Puerto Rico: entre las protestas del ¡°Verano del 19¡± y el futuro
Una gran parte de la poblaci¨®n espera que los resultados de las elecciones del pr¨®ximo 3 de noviembre consoliden un nuevo rumbo pol¨ªtico en el pa¨ªs
Durante las semanas del 13 al 24 de julio los puertorrique?os experimentaron uno de los momentos m¨¢s importantes en su historia reciente: el ciclo de protestas y movilizaciones sociales conocidas como el ¡°Verano del 19¡±. En toda la historia colonial del pa¨ªs era la primera ocasi¨®n en que un gobernador electo dimit¨ªa de su cargo. Desde los tiempos de la colonizaci¨®n espa?ola y m¨¢s, bajo la dominaci¨®n estadounidense, la percepci¨®n generalizada de que los ciudadanos de Borinqu¨¦n no luchaban arduamente para enfrentar las injusticias pol¨ªticas y sociales era considerada casi un hecho. Sin embargo, en el caso del verano pasado, la historia no fue as¨ª. La decisi¨®n de renunciar del gobernador Ricardo Rossell¨® ocurri¨® luego de la fuerte presi¨®n de m¨²ltiples sectores de la sociedad civil puertorrique?a y ante la inminente posibilidad del residenciamiento (juicio pol¨ªtico) del propio gobernador. Pero, ?qu¨¦ fue el ¡°Verano del 19¡±?, ?qu¨¦ caus¨® las masivas marchas?, y ?cu¨¢l era la situaci¨®n de Puerto Rico en ese momento?
Las manifestaciones del verano fueron una serie de protestas populares convocadas por sectores no tradicionales, ni partidistas, de la sociedad isle?a, concentradas en la calle Fortaleza (denominada desde entonces la calle de la ¡°Resistencia¡±) del Viejo San Juan y otros lugares del pa¨ªs, y que estuvieron claramente marcadas por la falta de un liderazgo organizado. La raz¨®n m¨¢s inmediata del malestar se debi¨® a las expresiones del gobernador Rossell¨® y otros miembros de su gabinete que se dieron a conocer luego de la filtraci¨®n de un chat de 889 p¨¢ginas de la aplicaci¨®n Telegram por parte de la plataforma El Centro de Periodismo Investigativo (CPI). En los mensajes, los integrantes del chat compart¨ªan estrategias para manipular la informaci¨®n en los medios de comunicaci¨®n, memes, burlas, comentarios soeces y homof¨®bicos en contra de adversarios pol¨ªticos y personalidades del pa¨ªs. La filtraci¨®n de estos intercambios provoc¨® cr¨ªticas y solicitudes de renuncias por parte de m¨²ltiples sectores pol¨ªticos, comunitarios, y empresariales. El resultado de las protestas caus¨® que el 24 de julio, el und¨¦cimo gobernador, renunciara a su puesto con fecha de efectividad del 2 de agosto.
Ahora bien, aunque la inconformidad de los puertorrique?os se dej¨® sentir m¨¢s que nunca en el ¡°Verano del 19¡±, el resentimiento y falta de confianza hacia las figuras del gobierno venia madurando desde a?os anteriores.
Comenzando el siglo XXI, la isla hab¨ªa experimentado una fuerte aceleraci¨®n de la inestabilidad social, pol¨ªtica y econ¨®mica. En el 2008, la depresi¨®n econ¨®mica provocada por la crisis inmobiliaria y la quiebra de los grandes bancos en Estados Unidos contagi¨® todos los mercados a nivel global y empeor¨® a¨²n m¨¢s la crisis de la menor de las Antillas Mayores, principalmente en los sectores de empleo (construcci¨®n), causando adem¨¢s el aumento de las quiebras de peque?as y medianas empresas. En 2009, bajo el gobierno del Partido Nuevo Progresista (PNP) de Luis Fortu?o Burset, y su visi¨®n ¡°Neoliberal¡± de disminuir el gasto p¨²blico, se firm¨® la Ley 7 (Ley Especial Declarando el Estado de Emergencia Fiscal) que provoc¨® el despido escalonado en los siguientes dos a?os de aproximadamente 30,000 empleados p¨²blicos. Un n¨²mero notable de afectados por la Ley tuvo que migrar a los Estados Unidos, principalmente al estado de Florida, en b¨²squeda de mejores ofertas de empleo, incrementando a¨²n m¨¢s el descenso demogr¨¢fico en la isla. A ese decenio, no por casualidad, se le conoce en Puerto Rico como la ¡°d¨¦cada perdida¡±.
