Tenemos que saber qui¨¦n est¨¢ en el poder
El silenciamiento de Adriano da N¨®brega el pasado 9 de febrero muestra que Brasil es un pa¨ªs en el que los l¨ªmites entre la ley y el crimen se han desdibujado a un nivel sin precedentes
En la semana en que se cumplen 700 d¨ªas del asesinato de Marielle Franco, concejala de R¨ªo de Janeiro y activista por los derechos humanos, la noticia no es la resoluci¨®n del crimen, sino el asesinato de la persona clave para dilucidarlo. La ejecuci¨®n de Marielle marc¨® el momento en que se cruz¨® un l¨ªmite en Brasil. El hecho de que, hasta el d¨ªa de hoy, casi dos a?os despu¨¦s, siga sin saberse por qu¨¦ fue asesinada y qui¨¦n lo orden¨® apunta a una incapacidad creciente y cada vez m¨¢s peligrosa de las instituciones brasile?as para proteger la democracia en el pa¨ªs. El silenciamiento de Adriano da N¨®brega, premeditado o no, el pasado 9 de febrero, muestra que Brasil es un pa¨ªs en el que los l¨ªmites entre la ley y el crimen se han desdibujado a un nivel sin precedentes. No sabemos qui¨¦n est¨¢ en el Gobierno. Y tenemos que saberlo.
La mayor¨ªa ya conoce los hechos. Pero es necesario reafirmarlos. Adriano da N¨®brega podr¨ªa aclarar el sistema de malversaci¨®n de parte de los salarios de los funcionarios del gabinete del entonces diputado estatal Fl¨¢vio Bolsonaro, actualmente senador e hijo del presidente Jair Bolsonaro. Podr¨ªa aclarar cu¨¢l es la profundidad de las relaciones de la familia Bolsonaro con las milicias, grupos paramilitares de R¨ªo de Janeiro. Podr¨ªa ayudar a aclarar el asesinato de Marielle Franco.
Podr¨ªa, pero ya no puede. Fue asesinado en un supuesto tiroteo durante una operaci¨®n conjunta de la Polic¨ªa Militar de Bah¨ªa y la Polic¨ªa Civil de R¨ªo de Janeiro. Decenas de polic¨ªas entrenados fueron supuestamente incapaces de arrestar, en una casa aislada, a una persona considerada esencial para dilucidar los cr¨ªmenes que acechan la Rep¨²blica. Solo fueron capaces de matarlo. Seg¨²n el abogado del fallecido, Paulo Em¨ªlio Catta Preta, N¨®brega habr¨ªa afirmado d¨ªas antes que, si la polic¨ªa lo encontraba, le cerrar¨ªa el pico para siempre. Cuando lo asesinaron, estaba escondido en casa de un concejal del Partido Social Liberal (PSL), en el municipio de Esplanada, en Bah¨ªa. Hasta hace poco, el PSL era el partido del presidente y tambi¨¦n de su primog¨¦nito.
?Qui¨¦n era Adriano da N¨®brega?
N¨®brega hab¨ªa sido capit¨¢n del Batall¨®n de Operaciones Policiales Especiales, cuerpo de ¨¦lite de la Polic¨ªa Militar de R¨ªo de Janeiro. Desde hac¨ªa un a?o era considerado pr¨®fugo, sospechoso de liderar la milicia de R¨ªo das Pedras, la m¨¢s antigua de R¨ªo, y tambi¨¦n la Oficina del Crimen, un grupo de asesinos a sueldo formado por polic¨ªas y expolic¨ªas civiles y militares que, seg¨²n la investigaci¨®n, est¨¢ relacionado con la ejecuci¨®n de Marielle Franco. N¨®brega ya hab¨ªa sido arrestado tres veces, una por homicidio y dos por intento de homicidio, y puesto en libertad. Hasta noviembre de 2018, su madre y su mujer trabajaban en el gabinete de Fl¨¢vio Bolsonaro.
N¨®brega era amigo de Fabr¨ªcio Queiroz, sospechoso de comandar el sistema de malversaci¨®n para Fl¨¢vio Bolsonaro y de involucrarse con la milicia de R¨ªo das Pedras. Queiroz, a su vez, no era solo un empleado, sino un amigo personal de Jair Bolsonaro desde la d¨¦cada de 1980. Tambi¨¦n era un polic¨ªa militar retirado. Ingres¨® un cheque de 24.000 reales (unos 5.500 d¨®lares) en la cuenta de la primera dama, Michelle Bolsonaro.
