Frente al inmovilismo, la sociedad civil no espera

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Juventud urbana frente al cambio clim¨¢tico

Argelia, L¨ªbano, Iraq, Francia, Hong Kong, Jartum, Ecuador, Barcelona, Chile, Bolivia... El mundo est¨¢ presenciando una oleada de protestas levantadas por la misma lucha: reclamar sus derechos.

Todas estas movilizaciones tienen en com¨²n la toma del espacio p¨²blico, el cuestionamiento del sistema, la proclamaci¨®n de que el pueblo tiene que ser l¨ªder y protagonista de las decisiones que le afectan directamente. Las relaciones de poder tal como hasta ahora las concebimos est¨¢n cambiando. La confluencia de pueblos est¨¢ escribiendo la historia frente a la fuerte ca¨ªda de la legitimidad de las instituciones pol¨ªticas.

Las movilizaciones frente la emergencia clim¨¢tica son un claro ejemplo de la conjunci¨®n de estos factores. La ciudadan¨ªa se niega a quedarse de brazos cruzados ante un planeta parcialmente agotado. Bajo el claro liderazgo de la juventud y ante la inacci¨®n de nuestros gobernantes, se ha abierto un nuevo movimiento que reclama, con manifestaciones esperanzadoras y pac¨ªficas, la acci¨®n clim¨¢tica.

En este contexto y con la celebraci¨®n de la COP25, movimientos sociales, organizaciones de la sociedad civil y gobiernos locales hacen un llamado urgente a los y las delegadas de esta cumbre para que pongan a las personas y el planeta en el centro de las agendas globales. La ciudadan¨ªa dice alto y claro que no todo vale, para financiar e implementar pol¨ªticas consistentes que aborden el desaf¨ªo del cambio clim¨¢tico global es necesario respetar los Derechos Humanos relativos al H¨¢bitat y adoptar el Derecho a la Ciudad.

Lo que ya est¨¢ ocurriendo: acciones locales para cambios globales

Es necesaria una acci¨®n inmediata, pero las respuestas a esta situaci¨®n deben contar con la participaci¨®n y el liderazgo de la sociedad civil.

Otro mundo es posible y ya se ha puesto en marcha. Organizaciones de la sociedad civil como DPU, CIDAP y CENCA llevaron a cabo el proyecto cLIMASinRiesgo, en Lima, para garantizar la participaci¨®n pol¨ªtica en las estrategias y pol¨ªticas de mitigaci¨®n y adaptaci¨®n frente al cambio clim¨¢tico. La construcci¨®n de sociedades resistentes al clima comienza con la comprensi¨®n y la resoluci¨®n en¨¦rgica de los problemas a los que se enfrentan las comunidades vulnerables, siempre bajo el liderazgo de las propias comunidades. Con este objetivo, cLIMASinRiesgo pone diferentes formas de tecnolog¨ªa en manos de comunidades marginadas para construir mapas colectivos de los riesgos ambientales acumulados, y de las capacidades locales para actuar en los asentamientos informales de la capital peruana.

El cambio clim¨¢tico es resultado de un modelo de producci¨®n y consumo que ha aumentado las desigualdades sociales y espaciales, ha puesto en peligro nuestros ecosistemas y ha excluido social y econ¨®micamente a muchas personas. Es vital reconocer y apoyar otros conceptos y pr¨¢cticas de producir, consumir, trabajar, construir y vivir que ya se est¨¢n llevando a cabo en todo el mundo, como las econom¨ªas solidarias.

Para el reconocimiento y apoyo a las Econom¨ªas inclusivas y solidarias, la red global WIEGO puso en marcha el Proyecto de Reducci¨®n de Residuos en Ciudades Costeras a trav¨¦s del Reciclaje Inclusivo. Este proyecto re¨²ne a Accra, Buenos Aires y Dakar para mejorar la capacidad de las organizaciones de recicladores para abordar y prevenir la contaminaci¨®n del oc¨¦ano por residuos, a trav¨¦s de una mejor organizaci¨®n, intercambio de experiencias e integraci¨®n a los sistemas de reciclaje.

