La misionera que quiere que la tierra ¡®llore¡¯ en Mal¨ª
Janeth Aguirre trabaja desde hace 15 a?os con las mujeres de Koulikoro para luchar contra las consecuencias del cambio clim¨¢tico y cree que la mejor arma contra la violencia es la formaci¨®n
Fatumata Sisoko tiene seis hijos. Y cada ma?ana, repite el mismo ritual. Camina seis kil¨®metros desde su casa hasta la orilla del r¨ªo N¨ªger, en Kuolikoro (Mal¨ª), donde cultiva la tierra. "En el pueblo donde vive no hay agua, y hace esas caminatas diarias bajo un sol de 45 grados, comiendo solo una vez. Cada d¨ªa la ves m¨¢s delgada a ella y a sus hijos, que est¨¢n desnutridos", explica la misionera?Janeth Aguirre (Herveo, Colombia, 1976) que asegura que esta imagen, la del?desfile de mujeres, extenuadas y cargadas con el cesto de ropa y hasta con el horno de cocina, les hizo replantearse a ella, y a las hermanas franciscanas con las que trabaja en la zona?desde hace 15 a?os, que era el momento de revertir la situaci¨®n, de hacer llorar a la tierra.?
Hacer llorar a la tierra. O?Ka bougou ka kashi, en lengua local.?Pero, ?qu¨¦ significa??Esta es la expresi¨®n que usan las mujeres agricultoras?para referirse a la necesidad de construir pozos profundos y as¨ª asegurar el suministro de agua todo el a?o, y el cultivo de los huertos, en una tierra que vive el azote de la sequ¨ªa desde hace a?os y?las tr¨¢gicas consecuencias del cambio clim¨¢tico. "Hace 15 a?os la poblaci¨®n ten¨ªa en sus casas pozos para beber, cultivar o lavar la ropa. Ahora no, se secaron y solo tienen agua cuando hay lluvia, y se han reducido a tres", explica Aguirre, que est¨¢ de visita en Madrid con Manos Unidas, como representante de la campa?a Qui¨¦n m¨¢s sufre el maltrato al planeta no eres t¨².?
Ademas de las consecuencias clim¨¢ticas adversas, a estas mujeres agricultoras de Mal¨ª les afectan los conflictos econ¨®micos debido a la saturaci¨®n de las orillas del r¨ªo. "Aparece generalmente un hombre que las obliga a pagar algo tipo alquiler por un par de metros cuadrados, que es lo m¨¢ximo a lo que pueden aspirar", contextualiza la misionera. A todo esto se suman las circunstancias particulares y los tab¨²es, como el que sufren las mujeres viudas. "Suelen decir: 'por mi culpa mi marido muri¨® y no fui una bendici¨®n para ¨¦l'. Est¨¢n repudiadas de la sociedad y?cargan con ese peso", lamenta Aguirre. Para contrarrestar esta situaci¨®n, trabajan con un grupo de viudas, de entre 60 y 100 a?os, para que tengan su propio huerto comunitario y puedan subsistir con lo que plantan y cosechan. "Hemos conseguido que los funcionarios p¨²blicos y la sociedad de Koulikoro quiera ir a comprar sus productos", se alegra.?
Formaci¨®n y oportunidades contra la violencia
Janeth Aguirre, colombiana del eje cafetero, "del coraz¨®n geogr¨¢fico del pa¨ªs", como ella lo define, trabaj¨® en sus inicios en la formaci¨®n de j¨®venes y mujeres en la costa atl¨¢ntica de Colombia y durante tres a?os en las comunidades negras del Pac¨ªfico: "Siento que fue la preparaci¨®n que la vida me dio para venir ac¨¢", explica, refiri¨¦ndose a Mal¨ª. "Viv¨ª en Colombia la ¨¦poca de los a?os setenta y ochenta todos los problemas relacionados con la violencia, pero era algo que pasaba por all¨¢ lejos, nunca pas¨® nada en mi pueblo o en mi familia, y en Koulikoro sucede igual, es una regi¨®n protegida de la violencia", explica.?
Mal¨ª, junto a Burkina Faso y N¨ªger, vive un conflicto armado con continuos ataques yihadistas, que se ha cobrado?la vida de 4.779 personas en 2019, el peor a?o que se recuerda desde que comenzara la crisis en 2012.?¡°El terrorismo encuentra en los poblados del Sahel a personas empobrecidas, sin oportunidades, desatendidas por el Estado y a expensas del dinero r¨¢pido. La ¨²nica manera de contrarrestar la violencia es d¨¢ndole oportunidades a la poblaci¨®n¡±. A esta situaci¨®n se le suma el cierre de 960 colegios en todo el pa¨ªs, con dos millones de ni?os sin escolarizar, seg¨²n Unicef.?
Aguirre, junto con otras 32 hermanas franciscanas, reparten su labor en tres centros en los que atienden directamente a 1.500 personas. La formaci¨®n que imparten va desde salud, a t¨¦cnicas de cultivo o a talleres de mercadotecnia. "El Papa Francisco dice que para cambiar todo esto tiene que haber una motivaci¨®n y una formaci¨®n. Creemos que formar es mejor que dar, porque cuando se les da algo, se lo toman como un regalo, y al final se aprovechan de ello unos d¨ªas y despu¨¦s se pierde", matiza.??
La religiosa franciscana, para quien las mujeres son "una fuerza incomparable de esperanza para el pa¨ªs", tiene clara cu¨¢l es su motivaci¨®n para levantarse y comenzar a trabajar cada d¨ªa: "Ninguna empresa ni ning¨²n marido me pagar¨ªa por hacer algo que me hace tan feliz". Su mayor deseo es dejar ya de ver desfilar a Fatima?Sisoko?y sus hijos desnutridos de camino al r¨ªo.?
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