C¨®mo ayudar a los ni?os a gestionar el autocontrol
Es una de las asignaturas pendientes para muchos adultos por lo que no es de extra?ar que tambi¨¦n lo sea para los m¨¢s peque?os
El autocontrol es una de las asignaturas pendientes para muchos adultos por lo que no es de extra?ar que tambi¨¦n lo sea para los m¨¢s peque?os. Es importante saber que esta valiosa habilidad depende de la corteza prefrontal, la ¨²ltima ¨¢rea cerebral en desarrollarse. Conlleva tambi¨¦n la capacidad de regular las emociones, el pensamiento y el comportamiento de acuerdo con las exigencias de una situaci¨®n. Este conjunto de habilidades se consigue con el tiempo; hay que tener en cuenta que los ni?os desarrollan el autocontrol a diferente ritmo y algunos tardan m¨¢s tiempo que otros. De ah¨ª que est¨¢ valiosa habilidad requiera mucho tiempo para desarrollarse.
A medida que los ni?os crecen ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil que aprendan a esperar, a manejar las situaciones de conflicto o a reflexionar sobre c¨®mo sus acciones pueden afectar a los dem¨¢s. Por ello, nuestra tarea principal como adultos consiste en ir ense?ando a los ni?os poco a poco y a medida que crecen, aptitudes y destrezas que les ayudar¨¢n a tomar las mejores decisiones cuando est¨¦n enfadados o frustrados. En ocasiones esa falta de habilidad genera agresividad en los ni?os.
Seg¨²n Hendrik Vaneeckhaute, psicomotricista relacional: La agresividad es la energ¨ªa generada por el instinto de supervivencia para garantizar las necesidades b¨¢sicas: Alimentaci¨®n, temperatura, abrigo, protecci¨®n, afectividad, etc. Es la energ¨ªa que nos mueve para buscar nuestro bienestar como ser humano. Sin embargo, la presencia serena y constante del adulto puede ayudar a entrenar su inmadurez y ayudar a desarrollar habilidades de autorregulaci¨®n: ?c¨®mo?
- Cubriendo sus necesidades emocionales, afectivas, intelectuales y f¨ªsicas. De esta manera, impedimos que los ni?os entren en un proceso de sobreactivaci¨®n de su agresividad como soluci¨®n para dar salida a sus frustraciones y a las llamadas de atenci¨®n (Hendrik Vaneeckhaute)
- Trabajando la escucha activa y la comprensi¨®n.
- Ayud¨¢ndoles a expresar sus emociones y a entenderse a uno mismo, planteando preguntas que les hagan reflexionar: ?Por qu¨¦ crees que hiciste eso? ?C¨®mo puedes resolverlo la pr¨®xima vez sin da?ar? ?Qu¨¦ crees que puedes hacer la pr¨®xima vez que te enfades?
- Ense?arles t¨¦cnicas de respiraci¨®n lenta, como contar hasta 10, soplar burbujas. Con los m¨¢s peque?os, podemos emplear la t¨¦cnica de oler una flor: con el dedo enfrente de su nariz, le animamos a oler la flor y soplar despacito la vela.
- Permitir que pataleen o descarguen su energ¨ªa en un coj¨ªn o proporcionarles materiales como la plastilina o saco de arena o semillas que pueda aplastar.
- Ense?arles que salvo lo urgente todo puede esperar.
- Diversas investigaciones han demostrado que el movimiento afecta a la qu¨ªmica del cerebro, por tanto, cuando un ni?o ha perdido contacto con su cerebro superior una buena manera de recuperarlo es poni¨¦ndole en movimiento, as¨ª le ayudamos con su bloqueo. Dar un paseo, montar en bici o salir a correr por el jard¨ªn.
- Ayudar al ni?o a identificar y tomar conciencia de lo que le causa estr¨¦s: sue?o, cansancio, hambre o cambios inesperados.
- Empoderar al ni?o ayud¨¢ndole a identificar las se?ales en el cuerpo cuando comienza el enfado: notamos calor, aumenta el ritmo card¨ªaco. Ayudarle a reconocer todas estas se?ales y buscar alternativas para tranquilizarse antes de perder el control.
- Invitar al ni?o a dibujar y representar la emoci¨®n.
- Ofrecer un abrazo y contenci¨®n, los abrazos ayudan a los ni?os a recuperar el equilibrio emocional, controlando la agresividad y disipando la tensi¨®n.
- Trabajando con nosotros mismos: a trav¨¦s del ejemplo, recordando la existencia de las neuronas espejo, a trav¨¦s de las cuales nos contagiamos del estado emocional del otro. Cuando los adultos estamos muy alterados es muy dif¨ªcil que un ni?o permanezca tranquilo. Para ello, hemos de mostrar autocontrol en las situaciones m¨¢s estresantes y dif¨ªciles del d¨ªa a d¨ªa, discusiones en el coche, rabietas, falta de colaboraci¨®n.
Seg¨²n Daniel Siegel, neurocient¨ªfico, seg¨²n experimentamos el mundo, nos relacionamos con los dem¨¢s, y como encontramos sentido a la vida, depende de c¨®mo hemos llegado a regular nuestras emociones. Por tanto, nuestros patrones de autorregulaci¨®n pueden llegar a definir a las personas a lo largo de su vida.
Ruth Alfonso Arias. Educadora Infantil, Educadora de familias de Disciplina Positiva
Fuentes: www.emo.bio. La agresividad infantil, Abril 2016. Jane Nelsen, Cheryl Erwin, Disciplina Positiva para Preescolares: Educar ni?os respetuosos y capaces.
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