Andr¨¦ Blais: ¡°Hay que probar el sorteo, en peque?as dosis, para elegir a nuestros representantes¡±
El polit¨®logo canadiense, profesor en la Universidad de Montreal, es una referencia mundial en el an¨¢lisis de sistemas y comportamientos electorales
Andr¨¦ Blais (Drummondville, Quebec, 1947) estudia los factores individuales e institucionales que afectan a las decisiones en las urnas desde hace 40 a?os. Ha publicado 22 libros y 200 art¨ªculos ¡ªpor cuenta propia o con otros investigadores¡ª sobre los procesos electorales en una larga lista de pa¨ªses, principalmente de Norte?am¨¦rica y Europa. Fue director de Making Electoral Democracy Work, un proyecto que compar¨® 26 elecciones en Canad¨¢, Francia, Alemania, Suiza y Espa?a. En 2017, la revista Political Science & Politics ubic¨® al canadiense como el quinto polit¨®logo m¨¢s prol¨ªfico en el mundo. Andr¨¦ Blais recibe a EL PA?S en su oficina de la Universidad de Montreal, donde dirige la c¨¢tedra de investigaci¨®n en estudios electorales.
Pregunta.??Qu¨¦ cambios en la esfera electoral le han parecido m¨¢s representativos en estos 40 a?os?
Respuesta.?Ha bajado la participaci¨®n en las urnas; un 10% menos. Es un elemento importante porque esta cifra se ha dado en muchos pa¨ªses. Tambi¨¦n se constata una fragmentaci¨®n considerable del voto. La gente se mueve, cambia m¨¢s que antes y hay una mayor oferta de partidos.
¡°Aunque no te interese la pol¨ªtica, si sientes una obligaci¨®n moral, votar¨¢s¡±
P.?En periodos de elecciones, las fake news abundan en las redes sociales. ?Qu¨¦ impacto tienen en los resultados?
R.?Tenemos que trabajar m¨¢s para conocer el verdadero impacto de las fake news. Las cifras a¨²n no son muy claras. Sin embargo, el riesgo est¨¢ ah¨ª y el desaf¨ªo no es menor. No hemos encontrado soluciones. Nos tomar¨¢ a?os. El riesgo es mayor en las democracias j¨®venes. Tienen menos controles, menos tradici¨®n partidista. Podemos ser optimistas respecto a controlar los mensajes de los partidos en Internet, pero el mayor reto tiene que ver con grupos e individuos. ?C¨®mo reglamentar estos mensajes cuando se evoca la libertad de expresi¨®n? Pensemos en los grupos que difunden informaci¨®n en contra del aborto sin citar a un partido en plena campa?a.
P.??Se evoca frecuentemente un desencanto sobre el voto: cinismo, p¨¦rdida de confianza hacia los pol¨ªticos, mayor abstenci¨®n. Distintas voces se?alan la necesidad de probar otras formas de elegir a nuestros representantes. El historiador belga David Van Reybrouck propone la elecci¨®n por sorteo, como en la ¨¦poca ateniense. ?Es momento de probar otras v¨ªas o a¨²n hay margen de maniobra para mejorar los sistemas actuales?
R.?Podemos mejorar ciertos aspectos, pero sin cerrarnos a otras posibilidades. Tenemos la necesidad de innovar. Hemos sido muy conservadores respecto a c¨®mo seleccionar a nuestros representantes. Deber¨ªamos comenzar a probar el sorteo, aunque en peque?as dosis. Hay que ver qu¨¦ resultados da. No hay una soluci¨®n milagrosa. He examinado, con mis colaboradores, comit¨¦s que presentan cambios en las formas de elecci¨®n en Ontario y la Columbia Brit¨¢nica, tambi¨¦n en Holanda. Hay que ver si estas experiencias pueden funcionar en otros contextos. Criticamos el sistema en vigor, a las ¨¦lites pol¨ªticas. Tienen cierta culpa, sin duda. Al mismo tiempo, aparecen los discursos m¨¢gicos, las respuestas populistas que suenan muy f¨¢ciles. Creo que los ciudadanos deben comprender que, en democracia, las soluciones son complicadas.
