Carmen de Burgos, ¡°la divorciadora¡±
Colombine, periodista de guerra y columnista, abri¨® el debate sobre la legalizaci¨®n de las separaciones matrimoniales en Espa?a a principios de siglo XX
Todos los d¨ªas Carmen de Burgos busca un tema interesante para su columna en el Diario Universal. Piensa que el peri¨®dico es la c¨¢tedra para la multitud; una tribuna desde la que se dirige y se ense?a. Hoy, entre los papeles, ve una carta que le ha escrito su amigo Vicente Casanova. El notable escritor y hermano de la poetisa Sof¨ªa Casanova la anima a que d¨¦ una noticia. La lee, le gusta y el 20 de diciembre de 1903 publica:
"Me aseguran que muy en breve se fundar¨¢ en Madrid un Club de Matrimonios mal avenidos, con objeto de exponer sus quejas y estudiar el problema en todos sus aspectos, redactando las bases de una ley de divorcio que se proponen presentar en las C¨¢maras".
El aviso es novedoso. En Espa?a jam¨¢s ha existido el divorcio. Lo m¨¢s parecido fue un caso aislado, extraordinario, desconocido, que se origin¨® un d¨ªa de 1624 en el que Francisca de Pedraza recibi¨® tantas patadas en el vientre que, all¨ª mismo, en medio de la calle, muri¨® el ni?o que llevaba dentro. Era su marido, Jer¨®nimo de Jaras, quien le arreaba puntapi¨¦s, a lo loco, en un episodio m¨¢s de una serie de palizas que comenz¨® el d¨ªa que se prometieron amor eterno ante los ojos de Dios.
En aquel siglo XVII, las mujeres ten¨ªan dos formas de escapar de los continuos azotes del esposo: hu¨ªan del hogar (buscando mejor vida en otra ciudad) o se arrojaban a un r¨ªo (buscando mejor vida en el m¨¢s all¨¢). Pero esta mujer de Alcal¨¢ de Henares, aterrada por dejar a sus hijos en manos del animal con quien se hab¨ªa casado, decidi¨® tirar por el camino de en medio.
Acudi¨® a los tribunales ordinarios y ah¨ª le dijeron que "al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar y a Dios lo que es de Dios". Fue entonces a los tribunales eclesi¨¢sticos y ah¨ª, desnud¨¢ndose de su intimidad y su pudor, mostr¨® su cuerpo sin ropas. En su piel estaba marcada la sombra de las manos que tantos palos le hab¨ªan dado. Los religiosos extendieron una receta habitual en estos casos: ordenaron al marido que fuera "bueno, honesto y considerado con la demandante".
En 1903 publica: ¡°Me aseguran que muy en breve se fundar¨¢ en Madrid un Club de Matrimonios mal avenidos, con objeto de? estudiar el problema en todos sus aspectos, redactando las bases de una ley de divorcio¡±
El remedio fue peor que la enfermedad. Jer¨®nimo de Jaras le meti¨® tal jart¨¢ de palos que la dej¨® agonizando en el suelo de la cocina donde todos los d¨ªas ella le hac¨ªa la comida.
La mujer empez¨® a rogar a Dios que acabara de una vez por todas con su vida aporreada hasta que, de pronto, le asalt¨® una idea: pedir¨ªa permiso al nuncio del Papa en Espa?a para llevar su caso al tribunal universitario. Ah¨ª, el juez ?lvaro de Ayala firm¨® una sentencia ins¨®lita que jam¨¢s se repiti¨®: la esposa podr¨ªa vivir en una casa distinta al marido, el esposo tendr¨ªa que devolver la dote y no podr¨ªa volver a acercarse a ella ni soltarle un sopapo m¨¢s. Ni ¨¦l ni nadie de los suyos: "Y prohibimos y mandamos al dicho Jer¨®nimo de Jaras no inquiete ni moleste a la dicha Francisca de Pedraza¡ por s¨ª ni por sus parientes ni por otra interp¨®sita persona".
A los pocos d¨ªas de que Colombine publicara la noticia del club de matrimonios mal avenidos, llega a la redacci¨®n una carta euf¨®rica a su atenci¨®n. Est¨¢ firmada por unas iniciales (solo unas misteriosas letras: C.V. de P.) y dice:
"La idea me parece tan excelente, que siento el impulso de manifestar a usted que ?por Dios! nos tenga al corriente a sus numerosas lectoras de cuanto se haga respecto al asunto, porque s¨¦ de algunas se?oras que, con la cabeza muy levantada, ir¨ªan a formar parte de esa Sociedad, para lograr lo que en otros pa¨ªses ha logrado la mujer, esto es, no verse tiranizada, no ya por un hombre, sino por algo que es peor, por un contrato, que, despu¨¦s de todo, no es otra cosa el matrimonio. [¡]
Si estas l¨ªneas le parecen a usted publicables, ya que hace usted tanto por la mujer, yo le ruego que las publique, pidiendo a las lectoras de estas l¨ªneas que expongan su opini¨®n acerca de este asunto, de vital inter¨¦s para la mujer, y cuente usted, se?ora Colombine [el seud¨®nimo de Carmen de Burgos], que, si desde este momento no doy mi nombre, es porque estoy temerosa de que por el pronto se me critique; pero como tengo la certeza de que cuando una mujer empiece a exponer ideas relacionadas con esta cuesti¨®n han de seguir muchas, aplazo para entonces dar mi nombre".
