La lengua como v¨ªctima en Catalu?a

La violencia tambi¨¦n da?a a las palabras. C¨®mo no estremecerse ante una locuci¨®n como ¡°tsunami democr¨¢tico¡± cuando se refiere a algaradas, incendio de contenedores, barricadas, robo de patinetes, rotura de cristales en los comercios y saboteo de cajeros. Vale lo de ¡°tsunami¡± como equivalente de maremoto, porque esa parte del sintagma define bien la destrucci¨®n. Pero el adjetivo ¡°democr¨¢tico¡± acaba formando un ox¨ªmoron (contradicci¨®n en los t¨¦rminos) semejante en su estructura sem¨¢ntica a ¡°tortura humanitaria¡± o ¡°esclavitud constitucional¡±.

Ya el totalitarismo nos obsequi¨® con el insultante nombre oficial de la Alemania del Este, llamada ¡°Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana¡±; y en el nazismo proliferaban t¨¦rminos antit¨¦ticos como ¡°revolucionarios conservadores¡±; y la dictadura profan¨® tambi¨¦n ese concepto del gobierno del pueblo con la hip¨®crita definici¨®n de ¡°democracia org¨¢nica¡± para definir aquel Estado sin derechos ni libertades.

En la misma l¨ªnea, o¨ªmos hablar ahora de una ¡°Marcha por la Libertad¡±, o de los CDR (siglas de ¡°Comit¨¦s de Defensa de la Rep¨²blica¡±, como si ¨¦sta existiera) y de un president cuyo conseller de Interior dice de ¨¦l que es pacifista ¡°interiormente¡± (l¨¢stima que no lo exteriorizase a tiempo).

A veces, los juegos con el idioma no se muestran tan burdos, sino que adquieren una sutileza cuyos efectos pueden pasar inadvertidos.

La emisora en catal¨¢n RAC1 (grupo God¨®) incluy¨® el 17 de octubre un resumen de prensa en el que recog¨ªa los art¨ªculos que cuatro diarios deportivos dedicaban al posible aplazamiento del partido Barcelona-Real Madrid por la inseguridad en la capital catalana: Sport, El Mundo Deportivo (ambos de Barcelona y publicados en castellano), As y Marca (de Madrid los dos, y obviamente impresos tambi¨¦n en la lengua oficial de toda Espa?a).

Unos minutos antes de las nueve de la ma?ana, el redactor encargado del compendio ley¨® en primer lugar el texto de Santi Nolla, director de El Mundo Deportivo (del grupo God¨®, como la emisora), y despu¨¦s el de Ernest Folch, director de Sport (antes del grupo Zeta, ahora del grupo Moll). Pese a que ambos diarios se editan en castellano, sus art¨ªculos fueron resumidos en catal¨¢n. Nada que oponer, pues la emisora usa ese idioma.

Lo llamativo lleg¨® a continuaci¨®n: el resumen del editorial firmado en As por Vicente Jim¨¦nez, barcelon¨¦s nacido y criado en el barrio de Horta y que dirige el diario madrile?o, fue reproducido en castellano; lo mismo que el texto de Manuel Juli¨¢ publicado en el diario Marca.

De ese modo, se relacionaba el idioma catal¨¢n con lo de dentro (los diarios de Catalu?a y del barcelonismo), y el castellano con lo de fuera (Madrid, el madridismo¡­, tal vez tambi¨¦n ¡°Espa?a¡±), aunque los cuatro originales estuvieran escritos en castellano.

Afloraba una vez m¨¢s en un discurso p¨²blico la sugesti¨®n del catal¨¢n como ¡°la lengua propia de Catalu?a¡±, expresi¨®n habitual que convierte al castellano, por arte de manipulaci¨®n ling¨¹¨ªstica, en lengua ajena: una falacia que el nacionalismo ha hecho creer a millones de personas.

Ante lo escuchado en esa emisora catalana, se me ocurren dos conjeturas opuestas entre s¨ª. O bien el periodista autor del resumen de prensa deportiva lanz¨® voluntariamente a sus oyentes esa idea subliminal de que el catal¨¢n corresponde a los de dentro y el castellano a los de fuera, o bien actu¨® ¨¦l mismo, sin culpa alguna, como v¨ªctima inconsciente de ese modelo mental.