Un robo que cambi¨® la historia del rock: cinco segundos de magia
El 'riff' de 'Johnny B Goode' est¨¢ entre los m¨¢s imitados. La canci¨®n es de Chuck Berry, pero ese sonido lo birl¨® de otra parte. Esta es la historia
Chuck Berry nunca neg¨® los hechos. No se le puede acusar de tirar la piedra y esconder la mano. Pero lo cierto es que la confesi¨®n en toda regla no se produjo hasta m¨¢s de 30 a?os despu¨¦s de cometido el delito. En una entrevista para el documental de 1987 Hail Hail Rock ¡®n¡¯ Roll, a Berry le preguntaron por en¨¦sima vez por su riff de guitarra m¨¢s legendario, el de Johnny B. Goode (1958), apenas cinco segundos de m¨²sica que forman parte del patrimonio inmaterial de la humanidad. ¡°?De d¨®nde lo sacaste, Chuck? Un hallazgo as¨ª no se hace todos los d¨ªas¡±. Modesto, locuaz y menos gru?¨®n que de costumbre, Berry admiti¨® hab¨¦rselo ¡°robado¡± a un grande: ¡°Ya sabes, no hay nada nuevo bajo el sol¡±. Y a continuaci¨®n, se sent¨® a ense?arle a su ilustre disc¨ªpulo Keith Richards, productor de la pel¨ªcula, como tocaba ¨¦l ese par de notas m¨¢gicas rescatadas de un acervo com¨²n, de uno de los afluentes del gran r¨ªo del que se nutre el oc¨¦ano del rock¡¯n¡¯roll. ¡°Pon los dedos as¨ª, Keith¡±. ¡°Lo que t¨² me digas, Chuck¡±.
M¨¢s de 30 a?os tarde, Berry habl¨®: ¡°Estaba esa canci¨®n de Louis Jordan. Yo deb¨ª escucharla en la gramola de alg¨²n bar, a finales de los a?os 40. Me fij¨¦ en su 'riff' de introducci¨®n. Lo archiv¨¦ en mi cerebro¡±
Un par de a?os m¨¢s tarde, en una entrevista con una emisora de radio de San Luis, Berry (Misuri, EE. UU., 1926-2017) fue a¨²n m¨¢s expl¨ªcito en el reconocimiento de esa vieja deuda: ¡°Estaba esa canci¨®n de Louis Jordan [Ain't That Just Like a Woman (They'll Do It Every Time), 1946]. Yo deb¨ª escucharla en la gramola de alg¨²n bar, a finales de los a?os 40. Me fij¨¦ en su riff de introducci¨®n, que me pareci¨® brillante, lo archiv¨¦ en mi cerebro y, muchos a?os despu¨¦s, cuando escrib¨ªa Johnny B. Goode, sali¨® a flote y lo incorpor¨¦ a la canci¨®n¡±. Jordan hab¨ªa fallecido hac¨ªa unos a?os.
Tal y como lo describe Berry, aquello fue una apropiaci¨®n casi inconsciente. Un gui?o, un homenaje, en absoluto un robo flagrante. Era otra ¨¦poca. Los pioneros como ¨¦l exploraban por entonces un nuevo territorio musical y las ideas estaban en el aire, listas para cualquiera que quisiese pescarlas al vuelo.
'Johnny B. Goode', de Chuck Berry, de 1958.?
Es m¨¢s, Chuck reconoci¨® tambi¨¦n que hab¨ªa rescatado en Johnny B. Goode un par de notas de guitarra de un tema de T-Bone Walker titulado Strolling with bones, una segunda apropiaci¨®n bastante m¨¢s discreta y que hab¨ªa pasado desapercibida hasta entonces. Preguntado sobre si era la suya una canci¨®n hecha de retales de temas ajenos, una especie de mecano con piezas rescatadas de aqu¨ª y all¨ª, Chuck vino a decir que casi todos los temas de aquella ¨¦poca se construyeron as¨ª.
Un riff es un breve fragmento de m¨²sica, una sencilla l¨ªnea mel¨®dica o r¨ªtmica que se repite varias veces a lo largo de la canci¨®n o, como en este caso, sirve de base para todo el tema. En Johnny B. Goode, todo el tema se estructura alrededor de ese riff de introducci¨®n de guitarra id¨¦ntico al que tocaba Carl Hogan en la introducci¨®n de Ain¡¯t That Just Like a Woman (They'll Do It Every Time), de Louis Jordan (Arkansas, 1908- California, 1975). Esas notas brillantes y precisas son el esqueleto de la canci¨®n. Las tocaba Carl Hogan (1917-1977) ya que Jordan, adem¨¢s de componer, cantaba y tocaba el saxo.?
'Ain't that just like a woman (They'll do it every time)', de Louis Jordan, de 1946.
Antes de que la confesi¨®n del padre de la criatura zanjase el debate, los expertos hab¨ªan rastreado los or¨ªgenes del riff escurridizo en el desv¨¢n musical de Bennie Goodman, de Charlie Christian e incluso de Robert Johnson, artistas a los que el t¨ªo Chuck hab¨ªa reconocido en alguna ocasi¨®n como influencias, gigantes a cuyos hombros val¨ªa la pena encaramarse. Pero no, fue a Louis Jordan, el llamado "rey de las gramolas", el cantante, saxofonista y pianista de Arkansas, uno de los pioneros en la transici¨®n del swing al rythmn and blues, a quien Berry desvalij¨® con algo de nocturnidad, pero sin ninguna alevos¨ªa.
