Las relaciones faloc¨¦ntricas, el conocimiento de uno mismo y el sumun del placer
De agradar o dar gusto a sentir un orgasmo
El placer es el causante de todo lo bueno que pueda pasarnos. Conocer todas sus posibilidades facilita disfrutarlo.
La sexualidad humana se vertebra sobre dos pilares: el deseo y el placer. Desear a una persona es la raz¨®n por la que tenemos relaciones sexuales, el placer la consecuencia que queremos con ese acto. Cada vez que tenemos sexo deber¨ªamos intentar que se cumplieran ambas partes: que hayamos deseado estar en esa cama y que el paso por ella se salde con todo el placer posible. Deseamos el placer, queremos llegar a ¨¦l como sea. Nuestra vida se teje emocional, neuronal y f¨ªsicamente; conocer qu¨¦ nos reporta placer ayuda a alcanzarlo con m¨¢s facilidad. Al vivirlo, volveremos a desearlo. No se desea lo que no se conoce, as¨ª de sencillo. Este es el motivo por el que, cuando dejamos de tener relaciones sexuales, llega un momento en el que ya no las echamos de menos: la ausencia de placer genera que no deseemos m¨¢s.
El deseo no es algo que se pueda recoger porque lo expidan, se tiene o no se tiene. "El deseo es uno de los temas m¨¢s importantes en consulta", admite Almudena M. Ferrer, sex¨®loga. "A lo largo de la vida pasamos momentos en los que el deseo desaparece y, si est¨¢s en una relaci¨®n, lo que te gustar¨ªa es que ambos pudieseis estar en el mismo momento. Por eso, cuando el deseo desaparece necesitas trabajarlo para encontrarlo de nuevo." Lo que deseamos es volver a sentir el placer que ya conocemos y tendremos que descubrir c¨®mo volver a obtenerlo. "Con mi ¨²ltima pareja no disfrutaba tanto como con la anterior", describe Paula. "Al principio pens¨¦ que era porque no era tan bueno en la cama como mi ex y asum¨ª que, a cambio, como lo quer¨ªa, merec¨ªa la pena disfrutar un poco menos. Conforme pasaban los meses empec¨¦ a angustiarme porque echaba de menos el sexo que ten¨ªa antes, no a la persona, sino los encuentros, hasta que me di cuenta de qu¨¦ faltaba con mi nuevo amante: que nuestra relaci¨®n no fuera tan faloc¨¦ntrica. Con mi ex, antes del coito hab¨ªa todo un repertorio de caricias y juegos que inclu¨ªan el sexo oral, pero con mi ¨²ltimo amante no ocurr¨ªa as¨ª. La primera vez que tuvimos sexo lo hicimos en una fiesta y a hurtadillas y aquello determin¨® mucho nuestra relaci¨®n. Empezamos como juego, casi como broma, pero en realidad lo de que el sexo fuera solo algo que suced¨ªa r¨¢pidamente, en cualquier situaci¨®n, escondi¨¦ndonos de los amigos, incluso nos estaba perjudicando". A Paula no le cost¨® mucho llegar a las conclusiones de qu¨¦ era lo que no le funcionaba en la cama. Bast¨® con que le concediera m¨¢s tiempo a sus encuentros sexuales.
En este asunto tambi¨¦n entran los cambios sociol¨®gicos. El hombre del siglo XXI se enfrenta a la obligaci¨®n de que su pareja pueda expresar su deseo con la misma tranquilidad que ¨¦l, pero adem¨¢s, debe tener en cuenta su placer. Cada vez son menos los que pueden mantener el discurso machista que solo gira en torno a ¨¦l, las mujeres dejamos de conformarnos y empezamos a manifestar c¨®mo queremos que sea nuestra sexualidad. "El hombre actual no busca solo el placer sexual", admite Jos¨¦ Bustamante, psicosex¨®logo y terapeuta de parejas. "Podemos decir que los hombres dejamos de pensar solo en el sexo. Antes, el hombre pasaba mucho tiempo intentando conseguir sexo, era un bien escaso, de ah¨ª la manida certeza de que los hombres actuamos como cazadores. Ahora, la revoluci¨®n sexual femenina es una realidad; ellas se quitaron los lastres, verg¨¹enza y sentimientos de culpa y quieren que se las satisfaga, pero lo mejor es el cambio de actitud masculino. El hombre busca complacer a su pareja, quiere que disfrute y muchos utilizan la sexualidad como term¨®metro de la relaci¨®n. Con las relaciones sexuales llegamos a calibrar el estado de nuestra pareja, su salud y hasta medimos la calidad de nuestra relaci¨®n porque entendemos que si tenemos con frecuencia sexo es porque lo deseamos y, si obtenemos el placer que queremos, supone un ¨¦xito".
Si pretendemos alcanzar las cotas de placer m¨¢s altas, debemos saber que son posibles. Para alcanzarlas, tendremos que conocernos lo suficiente como para saber qu¨¦ es lo que nos gusta y qu¨¦ no. Por eso es importante el autoconocimiento. En terapia sexol¨®gica la masturbaci¨®n es muy relevante. No es lo mismo sentir y disfrutar una caricia que sentir un orgasmo. La ¨²nica manera de alcanzar el sumun del placer pasa, necesariamente, por el conocimiento pleno de c¨®mo conseguirlo, independientemente de si tenemos o no pareja. Si pretendemos llegara lo m¨¢s alto, no quedar¨¢ otra que escalar desde abajo.
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