El escenario para la segunda d¨¦cada del siglo XXI contin¨²o empeorando tr¨¢gicamente. Al punto que, bajo el gobierno del PPD (2013¨C2016) de Alejandro Garc¨ªa Padilla, los bonos del Estado Libre Asociado (ELA) fueron clasificados durante el 2014 por las agencias acreditadoras, Standard & Poor¡¯s, Moody¡¯s y Fitch Ratings, como ¡°chatarra¡±. La situaci¨®n dificult¨® la posibilidad de obtener pr¨¦stamos o financiamiento futuro para las finanzas de Puerto Rico. Durante el 2016 y luego de varios debates infructuosos sobre como solucionar el problema de la deuda p¨²blica, el gobierno incumpli¨® con varios pagos, aumentado la incertidumbre sobre la econom¨ªa insular. Al no contar con m¨¢s opciones, el gobierno del Partido Popular Democr¨¢tico (PPD) recurri¨® al Congreso de Estados Unidos en b¨²squeda de ayuda o de alguna soluci¨®n de emergencia. Al tratarse de un territorio asociado, sin embargo, Puerto Rico no pudo acogerse a la Ley de Bancarrota, como s¨ª en cambio lo pueden hacer otros estados norteamericanos (por ejemplo, el caso de Detroit en 2013). Luego de inmensos debates locales y en Washington, el Presidente Barack Obama firm¨® en junio de 2016 la Ley Promesa (Puerto Rico Oversight, Management, and Economic Stability Act.), estableciendo la creaci¨®n de la Junta de Supervisi¨®n Fiscal (JSF) o Junta de Control Fiscal (JCF). La misi¨®n de la Junta, seg¨²n la Ley, era crear las bases para un crecimiento sostenible y restablecer un horizonte de oportunidades para el pueblo de Puerto Rico. Sin embargo, La Junta se encarg¨® de aprobar, cotejar, recortar y recomendar todos los presupuestos de la isla. La imposici¨®n de la Junta represent¨® para una gran parte de los ciudadanos la rectificaci¨®n de un status colonial, generando acusaciones al Congreso de hacer retroceder la situaci¨®n pol¨ªtica y las relaciones con la metr¨®poli a los a?os de la Ley Foraker. ?sta, aprobada en 1900 por el Congreso de Estados Unidos, hab¨ªa supeditado al nuevo gobierno civil de la isla a la supervisi¨®n de Washington.
En mayo del 2017, a meses de haber comenzado como gobernador, Ricardo Rossell¨® Nevares declar¨® la quiebra de la Isla con el fin de reestructurar la deuda p¨²blica, estimada en unos $70.000 millones. Seg¨²n Rossell¨®, su decisi¨®n de acogerse al T¨ªtulo III de la Ley Promesa representaba un intento para atender la crisis financiera de la isla, luego de terminar la moratoria que imped¨ªa a los acreedores acudir a los tribunales para reclamar el pago de la deuda al ELA. En ese momento, Puerto Rico experimentaba una tasa aproximada de pobreza del 45%, un desempleo que fluctuaba entre un 12% a un 16%, y una reducci¨®n demogr¨¢fica hist¨®rica a causa de la nueva oleada de migraci¨®n hacia a los Estados Unidos.