P.??A usted le apasiona saber por qu¨¦ la gente sigue votando.
R.?Sigo en ello [risas]. A¨²n me parece que el principal factor es el deber ciudadano que la gente siente. Voy a publicar un libro justamente sobre las motivaciones para votar. Generalmente, si tienes inter¨¦s en la pol¨ªtica, es altamente probable que votes. Ahora bien, aunque no te interese la pol¨ªtica, si sientes una obligaci¨®n moral, seguramente votar¨¢s. Ese sentimiento contin¨²a siendo muy fuerte; un poco menos que antes, claro, lo vemos en las tasas de abstenci¨®n. Busco comprender m¨¢s n¨ªtidamente de d¨®nde viene. Me interesan las presiones sociales, el papel de la familia. Tambi¨¦n el concepto de ciudadan¨ªa. Si tengo el deber de votar, ?tengo tambi¨¦n el deber de participar en manifestaciones? Creo que, despu¨¦s de todo, la gente cree en la democracia. Tiene cr¨ªticas, pero en el fondo hay pocas personas que consideren que la dictadura sea mejor. Y votar tampoco requiere de un esfuerzo enorme.
P.??Usted dirigi¨® el proyecto Making Electoral Democracy Work, donde se analizaron 26 elecciones en cinco pa¨ªses, uno de ellos Espa?a. ?Qu¨¦ aspectos le llamaron m¨¢s la atenci¨®n de los comicios espa?oles?
Los referendos deber¨ªan incluir diversas opciones, no solo una pregunta que se conteste con un s¨ª o un no
R.?El sistema electoral espa?ol es poco proporcional en las peque?as circunscripciones, en comparaci¨®n con los grandes centros urbanos. Este contraste sorprende y hace que el sistema electoral tenga consecuencias muy distintas. Resulta dif¨ªcil para los peque?os partidos de ¨¢mbito nacional conseguir representantes en muchas zonas del pa¨ªs. Otro elemento es que se vota por listas cerradas. Estoy al tanto de que hay debates sobre cambiar a listas abiertas. Los nacionalismos son un elemento muy peculiar del sistema espa?ol. La crisis econ¨®mica tuvo un impacto considerable en la participaci¨®n y en el sistema de partidos. La participaci¨®n baj¨®, pero se ha ido recuperando. Y hemos visto la aparici¨®n de nuevas fuerzas, aunque es una tendencia internacional.
P.??Qu¨¦ piensa de los nacionalismos, como el catal¨¢n, como fuente de tensi¨®n en un pa¨ªs?
R.?Es un asunto importante porque forma parte de la identidad de los votantes. Lo vemos reflejado en la formaci¨®n de la oferta pol¨ªtica, con partidos m¨¢s vinculados con el nacionalismo. Pero dif¨ªcilmente podr¨ªa ser de otra manera. Es uno m¨¢s entre los desacuerdos que forman parte de la vida.
P.??Cu¨¢l es su opini¨®n sobre el refer¨¦ndum organizado en octubre de 2017 por el Gobierno catal¨¢n?
R.?No soy un experto en temas constitucionales. Dicho esto, ?era ilegal o legal? Si entiendo bien, era ilegal. Eso ya provoca un primer problema. En Canad¨¢ se estipul¨® que Quebec tiene derecho a organizar un refer¨¦ndum, pero que el Gobierno canadiense tiene tambi¨¦n voz. Por ejemplo, en la formulaci¨®n de la pregunta; que sea clara y definida por los dos niveles gubernamentales. Pienso que los referendos son una medida v¨¢lida en una democracia. ?C¨®mo utilizarlos? Eso ya es m¨¢s complicado. Tambi¨¦n creo que los referendos deber¨ªan incluir diversas opciones, no solo una pregunta que se responde con un s¨ª o un no.
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