?A Carmen le llama la atenci¨®n y la publica en el Diario Universal del 28 de diciembre de 1903. La se?ora C.V. de P. no se equivoca: a partir de su escrito empiezan a llegar muchas m¨¢s cartas hablando de este asunto.
En el libro que coordina Carmen de Burgos, El divorcio en Espa?a, participan Blasco Ib¨¢?ez, Jos¨¦ Canalejas, Francisco Silvela, Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde¡
El periodista Francisco Durante aviva el debate. En un art¨ªculo intitulado El club del divorcio resalta que esta idea "ha ca¨ªdo entre las se?oras mujeres como agua de mayo en tierra necesitada de bienhechora lluvia" y aclara que "no se trata del divorcio ilusorio admitido por la Iglesia y por nuestro C¨®digo Civil, que consiste en la separaci¨®n de los c¨®nyuges. Tr¨¢tase de algo m¨¢s trascendental: de lo que pudi¨¦ramos llamar jur¨ªdicamente rescisi¨®n del contrato de matrimonio, por la cual rescisi¨®n quedan en absoluta libertad las dos partes contratantes, de volver a casarse, o mejor dicho, de contratarse nuevamente".
De lo que se habla es del divorcio de verdad, del que ya existe en Francia, Inglaterra, Alemania, Austria, Rusia y B¨¦lgica. Asombrado, reflexiona:
"He aqu¨ª que estas mismas mujeres empiezan a darse cuenta de que el matrimonio es un contrato cruel. De fuera vienen orientaciones en ese sentido. La mujer puede descasarse en Francia y volverse a casar. (¡) ?Por qu¨¦ no ha de ocurrir aqu¨ª lo mismo? Y el deseo, que suele tener alas m¨¢s ligeras que el raciocinio, se ha manifestado francamente, valientemente, por las se?oras en las columnas de este mismo peri¨®dico".
La carta de la se?ora C.V. de P. y este art¨ªculo de Durante muestran que el asunto del divorcio ha ca¨ªdo como agua fr¨ªa en sart¨¦n hirviendo. Decenas de opiniones, a favor y en contra, saltan como chispas a ra¨ªz de la noticia. Colombine ve la necesidad de plantear un debate y, todav¨ªa con la quemaz¨®n del infierno que fue su matrimonio, decide organizar una encuesta para dar a conocer las ideas de los lectores y de algunos hombres ilustres. A partir de este 2 de enero de 1904 ir¨¢ publicando "las opiniones de los lectores y lectoras en pro y en contra de la idea".
(¡) El 20 de enero, el Diario Universal presenta una columna, El pleito del divorcio, donde ir¨¢n publicando las respuestas de los ilustres a este asunto. ?Uf! ?Se arma un revuelo enorme! Despu¨¦s de mostrar una docena, un d¨ªa, Colombine anuncia que los apremios de la actualidad y la falta de espacio no permiten dar cuenta de todas las opiniones del plebiscito y por eso las llevar¨¢ a un libro que titula El divorcio en Espa?a.
"El divorcio es una de las muchas cuestiones sociales que necesitan ser discutidas sin miedo al anathema sit", explica en el pr¨®logo. "Quise conocer la opini¨®n de hombres eminentes; y los escritores, los adalides del progreso, acudieron a mi llamamiento de un modo que les debo verdadera gratitud. Menos afortunada fui al tratar de conocer la opini¨®n de los pol¨ªticos. Sus ideas suelen variar a menudo, y la cuesti¨®n del divorcio amenaza con pasar de las columnas del peri¨®dico al Parlamento. Sin duda temieron comprometerse, y muy pocos han manifestado su pensamiento".
