Los feminicidios aumentan con el Gobierno de Bolsonaro, ?por qu¨¦ las matan?
Mientras el mundo sea contado por los hombres blancos, seguir¨¢ siendo machista, porque ellos han sido los encargados de crear los mitos, entre ellos que la mujer es inferior al hombre
El presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, celebra que durante 2019 se han reducido las tasas de homicidio y de estupro: al 20% y 12% respectivamente, seg¨²n los datos del Ministerio de Justicia, controlado por el juez Sergio Moro. Sin embargo, estos datos conviven con el alza de los feminicidios, que este 2019 han aumentado un 44% en S?o Paulo, seg¨²n datos compilados por el portal de noticias G1 de O Globo. En Brasil, una mujer es asesinada cada cuatro horas.
Brasil es el quinto pa¨ªs con m¨¢s feminicidios en el mundo. Pero estas cifras podr¨ªan aumentar, ya que no todos los asesinatos de mujeres son catalogados como feminicidios, al igual que deber¨ªan serlo todas las violaciones de mujeres que terminen en su muerte por el desprecio y odio que emana tal acto.
Brasil vive una situaci¨®n parad¨®jica: cada vez menos hombres resultan v¨ªctimas mortales de la violencia, mientras tanto m¨¢s mujeres ¡ªla mayor¨ªa negras y pobres¡ª mueren cada mes. Mientras tanto, el Gobierno intenta activar los c¨¢nones de modelo de familia tradicional y cristiana, cuyos ¨²nicos valores son los que reg¨ªan antes de la Constituci¨®n de 1988, cuando se consideraba que la mujer exist¨ªa para servir al hombre. O, como reza la doctrina cristiana, para "obedecer al marido en todo".
D¨ªas atr¨¢s me preguntaban si tengo esperanzas de que la mujer consiga la misma dignidad de la que goza el hombre en la sociedad, el mismo respeto como persona humana y el mismo derecho a la vida. Mi respuesta es que esa utop¨ªa solo se conseguir¨¢ cuando las mujeres?¡ªy en Brasil, sobre? todo, las negras y las pobres, que son mayor¨ªa¡ª?y no solo los varones, puedan escribir la historia.
Mientras el mundo sea contado y gobernado por los hombres blancos, seguir¨¢ siendo machista. Porque ellos han sido los encargados de escribir las leyes y crear los mitos, entre ellos que la mujer es inferior al hombre y que debe someterse a ¨¦l. As¨ª, desde las cavernas hasta hoy. Incluso en las religiones. En la Iglesia cat¨®lica, santo Tom¨¢s de Aquino lleg¨® a poner en duda que la mujer tuviera alma. La Iglesia de Roma jam¨¢s dej¨® de creer y predicar que la mujer es motivo de pecado para el hombre. Por eso, quiz¨¢, la mujer todav¨ªa no puede acceder al sacerdocio: a los ojos de la Iglesia sigue siendo inferior.
El mundo, las guerras, el amor, la vida, la muerte y los sentimientos han sido forjados por la mitad de la humanidad. La otra mitad lo ha sufrido hasta hoy. Y en Brasil eso est¨¢ en aumento. El machismo ha vuelto y mata a m¨¢s mujeres que antes. Ya s¨¦ que me van a decir que ahora prefiero un mundo regido por el elemento femenino en sustituci¨®n del masculino. No. Pero ya que durante tanto tiempo fuimos los hombres quienes contamos el mundo a las mujeres, deber¨ªamos dejar que ellas tengan el mismo derecho a equivocarse que tuvimos nosotros. ?Y si ellas acertaran a idear un mundo diferente con menos odio y m¨¢s colaboraci¨®n? ?Y si las mujeres fuesen capaces de crear una sociedad donde la violencia y la desigualdad escandalosa no sean la clave de la historia? ?Que tampoco lo sean las guerras, ni el color de la piel o la sexualidad?
Si los varones fu¨¦ramos sinceros, aceptar¨ªamos que hemos creado un mundo de excluidos para las mujeres y los negros. Les hemos escrito toda la historia. Hoy estamos ante un Brasil dominado por partida doble por lo peor de la masculinidad, por el mayor rechazo a la mujer y de los que no encajan en el modelo del macho alfa. ?No ser¨¢ todo este odio suelto la raz¨®n por la cual el pa¨ªs est¨¢ m¨¢s dividido, menos alegre y m¨¢s violento?
La diminuta porci¨®n de la historia que fue creada y contada por las mujeres es la de las madres que han tenido que sacar a flote a sus hijos y familias por su cuenta. Y en ese relato, a veces escrito con sangre, podemos sentir la fuerza, el sacrificio y el trabajo amoroso que esas mujeres heroicas despliegan, incluso, hasta con alegr¨ªa. Las mujeres lloran, pero son m¨¢s fuertes y menos cobardes que los hombres que las abandonan a su suerte.?
Son esas mujeres las que un d¨ªa podr¨ªan escribir la historia de este pa¨ªs, como hab¨ªa empezado a hacerlo en R¨ªo de Janeiro la joven negra y lesbiana Marielle Franco, asesinada porque la historia que hab¨ªa empezado a escribir les dio miedo a los hombres que matan a las mujeres que pretenden vivir en libertad para crear un mundo que, como se cuenta en el mito b¨ªblico de la creaci¨®n, "dios vio que era bueno".
Sin embargo, en ese mismo libro de la Biblia (que es un formidable mito literario) se presentan enseguida, en el primer cap¨ªtulo del G¨¦nesis, dos versiones distintas de la creaci¨®n del hombre y la mujer. En la primera?¡ªla libertadora¡ª dios crea al hombre y a la mujer del mismo barro. Ambos con la misma dignidad para que juntos tejieran la historia. En la segunda?¡ªla machista¡ª, dios crea primero a Ad¨¢n y de una de sus costillas hace nacer a Eva porque, seg¨²n el relato, "no era bueno que el hombre estuviera solo". En este caso la mujer es creada para consuelo de la soledad del hombre, en el alba de la esclavitud femenina.?
Quiz¨¢ solo en el mundo nuevo que est¨¢ destinado a nacer, la humanidad recupere la versi¨®n de la mujer creada junto al hombre, con los mismos pecados, pero con la misma libertad de acertar y equivocarse. Solo entonces podremos tener un mundo donde conceptos como feminicidio, machismo y homofobia sean tan solo objetos de museo.
A las mujeres, como siempre, se las sigue asesinando porque se les tiene miedo. Al final, en este mundo, siempre se mat¨® por miedo o por odio. El feminicidio, t¨¦rmino creado por la soci¨®loga sudafricana, Diana E.H. Rusell, para indicar cuando se mata a las mujeres por el solo crimen de serlo, es uno de los m¨¢s cobardes y perversos que ha creado el hombre. ?Hasta cu¨¢ndo?
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