Abra Pampa, el pueblo abandonado y contaminado por el plomo
En esta localidad argentina funcion¨® una planta fundidora que cuando cerr¨® hace m¨¢s de 30 a?os dej¨® atr¨¢s 60.000 toneladas de escombros contaminantes. Sus habitantes no han recibido a¨²n tratamiento
En 1987 Metal Huasi, una planta fundidora de plomo ubicada en la localidad de Abra Pampa, en la provincia argentina de Jujuy,?y que durante treinta a?os hab¨ªa sido la principal actividad del pueblo, cerr¨® sus puertas. Al hacerlo, abandon¨®, donde estaba situada la planta, pero tambi¨¦n en dep¨®sitos a cielo abierto en distintos puntos de la localidad, alrededor de 60.000 toneladas de material, entre rocas listas para ser fundidas y con una alt¨ªsima concentraci¨®n de plomo, y escoria o restos de fundici¨®n, igualmente contaminantes. Estaban al aire libre, sujetos a la constante erosi¨®n de un clima extremo.
El plomo ingresa al organismo ya sea por inhalaci¨®n o ingesta. Los ni?os lo absorben hasta cinco veces m¨¢s que los adultos. El cuerpo confunde el plomo con calcio ya que molecularmente son parecidos. Una vez absorbido, casi no existe forma de retirarlo del cuerpo. Tener carencias nutricionales y el est¨®mago vac¨ªo favorece, en gran medida, la absorci¨®n. Ser pobre te hace ser m¨¢s vulnerable. Ser un ni?o pobre en un ambiente contaminado es pr¨¢cticamente una condena de por vida. La medida de lo considerado aceptable fue gradualmente bajando de 10?g/dl en los a?os setenta, a 5 ?g/dl en los noventa, a 3 ?g/dl hace unos a?os, y hasta 0 ?g/dl en la actualidad. La OMS sostiene que no existe una concentraci¨®n segura de plomo en sangre.
El paisaje social de la Puna no se modific¨® demasiado desde entonces. El neoliberalismo de la d¨¦cada de los a?os noventa fue atroz para esta zona cuyos habitantes son en su mayor¨ªa de origen coya. Hacia finales de siglo en los pueblos de la regi¨®n, la desocupaci¨®n laboral rondaba el 70% y la desnutrici¨®n infantil afectaba al 50% de los ni?os. As¨ª lo destacaba entonces un equipo de la C¨¢tedra de Derechos Humanos de la Universidad de Texas en un estudio realizado en el a?o 2009 en la localidad.?
Un 81% de los ni?os analizados ten¨ªa niveles de plomo en sangre por encima de cualquier m¨¢ximo tolerable
A comienzos de siglo un grupo de docentes y m¨¦dicos comenzaron a preguntarse qu¨¦ es lo que pasaba con los ni?os de Abra Pampa, que presentaban dificultades cognitivas y f¨ªsicas distintas a la de otros de localidades cercanas. Se comunicaron con un grupo de padres y les pidieron su autorizaci¨®n para realizarles an¨¢lisis de sangre a sus hijos. Analizaron la sangre de nueve menores de edad en esa primera ronda de pruebas. Julio Garc¨ªa, quien hoy tiene 27 a?os, fue uno de esos ni?os. ¡°Todos ten¨ªamos plomo en la sangre, despu¨¦s hicieron otras pruebas a un grupo m¨¢s grande de chicos de la escuela, y los resultados fueron los mismos¡±.
En 1995, el Gobierno regional tuvo la ocurrencia de hacer uso de parte de los escombros para obras de bacheos y rellenos. El barrio 12 de Octubre y el asentamiento Esperanza fueron construidos encima de escombros esparcidos por el mismo municipio como relleno.