En el pante¨®n del rock hay riffs de guitarra tan reconocibles como los de Smoke on the water (Deep Purple, 1972), Whole lotta love (Led Zeppelin, 1969), (I can¡¯t get no) Satisfaction (Rolling Stones, 1965), Smells like teen spirit (Nirvana, 1991) o You really got me (The Kinks, 1964). Sin embargo, pocos han tenido un impacto cultural y una influencia tan duradera como el de Johnny B. Goode, del que se apropiaron para incorporarlo a sus canciones artistas y bandas como Jimi Hendrix, AC/DC, Rolling Stones, Beatles, Sex Pistols o Led Zeppelin, en homenajes m¨¢s o menos encubiertos y versiones m¨¢s o menos modificadas. El propio Berry lo reutiliz¨® en varias canciones: Roll over Beethoven, Carol, Jo Jo June, Sweet little rock'n'roller, Back in U.S.A...?
El caso es que as¨ª arranca, con un riff pescado al vuelo, rescatado de un ¨¦xito de finales de los 40, la gran canci¨®n (parcialmente) autobiogr¨¢fica de Chuck Berry, escrita en 1955 y grabada en 1958. Es la historia de un chaval de pueblo que viv¨ªa en la Luisiana profunda, aunque no lejos de Nueva Orleans, y que tocaba la guitarra como si le fuese la vida en ello. Johnny era un paleto de pueblo, pero no carec¨ªa de ambici¨®n. Ten¨ªa un sue?o y un proyecto vital: estaba dispuesto a exprimir su talento con la guitarra hasta hacerse rico.
Tal y como explicaba el escritor brit¨¢nico Joe Queenan en un art¨ªculo para The Guardian, Berry no era del Profundo Sur, sino de un barrio de clase media de San Luis, Misuri, ¡°una ciudad del Medio Oeste inusualmente cosmopolita y con una rica tradici¨®n musical¡±. Tampoco era un pueblerino analfabeto, sino m¨¢s bien un hombre de una cierta cultura, capaz de escribir canciones narrativas bien engarzadas y con sentido y en las que se hace uso de un amplio l¨¦xico: a Queenan le llamaba la atenci¨®n que fuese el primer compositor de rock¡¯n¡¯roll que incluy¨® en sus temas de palabras como ¡°omitir¡±.
Chuck tampoco compart¨ªa con Johnny el color de la piel (1955 no era el mejor a?o para que sonasen en la radio canciones narrativas protagonizadas por un negro, aunque su autor lo fuese) ni la pobreza casi franciscana, pero al margen de esas diferencias, los detalles de su vida, de esa historia de ¨¦xito contra todo pron¨®stico a base de terca perseverancia y talento, est¨¢n en la canci¨®n. Queenan destaca que Berry fue de los primeros m¨²sicos afroamericanos en hablar de dinero y de c¨®mo ganarlo tocando la guitarra. De ir a la gran ciudad y convertirse en l¨ªder de una banda de ¨¦xito. Cuando jalea a Johnny (¡°Go, Johnny, go, go!¡±) se est¨¢ jaleando a s¨ª mismo.
Pero las cosas rara vez son tan sencillas. Adem¨¢s de un esbozo de autobiograf¨ªa, Johnny B. Goode viene a ser tambi¨¦n una broma privada. Su t¨ªtulo es un juego de palabras m¨¢s que evidente con la frase de complicidad (¡°Johnnie, be good¡±: Johnnie, s¨¦ bueno) que Berry sol¨ªa dedicarle al pianista de su grupo, Johnnie Johnson, al que le gustaba m¨¢s de la cuenta empinar el codo. Las referencias al mal comportamiento de Johnson cuando iban juntos de gira abundan en los primeros temas de Chuck.
En una de las escenas cumbre de Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985) el Marty McFly al que interpreta Michael J. Fox viaja al pasado y asiste al baile de graduaci¨®n de 1955 en que se conocieron sus padres. Convertido en l¨ªder improvisado de la banda del instituto, Marty desata la euforia entre su audiencia en cuanto aborda los primeros compases de Johnny B. Goode. En segundo plano, uno de los m¨²sicos le dice a otro, el guitarrista negro: ¡°?Has o¨ªdo eso, Chuck?¡±. Una ocurrencia esta, la del riff circular, de ida y vuelta, que hubiese encantado al brit¨¢nico H.G. Wells, autor de la novela de ciencia ficci¨®n La m¨¢quina del tiempo.
Wells intu¨ªa que los grandes hallazgos de la historia de la humanidad, del fuego a la agricultura pasando por la rob¨®tica y (s¨ª, por qu¨¦ no), la m¨²sica, vinieron del futuro, tra¨ªdos de vuelta por viajeros en el tiempo a los que gu¨ªa un impulso filantr¨®pico. Hubiese sido bonito, pero el riff escurridizo ven¨ªa, en realidad, del pasado.
Berry se apropi¨® de un hallazgo ajeno y le dio una segunda vida en el marco de la canci¨®n que inaugur¨® una de las vetas m¨¢s f¨¦rtiles del rock¡¯n¡¯roll: la celebraci¨®n del hedonismo, de la ambici¨®n y del orgullo de los hijos bohemios de la clase obrera. Rara vez un par de segundos de m¨²sica pescados al vuelo han dado tanto de s¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.