Timochenko, el comandante que admiti¨® errores

La noche transcurri¨® tranquila en el campamento Mariana P¨¢ez, en los llanos orientales de Colombia. Era la ¨²ltima vez que los guerrilleros de las FARC dorm¨ªan con sus armas. Antes del amanecer, todos se concentraron en la entrada de una choza. Algunos comandantes de la guerrilla m¨¢s antigua de Am¨¦rica, que ya hab¨ªa firmado los acuerdos de paz con el Estado y comenzaba a desmovilizarse, ten¨ªan permiso para entrar y salir. Unas horas m¨¢s tarde, Timochenko, m¨¢ximo l¨ªder del grupo insurgente, asom¨® por la puerta. El 27 de junio de 2017 fue un d¨ªa decisivo para la transici¨®n del pa¨ªs. Porque los combatientes ten¨ªan que demostrar que pod¨ªan cumplir con su palabra. Es decir, dejar sus fusiles e integrarse, poco a poco, en la sociedad.

Esa ma?ana Timo, como le llaman en la organizaci¨®n, subi¨® al estrado, habl¨® junto al entonces presidente, Juan Manuel Santos, y de alguna manera recuper¨® el nombre con el que naci¨® en el seno de una familia campesina del eje cafetero. Rodrigo Londo?o Echeverri tiene hoy sesenta a?os. Milit¨® en la juventud comunista y entr¨® en la guerrilla a los 17, donde asumi¨® su apodo de batalla por sugerencia de un veterano dirigente. Ascendi¨® r¨¢pidamente en la jerarqu¨ªa interna y, cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, se convirti¨® en el comandante en jefe que puso fin al conflicto armado. ¡°Este d¨ªa no termina la existencia de las FARC. En realidad, a lo que ponemos fin es a nuestro alzamiento de 53 a?os. Adi¨®s a las armas, adi¨®s a la guerra, bienvenida la paz¡±, afirm¨®. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia volvieron a renacer como partido pol¨ªtico legal, que no perdi¨® sus siglas, se llama Fuerza Alternativa Revolucionaria del Com¨²n y tiene 10 esca?os en el Congreso.?

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Aun as¨ª, la aplicaci¨®n de los acuerdos ha sufrido retrasos y todav¨ªa se enfrenta a obst¨¢culos cotidianos. El pa¨ªs asiste a un incesante goteo de asesinatos de l¨ªderes comunitarios. Y un grupo de disidentes encabezados por los exjefes guerrilleros Iv¨¢n M¨¢rquez y Jes¨²s Santrich, ambos implicados en casos de narcotr¨¢fico, anunci¨® a finales de agosto su regreso a la lucha armada. Timochenko, que conden¨® sin matices esa deriva, es hoy probablemente el pegamento que garantiza el futuro de los compromisos adquiridos durante cuatro a?os de negociaciones en La Habana. Su tr¨¢nsito a la vida civil ha estado marcado por una evoluci¨®n clara hacia la pol¨ªtica institucional, el di¨¢logo, la reflexi¨®n sobre el perd¨®n y por las renuncias.

La primera fue la decisi¨®n de no concurrir a las elecciones presidenciales de 2018 como aspirante del partido FARC. Londo?o, que cuando viv¨ªa en la clandestinidad era conocido tambi¨¦n como Timole¨®n Jim¨¦nez, retir¨® su candidatura por unos problemas de salud. A su dolencia cardiaca, sin embargo, se sumaban las dudas generadas por la escasa aceptaci¨®n social de la organizaci¨®n. Es decir, todav¨ªa no era el momento de dar ese paso. Despu¨¦s compareci¨® ante la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP), el tribunal encargado de juzgar los cr¨ªmenes de la guerra, para responder de los secuestros cometidos. Su mensaje a las v¨ªctimas es, al menos sobre el papel, inequ¨ªvoco: ¡°Nos hallamos abocados a realidades dantescas, de las que seguramente brotaron da?os, dolor, angustia y p¨¦rdidas irreparables a muchas familias¡±, asegur¨® ante el juez. ¡°Pedimos perd¨®n a todas ellas, haremos hasta lo imposible porque puedan conocer la verdad de lo ocurrido. Asumiremos las responsabilidades que nos correspondan¡±.

Milit¨® en la juventud comunista y entr¨® a los 17 a?os en la guerrilla colombiana

A pesar de estas palabras, Londo?o hace equilibrios cada vez que bucea en su pasado. El excombatiente reconoce los graves errores que cometi¨®, admite que las FARC perpetraron atrocidades, pero no se arrepiente del camino que emprendi¨® cuando todav¨ªa era un adolescente. En una reciente conversaci¨®n con EL PA?S aseguraba tener ¡°la conciencia tranquila¡±. ¡°Creo que eso es lo que me da mucha fuerza para mirar a los ojos a cualquiera de las v¨ªctimas, para mirar y hablar con la frente en alto. En lo personal, estoy convencido de que actu¨¦ en el marco de esa concepci¨®n, de esos sue?os¡±. Un sue?o revolucionario que, afirma, se mantiene intacto aun en contexto diametralmente opuesto de fidelidad a la paz y, ahora s¨ª, a la no violencia.

En el trasfondo de este viraje hay una experiencia vital que lo lleva a mirar hacia adelante. Timochenko fue padre hace tres meses. En las ¨²ltimas semanas hasta se anim¨® a compartir en las redes sociales fotograf¨ªas de una rutina antes inimaginable, por ejemplo, leyendo cuentos a su hijo, Joan Rodrigo. Mientras tanto, viaja por el pa¨ªs en plena campa?a de las elecciones locales, que se celebran este 27 de octubre. Y reconoce que pronto ser¨¢ el momento de enterrar hasta las siglas de las FARC y buscar un nuevo nombre para la formaci¨®n que dirige. Pero eso ya no es lo primordial para ¨¦l. ¡°Este proceso de paz es irreversible. Aqu¨ª lo importante es que dejemos de matarnos entre los colombianos¡±.