El hombre que fue asesinado lo apoyaba p¨²blicamente la familia Bolsonaro mientras ejerc¨ªan sus cargos como parlamentarios. Como diputado estatal, Fl¨¢vio Bolsonaro le concedi¨® al entonces polic¨ªa la medalla de Tiradentes, la mayor distinci¨®n de la Asamblea Legislativa de R¨ªo de Janeiro. En ese momento, 2005, N¨®brega estaba cumpliendo condena por el asesinato de un guardador de coches que hab¨ªa denunciado a algunos polic¨ªas. Era la segunda vez que el hijo mayor del presidente rend¨ªa homenaje al polic¨ªa militar. Tambi¨¦n en 2005, Jair Bolsonaro, entonces diputado federal, pronunci¨® un discurso en la C¨¢mara de los Diputados, defendiendo a N¨®brega y protestando por su condena por homicidio. Seg¨²n la Fiscal¨ªa de R¨ªo de Janeiro, Queiroz utiliz¨® las cuentas de N¨®brega para transferir dinero procedente del sistema de malversaci¨®n del gabinete de Fl¨¢vio Bolsonaro.
Los dos acusados por el asesinato de Marielle Franco y el conductor Anderson Gomes son el polic¨ªa retirado Ronnie Lessa, que habr¨ªa efectuado los disparos, y el expolic¨ªa militar ?lcio Vieira de Queiroz, que conducir¨ªa el coche. Se sospecha que ambos pertenecen a la Oficina del Crimen, liderada por Adriano da N¨®brega. Ronnie Lessa, a su vez, viv¨ªa en la misma urbanizaci¨®n que Jair Bolsonaro, en el barrio de Barra da Tijuca, en R¨ªo de Janeiro.
En este mapa de coincidencias y sospechas, Adriano da N¨®brega era la persona capaz de establecer las conexiones y llenar las lagunas. Pero est¨¢ muerto.
Lo que no puede ser
Todas las coincidencias pueden ser solo coincidencias. Puede que la familia Bolsonaro solo peque de ingenuidad al elegir amigos y colaboradores. Puede que Fl¨¢vio Bolsonaro solo estuviera demasiado distra¨ªdo para darse cuenta de lo que supuestamente estaba sucediendo en su gabinete de manos de su amigo Queiroz. Puede que Bolsonaro no haya tenido relaciones con este vecino llamado Ronnie Lessa. Puede que el grupo de polic¨ªas de Bah¨ªa y R¨ªo que fueron a arrestar a N¨®brega sean solo incompetentes. Puede que esta cantidad de polic¨ªas militares y expolic¨ªas sospechosos de delitos sea solo ocasional y no revele nada sobre lo que ha llegado a convertirse la instituci¨®n de la Polic¨ªa Militar.
Lo que no puede ser es que continuemos sin saber si Bolsonaro y su clan est¨¢n involucrados o no con criminales. Si Bolsonaro y su clan est¨¢n involucrados o no con las milicias. Si hubo o no malversaci¨®n de fondos en el gabinete de Fl¨¢vio Bolsonaro. Lo que no puede ser es que, 700 d¨ªas despu¨¦s del asesinato de Marielle Franco, Brasil ¡ªy el mundo¡ª no sepa qui¨¦n orden¨® que la mataran. Y por qu¨¦.
Nada es normal en el Brasil de hoy
Se est¨¢ realizando un esfuerzo para tratar lo que Brasil experimenta hoy como normalidad. Como si solo hubieran sucedido anomal¨ªas que pudieran corregirse en el curso del proceso electoral y bajo la supervisi¨®n de instituciones robustas. Como si lo que sucede formara parte del juego de la democracia. Sin embargo, lo que sucede en Brasil hoy no tiene nada de normal.
Existe una fuerte sospecha de que Adriano da N¨®brega fue ejecutado para que no pudiera contar lo que sab¨ªa. Aunque hubiera sido incompetencia policial, ?c¨®mo puede ser normal que una parte importante de la poblaci¨®n brasile?a est¨¦ convencida de que los polic¨ªas militares trabajan para s¨ª mismos o para intereses que no son los de la poblaci¨®n ni de la justicia? ?C¨®mo puede ser normal que esta red de sospechosos sean polic¨ªas o expolic¨ªas? ?C¨®mo puede ser normal convivir con el poder de las milicias, que est¨¢n formadas por miembros de las fuerzas de seguridad formales de los estados? ?Y c¨®mo puede ser normal que el ADN de los milicianos est¨¦ en los actos y hechos del presidente de la Rep¨²blica, de un senador de la Rep¨²blica que es el hijo del presidente y otros familiares del clan? Este Brasil no ha nacido ahora, pero solo hoy tenemos a un presidente y una familia presidencial involucrados en tantas coincidencias criminales, que producen cada vez m¨¢s sangre y parecen estar cada vez m¨¢s lejos de ser aclaradas.
