Una de par¨¢sitos

Viv¨ª casi 18 a?os en Estados Unidos, 5 de los cuales tuve una mala racha de salud debido en parte a un accidente de coche, en parte a una enfermedad generada por mi propio cuerpo. Los m¨¦dicos tardaron tiempo en diagnosticarme y dar con el tratamiento adecuado para los dos problemas m¨¦dicos. No podr¨ªa enumerar la cantidad de pruebas, consultas y sesiones de fisioterapia a las que asist¨ª. El coste de todos los tratamientos fue astron¨®mico, pero yo trabajaba en una universidad y estaba asegurada. Mi universidad pagaba mensualmente m¨¢s de 500 d¨®lares por mi seguro, a lo que se sumaban 100 de mi bolsillo. ?Qu¨¦ hubiera pasado de no haber tenido un empleador que pagara mi seguro de salud? Me habr¨ªa arruinado o habr¨ªa vuelto a Espa?a. Las personas que defienden la sanidad p¨²blica ¡ªentre las que me encuentro¡ª siempre ponemos el ejemplo de EE UU como un sistema despiadado que abandona a los m¨¢s vulnerables. El miedo, viendo las propuestas de reforma de la sanidad p¨²blica de los partidos de derechas neoliberales, y constatando los tejemanejes que en Valencia o Madrid han hecho los Gobiernos del PP, es que lleguemos a una situaci¨®n similar. Leo el libro de Javier Padilla ?A qui¨¦n vamos a dejar morir? (Capit¨¢n Swing, 2019) y descubro que ese no es el riesgo, que la versi¨®n espa?ola neoliberal es m¨¢s perversa: puro parasitismo.

El modelo par¨¢sito consiste, seg¨²n Padilla en ¡°I) estabilizar los ingresos econ¨®micos de la empresa privada y favorecer que esta act¨²e como par¨¢sito de lo p¨²blico y II) que el sistema p¨²blico sea lo suficientemente deficiente como para crear la necesidad de conciertos p¨²blico-privados y de aseguramientos privados individuales y colectivos¡±. Piensen en los beneficios que extraen de lo p¨²blico las empresas a las que se adjudica la construcci¨®n de hospitales, en c¨®mo y a qui¨¦n se hacen esas adjudicaciones. Cu¨¢ntos servicios (sanitarios o no) se externalizan a empresas privadas, aprovechando las deficiencias de lo p¨²blico y creando as¨ª un canal por el que los fondos llegan al sector privado. Llego a la conclusi¨®n de que cuando pensamos en la defensa del sistema p¨²blico de salud tenemos que considerar las particularidades de nuestro sistema, tan propenso a canalizar el dinero de todos hacia el bolsillo de unos pocos, de mantener lo p¨²blico para engordar lo privado.

La deriva de nuestra sanidad hacia una aceptaci¨®n de la l¨®gica neoliberal s¨ª tiene en com¨²n con Estados Unidos el abandono de los m¨¢s vulnerables. Ante el fallo de las pol¨ªticas de protecci¨®n del Estado, dice Padilla, ¡°la sanidad act¨²a de desag¨¹e para todo aquello que va fallando socialmente, medicaliz¨¢ndose no s¨®lo el sufrimiento, sino tambi¨¦n la desesperanza¡±. Uno de los principales argumentos del libro es que el cuidado sanitario es una m¨ªnima parte de la ecuaci¨®n cuando pensamos en salud, que para estar sanos hace falta que se den condiciones de vida dignas: empleo, vivienda, condiciones medioambientales, igualdad de g¨¦nero. Por poner una met¨¢fora cruda: es como pensar que curando las heridas de la mujer que llega al hospital despu¨¦s de una paliza de su marido se soluciona la violencia de g¨¦nero. Los h¨¢bitos de vida saludable son asequibles para los m¨¢s ricos, mientras que se culpabiliza a los m¨¢s pobres por no cumplir con ellos (hacer yoga, comprar ecol¨®gico, dormir ocho horas). Lo que propone Padilla, y no puedo estar m¨¢s de acuerdo, es abordar no s¨®lo el s¨ªntoma, sino tambi¨¦n la causa, que est¨¢, como siempre, en las condiciones materiales de la existencia.