P¨ªo Baroja se pronuncia a favor del divorcio: ¡°Cuando la moral es absurda, el esc¨¢ndalo puede ser una forma de la buena moral¡±
Colombine cree que este libro es necesario para perpetuar los primeros pasos hacia esta mejora social; para que estas ideas no se las lleve la rapidez vertiginosa de la hoja period¨ªstica (...) Participan las voces literarias de la Generaci¨®n del 98 y autores prestigiosos de este principio del siglo XX: Blasco Ib¨¢?ez, Jos¨¦ Canalejas, Francisco Silvela, Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde¡
P¨ªo Baroja vuelve a ser tan rotundo como en 1901, cuando present¨® un manifiesto, junto a Azor¨ªn y Ramiro de Maeztu, para que Espa?a siguiera los pasos de Europa y dejara atr¨¢s su moral de sotana. Ahora, tajante, contesta en el plebiscito:
"Soy partidario ac¨¦rrimo de que se implante esa reforma social. (¡) Los hombres aseguran que no se puede hablar con las mujeres porque su conversaci¨®n es conversaci¨®n de tienda de telas ¨²nicamente; pero he o¨ªdo a algunas se?oritas decir que no se puede hablar con los hombres por lo est¨²pidos que son.
No s¨¦ qui¨¦n estar¨¢ en lo cierto; el hecho es que esta carencia de relaciones entre los de uno y otro sexo, unida a la falta de apasionamiento, hace que haya pocos fogosos entusiasmos entre hombres y mujeres, sean casados o solteros.?(¡)
Soy partidario de ¨¦l porque todo lo que sirva para resquebrajar esta costra de leyes, de preceptos, de costumbres, de dogmas intangibles e inmutables que no nos dejan vivir me parece bueno.
Soy partidario de ¨¦l porque creo que hay que afirmar que todo es revocable, que nada es definitivo, que todo puede transformarse y mejorar. Contra esa idea evolutiva est¨¢ el sentimiento cat¨®lico de lo inmutable, de lo doctrinario y dogm¨¢tico que entre los espa?oles se da lo mismo en los que se llaman avanzados que en los que se consideran reaccionarios, lo mismo en Salmer¨®n que en Nucedal, en Unamuno como en el padre Coloma.
Estamos sujetos a tanta ley, a tanto precepto, a tanta orden; estamos ya tan anquilosados por las f¨¦rulas del C¨®digo, de la moral, de la sociedad, del bien parecer, que aunque no sea m¨¢s que un respiro, una ligadura de menos, ya es algo. [¡] Escandalizar es algo. Cuando la moral es absurda, el esc¨¢ndalo puede ser una forma de la buena moral".
A Unamuno le ocurre con el divorcio lo mismo que con las novelas de adulterio: muy rara vez logran interesarle. Pero da sus opiniones, "de las m¨¢s atrasadas, de las m¨¢s aburguesadas y de las menos innovadoras", reconoce.
Emilia Pardo Baz¨¢n, que abandon¨® a su marido y vive un encendido romance con Benito P¨¦rez Gald¨®s: ¡°No contest¨¦ porque no tengo opini¨®n alguna sobre el divorcio. Necesitar¨ªa dedicarme a estudiar esa cuesti¨®n, y no dispongo de tiempo
"Nunca he podido ver la familia como una mera uni¨®n de marido y mujer, sino que aparte, y aun adem¨¢s de los hijos, creo que lleva relaci¨®n con la sociedad en general, que es una instituci¨®n social y no un mero contrato entre los c¨®nyuges.?
Y pudiera ser que el divorcio trajese mayores males a la vida social que no esa sujeci¨®n de los que se casan a algo superior a ellos y a la familia que forman. Creo, adem¨¢s, que el divorcio es un arma contra la mujer".
En la lista aparecen solo dos mujeres, Colombine y Emilia Pardo Baz¨¢n, pero la condesa, que abandon¨® a su marido y vive un encendido romance con Benito P¨¦rez Gald¨®s, esquiva la pregunta:
"No contest¨¦ a usted porque no tengo opini¨®n alguna sobre el divorcio, y por lo tanto no me es posible emitirla. Necesitar¨ªa dedicarme a estudiar esa cuesti¨®n, y no dispongo de tiempo".
?El divorcio se impone en el plebiscito. De los votos recogidos entre los ilustres y los lectores hay 1.462 a favor y solo 320 en contra. Colombine se asoma al mundo, y en las p¨¢ginas finales de El divorcio en Espa?a, cuenta que en los pa¨ªses de religi¨®n ortodoxa admiten el divorcio: en Rusia, Serbia, Ruman¨ªa, Bulgaria. En Estados Unidos lo conceden con tal facilidad que se acerca al amor libre y en Am¨¦rica Latina existe en casi todas las rep¨²blicas con m¨¢s o menos amplitud. En Europa ya es una costumbre. Solo Italia, Portugal y Espa?a no lo consienten. Y solo el hecho de hablar del divorcio "como una idea nueva" demuestra un lamentable atraso. Pero acaba el libro con optimismo: "Es indudable que se establecer¨¢ entre nosotros esta conquista de la civilizaci¨®n".
Mar Abad es periodista y autora de 'De estraperlo a #postureo' (editorial Larousse). Este texto es un extracto de 'Antiguas pero modernas', que publica Libros del K.O. este 21 de octubre.
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