Mija¨ªl Gorbachov: ¡°Que el futuro no se les escape¡±
El que fuera primer y ¨²nico presidente de la URSS defiende la necesidad de consolidar la sociedad y de mantener la lucha por el desarme nuclear
El ex secretario general del Partido Comunista de aquel pa¨ªs desaparecido en 1991 recibe a EL PA?S en la fundaci¨®n bautizada con su nombre en Mosc¨². Cuando se siente bien, Gorbachov va dos o tres d¨ªas por semana al trabajo. Hoy, un martes de fines de octubre, Mija¨ªl Sergu¨¦ievich ha llegado a las once de la ma?ana y ya son m¨¢s de las cuatro de la tarde. Durante la jornada le han acompa?ado sus fieles colaboradores, Pavel Pal¨¢zhchenko, Karen Karaguesi¨¢n, Olga Zdravom¨ªslova. Con este peque?o equipo se ha reunido para programar actividades ¡ªentrevistas, art¨ªculos, visitas¡ª con ocasi¨®n de los aniversarios en ciernes.
La fundaci¨®n es un lugar tranquilo, donde la actividad ha disminuido notablemente en los ¨²ltimos a?os, en parte porque ha tenido que restringir los eventos patrocinados internacionalmente para evitar ser etiquetada como ¡°agente extranjero¡± en virtud de la legislaci¨®n promulgada durante la presidencia de Vlad¨ªmir Putin. En la fundaci¨®n no habr¨¢ este a?o ning¨²n seminario o conferencia especial sobre la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, el s¨ªmbolo de la divisi¨®n entre el Este y el Oeste, cuya destrucci¨®n fue posible gracias al ¡°nuevo pensamiento pol¨ªtico¡± de Gorbachov y a su visi¨®n de la Casa Com¨²n Europea desde el Atl¨¢ntico hasta Vladivostok.
El expresidente de la URSS tampoco ir¨¢ a eventos internacionales, como ocurr¨ªa en otros aniversarios se?alados. Sus m¨¦dicos no le recomiendan viajes y ya no est¨¢n en este mundo aquellos veteranos con quienes compart¨ªa recuerdos, como el excanciller Helmut Kohl (1930-2017) o el que fuera ministro de Exteriores alem¨¢n, Hans Dietrich Genscher (1927-2016).
En cambio, la fundaci¨®n s¨ª celebrar¨¢ en diciembre un seminario sobre la cumbre que mantuvieron Gorbachov y el presidente George Bush padre (tambi¨¦n fallecido) el 2 y 3 de diciembre de 1989 en Malta. All¨ª, frente al puerto de La Valeta, a bordo del crucero Maksim Gorki, zarandeado por un mar encrespado, los dos dirigentes conversaron sobre las consecuencias que hab¨ªa tra¨ªdo consigo la ca¨ªda del muro. Para entonces Bush ya se hab¨ªa hecho con una provisi¨®n de fragmentos de aquella construcci¨®n, que repart¨ªa entre unos y otros. ¡°Subrayamos la cumbre de Malta, porque ese encuentro entre los presidentes de la URSS y EE UU marc¨® el final real de la Guerra Fr¨ªa y adem¨¢s era sovi¨¦tico-norteamericano. Desde el punto de vista hist¨®rico, Malta es m¨¢s importante que la ca¨ªda del muro, porque si este acontecimiento marca una etapa hacia el fin de la Guerra Fr¨ªa, Malta marca su final¡±, dice Zdravom¨ªslova. Lo que queremos subrayar es la ¡°desmilitarizaci¨®n¡± del pensamiento internacional, resume.
Gorbachov acaba de publicar Lo que hay en juego. El futuro del mundo global, basado en su experiencia como estadista. Mija¨ªl Sergu¨¦ievich me firma uno de sus libros y hace que me fije en una foto suya. Le digo que prefiero la imagen que viene en la portada de la revista Diletant de divulgaci¨®n hist¨®rica. Es un dibujo de un hombre atractivo, con un elegante sombrero algo ladeado sobre la frente.
Gorbachov vive solo. Su hija, sus dos nietas y sus dos bisnietos viven en el extranjero. El expresidente lleva una camisa de franela a cuadros grises y azules. El car¨¢cter casero del atuendo hace que Elena Mart¨ªnova, la secretaria, ponga reparos maternales a que le haga una fotograf¨ªa. En un discreto segundo plano, junto al sill¨®n en el que se sienta Gorbachov, hay un andador. ¡°Perdona que no me levante¡±, dice al principio y al final de nuestro encuentro. ¡°No camino, me arrastro¡±, a?ade, aludiendo a sus achaques. Su salud tiene altibajos. En los ¨²ltimos tiempos ha perdido 20 kilos y se encuentra mejor, seg¨²n dice, porque es m¨¢s estricto con su r¨¦gimen alimenticio.