Bolsonaro y las instituciones
La trayectoria de Jair Bolsonaro puede contarse por la acci¨®n y tambi¨¦n por la inacci¨®n de las instituciones brasile?as. Si el entonces capit¨¢n hubiera sido condenado por el Superior Tribunal Militar, en lugar de ser absuelto, por planear poner bombas en cuarteles para protestar por los bajos salarios, ?el pa¨ªs ser¨ªa diferente hoy? Si el entonces diputado federal Jair Bolsonaro hubiera sido juzgado y condenado por cada declaraci¨®n racista e incitaci¨®n a la violencia que pronunci¨® durante sus casi 30 a?os en el Congreso, ?Brasil ser¨ªa diferente hoy? Si el entonces parlamentario Jair Bolsonaro hubiera sido juzgado e inhabilitado por honrar a un torturador durante el impeachment a Dilma Rousseff, ?Brasil ser¨ªa diferente hoy?
El ejercicio de "qu¨¦ pasar¨ªa si" es solo eso, un ejercicio para iluminar mejor lo que realmente sucedi¨®. O lo que realmente no sucedi¨®. Lo que tenemos que afrontar, hoy, es qu¨¦ hacer ante esta realidad ahora. No qu¨¦ pa¨ªs ser¨ªa Brasil, sino qu¨¦ pa¨ªs ser¨¢ Brasil si no descubrimos por qu¨¦ no podemos descubrir qui¨¦n orden¨® la muerte de Marielle Franco.
La pregunta m¨¢s peligrosa
La aparente imposibilidad de dilucidar la muerte de Marielle, que ya suscit¨® declaraciones alarmantes por parte de autoridades p¨²blicas en un pasado reciente, nos arroja a preguntas cada vez m¨¢s peligrosas. Las preguntas peligrosas suelen ser las m¨¢s importantes.
Hace mucho tiempo que sabemos que existe un poder paralelo en Brasil. Un poder delictivo que, en diferentes momentos, tuvo y tiene ramificaciones en la estructura del Estado. Las milicias de R¨ªo, herederas de los escuadrones de la muerte formados por polic¨ªas, son el mejor ejemplo de esta distop¨ªa que se ha hecho realidad. Y tambi¨¦n de su evoluci¨®n a¨²n m¨¢s perversa, al confundirlas en las ¨²ltimas d¨¦cadas con el propio Estado, en la medida en que son agentes del Estado que utilizan la estructura del Estado para controlar las favelas, sacar provecho de este dominio y ejecutar a quienes se oponen a su poder. Empezaron a actuar con la excusa de proteger las favelas y las periferias del narcotr¨¢fico. Y se han vuelto incluso peores. En algunos casos, las milicias son socias de los traficantes; en la mayor¨ªa, son m¨¢s poderosas.
?C¨®mo pueden los ciudadanos oponerse a un poder que controla, a la vez, el crimen y las fuerzas de represi¨®n del crimen, la usurpaci¨®n de los servicios p¨²blicos y los propios servicios p¨²blicos, un poder que incluso vende lotes de votos en las elecciones, como hacen algunas milicias? Las muchas favelas que ahora son rehenes de las milicias en R¨ªo pueden contar c¨®mo es vivir bajo el yugo de la ley que corrompe la ley, de los polic¨ªas que son criminales.
Lo que Adriano da N¨®brega podr¨ªa aclarar es si este poder ya no es paralelo. Si hemos llegado a un punto en que uno y otro son el mismo, tambi¨¦n en la sede del Gobierno. Podr¨ªa, pero ya no puede. Y nosotros, que estamos (todav¨ªa) vivos, ?qu¨¦ podemos hacer? Y, lo que es m¨¢s importante, ?qu¨¦ haremos?
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Brasil, construtor de ruinas, Coluna Prestes ¨C o avesso da lenda, A vida que ningu¨¦m v¨º, O olho da rua, A menina quebrada, Meus desacontecimentos, y de la novela Uma duas. Sitio web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum.Facebook:@brumelianebrum.Instagram: brumelianebrum
Traducci¨®n de Meritxell Almarza
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