La ¡®bomba demogr¨¢fica¡¯ africana
El crecimiento de la poblaci¨®n en los pa¨ªses al sur del S¨¢hara genera preocupaci¨®n en Europa y aparece se?alado como el causante del hambre, la pobreza y las migraciones hacia el Viejo Continente

¡°Lo que hace falta en ?frica son m¨¢s condones¡±. ¡°?Por qu¨¦ tienen tantos hijos si no los pueden alimentar?¡±. ¡°Con tanta gente en el mundo no podremos salvar el planeta¡±... Preguntas y opiniones como estas proliferan en las redes sociales y en los comentarios ante las noticias sobre el aumento de la poblaci¨®n (pa¨ªses como N¨ªger podr¨ªan multiplicar su n¨²mero de habitantes por cuatro en 2030 y por 10 en 2050) la prevalencia del hambre (dos de cada 10 africanos no comen lo suficiente) y las migraciones en ¡ªy sobre todo, desde¡ª ?frica subsahariana.
Las proyecciones demogr¨¢ficas mundiales ¡ªse prev¨¦ que en 2050 el n¨²mero de seres humanos supere los 9.000 millones y se acerque a los 10.000¡ª, especialmente impresionantes en el caso africano, son vistas con preocupaci¨®n por los pa¨ªses ricos, donde muchos hablan ya de una bomba demogr¨¢fica africana. De los nueve pa¨ªses que concentrar¨¢n la mitad del crecimiento poblacional de aqu¨ª a 2050, cinco son africanos (Nigeria, R.D. Congo, Etiop¨ªa, Tanzania y Uganda). Y otros como Angola, Burundi, N¨ªger, Somalia, Zambia y la propia Tanzania multiplicar¨¢n por al menos cinco su n¨²mero de ciudadanos. Hoy hay 1.256 millones de africanos; en 2050 se espera que sean el doble; es decir, el continente acapara casi la mitad del crecimiento de la poblaci¨®n mundial.
¡°El problema es que no miramos las cosas con perspectiva: este proceso no es ninguna peculiaridad africana, sino un ciclo por el que otros ya hemos pasado antes¡±, sostiene Julio P¨¦rez D¨ªaz, experto en demograf¨ªa del Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªfica (CSIC) espa?ol. ¡°En la segunda mitad del siglo pasado se hablaba con miedo del crecimiento de la poblaci¨®n en Asia, especialmente en China: hoy all¨ª hay tasas de fecundidad parecidas a las europeas¡±, a?ade.

El origen de estas tormentas demogr¨¢ficas, seg¨²n el investigador, es la reducci¨®n de la mortalidad, sobre todo de la infantil. Cuando hay un alto n¨²mero de nacimientos (por motivos religiosos, culturales o puramente econ¨®micos) y de pronto se multiplica el porcentaje de ni?os que alcanzan la edad adulta, el crecimiento poblacional se dispara. Y, aunque queda camino por recorrer, es lo que esta pasando gracias a los avances en atenci¨®n sanitaria: las muertes de ni?os menores de cinco a?os en ?frica subsahariana han ca¨ªdo m¨¢s de un 30% desde principios de siglo.
¡°Este proceso no es ninguna peculiaridad africana; otros ya lo hemos pasado antes¡±
Pero ese crecimiento poblacional, seg¨²n P¨¦rez D¨ªaz, tiende a estabilizarse: ¡°Si los beb¨¦s que traes al mundo no se mueren y llegan a reproducirse, ya no hace falta tener seis hijos por mujer para que la poblaci¨®n no se extinga. Es la misma tendencia que siguen todos los pa¨ªses menos desarrollados del mundo, no solo los africanos.
Y cuando se extiende la visi¨®n de una familia con pocos hijos a los que se puede cuidar, la gente lo aprecia y adopta, porque para cualquier persona es un drama que se le muera un ni?o¡±, a?ade el dem¨®grafo del CSIC. La posibilidad (y la obligatoriedad) de ir a la escuela, los programas de alimentaci¨®n escolar, los cuidados sanitarios¡ El experto sostiene que, al contrario de lo que pudiera parecer, todas esas redes no incitan a tener m¨¢s hijos, sino a tener menos y atenderlos mejor. "As¨ª que ni bombas demogr¨¢ficas ni nada parecido, es una consecuencia normal del desarrollo", apunta.

