Hacia la igualdad de oportunidades en el Sahel
Los gobiernos deben fortalecer sus sistemas educativos y sanitarios mediante un enfoque multisectorial integrado e inversiones adaptadas a las necesidades de cada comunidad
Inundados de titulares deprimentes y pron¨®sticos todav¨ªa peores, es f¨¢cil olvidar que en muchos aspectos el mundo hoy est¨¢ mejor que nunca. Desde 1990, casi 1.100 millones de personas salieron por sus propios medios de la pobreza extrema. Hoy la tasa de pobreza es inferior al 10%, el nivel m¨¢s bajo en la historia. En casi todos los pa¨ªses, la gente es m¨¢s sana y est¨¢ mejor educada que nunca. Pero, como subraya el informe Goalkeepers que acaba de publicar la Fundaci¨®n Gates, la estrechez econ¨®mica sigue siendo norma para muchas personas del mundo que a¨²n enfrentan grandes obst¨¢culos a la construcci¨®n de una vida sana y productiva.
Esto se aplica especialmente a los residentes m¨¢s pobres de la regi¨®n del Sahel, en ?frica subsahariana. Los pa¨ªses del Sahel figuran entre los ¨²ltimos del mundo en el ?ndice de Capital Humano, que mide el efecto de la salud y la educaci¨®n sobre la productividad de la pr¨®xima generaci¨®n de trabajadores. Seg¨²n este informe, un ni?o en Chad corre 55 veces m¨¢s riesgo de morir en los primeros cinco a?os de vida que otro en Finlandia. Casi la mitad de los residentes de Chad vive por debajo de la l¨ªnea de pobreza, solo el 50% de los ni?os asiste a la escuela, y solo el 15% de los alumnos de sexto grado puede leer un cuento sencillo. A la pobreza se suman el cambio clim¨¢tico, las guerras y el desplazamiento forzado, que dificultan todav¨ªa m¨¢s a las familias invertir en su desarrollo.
Para garantizar que todas las personas (no solo las que hayan tenido la suerte de nacer en condiciones geogr¨¢ficas, de g¨¦nero o socioecon¨®micas comparativamente privilegiadas) puedan hacer realidad su potencial, los Gobiernos deben invertir m¨¢s en la formaci¨®n de capital humano. Esto implica fortalecer los sistemas educativos para que los habitantes puedan obtener las habilidades que necesitan para prosperar econ¨®micamente. Y tambi¨¦n implica garantizar el acceso a servicios sanitarios y nutrici¨®n de calidad. As¨ª como la mala nutrici¨®n y otros problemas de salud restan productividad a los adultos, a los ni?os les dificultan el aprendizaje (por no hablar de convertirse en adultos sanos y productivos).
Pero, para aprovechar al m¨¢ximo esas inversiones, adem¨¢s de iniciativas de car¨¢cter general tambi¨¦n se necesitan servicios adaptados a las necesidades de ni?as y mujeres, desde la planificaci¨®n familiar hasta la infancia y la edad adulta.
Esos servicios pueden prolongar la escolarizaci¨®n de las ni?as, con lo que obtendr¨¢n el conocimiento y las habilidades que necesitan para tener una participaci¨®n efectiva en la fuerza laboral. Al permitir a ni?as y mujeres optar por demorar el embarazo y la crianza hasta que est¨¦n listas, esos servicios no solo colaboran con el empoderamiento de las mujeres, sino que tambi¨¦n promueven el progreso econ¨®mico.
La salud y la educaci¨®n de las madres se trasladan a las familias, especialmente porque las mujeres tienden a invertir en los hijos una proporci¨®n mayor de sus ingresos. Por este canal, los servicios sanitarios dirigidos a las mujeres terminan ayudando a elevar los niveles de vida y romper el ciclo de la pobreza, al tiempo que alientan un desarrollo econ¨®mico m¨¢s amplio.
Para ayudar a los pa¨ªses a hacer realidad estos beneficios, en 2017 el Banco Mundial cre¨® el Proyecto de Capital Humano, que trabaja para catalizar inversiones en salud y educaci¨®n y guiarlas hacia la provisi¨®n de igualdad de oportunidades de prosperidad a todas las personas. El Banco tambi¨¦n est¨¢ colaborando con sus socios para aumentar un 50% la provisi¨®n general de recursos a la creaci¨®n de capital humano en ?frica de aqu¨ª a 2023, con especial ¨¦nfasis en los pa¨ªses fr¨¢giles y en guerra.
en 2017 el Banco Mundial cre¨® el Proyecto de Capital Humano para catalizar inversiones en salud y educaci¨®n y guiarlas hacia la provisi¨®n de igualdad de oportunidades
Nuestra experiencia de trabajo en contextos dif¨ªciles muestra que, para aprovechar al m¨¢ximo esas inversiones, los pa¨ªses deben aplicar una estrategia multisectorial integrada, adaptar las intervenciones a las necesidades de cada comunidad e involucrar a todas las partes interesadas, desde l¨ªderes religiosos y trabajadores sanitarios hasta madres y maridos. Un buen ejemplo es el Proyecto de Empoderamiento y Dividendo Demogr¨¢fico de la Mujer en el Sahel (SWEDD, por las siglas en ingl¨¦s), que cuenta con el apoyo del Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas, la Fundaci¨®n Bill y Melinda Gates y otros socios para el desarrollo.
El proyecto SWEDD trabaja codo a codo con los Gobiernos del Sahel para ayudarlos a proveer apoyo sanitario y nutricional, promover la igualdad de g¨¦nero, mejorar la calidad de las escuelas y crear redes de seguridad social. En apoyo de este proceso se han encarado innovadoras iniciativas en una amplia variedad de pa¨ªses, desde Ben¨ªn a Costa de Marfil.
En Burkina Faso, hombres casados o casaderos asisten a m¨¢s de 1.600 ¡°clubes de maridos¡± donde aprenden sobre la importancia de la planificaci¨®n familiar y la distribuci¨®n m¨¢s igualitaria de las tareas hogare?as. En Mauritania, el proyecto SWEDD trabaja con l¨ªderes comunitarios y religiosos para ayudar a reducir la discriminaci¨®n por g¨¦nero, la violencia contra las mujeres y el matrimonio infantil.
En Chad, programas de capacitaci¨®n con apoyo de SWEDD suministran a las mujeres habilidades con salida laboral, por ejemplo conducir tractores o instalar sistemas de generaci¨®n solar de electricidad. Y en Mali, el proyecto distribuye bicicletas para facilitar la asistencia a la escuela de las ni?as y ayuda a las parteras a proveer servicios sanitarios cruciales antes, durante y despu¨¦s del parto en ¨¢reas pobres, lo que reduce la mortalidad materna e infantil.
Para que el mundo siga mejorando, por no hablar de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, es necesario que pa¨ªses pobres como los del Sahel refuercen sus cimientos de capital humano. No ser¨¢ f¨¢cil, pero la experiencia muestra que con inversi¨®n sostenida, buena coordinaci¨®n y una estrategia inclusiva, es posible.
Annette Dixon es vicepresidenta del ¨¢rea de Desarrollo Humano en el Grupo Banco Mundial. Hafez Ghanem es vicepresidente del Banco Mundial para ?frica.
Traducci¨®n: Esteban Flamini. Copyright: Project Syndicate, 2019.
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