Plata l¨ªquida
Mercurio o Hermes tiene un aspecto t¨®xico, una sombra que todo mito proyecta y que, en el caso del elemento qu¨ªmico que recibe su nombre, contamina nuestras aguas
Una sombra mitol¨®gica cubre el reportaje fotogr¨¢fico que realiz¨® W. Eugene Smith en el pueblo japon¨¦s de Minamata. Al dramatismo reflejado en las fotos se a?ade el contraste del blanco y negro con el que han sido reveladas.
Podemos pensar que W. Eugene Smith ha ido tirando del hilo de la f¨¢bula para comprender mejor la crudeza de una realidad que nos devuelve al estado primigenio de la fotograf¨ªa, cuando en 1835 -por casualidad- Louis Daguerre descubri¨® la utilidad de los vapores de mercurio para el revelado.
Porque los mitos se hicieron aceptables para la ciencia mucho antes del invento de la fotograf¨ªa. Tal vez, desde el momento en que pusieron nombre de dioses a los planetas y tambi¨¦n a los elementos qu¨ªmicos. Como ejemplo valga el que hoy nos trae hasta aqu¨ª: Mercurio, nombre del dios mitol¨®gico romano que tanto sirve para identificar un planeta como un elemento qu¨ªmico, as¨ª como una especie bot¨¢nica (la Mercurial). De esta manera, el planeta de nuestro sistema solar m¨¢s pr¨®ximo al sol comparte el nombre del dios romano del comercio con otras posibilidades cient¨ªficas.
Si bien, en un principio, en los tiempos de la Antigua Grecia, se nombr¨® de dos maneras al mismo planeta -Apolo y Hermes -pensando que se trataba de planetas distintos, con el tiempo y la sabidur¨ªa de Pit¨¢goras se descubri¨® el error y dejaron el nombre de Hermes para bautizar el planeta rocoso y veloz. Hay que apuntar que Hermes era dios ol¨ªmpico, capaz de atravesar fronteras con sus sandalias aladas y provisto de una elocuencia siempre lista para embaucar.
Hermes, convertido en Mercurio, vuelve a aparecer en la tabla peri¨®dica dando nombre a un metal l¨ªquido que ha servido para construir term¨®metros e incluso el antecedente de las camas de agua
Cuando los romanos hicieron suya la mitolog¨ªa griega, el embaucador divino de nombre Hermes se convertir¨ªa en Mercurio, demostrando con ello que los mitos siguen reinvent¨¢ndose y generando variantes bajo un nombre diferente. De tal manera, Hermes, convertido en Mercurio, vuelve a aparecer en la tabla peri¨®dica dando nombre a un metal l¨ªquido que ha servido para construir term¨®metros e incluso el antecedente de las camas de agua. S¨ª. Porque tal y como recoge la?Enciclopedia del Islam (editada por el orientalista M.Th. Houtsma), un caprichoso gobernante del Egipto isl¨¢mico -all¨¢ por el siglo IX- tuvo la feliz idea de construirse una especie de piscina que llen¨® de mercurio. Sobre la superficie extendi¨® cojines llenos de aire que le sirvieron para acunarse.
Hay que a?adir un dato curioso al nombre del metal y a su formulaci¨®n en la tabla peri¨®dica por expresarse con las iniciales Hg, que tienen su origen en la etimolog¨ªa griega. Pedanio Diosc¨®rides (c.40-c.90) farmac¨®logo que practic¨® la medicina en Roma y cuyo voluminoso tratado?De Materia Medica, escrito en griego, es considerado como trabajo fundacional en farmacopea, describi¨® el mercurio como plata acu¨¢tica (en griego hydr¨¢rgyros). hydra=agua, gyros= plata.
El mercurio se identifica con envenenamiento irreversible o enfermedad de Minamata, denominada as¨ª por ser en tal pueblo pesquero de Kumamoto, en Jap¨®n, donde surgi¨® el brote, en 1956
Con todo, Mercurio o Hermes tiene un aspecto t¨®xico, una sombra que todo mito proyecta y que, durante la Edad Media, dej¨® de ser abstracci¨®n para concretarse en un metal l¨ªquido cuya inversi¨®n, manejada a la manera alqu¨ªmica, hac¨ªa de ¨¦l uno de los puntos de partida del proceso m¨¢gico que convert¨ªa en oro la calderilla. Pero claro, todo esto queda muy lejos de nuestra actual era cient¨ªfica, donde el mercurio se identifica con envenenamiento irreversible o enfermedad de Minamata, denominada as¨ª por ser en tal pueblo pesquero de Kumamoto, en Jap¨®n, donde surgi¨® el brote, en 1956.
Seg¨²n estad¨ªsticas, murieron m¨¢s de 40 personas despu¨¦s de padecer los espasmos que anteceden a la descomposici¨®n neurol¨®gica del organismo. No fue hasta a?os despu¨¦s, en 1968, cuando el Gobierno japon¨¦s revel¨® que la causa de dicha enfermedad no era otra que la ingesta de pescado y marisco repleto de mercurio; metal pesado que la f¨¢brica qu¨ªmica Chisso vert¨ªa en las aguas.
A principios de la d¨¦cada de los setenta, el fotoperiodista W. Eugene Smith viaj¨® hasta el coraz¨®n del desastre. Con su c¨¢mara denunci¨® la toxicidad de un metal de nombre mitol¨®gico y que hoy en d¨ªa contamina nuestras aguas con su sombra de plata l¨ªquida.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aqu¨ª a nuestra Newsletter
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.