La debacle del uribismo
El partido de Gobierno se encuentra fracturado internamente y todos los sectores buscan culpables
El domingo 27 de octubre se produjo una de las m¨¢s grandes derrotas del uribismo en unas elecciones. El l¨ªder del partido, el actual senador y expresidente ?lvaro Uribe, reconoci¨® r¨¢pidamente el fracaso, aunque algunos de sus seguidores hac¨ªan todo tipo de cuentas para matizar el rev¨¦s. En todo caso, al revisar n¨²meros y distribuci¨®n pol¨ªtica del territorio, no es solo un mal resultado, es una terrible derrota, pues, por un lado, se trata del partido de Gobierno y solo lograron un par de gobernaciones de 32 en disputa; de ellas, ninguna importante. Adem¨¢s, lograron 120 alcald¨ªas de m¨¢s de 1.100 que estaban en juego. Por otro lado, el objetivo del expresidente era llegar a m¨¢s de una decena de gobernaciones y 500 alcald¨ªas, al final, se logr¨® muy poco. Por si fuera poco, el partido de Gobierno, el Centro Democr¨¢tico, perdi¨® en sus bastiones pol¨ªticos, territorios emblem¨¢ticos para este movimiento le dieron la espalda.
Por ejemplo, perdieron Medell¨ªn, la capital del uribismo; perdieron el departamento de Caldas y su capital Manizales, ambas estaban aseguradas d¨ªas antes de elecciones. Fueron derrotados en el departamento del Huila; en la ciudad de Florencia, en el Caquet¨¢; quedaron de ¨²ltimos en Bogot¨¢, apenas lograron mantener la gobernaci¨®n de Casanare y el selv¨¢tico departamento del Vaup¨¦s lo conquistan por primera vez.
Internamente el partido se encuentra fracturado y todos los sectores buscan culpables. El sector m¨¢s radical manifiesta que el actual presidente, Iv¨¢n Duque, no ¡°ayud¨®¡±, es decir, que no hizo presi¨®n otorgando cargos burocr¨¢ticos o proyectos de inversi¨®n a sectores pol¨ªticos para lograr apoyos hacia el partido. En Colombia, tales pr¨¢cticas son ilegales y anti¨¦ticas, pero muy normalizadas en el mundo pol¨ªtico. Por su parte, los sectores moderados y autocr¨ªticos ven el problema en la forma como se escogieron los candidatos. Lo cierto es que, al hacer un an¨¢lisis pausado, se podr¨ªan dar cuatro explicaciones.
En primer lugar, la ciudadan¨ªa le est¨¢ cobrando al uribismo lo mal que ha gobernado Iv¨¢n Duque. En campa?a para las elecciones nacionales de 2018 prometieron un pa¨ªs imposible, pero aun as¨ª convencieron a millones; manifestaron que solucionar¨ªan un mont¨®n de problemas casi que de forma milagrosa y no lo han logrado hacer. Por el contrario, una fracasada reforma tributaria y el anuncio de otras dos reformas, la pensional y la laboral, han disparado las cr¨ªticas ciudadanas. Igualmente, la situaci¨®n de seguridad en el pa¨ªs no mejora, y la estrategia de atacar el proceso de paz, evitar la ¡°invasi¨®n¡± castrochavista y revivir a las FARC como el fantasma de la inseguridad les ha fracasado. La imagen del presidente Duque est¨¢ en el 30% y solo lleva poco m¨¢s de un a?o en el Gobierno.
En segundo lugar, en Colombia se podr¨ªa decir que la estrategia de ser m¨¢s uribistas que el propio Uribe no es exitosa. Un sector de la poblaci¨®n colombiana ve al expresidente Uribe como un h¨¦roe y le perdonan casi todo, adem¨¢s le creen casi todo. Pero eso no pasa con sus candidatos uribistas. Muchos de ellos tienen discursos extremos, poco estructurados y muestran un radicalismo que asusta al pa¨ªs. Los discursos del odio y del miedo esta vez no lograron convencer a los ciudadanos.
En tercer lugar, no se escogieron bien los candidatos. En Medell¨ªn, escogieron a un hombre sin carisma, poco estructurado e hijo de una persona envuelta en varios esc¨¢ndalos como el de la parapol¨ªtica y el cartel de la Toga. En C¨²cuta, escogieron al due?o de una empresa que al parecer hab¨ªa financiado grupos paramilitares, y cuando fue denunciado por un periodista la ¨²nica defensa fue acusar a dicho periodista de guerrillero.
Por ¨²ltimo, los problemas judiciales del expresidente Uribe le han mostrado al pa¨ªs la otra cara del exmandatario. De una popularidad cercana al 70% ha pasado a menos del 40%. Esto significa que la derecha y la derecha radical deben comenzar a pensarse m¨¢s all¨¢ de ?lvaro Uribe, de cualquier otra forma solo les queda decrecer. A todo lo anterior se le debe sumar la guerra interna que afecta al partido, una verdadera batalla campal.
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