El desaparecido m¨¦dico y estad¨ªstico Hans Rosling, famoso por su labor divulgativa sobre salud y demograf¨ªa, sol¨ªa decir que el modo de detener el crecimiento de la poblaci¨®n en estos pa¨ªses es precisamente ese: mejorar las perspectivas de quienes nacen. ¡°Por eso es tan importante invertir en la infancia de estos lugares, porque es la ¨²nica forma de alcanzar un tama?o de la poblaci¨®n que sea sostenible¡±, manten¨ªa el sueco.
El ministro espa?ol de Exteriores y Cooperaci¨®n, Josep Borrell, iba en la misma l¨ªnea cuando advert¨ªa el pasado 4 de julio en el Congreso de los retos en materia migratoria. ¡°La soluci¨®n no es levantar muros¡±, defend¨ªa el ministro. ¡°Es darles oportunidades en su tierra y controlar el crecimiento de la poblaci¨®n para que el desarrollo pueda llegar a todos¡±.
C¨®mo alimentar a todos
Y eso ¡ªel desarrollo¡ª pasa necesariamente por reducir las tasas de hambre de los pa¨ªses del continente. Hace un par de siglos, el cl¨¦rigo brit¨¢nico Thomas Robert Malthus (1766-1834) vino a decir que las hambrunas ¡ªla falta de comida¡ª eran precisamente un mecanismo natural de regulaci¨®n de la poblaci¨®n. ¡°Pero Malthus subestim¨® el ingenio humano: el siglo pasado vimos como los alimentos producidos se doblaban y redoblaban, sobre por el aumento de la productividad gracias a mejores variedades de semillas y animales, irrigaci¨®n, fertilizantes, forraje y energ¨ªa¡±, apunta Josef Schmidhuber, de la FAO (agencia de la ONU para la alimentaci¨®n y la agricultura).

El mundo produce hoy alimentos m¨¢s que de sobra para todos. Si ¡ªseg¨²n la propia FAO¡ª 815 millones de personas pasan hambre, no es porque no haya comida, sino porque no consiguen hacerse con ella. Por conflictos, por desastres naturales o, simplemente, porque no pueden comprarla.
Muchos programas de desarrollo y cooperaci¨®n internacional se centran en mejorar la productividad de los peque?os agricultores africanos, que son parad¨®jicamente quienes m¨¢s hambre pasan. ¡°Pero el hecho de producir m¨¢s comida no arreglar¨¢ el problema de los pa¨ªses m¨¢s afectados. Esa inseguridad alimentaria surge de una falta de productividad de los peque?os agricultores, pero tambi¨¦n de su falta de acceso a la comida. A veces de una mezcla de ambas¡±, se?ala Schmidhuber.

Otras ONG y agencias, en cambio, promueven medidas de planificaci¨®n familiar en los lugares donde la poblaci¨®n aumenta. D¨¦cadas atr¨¢s en Asia, hoy en ?frica. ¡°Pero en los lugares m¨¢s pobres del continente no utilizar¨¢n anticonceptivos mientras sigan viendo a sus hijos morir, mientras no haya un colegio en su pueblo, mientras necesiten que sus ni?os les ayuden a trabajar¡±, dec¨ªa Rosling.
Solo una de cada cuatro mujeres en edad reproductiva utiliza medios contraceptivos en el centro y el oeste de ?frica (en Europa, Am¨¦rica Latina o Norteam¨¦rica la media es de m¨¢s del 70%), y el 20% dice tener necesidades de m¨¦todos de planificaci¨®n familiar que no puede cubrir, seg¨²n la divisi¨®n de Poblaci¨®n de Naciones Unidas.
En pa¨ªses como el propio N¨ªger, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo o Malawi, donde la inmensa mayor¨ªa vive de lo que produce, cualquier ayuda en el campo o con los animales es bienvenida: en las econom¨ªas agrarias, la prole siempre ha sido mano de obra.