?Tienen la violencia de g¨¦nero y la discriminaci¨®n un efecto directo en el acceso de las mujeres a los alimentos? Mujeres de todo el mundo se est¨¢n organizando para crear nuevas formas de producci¨®n y distribuci¨®n de alimentos y con el fin de darle visibilidad y poder aprender de estas experiencias, la Red Global por el Derecho a la Alimentaci¨®n y la Nutrici¨®n lanza la publicaci¨®n El poder de las mujeres en las luchas alimentarias. Esta iniciativa tambi¨¦n responde a la necesidad de combatir el cambio clim¨¢tico sobre la base de la equidad, brindando protecci¨®n especial a aquellas y aquellos que se encuentran en situaciones vulnerables.

La funci¨®n social de la tierra, la ciudad y la propiedad es esencial para garantizar un desarrollo equilibrado y sostenible de las ¨¢reas urbanas y rurales para el beneficio de la sociedad en general. Las comunidades, de manera organizada y como principal protagonista, deben ser capaces de mejorar sus propias viviendas, servicios, espacios p¨²blicos y espacios comunitarios, mediante la implementaci¨®n de sistemas constructivos que utilicen materiales locales y t¨¦cnicas de construcci¨®n tradicionales y sostenibles. Esto debe hacerse para recuperar las identidades culturales, al mismo tiempo que se reducen dr¨¢sticamente las emisiones de CO2 y el impacto medioambiental global. Esto nos lo recuerdan organizaciones miembro de la Coalici¨®n Internacional del H¨¢bitat en Am¨¦rica Latina HIC-AL con su Iniciativa por la construcci¨®n con materiales locales, donde instan a la visualizaci¨®n de los beneficios del uso de materiales naturales locales y la necesidad de apoyar las iniciativas que los utilizan en lugar de obstruirlos y criminalizarlos.

Por ¨²ltimo, como ya se ha resaltado, es fundamental asegurar la participaci¨®n y la gesti¨®n democr¨¢tica de los bienes comunes y de las estrategias para abordar el cambio clim¨¢tico. Un ejemplo es el grupo comunitario Dajopen Waste Management, creado por habitantes de la ciudad de Kitale, en Kenia, para lograr los medios de subsistencia, limpiar las viviendas locales y el medio ambiente, y mejorar la producci¨®n de alimentos y energ¨ªa mediante el uso y la creaci¨®n de art¨ªculos reciclados y de compost a partir de residuos biodegradables.

Estos son algunos ejemplos que ponen en evidencia que frente al inmovilismo por parte de las autoridades frente al cambio clim¨¢tico, es la sociedad civil la que est¨¢ desarrollando alternativas y respuestas para proteger el planeta bajo el marco del Derecho a la Ciudad y, al mismo tiempo, construyendo sociedades m¨¢s justas y democr¨¢ticas. Sigamos su ejemplo, tomemos la oportunidad de reconstruir las formas en que vivimos, nos organizamos, producimos y consumimos. Y reclamemos lo que nos pertenece, d¨ªa a d¨ªa m¨¢s all¨¢ de la COP 25, un planeta sano y pol¨ªticas que coloquen su cuidado y el de las personas en el centro.

Irene Fuertes Cabrera, Isabel Pascual D¨ªaz y Sophia Neitzert Torres forman parte de la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad, un movimiento compuesto por organizaciones de la sociedad civil, redes y organizaciones de gobiernos locales, comprometidas con el cambio social que promueven, defienden y cumplen el derecho a la ciudad, y parte de la Coalici¨®n Internacional del H¨¢bitat (HIC) una red global que trabaja en la defensa, promoci¨®n y realizaci¨®n de los derechos humanos relacionados con el h¨¢bitat tanto en zonas rurales como urbanas.