?Vino Jes¨²s a liberarnos de las religiones?
Hay una Iglesia mis¨®gina que sigue tristemente viva 2.000 a?os y que el revolucionario Papa Francisco forcejea por devolverle el soplo de libertad
Podr¨ªa parecer una paradoja, pero existe un consenso entre los biblistas m¨¢s abiertos de hoy en defender que el profeta jud¨ªo, Jes¨²s de Nazaret, vino, m¨¢s que a crear una nueva religi¨®n de las cenizas del viejo juda¨ªsmo, a abolir todas las religiones consideradas por ¨¦l como un cors¨¦ que impiden vivir en plena libertad de esp¨ªritu nuestro encuentro con el misterio.
Hasta el punto que hoy se da por hecho que la llamada religi¨®n cat¨®lica o cristiana, con su estructura oficial, sus jerarqu¨ªas y su exclusi¨®n de la mujer de altar, no fue fundada por Jes¨²s. Se trat¨® m¨¢s bien de una elaboraci¨®n te¨®rica de Paolo de Tarso, que de perseguidor primero de los cristianos, a los que arrancaba de sus casas para condenarlos a la muerte de la lapidaci¨®n y despu¨¦s de los jud¨ªos, se autoproclam¨® el te¨®rico de la teolog¨ªa de la cruz y del pecado.
Los hechos y la doctrina de Jes¨²s en su breve carrera de ap¨®stol itinerante que ¡°no ten¨ªa donde reclinar la cabeza¡±, ni casa ni familia fuera del peque?o grupo de disc¨ªpulos y de mujeres que le segu¨ªan en sus correr¨ªas anunciando que un Nuevo Reino estaba llegando, intrig¨® ya entonces a importantes fariseos e intelectuales como Nicodemo que tuvo curiosidad de encontrarse con el Maestro para saber de primera persona qu¨¦ nuevo reino anunciaba. Pidi¨® as¨ª para encontrarse con ¨¦l, a escondidas, de noche. El di¨¢logo entre ambos es conocido y enigm¨¢tico.
Jes¨²s era un buen israel¨ª que practicaba la ley de Mois¨¦s, pero a¨²n dentro de su fe fue un iconoclasta ya que arremet¨ªa contra preceptos claves del juda¨ªsmo como el respeto al s¨¢bado. Jes¨²s les dec¨ªa que el hombre y sus necesidades est¨¢n por encima de todas las leyes. Y les provocaba a los disc¨ªpulos a quebrar el precepto del s¨¢bado si se trataba de salvar una vida o de alimentarse cuando se estaba con hambre.
Cuando inici¨® su predicaci¨®n, aquel profeta de lo imposible dej¨® entender enseguida que rechazaba las disputas bizantinas entre los seguidores de las religiones oficiales ya que la verdadera religi¨®n es la que tiene al hombre y a sus exigencias m¨¢s profundas como centro de todos los intereses y por encima de todas las leyes.
Jes¨²s, en un gesto de protesta contra quienes en nombre de Dios explotaban la buena fe de los jud¨ªos simples que se endeudaban para comprar los animales para sacrificarlos en el altar de Dios, entr¨® en la sacralidad del Templo de Jerusal¨¦n y empez¨® a echar bocabajo las mesas de los vendedores de animales para los sacrificios. Jes¨²s no fue diplom¨¢tico. Tras comparar al Templo sagrado con una ¡°cueva de ladrones¡± donde se explotaba a los m¨¢s pobres, sali¨® de all¨ª y poco despu¨¦s fue buscado en el Huerto de los Olivos donde se apartaba con sus disc¨ªpulos. Fue llevado a juicio, condenado y crucificado.
Fueron numerosos los gestos de protesta de Jes¨²s contra quienes instrumentalizaban la religi¨®n para enriquecerse personalmente. Y era tajante con quienes entablaban una disputa para probar que su Dios era mejor que el de su vecino. Una ma?ana se encontr¨® con una mujer samaritana a la vera de un pozo. Entablaron una conversaci¨®n que escandaliz¨® a los ap¨®stoles al ver a ¨¦l, jud¨ªo, en la calle, conversando a solas con una mujer. Los samaritanos eran considerados enemigos del juda¨ªsmo y hasta ten¨ªan su templo para rendir culto a Dios. Jes¨²s fue tajante con ella haci¨¦ndole ver que todas aquellas discusiones eran in¨²tiles. ¡°Llegar¨¢ el d¨ªa en que los creyentes en Dios no ofrecer¨¢n sacrificios en este templo u en otro. Lo har¨¢n en esp¨ªritu y en verdad¡±, le dijo a la mujer que ya hab¨ªa tenido cinco maridos.
Fue all¨ª y entonces donde Jes¨²s dio el primer golpe mortal contra los templos, iglesias o catedrales que erigir¨ªan en su nombre. Para Jes¨²s, el mejor templo para adorar y dar gracias a Dios es el propio coraz¨®n, o la naturaleza como tal sin necesidad de levantar templos e iglesias y menos lujosos y fara¨®nico. Exaltaba la libertad de los lirios del campo y de los p¨¢jaros del cielo que no ten¨ªan que preocuparse de como vestirse o alimentarse. La naturaleza se encargaba de ello. Eran met¨¢foras que Jes¨²s usaba a favor de la libertad de esp¨ªritu.
De hecho, las primeras comunidades cristianas que se fueron creando tras la muerte de Jes¨²s sab¨ªan muy bien que a Dios se le adoraba en ¡°esp¨ªritu y en verdad¡±, en cualquier lugar, ya que todo el universo es el gran templo de Dios. Y as¨ª las primeras reuniones de los cristianos, pobres y ricos juntos, que colocaban sobre la mesa lo poco o mucho que ten¨ªan, eran sus propias casas, sobre todo las de las mujeres que en el primer siglo del cristianismo eran las principales l¨ªderes del nuevo movimiento revolucionario.
Ser¨ªa m¨¢s tarde la Iglesia ya organizada y estructurada por Pablo quien las alejar¨ªa del de la jerarqu¨ªa y del convivio eucar¨ªstico, neg¨¢ndoles la posibilidad de consagrar o de perdonar los pecados.
Surgi¨® enseguida una Iglesia mis¨®gina que sigue tristemente viva 2.000 y que el revolucionario Papa Francisco forcejea por devolverle el soplo de libertad de los primeros seguidores del profeta que era el poeta de la vida m¨¢s que de la muerte a la que simb¨®licamente derrot¨® con la par¨¢bola de la resurrecci¨®n. Ello si los fariseos de los palacios vaticanos se le permitir¨¢n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.