Ra¨²l Garc¨ªa es el padre de Julio. El mismo a?o que le pidieron permiso para analizar a sus hijos, ¨¦l hab¨ªa comprado un terreno en el Barrio 12 de Octubre, justo enfrente de las monta?as de escombros que hab¨ªan sido abandonados por la fundidora y estaba construyendo ah¨ª su casa, donde contin¨²a viviendo en la actualidad. Ra¨²l contact¨® con un abogado y pol¨ªtico de la capital, Riad Quintar, que se ofreci¨® a llevar su caso gratis, y le propuso hablar con sus vecinos, para comenzar a elaborar una demanda colectiva. Garc¨ªa se convirti¨® en el eje movilizador y nexo de todos los vecinos. Durante tres a?os Garc¨ªa y otros habitantes de la zona que se sumaron, hicieron reuniones informativas y posteriormente elaboraron las carpetas m¨¦dicas, pruebas, an¨¢lisis e historiales suficientes para presentar una demanda civil colectiva de m¨¢s de 500 vecinos contra las autoridades municipales por permitir la contaminaci¨®n ambiental de los pasivos de Metal Huasi y las consecuencias que generaron en la salud.
En el 2006 el INQA, un Instituto dependiente de la Universidad Nacional de Jujuy, realiz¨® un estudio intensivo sobre la poblaci¨®n infantil del pueblo, tal como se cuenta en el Enviromental Justice Atlas. El resultado arroj¨® que un 81% de los ni?os analizados ten¨ªa niveles de plomo en sangre por encima de cualquier m¨¢ximo tolerable. Un a?o despu¨¦s, el Estado Nacional solicit¨® un pr¨¦stamo al BID para la remediaci¨®n ambiental y creaci¨®n de oportunidades en Abra Pampa. El pr¨¦stamo fue de 35,7 millones de euros y el Estado argentino se comprometi¨® a sumar otros 8,9 millones para completar un total de 44,6 millones de euros.
El manejo de estos fondos qued¨® en manos de la Secretar¨ªa de Miner¨ªa de la Naci¨®n bajo un programa denominado GEAMIN. Despu¨¦s de diez a?os la mayor parte de los restos de Metal Huasi fueron eliminados. Dos obras fueron construidas como parte de la llamada remediaci¨®n. Un anfiteatro a cielo abierto ¡ªsin considerar el clima extremo de la Puna de sol, viento y fr¨ªo¡ª, donde la planta fundidora estaba ubicada, y un polideportivo con una cancha de f¨²tbol de c¨¦sped sint¨¦tico. A la fecha, el anfiteatro nunca fue inaugurado ni puesto en uso. En cuanto al polideportivo ubicado en el barrio 12 de Octubre ¡ª donde estaban una gran cantidad de minerales y escoria depositados ¡ª su uso es de pago y caro para la gran mayor¨ªa de los abrapampe?os.
El programa de remediaci¨®n fue cerrado en 2017. Para las autoridades lo realizado hab¨ªa sido suficiente y dieron el asunto por cerrado. Aunque los historiales m¨¦dicos de los afectados con plomo en la sangre digan que tienen alta m¨¦dica, cuando deber¨ªan estar bajo un tratamiento que dura al menos una d¨¦cada seg¨²n los protocolos establecidos para este tipo de envenenamiento, tratamientos que en la localidad nadie nunca recibi¨®.??
Una demanda colectiva desde hace 20 a?os
La demanda colectiva que iniciaron Garc¨ªa y compa?¨ªa ¡ªque fue lo que trajo la atenci¨®n de las autoridades, y por consecuencia, el pr¨¦stamo millonario del BID, la remediaci¨®n y las obras¡ª lleva casi dos d¨¦cadas en la justicia provincial, habiendo cumplido ya todos los procesos hace m¨¢s de un a?o y esperando sentencia en el escritorio de la jueza Elba Cabezas, en San Salvador de Jujuy, la capital provincial.
La gente se est¨¢ muriendo, los ni?os ya son adultos, y la Justicia como si nada Ver¨®nica Mendoza, vecina de Abra Pampa
¡°Mi pap¨¢ se muri¨® de c¨¢ncer esperando, mi t¨ªo y mi prima murieron de c¨¢ncer tambi¨¦n¡ La gente se est¨¢ muriendo, los ni?os ya son adultos, y la Justicia como si nada¡±, relata Ver¨®nica Mendoza. Como tantos otros en el pueblo, todos los miembros de su familia est¨¢n envenenados con plomo. ¡°El sue?o de mi pap¨¢ era que con ese dinero pudi¨¦ramos comprar una chacrita donde instalarnos la familia entera en el campo, lejos de toda esta contaminaci¨®n¡±. Su hija de ocho a?os sufre de dolor de huesos cada vez que hace actividad f¨ªsica. Ver¨®nica cuenta que ella tiene problemas con la memoria.