Y ?c¨®mo consolidar la sociedad? prosigo. ¡°No te dejes llevar por los viejos esquemas. S¨¦ joven¡±, dice, dejando la inc¨®gnita en el aire. ?Qu¨¦ contenido pr¨¢ctico sit¨²a en el concepto de juventud?, inquiero. Gorbachov no contesta, sino que conmina a la interlocutora a buscar ella misma la respuesta y se pone a hacer preguntas.
?Qu¨¦ opini¨®n tienes de Rusia?, espeta a bocajarro. ¡°Contradictoria¡±. Hay ¡°una buena Rusia y otra menos buena¡±, le digo. ¡°La contradicci¨®n contiene esas dos cosas, lo que tiene de bueno y aquello de lo que debe liberarse¡±, comenta Gorbachov, filos¨®ficamente.
En su ¨¦poca, ca¨ªan los tab¨²es y se abr¨ªan todas las puertas¡¡±, prosigo. ¡°Y ahora todo se cierra¡±, sentencia Gorbachov sin esperar el final de la frase. ¡°Lo abriremos de nuevo, lo abriremos¡±. ¡°No le prestes atenci¨®n¡±, recalca. ¡°Dime un pa¨ªs donde todo est¨¦ bien y no haya que cambiar nada¡±, se?ala.
En la ¨¦poca de la perestroika?hab¨ªa esperanza en que las cosas ir¨ªan a mejor, se iniciaba un proceso de desarme, se incrementaba la libertad de expresi¨®n. Ahora todo parece ir en sentido contrario, vuelven a imponerse los tab¨²es y se liquidan los tratados de desarme firmados gracias al ¡°nuevo pensamiento¡±, insisto. ?Qu¨¦ les dir¨ªa Mija¨ªl Sergu¨¦ievich a los j¨®venes? ¡°Les dir¨ªa que el futuro es suyo y que deben hacer todo lo posible para que no se les escape. Pero ellos ya lo saben¡±. ¡°No, no y no¡±, Mija¨ªl Sergu¨¦ievich est¨¢ en rotundo desacuerdo. El mundo no va hacia el suicidio o la destrucci¨®n, aunque de nuevo en el aire ¡°se huele el autoritarismo¡±.
En la fundaci¨®n de Gorbachov se conservan varios fragmentos del muro de Berl¨ªn. ¡°Hubo una ¨¦poca en la que a todos les dio por regalarle a Gorbachov trozos de muro¡±, nos hab¨ªa dicho la pasada primavera la archivera, mostr¨¢ndonos un pedazo de muro pintado con esmalte brillante y encerrado en una vitrina, como una escultura moderna. Otro de los fragmentos del muro, enorme y pesado, yac¨ªa como una losa sobre carpetas de papeles, en una estanter¨ªa. ¡°Tenemos tres trozos de muro inventariados¡±, dice Zdravom¨ªslova tras recabar la informaci¨®n actualizada en el archivo, donde se guardan tambi¨¦n los peri¨®dicos amarillentos de la glasnost, la transparencia informativa.
Gorbachov tiene 88 a?os, pero ya me invita a su 90 cumplea?os, ¡°?Vendr¨¢s? ¡°Y a los 100 tambi¨¦n¡±, le digo, y le comento que me hicieron reflexionar las canciones ucranias que cant¨® cuando cumpli¨® 85 a?os. Son canciones que aprendi¨® en su infancia de los campesinos de su pueblo de Priv¨®lnoye, en la provincia de St¨¢vropol, en el norte del C¨¢ucaso. Gorbachov hered¨® el gusto por la m¨²sica de su madre, de origen ucranio. Esa fusi¨®n entre lo ruso y lo ucranio en la identidad forjada en su infancia es clave para entender no solo su vida, sino tambi¨¦n su pol¨ªtica, su deseo de conservar unida la URSS, ese pa¨ªs que se le fue de las manos. Tambi¨¦n es clave para entender sus opiniones sobre los conflictos actuales entre los dos pa¨ªses vecinos. Gorbachov me complace y me recita ahora unos versos ucranios y sigue luego con unos versos en ruso.
Entre las actividades en su agenda, Gorbachov mantuvo una entrevista con el expresidente de Polonia, Lech Walesa, que el 5 de noviembre vino acompa?ado del pol¨ªtico alem¨¢n Christian Wulf y el embajador de la RFA con una carta de agradecimiento y reconocimiento del presidente alem¨¢n Franz Walter Steinmeier. Seg¨²n la informaci¨®n publicada en la p¨¢gina de web de la fundaci¨®n, Gorbachov subray¨® especialmente ¡°la necesidad de continuar la lucha por el desarme nuclear¡±. ¡°Mientras tenga fuerza hablar¨¦ de esto en todas partes¡±, dijo el padre de la perestroika.
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