Democracias, virus e hip¨¦rboles
El coronavirus ha revelado la repentina fragilidad del mundo desarrollado. Una vulnerabilidad que es el reverso de la indefensi¨®n cr¨®nica que padece la mayor parte de la humanidad
El repentino fervor suscitado por un libro escrito hace 70 a?os no deja de resultar sorprendente. La peste de Albert Camus registra un notable incremento de ventas en Francia e Italia a causa del coronavirus y eso ser¨ªa una espl¨¦ndida noticia si tuviera que ver con la literatura, pues nunca est¨¢ de m¨¢s reivindicar el legado del escritor franco-argelino. Pero la novela no es un libro de autoayuda en tiempos del c¨®lera, sino una par¨¢bola de la Francia bajo el nazismo, encenagada en la podredumbre colonial.
Puede que la tendencia sea solo una reacci¨®n confusa a la hip¨¦rbole que vivimos, que tanto contribuye a retroalimentar a la opini¨®n p¨²blica y a alentar tambi¨¦n el populismo (los recelos nacionales, la desconfianza, las nuevas fronteras). En C¨®mo perder un pa¨ªs (Anagrama), un ensayo sobre el deterioro democr¨¢tico y el auge de las autocracias, Ece Temelkuran recupera un concepto ilustrativo sobre la desmesura de cuando Trump era solo un magnate: la truthful hyperbole, o hip¨¦rbole veraz, que el mandatario defin¨ªa como ¡°una inocente forma de exagerar y una muy efectiva forma de promocionarse¡±. ?l es el vivo ejemplo.
No es el caso, obviamente, del coronavirus: el riesgo epidemiol¨®gico es muy grave. Pero el acaparamiento sin medida ni raciocinio, la sobreinformaci¨®n (y sus bulos) y la sensaci¨®n de cataclismo global son manifestaciones extremas de un elemento que subyace a los populismos: la inseguridad medular. El miedo tambi¨¦n anima una inquietante derivada pol¨ªtica: el hecho de subrayar la eficacia de un r¨¦gimen autoritario como el chino frente a las democracias occidentales a la hora de contener la enfermedad puede ser el corolario de esa hip¨¦rbole que entre todos cebamos. Por eso reviste valor cualquier apelaci¨®n a los deberes ciudadanos. A la responsabilidad c¨ªvica y personal, de la sociedad como un todo org¨¢nico, frente a la pandemia.
En cuanto al consuelo de la literatura, y a tenor de las burradas que inundan las redes, al Covid-19 le ir¨ªan mejor el viejo Nostradamus y su best seller de teor¨ªas conspiranoicas avant la lettre o, hablando de plagas, la lectura del ?xodo sobre las calamidades que Dios infligi¨® a los egipcios y que hoy, emergencia clim¨¢tica mediante, amenazan a parte de la humanidad, como el actual brote de langostas en el Cuerno de ?frica y Pakist¨¢n. Un fen¨®meno que no es noticia ni literatura, solo el presente acuciante de m¨¢s de 30 millones de personas ¡ªsu alcance supera al del coronavirus¡ª cuyas cosechas, y supervivencia, est¨¢n en peligro.
Es solo un ejemplo, otro podr¨ªa ser el ?bola. No son equiparables, ciertamente, y la menci¨®n de los insectos puede sonar na¨ªf y extempor¨¢nea, pero s¨ª cabe extraer algunas ense?anzas. Como ponderar la vulnerabilidad repentina de Occidente frente a la cr¨®nica indefensi¨®n del resto del mundo. O modular el volumen de la propia voz ¡ªaquellos capaces de hacerla o¨ªr¡ª para no alimentar m¨¢s el tumulto.
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