No es pa¨ªs para mujeres
Solo en Bogot¨¢ hay m¨¢s de 23.500 mujeres v¨ªctimas de explotaci¨®n sexual, la mayor¨ªa llegadas de otros lugares m¨¢s pobres de Colombia y de Venezuela
D¨ªas atr¨¢s, coincidiendo con el Paro Nacional, he estado en Colombia, invitada por la Procuradur¨ªa General de la Naci¨®n para participar en la VIII Audiencia P¨²blica contra la trata de mujeres, ni?as y ni?os, en la ciudad de Bogot¨¢. Una iniciativa magn¨ªfica para visibilizar este flagelo, que dir¨ªan los colombianos; o terrible delito, que dice el C¨®digo Penal, y as¨ª conseguir la complicidad de todas las instituciones p¨²blicas y sensibilizar a la sociedad civil.
En esta audiencia solo se hablaba de trata y explotaci¨®n sexual, en ning¨²n caso de prostituci¨®n, pues en Colombia la mayor¨ªa de las personas y los medios de comunicaci¨®n entienden esta ¨²ltima como una pr¨¢ctica ¡°voluntaria¡± de las mujeres.
Seg¨²n Fernando Carrillo, Procurador General de la Naci¨®n, tan solo en Bogot¨¢ hay m¨¢s de 23.500 mujeres v¨ªctimas de explotaci¨®n sexual, la mayor¨ªa llegadas de otros lugares m¨¢s pobres de Colombia, y del pa¨ªs vecino, Venezuela. Muchas de ellas fueron desplazadas a la fuerza por el conflicto armado y otras muchas por el hambre y la violencia de g¨¦nero. Todas ellas terminan finalmente en las grandes ciudades siendo presas f¨¢ciles de tratantes y proxenetas.
Todas estas v¨ªctimas est¨¢n siendo explotadas en el mercado de la prostituci¨®n; por tanto, debemos hablar de este fen¨®meno vinculada a la trata, puesto que es la finalidad para la cual son captadas estas mujeres. No abordarlo es invisibilizar el punto de partida de muchas de las mujeres captadas, que no son otros que la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades y la violencia, como tambi¨¦n edulcora de qu¨¦ manera son explotadas estas mujeres: prostituidas en las calles y en los burdeles 15 horas al d¨ªa, de domingo a domingo, sin descanso, sometidas a la violencia de todo depredador que las compre y utilice, y bajo el yugo de los proxenetas. Porque, como en la mayor¨ªa de los pa¨ªses del mundo, las mujeres est¨¢n en la prostituci¨®n por cuenta de un tercero que es quien se lucra. En Colombia, incluso, las mujeres son explotadas por los propios integrantes de grupos armados para financiar, a trav¨¦s de esa actividad, sus operaciones.
Debemos hablar de prostituci¨®n. No abordar este fen¨®meno vinculado a la trata es invisibilizar el punto de partida de muchas de las mujeres captadas
En una entrevista que me hicieron en una emisora de radio muy conocida all¨ª en Colombia, un periodista afirmaba, sin despeinarse, estar de acuerdo con un oyente que aseguraba que en su pa¨ªs no exist¨ªa el proxenetismo. Seg¨²n este hombre, culto y considerado un gran altavoz medi¨¢tico, las colombianas no ten¨ªan ni chulos ni proxenetas; eran libres, aut¨®nomas y empoderadas. Me imagino que en este saco tambi¨¦n inclu¨ªa a las 23.500 mujeres a las que hac¨ªa referencia el Procurador, pues todas ellas estaban en la prostituci¨®n y no en otro lugar.
Con esto, lo que est¨¢ claro es que no se aplica la magn¨ªfica ley colombiana contra la explotaci¨®n sexual que tipifica todas y cada una de las caras del proxenetismo, una ley que por cierto me da mucha envidia, pues en Espa?a habr¨ªa que abordar una reforma legislativa para condenar tambi¨¦n el proxenetismo consentido que no est¨¢ tipificado hoy por hoy, por lo que aqu¨ª ser proxeneta sale muy barato.