La soluci¨®n al hambre y la necesidad, estima Schmidhuber, deber¨¢ pasar por una transformaci¨®n como la que se produjo en Asia con la transformaci¨®n del sector agr¨ªcola: los campesinos que pierden su sitio en el proceso, son absorbidos por una incipiente industria manufacturera que se desarrolla en paralelo. Consiguen trabajos menos inciertos que generan nuevas fuentes de ingresos. Eso, complementado con programas de protecci¨®n social y acceso a la educaci¨®n, empezar¨ªa a gestar un cambio en las din¨¢micas econ¨®micas y demogr¨¢ficas.
Otra de las claves, como apuntaba Borrell y coinciden Perez D¨ªaz y Schmidhuber, hay que buscarla en el empoderamiento femenino. Como ejemplo, Ir¨¢n: a finales de los setenta, cuando se produjo la Revoluci¨®n Isl¨¢mica, las iran¨ªes ten¨ªan una media de 6,4 hijos. Y pese a lo estricto de la doctrina religiosa, hoy tienen 1,6. ¡°Las mujeres han accedido a la educaci¨®n y en vez de casarse a los 15 a?os, ahora se dedican a ampliar sus estudios y crearse su propio futuro laboral hasta los 30. L¨®gicamente, as¨ª la fecundidad cae¡±, observa el dem¨®grafo del CSIC.
?No hay planeta para tantos?
Otra de los temores que se oponen al aumento de la poblaci¨®n en los pa¨ªses africanos es que pone en jaque la lucha contra el cambio clim¨¢tico o que puede contribuir a agotar los recursos naturales como agua, tierras o bosques. ¡°Pero es incre¨ªble la diferencia entre lo que consume un individuo de clase media o alta de un pa¨ªs rico con lo que consume la mayor¨ªa de los habitantes de un pa¨ªs en desarrollo¡±, comenta David Sattertwhaite, profesor del Instituto Internacional para el Medioambiente y el Desarrollo.
Diana Ivanova, investigadora en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnolog¨ªa, y sus colegas realizaron un estudio adjudicando las emisiones de gases de efecto invernadero (las principales causantes del calentamiento global) en funci¨®n del consumo per c¨¢pita de cada pa¨ªs. Y descubrieron que la huella de carbono de un hogar de Luxemburgo (menos de 600.000 habitantes) es seis veces mayor que la media global. En cambio, el impacto de una familia india (1.300 millones de personas) es una cuarta parte de esa media mundial.

"Obviamente, la cantidad de habitantes es una variable relevante, porque todo el mundo tiene unas necesidades m¨ªnimas que conllevan impactos, pero lo que realmente importa es el consumo, lo que compras y gastas. Y eso es algo que depende b¨¢sicamente de la renta¡±, desarrolla Ivanova. El 10% m¨¢s rico genera el 36% de la huella de carbono de los hogares.
Cada vez m¨¢s voces presentan el crecimiento demogr¨¢fico en ?frica como el principal riesgo para la sostenibilidad del planeta. ¡°De alguna manera la amenaza de la superpoblaci¨®n, que viene de pa¨ªses pobres, permite a los ricos desviar su parte de responsabilidad¡±, critica Satterthwaite. ¡°Es una forma de echar la culpa a otros en lugar de buscar una forma innovadora de resolver el rompecabezas¡±, coincide Ivanova. ¡°En lugar de decir a otros que no tengan m¨¢s hijos, deber¨ªamos ser mucho m¨¢s conscientes de nuestro propio impacto¡±, agrega la acad¨¦mica.
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