Un callej¨®n cordial
SI LA VIDA fuera as¨ª, ?no? Una peque?a tienda de delicatessen y una chica de pel¨ªcula asomada a su puerta tomando el primer caf¨¦ de la ma?ana mientras observa con aire descuidado el movimiento de la calle. Parece un fotograma de una pel¨ªcula amable de Woody Allen, pero creo que corresponde a la realidad, pues ilustraba de hecho una informaci¨®n de este peri¨®dico sobre la peque?a y mediana empresa. No s¨¦ en cu¨¢ntas peque?as y medianas empresas se respira esta paz, pero yo, si esa tienda existiera, me quedar¨ªa a vivir en su interior.
Tal es lo que pens¨¦ cuando abr¨ª el peri¨®dico el d¨ªa de autos y tropec¨¦ con esta imagen de la que apreci¨¦, en primer t¨¦rmino, la calma de la joven, cuya mano izquierda, prendida por el pulgar al borde del bolsillo de la bata vaquera, armoniza perfectamente con la posici¨®n indolente del pie de ese lado. Podr¨ªa estar posando, claro, pero ?posan tambi¨¦n las jardineras de la entrada del establecimiento? ?Posan, asimismo, los productos art¨ªsticamente distribuidos en el escaparate? ?Posan los globos del interior de la tienda, parece que encendidos, y las dos l¨¢mparas, prendidas igualmente, para acoger al visitante en ese espacio que tiene algo de ¨²tero materno?
El reportaje, titulado ¡®La odisea del peque?o empresario¡¯, hablaba de la digitalizaci¨®n, del empleo, de la competitividad, de los problemas pr¨¢cticos, en fin, de cualquier negocio peque?o. Pero la fotograf¨ªa, ?ah!, transmit¨ªa la sensaci¨®n de un mundo sin tensiones econ¨®micas. Si la vida fuera as¨ª, me dije, y pas¨¦ de p¨¢gina como el que sale de un callej¨®n cordial para meterse en el l¨ªo.
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