Una buena nutrici¨®n, asunto p¨²blico y arma esencial contra el coronavirus
Entre las medidas para afrontar la pandemia, los Gobiernos deben apuntalar el sistema alimentario para mitigar las consecuencias negativas sobre el comercio y los mercados de productos frescos
Entre las innumerables lecciones que nos deja ¨Cy nos dejar¨¢¨C la pandemia de la Covid-19 est¨¢n la propia vulnerabilidad del ser humano, la fragilidad de nuestros sistemas de salud y la necesidad de una colaboraci¨®n internacional mucho ¨Cpero mucho¨C m¨¢s estrecha y coordinada. Pero me gustar¨ªa destacar un aspecto relacionado con la alimentaci¨®n que se ha puesto de manifiesto en estas semanas.
Una buena alimentaci¨®n es imprescindible para enfrentar mejor este tipo de enfermedades transmisibles y para que los enfermos se puedan recuperar en las mejores condiciones. La relaci¨®n entre condici¨®n nutricional e inmunidad se ha demostrado ampliamente; y cada vez est¨¢ m¨¢s claro que una generaci¨®n de obesos ¨Ccomo la que desgraciadamente estamos criando¨C ser¨¢ una generaci¨®n de enfermos.
Esa buena alimentaci¨®n, necesaria para enfrentarse al virus, pasa obligatoriamente por el acceso a alimentos frescos, variados y nutritivos. Algo que, en medidas de confinamiento como las que estamos viendo en much¨ªsimos pa¨ªses, es un gran desaf¨ªo.
Por un lado, porque los alimentos envasados aparecen estos d¨ªas como una opci¨®n m¨¢s segura, m¨¢s f¨¢cil de preparar y puede resultar m¨¢s atractiva para los ciudadanos. Y por otro, porque las cadenas de distribuci¨®n de los productos frescos se ven obviamente afectadas por las restricciones propias del distanciamiento social.
Un ejemplo claro de este impacto se refleja en los programas de alimentaci¨®n escolar que tanto ¨¦xito han cosechado en decenas de pa¨ªses en todo el mundo. Al cerrar los colegios, millones de ni?os de entre los m¨¢s vulnerables del planeta han dejado de acceder a los men¨²s escolares. En algunas comunidades de pa¨ªses en desarrollo, estos almuerzos son la ¨²nica comida que estos ni?os y adolescentes realizan a lo largo del d¨ªa.
Se necesitan pol¨ªticas p¨²blicas espec¨ªficas que pongan el foco en una nutrici¨®n saludable y sostenible
Por eso quiero insistir en un mensaje: una buena nutrici¨®n, sobre todo de los ni?os, debe ser considerada, en las actuales circunstancias m¨¢s que nunca, un asunto p¨²blico y una responsabilidad del Estado.
Y de esa responsabilidad emanan dos deberes fundamentales: frenar el deterioro de las dietas en todo el mundo ¡ªtanto en los pa¨ªses ricos como en los pobres¡ª y reforzar los circuitos cortos de producci¨®n y distribuci¨®n de alimentos. Igual que se revigorizan las medidas de higiene o salud (como lavarse las manos), deben redoblarse los esfuerzos para que las personas confinadas en sus casas puedan llevar una dieta saludable. Y del mismo modo que se apoya a la industria para evitar el impacto econ¨®mico de la pandemia, debe apuntalarse el sistema alimentario para mitigar las consecuencias negativas sobre el comercio y los mercados de alimentos.
Si los alimentos ultraprocesados ya eran enormemente populares en todo el mundo debido a su menor precio y al hecho de que son f¨¢ciles de encontrar, almacenar y preparar, con la pandemia, un deterioro de las cadenas de distribuci¨®n de productos frescos conlleva el riesgo de que su consumo aumente. Presumiblemente, su precio subir¨¢ y ser¨¢ a¨²n m¨¢s dif¨ªcil que los sectores m¨¢s desfavorecidos de la poblaci¨®n puedan acceder a ellos.
Por ello, se necesitan pol¨ªticas p¨²blicas espec¨ªficas que pongan el foco en una nutrici¨®n saludable y sostenible para todos, que excluyan el consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas y estimulen, por el contrario, la ingesta de alimentos frescos y de proximidad como frutas, verduras, legumbres, carne y pescado. Aqu¨ª pueden jugar un papel importante los alcaldes de las ciudades, donde vive la mayor¨ªa de la gente confinada.
Hay que apoyar a los agricultores familiares, los peque?os productores y el comercio local
Hay muchas opciones para poner orden en los mercados de alimentos al aire libre para que cumplan con las directivas de salud; y tambi¨¦n para evitar la especulaci¨®n en los precios de los productos alimentarios a trav¨¦s del monitoreo y la difusi¨®n de informaci¨®n.
Y por otro lado, es fundamental garantizar que los alimentos se transportan y distribuyen sin restricciones y siguiendo las normas internacionales de inocuidad alimentaria. Aunque, afortunadamente, a¨²n no hemos visto interrupciones generalizadas en la cadena de suministro, hay que evitarlas a toda costa para que los m¨¢s vulnerables no queden expuestos al riesgo de no poder comer lo suficiente y para eludir el p¨¢nico que produce ver estantes vac¨ªos en los supermercados, como ha pasado con algunos medicamentos y productos sanitarios utilizados para la prevenci¨®n (como geles hidroalcoh¨®licos y mascarillas).
Ahora, cuando muchos lugares del mundo se preparan para la cosecha, es necesario apoyar a los agricultores familiares, los peque?os productores y el comercio local. No olvidemos que son ellos quienes producen la gran mayor¨ªa de la comida que llena nuestros platos de productos nutritivos para estar fuertes a la hora de enfrentarnos al virus.
En medio de la tormenta, necesitamos que los Gobiernos hagan esfuerzos claros para garantizar el funcionamiento de una cadena alimentaria que incluya a los productores de frescos, evite el p¨¢nico y garantice la distribuci¨®n y el acceso de la poblaci¨®n a alimentos diversos y nutritivos. Como se dice en Espa?a, lo necesitamos ¡°como el comer¡±.
Jos¨¦ Graziano da Silva ha sido director general de la FAO (2011-2019) y ministro extraordinario para la Seguridad Alimentaria en Brasil.
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