A pesar de los esfuerzos y el compromiso del Procurador General, y su magn¨ªfico equipo para poner la trata y la explotaci¨®n sexual, tanto en las agendas p¨²blicas como en las sociales, la actitud en Colombia es m¨¢s bien ¡°negacionista¡± puesto que, en las respuestas de las autoridades participantes en la audiencia, ni siquiera se abord¨® la trata trasnacional, es decir, la de mujeres que son captadas cada d¨ªa en los mismos lugares y con los mismos m¨¦todos que en su d¨ªa hicieran los tratantes espa?oles all¨¢ por finales del siglo pasado, y que ahora de nuevo llegan a cientos cada d¨ªa a nuestro pa¨ªs. Primero a los pisos, donde son aleccionadas, para pasar despu¨¦s a los burdeles. Tampoco se habl¨® en ning¨²n momento de pol¨ªticas sociales, de herramientas o de trabajo que incidan directamente en los lugares donde son captadas las mujeres una y otra vez por su vulnerabilidad.
En Colombia, por cada 100 hombres en situaci¨®n de pobreza hay 120 mujeres en exclusi¨®n social
Por todo esto, me parece de gran valor el trabajo que est¨¢n haciendo las feministas colombianas, que est¨¢n intentando incidir en este Paro Nacional para incluir dentro del pliego de peticiones al Gobierno la explotaci¨®n sexual y dem¨¢s violencias contra las mujeres, adem¨¢s de lo mismo que reclama toda la ciudadan¨ªa, que empieza por un derecho fundamental que no es otro que el derecho a la vida, a que no les maten, como ha venido ocurriendo en el ¨²ltimo medio siglo. Tambi¨¦n a un trabajo digno, sanidad y educaci¨®n p¨²blicas, un sistema nuevo de pensiones, denunciar el abuso policial y la reforma tributaria, en la que las feministas est¨¢n denunciando la inclusi¨®n de un impuesto a las modelos webcam?y con este la legitimaci¨®n de sus proxenetas, entre otras peticiones que son imprescindibles y que afectan nada menos que al 51% de la poblaci¨®n colombiana, y que no se abordan dentro de las reivindicaciones. Quiz¨¢ porque como son cosas que afectan solo a las mujeres, no se incluyen en este momento hist¨®rico de masiva movilizaci¨®n en Colombia.
Nunca antes el pueblo colombiano hab¨ªa salido en masa a la calle a reivindicar sus derechos, quiz¨¢ porque antes el conflicto armado lo enturbiaba y encubr¨ªa todo. Ahora, despu¨¦s del acuerdo de paz y la desmovilizaci¨®n de los grupos armados a los que se hac¨ªa responsables de todos los males del pa¨ªs, los colombianos y colombianas empiezan a ser conscientes de sus muchas precariedades.
De todo lo que el pueblo exige, hasta el momento no aparece nada relativo al fin de la explotaci¨®n de ni?as, adolescentes y mujeres ofrecidas al turismo, de la trata nacional y trasnacional, de la salud sexual y reproductiva, de la violencia machista y familiar terrible que sufren las colombianas, ni de la feminizaci¨®n de la pobreza.
En este pa¨ªs, por cada 100 hombres en situaci¨®n de pobreza, hay 120 mujeres en exclusi¨®n social, cifra ofrecida por ONU Mujeres en 2018. Tampoco est¨¢ incluida una justicia con perspectiva de g¨¦nero que garantice la no repetici¨®n ni el restablecimiento de derechos a tantas mujeres a las que el conflicto armado les ha robado todo¡ Es decir, una vez m¨¢s, ellas no son importantes, ni en este momento hist¨®rico ni en tantos otros, ni en este pa¨ªs ni en muchos otros.
Mabel Lozano es directora y guionista de cine social.
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