Fortalecer la acci¨®n humanitaria: exigencia ¨¦tica, necesidad racional
El presupuesto para este apartado de cooperaci¨®n se ha reducido tanto que impide una actuaci¨®n m¨ªnimamente digna y a la altura de las necesidades que cualquier situaci¨®n compleja plantea
T¨¦rminos como emergencia, desastre, crisis, guerra, desplazamiento forzado, refugiados o conflicto violento son cada vez m¨¢s habituales en el lenguaje cotidiano y en los medios de comunicaci¨®n. Ya casi nadie se atreve a acusar de catastrofismo al que los usa. Pareciera, incluso, que tras eventos como la reciente COP25 celebrada en Madrid la conciencia ciudadana y pol¨ªtica sobre estas cuestiones, especialmente sobre las ambientales, haya avanzado y que se est¨¦n empezando a tomar medidas urgentes con car¨¢cter internacional.
Y, sin embargo, una de las modalidades de la cooperaci¨®n internacional dise?ada espec¨ªficamente para paliar y mitigar las consecuencias de los eventos antes citados, como es la acci¨®n humanitaria, se ha reducido tanto que impide una actuaci¨®n m¨ªnimamente digna y a la altura de las necesidades que cualquier an¨¢lisis de la compleja situaci¨®n internacional plantea.
Desde el a?o 2004 el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria (IECAH) en colaboraci¨®n con M¨¦dicos sin Fronteras publica los informes sobre esta cuesti¨®n. A lo largo de estos a?os hemos ido constatando c¨®mo, pese al leve aumento que ha experimentado la ayuda internacional, la acci¨®n humanitaria oficial espa?ola se ha reducido m¨¢s del 80% desde el a?o 2009, ostentando el triste r¨¦cord de ser la pol¨ªtica p¨²blica que m¨¢s ha sufrido los efectos de los recortes.
Adem¨¢s, pese a que la media entre los pa¨ªses donantes y los compromisos asumidos por Espa?a internacionalmente recomiendan que la acci¨®n humanitaria sea, al menos, el 10% de la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo), en el a?o 2018 tan solo supuso el 2,36%. La incongruencia entre hablar cada vez m¨¢s de los problemas que nos afectan, por ejemplo el incremento del desplazamiento forzado por causas clim¨¢ticas, y no dedicar ni un euro m¨¢s a sus consecuencias, produce sonrojo.
?No ser¨ªa conveniente, incluso por motivos de mero inter¨¦s nacional, dedicar m¨¢s recursos a paliar los efectos de los graves problemas que diagnosticamos? La pol¨ªtica de menos recurso, m¨¢s discurso que se ha seguido en muchos ¨¢mbitos de nuestra acci¨®n exterior tiene sus l¨ªmites: un donante habla con fondos y si ¨¦stos no est¨¢n a la altura de los compromisos lo convierten en irrelevante. Los esfuerzos de la llamada diplomacia humanitaria espa?ola en temas como la protecci¨®n de los servicios sanitarios en los conflictos armados, la protecci¨®n de la infancia, o la agenda de mujer, paz y seguridad son muy loables, pero deben tener su correlato presupuestario. De lo contrario, se convierten en mera ret¨®rica.
Hemos ido constatando c¨®mo, pese al leve aumento que ha experimentado la ayuda internacional, la acci¨®n humanitaria oficial espa?ola se ha reducido m¨¢s del 80%
M¨¢s all¨¢ de las cifras, la acci¨®n humanitaria se enfrenta a enormes retos en el plano internacional que nuestra cooperaci¨®n deber¨ªa asumir. No se trata solo de que hayan aumentado cierto tipo de desastres y que los conflictos violentos sean cada vez m¨¢s complejos, con violaciones crecientes del derecho internacional humanitario (DIH) y los derechos humanos. Se trata de que a estas realidades se han venido a sumar las consecuencias de otras formas de violencia, de nuevos patrones de desplazamiento forzado y otras situaciones que generan el sufrimiento humano al que la acci¨®n humanitaria trata de responder.
Los escenarios son cada vez m¨¢s dif¨ªciles. Existen crecientes problemas de inseguridad y de criminalizaci¨®n de las poblaciones afectadas por las crisis. La mal llamada guerra contra el terror est¨¢ teniendo graves consecuencias dificultando el acceso a numerosas poblaciones cuyos derechos son violados y no logran satisfacer sus necesidades b¨¢sicas. Muchas de ellas, ligadas con el mantenimiento de la propia vida. Suministrar asistencia y protecci¨®n con independencia e imparcialidad sigue siendo una dif¨ªcil tarea. Pero sigue siendo un imperativo de humanidad para las sociedades democr¨¢ticas desarrolladas.
Y en este contexto, hay que decir que la Agenda 2030, aparente buque insignia del nuevo gobierno, solo aborda de modo muy marginal las cuestiones relacionadas con los conflictos, el desplazamiento forzado, o las crisis humanitarias. Los nuevos responsables del gobierno deber¨ªan ser conscientes de ello y, en un sano ejercicio de coherencia de pol¨ªticas, abordar la integralidad de los problemas que afectan al planeta y que no se tratan con profundidad en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Existe vida m¨¢s all¨¢ de la Agenda 2030 y m¨¢s vale que nos demos cuenta de ello.
La mayor parte de las cuestiones aqu¨ª tratadas se incluyeron en la Estrategia de Acci¨®n Humanitaria de la Cooperaci¨®n Espa?ola 2019-2026, aprobada el pasado a?o pero que, debido a la situaci¨®n de interinidad pol¨ªtica, no se ha puesto en marcha de modo decidido. Adem¨¢s, partimos de la buena noticia que ha sido la inclusi¨®n en el punto 11.5 del Acuerdo de Coalici¨®n entre PSOE y Unidas Podemos de una referencia expl¨ªcita a incrementar "los recursos presupuestarios hasta situarnos en el 0,5% de la RNB a final de la legislatura, destinando el 10% de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) a la ayuda humanitaria¡±. Conseguir la aplicaci¨®n de este compromiso ya ser¨ªa un avance sustancial.
La celebraci¨®n en el a?o 2016 de la Cumbre Mundial Humanitaria y la aprobaci¨®n de la Agenda para la Humanidad supuso un hito en la toma en consideraci¨®n sobre la especificidad y singularidad de la acci¨®n humanitaria en el escenario internacional. Especificidad que viene dada por la necesidad de mantener ciertos principios y por el respeto de marcos jur¨ªdicos espec¨ªficos como el derecho de las poblaciones refugiadas. Los esfuerzos humanitarios pueden y deben complementar otros aspectos de la cooperaci¨®n internacional como el desarrollo o la construcci¨®n de la paz. Pero no deben confundirse con ellos y, mucho menos, convertirse en mero instrumento al servicio de otros objetivos, por muy loables que estos sean. Este es el reto para el nuevo gobierno: situar la acci¨®n humanitaria espa?ola en el lugar que una sociedad solidaria como la nuestra merece. Ni m¨¢s, ni menos.
Francisco Rey Marcos es codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria (IECAH).
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.