijo que s¨ª¡±. Sin una estrategia de marketing detr¨¢s ni objetivos de presencia en medios, dise?aron juntos durante cinco meses.
Escenarios bio. A excepci¨®n de las firmas j¨®venes y/o emergentes (Marine Serre) o las que siempre han tenido la sostenibilidad en el centro de su discurso (Stella McCartney), casi ninguna firma ha hablado a trav¨¦s de sus colecciones del apocalipsis clim¨¢tico que copa la agenda actual. S¨ª lo han hecho, sin embargo, de forma impl¨ªcita. Esos ingentes escenarios que siempre levantan para convertir los desfiles en carne medi¨¢tica, y que por lo general son de usar y tirar, se est¨¢n convirtiendo en decorados reutilizables. Gucci es la primera firma en realizar un show con huella de carbono cero: el aeropuerto artificial que hizo las veces de set se construy¨® con materiales reciclados. Las emisiones de carbono provenientes del desplazamiento de los mil invitados y de los centenares de trabajadores han sido recompensadas con inversi¨®n en proyectos sostenibles. Algo parecido sucedi¨® con Louis Vuitton, que construy¨® su espacio en el Louvre a base de madera de pino de bosques franceses tratados de forma limpia, y que ser¨¢ reutilizada. Y los m¨¢s de cien ¨¢rboles que decoraron el desfile Dior han sido donados a proyectos forestales.
Sastrer¨ªa experimental. Tanto en Par¨ªs como en Mil¨¢n o Londres, las propuestas han pasado del barroquismo victoriano al rigor del traje de chaqueta sin soluci¨®n de continuidad. Hay creadores expertos en deconstruir el dos piezas, como Haider Ackermann quien, con sus blazers fluidas y sus pantalones con patrones maestros, ha firmado uno de las mejores colecciones de la semana de la moda. Herm¨¦s apuesta por la americana de silueta ochentera (de hombros holgados y cintura ce?ida), Givenchy combina las blazers con bermudas, Louis Vuitton hace gui?os al dandismo del siglo XIX y Saint Laurent lo reviste de lentejuelas. Los de Balenciaga, en su t¨®nica habitual, parecen demasiado normales pero vistos en detalle son los m¨¢s transgresores.
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