Los responsables intelectuales
La austeridad dej¨® de ser una idea contra el derroche y se convirti¨® en algo peligroso
Las ideas equivocadas tambi¨¦n son responsables de que los ciudadanos hayan vivido casi una d¨¦cada de profunda crisis econ¨®mica, mientras cre¨ªan estar seguros y que no se repetir¨ªan los excesos del pasado. Es imprescindible corregirlas para que las dificultades no vuelvan. Una de esas ideas fue la llamada ¡°austeridad expansiva¡±, que dec¨ªa que todo ajuste basado en un recorte del gasto p¨²blico tendr¨¢ finalmente car¨¢cter expansivo, olvidando a los que se quedan por el camino. Sus te¨®ricos han sido los responsables intelectuales de la Gran Recesi¨®n, a los que se han de unir los protagonistas pr¨¢cticos de la mayor operaci¨®n de enga?o de la historia moderna (una redistribuci¨®n de la renta y la riqueza a la inversa) y los supervisores que no supervisaron.
Uno de los personajes que aplicaron con m¨¢s rigor esa austeridad expansiva fue el alem¨¢n Wolfgang Sch?uble, hoy presidente del Bundestag y antiguo ministro de Finanzas, que acaba de declarar que no cree que el populismo sea consecuencia de las pol¨ªticas de austeridad por las que una parte importante de los europeos se sinti¨® abandonada: ¡°Los hechos hablan en contra de esas suposiciones no acad¨¦micas (¡). Yo creo que las causas son otras¡±.
La austeridad expansiva tiene varios padres. Ahora, uno de ellos, el profesor de la Universidad de Harvard Alberto Alesina, publica un libro (Austeridad; Deusto) en el que reivindica lo que ¨¦l mismo y su colega Silvia Ardagna llevan diciendo desde finales de los a?os noventa: que no hay una sino dos austeridades: la basada en la subida de los impuestos (austeridad recesiva) y la que se centra en el recorte de gastos, que es la buena porque la austeridad y el crecimiento se hacen compatibles (austeridad expansiva). Nuestras investigaciones, dice Alesina, certifican que hay una diferencia importante en cuanto al efecto de los planes de la austeridad basado en el aumento de los impuestos y los paquetes de medidas de consolidaci¨®n centradas principalmente en las reducciones del gasto. A favor de estos ¨²ltimos.
Los autores (Alesina y dos profesores de Mil¨¢n) acusan a los que han hecho balance de las pol¨ªticas seguidas durante la Gran Recesi¨®n en Europa y las han calificado de estrepitoso fracaso, porque el crecimiento ha sido menor que antes y la deuda no ha disminuido, de llevar a una discusi¨®n t¨®xica o cuando menos ¨¢spera e ideologizada, lo que termina produciendo una conversaci¨®n in¨²til e improductiva. Sin embargo, a lo largo de las 335 p¨¢ginas de su texto no hay ni una sola reflexi¨®n central sobre los perdedores de las pol¨ªticas de recortes de gasto y devaluaci¨®n salarial que se han aplicado al menos entre los a?os 2008 y 2014.
Alesina contesta directamente a los que afirman que la austeridad, tal como ha sido concebida (una forma de deflaci¨®n voluntaria por la cual la econom¨ªa entra en un proceso de ajuste basado en m¨¢s paro, reducci¨®n de salarios y un menor gasto social con el objeto de disminuir la deuda y el d¨¦ficit), es una idea peligrosa que ha sido refutada por la realidad, sin que sus te¨®ricos hayan hecho la menor autocr¨ªtica acad¨¦mica o profesional. Mark Blyth, un profesor de la Universidad de Brown, escribi¨® en 2014: ¡°No obstante, y a pesar de que [incluso] el Fondo Monetario Internacional ha perdido la fe en la austeridad, esto no significa que sus defensores no est¨¦n tratando de encontrar nuevos ejemplos de su (presunto) funcionamiento positivo. Hay demasiadas reputaciones en juego, y demasiado es tambi¨¦n el capital pol¨ªtico invertido, como para permitir que unos simples e inoportunos hechos vengan a interponerse en el camino de esta ideolog¨ªa¡±.
Alesina et altri escriben que no es cierto que la austeridad sea un ¡°beso de la muerte¡± para los Gobiernos que adoptan este tipo de pol¨ªticas. Desmienten con ello aquellas declaraciones del expresidente de la Comisi¨®n Europea Jean-Claude ?Juncker cuando dijo sobre los programas de ajuste: ¡°Todos sabemos qu¨¦ pol¨ªticas debemos aplicar, lo que no sabemos es c¨®mo salir reelegidos si las aplicamos¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.