Como si eso no fuera suficiente, el 20 de septiembre de 2017 la isla fue atravesada por el hurac¨¢n Mar¨ªa, que tuvo uno de los impactos econ¨®micos y ambientales m¨¢s significativos de la historia contempor¨¢nea de la isla. El hurac¨¢n de categor¨ªa 4 destruy¨® miles de casas, destroz¨® techos, arboles, cosechas, infraestructuras e hizo colapsar el servicio de energ¨ªa el¨¦ctrica y de agua potable. El desastre natural caus¨® la muerte directa e indirecta de 4,465 puertorrique?os. Los afectados por el fen¨®meno natural tuvieron que vivir con la nefasta e irresponsable respuesta del gobierno local, de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) y de los reproches y menosprecio continuos del presidente Donald Trump. Ante el dr¨¢stico escenario de vulnerabilidad, la isla sufri¨® uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles de su historia en general. En los meses siguientes, y en medio de la lenta recuperaci¨®n, el gobierno en turno tom¨® decisiones que la ciudadan¨ªa consider¨® muy desafortunadas por las consecuencias directas que tendr¨ªan en las comunidades. Entre ellas, se pueden mencionar el cierre de m¨¢s de 400 escuelas p¨²blicas del Departamento de Educaci¨®n, la creaci¨®n de las escuelas ¡°Charter¡± (financiadas p¨²blicamente, pero gestionadas privadamente), una Reforma Laboral liberalizadora, el aumento de las tarifas y multas ilegales de los peajes, la reducci¨®n de las pensiones y el aumento de los costos (matricula y cr¨¦dito/perdida de exenciones) en la Universidad de Puerto Rico. Adem¨¢s, salieron a relucir en los medios de comunicaci¨®n nuevos esquemas de corrupci¨®n sobre altos funcionarios del gobierno y sus agencias. Fue en este contexto que se dio la divulgaci¨®n del chat de ¡°Telegram¡±, siendo ¨¦ste el detonante ¨²ltimo para el ¡°Verano del 19¡±.
Ahora bien, ?cu¨¢l es el panorama luego de la movilizaci¨®n que caus¨® la renuncia de Rossell¨®? A simple vista un sector importante del pa¨ªs pens¨® que lo logrado en el verano provocar¨ªa un cambio pol¨ªtico y econ¨®mico verdadero. Sin embargo, no fue as¨ª. A nueve meses de las elecciones electorales la inestabilidad pol¨ªtica y general del pa¨ªs es mayor a la que se viv¨ªa antes de los eventos del julio pasado. El gobierno de turno, del Partido Nuevo Progresista, se encuentra dividido por la lucha interna entre bandos, sin atender con urgencia la nueva realidad de los sismos, que vienen ocurriendo desde el 7 de enero, y que ha provocado el desplazamiento de miles de refugiados en el suroeste del pa¨ªs.
Ante ese escenario es medular preguntar: ?el ¡°Verano del 19¡± fue el despertar del pueblo puertorrique?o?, ?es el primer paso hacia un cambio pol¨ªtico m¨¢s profundo? o ?solo fue un movimiento temporal sin direcci¨®n y liderazgo como varios analistas plantean? Al momento no contamos con los argumentos suficientes para llegar a una conclusi¨®n contundente. Sin embargo, una gran parte de la poblaci¨®n espera que los resultados de las elecciones del pr¨®ximo 3 de noviembre consoliden un nuevo rumbo pol¨ªtico en el pa¨ªs. Con el surgimiento de las candidaturas independientes, la fundaci¨®n del Movimiento Victoria Ciudadana y una in¨¦dita participaci¨®n de los j¨®venes en la vida pol¨ªtica del pa¨ªs, junto a la pronosticada abstenci¨®n electoral de afiliados conservadores del PNP ¨C PPD, ese cambio es posible. No obstante, si el resultado favorece a los partidos que se han compartido el poder en los ¨²ltimos 80 a?os, m¨¢s, si Donald Trump es reelecto como Presidente de los Estados Unidos y contin¨²a con su pol¨ªtica de hostigamiento hacia la Isla, las posibilidades de una transformaci¨®n real ser¨¢n muy dif¨ªcil. De ocurrir el segundo escenario, se desvanecer¨¢n muchas de las iniciativas y motivaciones de las generaciones que confiaron y apostaron en el ¡°Verano del 19¡± como el comienzo del cambio pol¨ªtico-social en Puerto Rico en el contexto del siglo XXI con consecuencias dif¨ªciles de prever.
Javier Alem¨¢n Iglesias es profesor de la Universidad Ana G. M¨¦ndez, Recinto de Gurabo, Puerto Rico.
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