Reforma educativa

Dos meses despu¨¦s de su constituci¨®n, el Gobierno ha aprobado el proyecto de ley org¨¢nica de modificaci¨®n de la LOE (LOMLOE), que entierra los aspectos m¨¢s pol¨¦micos de la LOMCE, de la etapa del PP y conocida como ley Wert. El texto es id¨¦ntico al que ya refrend¨® el Consejo de Ministros hace un a?o, de modo que no ser¨¢ necesario el examen de los ¨®rganos consultivos, y recupera buena parte de las premisas de la LOE, nacida en 2006 bajo el mandato de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Al igual que entonces, el PP ya ha anunciado su oposici¨®n, frustrando as¨ª la posibilidad de un consenso y reabriendo las disputas ideol¨®gicas en torno al sistema educativo.

La octava ley de la democracia enmienda las l¨ªneas m¨¢s controvertidas de la norma anterior: sustituye las rev¨¢lidas por evaluaciones de diagn¨®stico; corrige la divisi¨®n de los alumnos en itinerarios seg¨²n su capacidad acad¨¦mica; permite en casos excepcionales obtener el t¨ªtulo de bachillerato con una asignatura suspendida; establece mecanismos para mejorar la formaci¨®n del profesorado; avanza en la universalizaci¨®n de la ense?anza de cero a tres a?os, y declara obligatoria la asignatura sobre valores c¨ªvicos y ¨¦ticos, mientras que la nota de Religi¨®n deja de computar para acceder a la universidad o a las becas. La escuela concertada se presenta como uno de los principales focos de controversia, as¨ª como la subvenci¨®n a los centros que segregan a los alumnos por sexo.

Al margen de los cambios concretos del articulado, la ley aspira a preservar una educaci¨®n de calidad para garantizar la equidad y la inclusi¨®n, y sienta las bases para impedir la segmentaci¨®n del alumnado por razones socioecon¨®micas. Sus impulsores, con la ministra Isabel Cela¨¢ a la cabeza, conf¨ªan en combatir las elevadas tasas de abandono escolar y hacer de la ense?anza uno de los principales motores del ¡°ascensor social¡±.

La norma iniciar¨¢ su tramitaci¨®n parlamentaria en el Congreso sin tener garantizada la mayor¨ªa absoluta necesaria (176 votos). Los socios de Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, suman 155, por lo que habr¨¢n de afrontar un intenso trabajo para atraer apoyos. Ni el PP ni Ciudadanos parecen dispuestos al acuerdo, reincidiendo una vez m¨¢s en su estrategia de utilizar el sistema educativo como moneda de cambio en la batalla partidista. Con este empecinamiento se perder¨¢ otra ocasi¨®n para alumbrar un pacto estable y duradero.

Cambiar el marco normativo en cada legislatura no contribuye a dar estabilidad a uno de los pilares b¨¢sicos del Estado. La sociedad necesita una educaci¨®n inclusiva, encaminada a reequilibrar las desigualdades de origen para que no frustre expectativas, y dotada con financiaci¨®n suficiente para alcanzar los objetivos.