Naci¨®n ¡°con¡± naciones
Las regiones de Espa?a que no se hayan proclamado nacionalidad o naci¨®n no querr¨¢n ser menos que Catalu?a
La Constituci¨®n de 1978 afirma que Espa?a est¨¢ constituida por regiones y nacionalidades. No dice cu¨¢les son estas. Pero est¨¢ claro que si nacionalidades hay ¡ªy varias comunidades ya se han definido en sus estatutos como nacionalidades hist¨®ricas¡ª, Espa?a es plurinacional, a falta de otro t¨¦rmino. No es sin embargo una ¡°naci¨®n de naciones¡±, sino una ¡°naci¨®n con naciones¡± o ¡°nacionalidades¡± (t¨¦rmino este ¨²ltimo del que aborrec¨ªa Ortega y Gasset, que no se sent¨ªa coleccionista de ellas). ?Cu¨¢ntas y cu¨¢les? Algunos se?alan a dos o tres; otros, como Josep Colomer, cuentan hasta ocho. Pero lo que poca gente considera es que una ¡°naci¨®n con naciones¡± pronto se convertir¨¢ en una ¡°naci¨®n de naciones¡±, pues casi todas las regiones o nacionalidades que no se hayan proclamado nacionalidad o naci¨®n no querr¨¢n ser menos que Catalu?a. Con dos efectos: la devaluaci¨®n del concepto de naci¨®n y la inoperatividad de esa denominaci¨®n de origen para resolver demanda alguna de Catalu?a o Pa¨ªs Vasco en este orden de cosas.
Hay muchas definiciones de lo que es una naci¨®n. Una de las m¨¢s atractivas es la de Otto Bauer, el socialdem¨®crata marxista austroh¨²ngaro (imperio plurinacional). El maestro Manuel Garc¨ªa-Pelayo le dedic¨® hace a?os un magistral estudio: El tema de las nacionalidades: La teor¨ªa de la naci¨®n en Otto Bauer. ¡°Naci¨®n¡±, para Bauer, es una ¡°comunidad de car¨¢cter producida por una comunidad de destino¡± (o tambi¨¦n al rev¨¦s). Explicaba que comunidad de destino ¡°no significa sometimiento a un mismo destino, sino vivencia com¨²n del mismo destino, en permanente comunicaci¨®n y continua interacci¨®n rec¨ªprocas¡±. El destino no es, sino que se crea. A diferencia del pueblo.
No entramos aqu¨ª en la diferencia entre naci¨®n y nacionalidad, pues la Constituci¨®n viene de un tiempo hist¨®rico particular. Pero hablar de la posible existencia de naciones en Espa?a, de una naci¨®n con naciones, nos lleva tambi¨¦n a diferenciar entre lenguaje y metalenguaje. Hay espa?oles que s¨®lo se sienten espa?oles. Hay otros que se sienten espa?oles y catalanes o vascos, por ejemplo. Y otros que se sienten solo esto ¨²ltimo. ?Son equivalentes los sentidos de naci¨®n para cada cual? Probablemente no, lo que ya es un problema en s¨ª. Aunque ya lo hemos dicho en m¨¢s de una ocasi¨®n: para encauzar las fuerzas disgregadoras desatadas una vez m¨¢s se requiere que Espa?a se dote de un proyecto atractivo, que ha perdido, y no s¨®lo por los nacionalismos. M¨¢s bien, al rev¨¦s.
A estas dimensiones habr¨ªa que a?adir otra que no es ¡°nacional¡±, a saber, la europea, que tiene mucho de comunidad de destino, y, desde luego, de identidad com¨²n o compartida. Ahora bien, tras la idea de Europa no subyace una idea nacional, sino justamente la preservaci¨®n de las naciones, o al menos de los Estados (algo que no est¨¢ ahora tan claro que consiga). ¡°Federaci¨®n de Estados naci¨®n¡±, llam¨® Jacques Delors a la hoy UE. En la Uni¨®n se habla cada vez como meta, como destino, de ¡°soberan¨ªa europea¡±, en lo digital, en lo fiscal y en otros aspectos, m¨¢s all¨¢ de la ¡°autonom¨ªa¡± estrat¨¦gica.
Parece contradictorio el mundo interdependiente en el que vivimos, aunque justamente es por los excesos de estas interdependencias que en buena parte vuelven las aspiraciones soberanistas a todos los niveles. Pero no hay nacionalismo europeo, s¨ª europe¨ªsmo y eurocentrismo, del bueno y del malo.
No deber¨ªa ser gran problema que algunos se sientan o quieran sentirse y ser naci¨®n y metanaci¨®n, salvo que detr¨¢s de este objetivo est¨¦ el anhelo por un derecho a decidir (la independencia, se entiende, o una idea de Espa?a), o el m¨¢s claro, pero no m¨¢s aplicable, concepto de autodeterminaci¨®n, m¨¢s ligado al Estado que a la naci¨®n para Bauer. Pero cuando todas las CC AA (las existentes y las que puedan venir) sean naciones, el objetivo dejar¨¢ de ser ¨²til para los llamados nacionalistas.
Hay que profundizar en la l¨®gica del Estado de las autonom¨ªas, y superar la anterior que convive, por ejemplo, con la importancia de las provincias en el sistema electoral. Habr¨¢ que federalizar m¨¢s. Pensar menos en naciones y quiz¨¢s m¨¢s en territorios que los alemanes llaman L?nder, y otros federalismos, Estados dentro de un Estado.
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