Instituciones fuertes = Comunidades seguras
En la ¨²ltima d¨¦cada, Am¨¦rica Latina y el Caribe ha aumentado un 34% su gasto en seguridad, pero la aguja del crimen no se ha movido y cuesta cada a?o un 3.5% del PIB regional
La inseguridad nos sale muy cara. En Am¨¦rica Latina y el Caribe, el crimen cuesta cada a?o un 3.5% del PIB regional. Eso es, aproximadamente, la misma cantidad que invertimos en infraestructura esencial como carreteras, aeropuertos u hospitales. Tambi¨¦n es la mitad del gasto en salud o educaci¨®n.
En la ¨²ltima d¨¦cada, Am¨¦rica Latina y el Caribe ha aumentado un 34% su gasto en seguridad. Pero la aguja del crimen no se ha movido. Es m¨¢s, en los pa¨ªses donde m¨¢s esfuerzo fiscal se registr¨® entre 2010-2012, solo unos pocos tuvieron un ¨¦xito proporcional en la reducci¨®n del crimen y la inseguridad. En la mayor¨ªa de los casos, el crimen aument¨®.
Reducir la alta tasa de criminalidad es una tarea urgente. Y no s¨®lo por las vidas que podemos salvar o el bienestar que se puede generar. Adem¨¢s, hay un potencial econ¨®mico que ahora mismo est¨¢ bajo candado y que ayudar¨ªa a impulsar m¨¢s crecimiento y prosperidad para todos.
Instituciones s¨®lidas para que el gasto sea una inversi¨®n
A menudo pensamos que la soluci¨®n a todos los problemas pasa por gastar m¨¢s. Pero en el sector p¨²blico, gastar es tan importante como gastar bien. Y para gastar bien, hay un prerequisito fundamental: instituciones s¨®lidas.
Recientemente representantes en seguridad de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe reflexionaron sobre soluciones para enfrentar los retos en materia de seguridad ciudadana y justicia. Adem¨¢s, se discuti¨® c¨®mo seguir fortaleciendo la calidad de las instituciones encargadas de prevenir y perseguir el delito.
Estas fueron algunas de las reflexiones:
M¨¢s coordinaci¨®n equivale a m¨¢s eficacia. Los desaf¨ªos en seguridad hunden sus ra¨ªces en problemas multidimensionales (sociales, econ¨®micos, educativos, urban¨ªsticos). Una pol¨ªtica de seguridad efectiva requiere la coordinaci¨®n de muchos actores: polic¨ªa, centros penitenciarios, tribunales, escuelas, centros de salud. Una herramienta que se est¨¢ empezando a implementar en algunos pa¨ªses son las unidades de gesti¨®n estrat¨¦gicas (delivery units), que permiten eliminar silos y favorecen la implementaci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas transversales.
Un adelanto que puede descongestionar las c¨¢rceles de la regi¨®n, donde el 44% de los presos est¨¢ en prisi¨®n preventiva
La transformaci¨®n digital es un abanico de oportunidades. La tecnolog¨ªa y la innovaci¨®n est¨¢n permitiendo alcanzar unos niveles de precisi¨®n en la gesti¨®n de seguridad que hasta hace poco eran inviables. En una regi¨®n donde la mitad de los cr¨ªmenes no se reportan, las nuevas comisar¨ªas virtuales est¨¢n favoreciendo que las v¨ªctimas denuncien m¨¢s. Tambi¨¦n est¨¢n dando m¨¢s pistas a la polic¨ªa sobre d¨®nde est¨¢n los puntos calientes del crimen que necesitan mayor vigilancia. O la digitalizaci¨®n de la justicia, que va desde la tramitaci¨®n digital de expedientes hasta la introducci¨®n de juicios virtuales o la interoperabilidad de datos entre la polic¨ªa, los tribunales y los centros penitenciarios. Sin duda, un adelanto que puede descongestionar las c¨¢rceles de la regi¨®n, donde el 44% de los presos est¨¢ en prisi¨®n preventiva. Algunos pa¨ªses como Chile han venido construyendo sistemas de justicia digital desde hace varios a?os. Otros, como Per¨² y Colombia, han priorizado en sus agendas la digitalizaci¨®n de herramientas de vigilancia policial.
El recurso humano sigue siendo el m¨¢s importante. La tecnolog¨ªa sirve de poco si no hay talento adecuado para manejarla. En seguridad ciudadana, la incorporaci¨®n, la formaci¨®n y la retenci¨®n de polic¨ªas es esencial. El ejemplo de Honduras ha sido ilustrador: invirti¨® en equipamiento tecnol¨®gico, profesionaliz¨® las fuerzas de seguridad y adopt¨® una filosof¨ªa comunitaria, e impuls¨® la inclusi¨®n de un mayor n¨²mero de mujeres en la polic¨ªa. En cinco a?os la tasa de homicidios baj¨® a la mitad.
La prevenci¨®n del crimen es la pol¨ªtica de seguridad m¨¢s costo-efectiva. En Am¨¦rica Latina y el Caribe hay ahora mismo un mill¨®n y medio de personas encarceladas. Desafortunadamente, seg¨²n las estad¨ªsticas, uno de cada tres presos volver¨¢ a delinquir cuando salga de la c¨¢rcel. El problema cada vez se hace m¨¢s grande. Desde el a?o 2000, la poblaci¨®n reclusa en nuestra regi¨®n ha aumentado un 120% mientras que en el resto del mundo lo hizo en un 24%. La hacinaci¨®n, las deficiencias estructurales e insuficiente personal complican el desarrollo de actividades enfocadas a preparar al preso para su reinserci¨®n en la sociedad. Para los privados de libertad, hacer condena en una instituci¨®n penitenciaria bien gestionada puede ser la diferencia entre poner punto final a una carrera delictiva o el inicio de otro viaje de ida y vuelta a prisi¨®n.
En pol¨ªtica p¨²blica, abrir la billetera del Estado para apalancar reformas es importante pero no suficiente. Los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe necesitan gastar mejor y, para eso, es necesario contar con instituciones fuertes y planes estrat¨¦gicos que marquen una hoja de ruta clara. La buena noticia es que hoy sabemos mucho m¨¢s acerca de qu¨¦ funciona y qu¨¦ no funciona y contamos con herramientas que pueden permitirnos dar grandes saltos hacia el objetivo de lograr comunidades seguras.
Lea Gim¨¦nez es la Jefa de la Divisi¨®n de Innovaci¨®n para Servir al Ciudadano Sector de Instituciones para el Desarrollo.
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