Democracias, virus e hip¨¦rboles
El coronavirus ha revelado la repentina fragilidad del mundo desarrollado. Una vulnerabilidad que es el reverso de la indefensi¨®n cr¨®nica que padece la mayor parte de la humanidad
![Una mujer pasa delante de un retrato del presidente chino Xi Jinping en Shangai, China, el pasado 12 de marzo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YSNYCRY6K2XXRAV7FFWJYG4DVQ.jpg?auth=d9b3e9b707df59b8da43832134ec1eccecc1764c1994293e953aea8749d57e09&width=414)
El repentino fervor suscitado por un libro escrito hace 70 a?os no deja de resultar sorprendente. La peste de Albert Camus registra un notable incremento de ventas en Francia e Italia a causa del coronavirus y eso ser¨ªa una espl¨¦ndida noticia si tuviera que ver con la literatura, pues nunca est¨¢ de m¨¢s reivindicar el legado del escritor franco-argelino. Pero la novela no es un libro de autoayuda en tiempos del c¨®lera, sino una par¨¢bola de la Francia bajo el nazismo, encenagada en la podredumbre colonial.
Puede que la tendencia sea solo una reacci¨®n confusa a la hip¨¦rbole que vivimos, que tanto contribuye a retroalimentar a la opini¨®n p¨²blica y a alentar tambi¨¦n el populismo (los recelos nacionales, la desconfianza, las nuevas fronteras). En C¨®mo perder un pa¨ªs (Anagrama), un ensayo sobre el deterioro democr¨¢tico y el auge de las autocracias, Ece Temelkuran recupera un concepto ilustrativo sobre la desmesura de cuando Trump era solo un magnate: la truthful hyperbole, o hip¨¦rbole veraz, que el mandatario defin¨ªa como ¡°una inocente forma de exagerar y una muy efectiva forma de promocionarse¡±. ?l es el vivo ejemplo.
No es el caso, obviamente, del coronavirus: el riesgo epidemiol¨®gico es muy grave. Pero el acaparamiento sin medida ni raciocinio, la sobreinformaci¨®n (y sus bulos) y la sensaci¨®n de cataclismo global son manifestaciones extremas de un elemento que subyace a los populismos: la inseguridad medular. El miedo tambi¨¦n anima una inquietante derivada pol¨ªtica: el hecho de subrayar la eficacia de un r¨¦gimen autoritario como el chino frente a las democracias occidentales a la hora de contener la enfermedad puede ser el corolario de esa hip¨¦rbole que entre todos cebamos. Por eso reviste valor cualquier apelaci¨®n a los deberes ciudadanos. A la responsabilidad c¨ªvica y personal, de la sociedad como un todo org¨¢nico, frente a la pandemia.
En cuanto al consuelo de la literatura, y a tenor de las burradas que inundan las redes, al Covid-19 le ir¨ªan mejor el viejo Nostradamus y su best seller de teor¨ªas conspiranoicas avant la lettre o, hablando de plagas, la lectura del ?xodo sobre las calamidades que Dios infligi¨® a los egipcios y que hoy, emergencia clim¨¢tica mediante, amenazan a parte de la humanidad, como el actual brote de langostas en el Cuerno de ?frica y Pakist¨¢n. Un fen¨®meno que no es noticia ni literatura, solo el presente acuciante de m¨¢s de 30 millones de personas ¡ªsu alcance supera al del coronavirus¡ª cuyas cosechas, y supervivencia, est¨¢n en peligro.
Es solo un ejemplo, otro podr¨ªa ser el ?bola. No son equiparables, ciertamente, y la menci¨®n de los insectos puede sonar na¨ªf y extempor¨¢nea, pero s¨ª cabe extraer algunas ense?anzas. Como ponderar la vulnerabilidad repentina de Occidente frente a la cr¨®nica indefensi¨®n del resto del mundo. O modular el volumen de la propia voz ¡ªaquellos capaces de hacerla o¨ªr¡ª para no alimentar m¨¢s el tumulto.
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