Algo similar cuenta Julio Garcia: ¡°A veces pienso, ?qu¨¦ es lo que estoy haciendo, o qu¨¦ estaba diciendo? Y tengo que parar y pensar hasta darme cuenta qu¨¦ era¡±. Silvia Garc¨ªa, la hija mayor de Ra¨²l, qued¨® embarazada de Air¨®n cuando ten¨ªa 19 a?os. Su hijo naci¨® sin un ri?¨®n y sin el antebrazo y el pulgar derecho. ¡°No me permitieron conocerlo hasta veinte d¨ªas despu¨¦s porque se lo llevaron a la capital y yo qued¨¦ ac¨¢¡±, recuerda Silvia sobre el nacimiento de su hijo y cuando supo de su condici¨®n: ¡°Al principio me cost¨® aceptarlo, era como que no quer¨ªa amarlo como lo amaba¡ Yo era chica y ten¨ªa toda una idealizaci¨®n en mi cabeza de lo que iba a ser mi hijo, y mi hijo era incompleto".?
Ra¨²l cuenta que tuvo que luchar por su nieto desde que naci¨®, ya que los m¨¦dicos quer¨ªan extirpar la mano derecha y ¨¦l no lo permiti¨®. Despu¨¦s luch¨® para que fuera aceptado, y para que los padres del ni?o demandar¨¢n al municipio con los mismos argumentos que la demanda colectiva, pero una generaci¨®n m¨¢s tarde. La Justicia fue m¨¢s r¨¢pida en su caso fallando a favor del ni?o. Air¨®n, quien hoy tiene ocho a?os, se convirti¨® en un precedente para la demanda colectiva. La esperanza de que el mismo criterio que se aplic¨® a su caso sea aplicado al resto de los demandantes.
Eduardo V¨¢zquez es un maestro rural que ha trabajado en media docena de escuelas distintas a lo largo y ancho de la Puna. Hace veinte a?os atr¨¢s con sus primeros sueldos pudo comprar un lote al municipio donde construir su casa. Como muchos en la cuadra donde vive, en el barrio 12 de Octubre, Eduardo utiliz¨® lo disponible como material para los cimientos y los ladrillos de adobe. Lo disponible eran los escombros, escorias, rocas y fierros de Metal Huasi. Con las rocas negras hizo los cimientos, con la tierra y las rocas m¨¢s finas hizo los ladrillos.
¡°Nosotros participamos de la segunda ronda de ex¨¢menes que se hizo en el pueblo. Escuchamos por la radio que estaban haciendo ex¨¢menes, y como Alexis, nuestro hijo mayor, ya ten¨ªa problemas, quisimos saber si estaban relacionados al tema del plomo que se estaba hablando¡ cuando me enter¨¦ de que mi hijo ten¨ªa plomo en la sangre se me vino el mundo encima. Me pas¨¦ meses casi sin comer para poder ahorrar y por lo menos revocar y revestir las paredes interiores de la casa, pero no es suficiente. El polvo blanco del plomo cae de los techos. Esto nos est¨¢ llevando la vida de a poco¡±, relata Eduardo.
Su hijo Alexis, el mayor de tres hermanos, naci¨® sin un ri?¨®n y con su ojo derecho sin desarrollar. Adem¨¢s, tiene un soplo en el coraz¨®n y sufre de constantes dolores en la boca del est¨®mago. Como casi todos los afectados, tambi¨¦n tiene la esperanza de que el juicio alguna vez salga y pueda tener los fondos para irse del pueblo. ¡°No es que yo no quiera a mi pueblo, porque no pasa por ah¨ª, pero quisiera poder vivir en otro lado¡ Me da bronca que pueda venir una empresa y hacer lo que nos hizo, ellos no pagaron nunca las consecuencias, las pagamos nosotros¡±, dice Alexis.
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