Un relato desde los campos de desplazados que cubren las colinas de Nizi
El coordinador de MSF alerta de la situaci¨®n precaria en que malviven en 24 campos improvisados y sin servicios m¨¢s de 200.000 desplazados por la violencia en la provincia de Ituri (RDC). Poder afrontar el coronavirus sin medios es, all¨ª, un acto de fe
Yvonne me explica su historia sentada frente a su choza de paja, descalza y con su vestido hecho jirones. Es una de las miles de personas desarraigas por la violencia en Ituri, una provincia de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo marcada por un brutal conflicto entre las comunidades hema y lendu, tradicionalmente ganaderas y agr¨ªcolas. Dentro de la caba?a, uno de sus nietos aviva el fuego donde descansa una olla hirviendo. La caba?a parece fr¨¢gil, como si pudiera desplomarse con la m¨¢s m¨ªnima r¨¢faga de viento. Es dif¨ªcil imaginar c¨®mo ocho personas duermen en este peque?o espacio, que sirve como dormitorio y cocina.
Yvone vive con su hijo y sus seis nietos en Tse Lowi, uno de los muchos campos improvisados que se han establecido en las colinas de Nizi donde trabajamos. En febrero se cumplen dos a?os desde que tuvo que huir cuando atacaron su pueblo. Quemaron su casa y mataron a varios de sus vecinos de una forma atroz. La esposa de su hijo muri¨® esa noche. La familia huy¨® en medio de la noche, sin nada m¨¢s que la ropa que llevaba puesta. Despu¨¦s de tres d¨ªas caminando, llegaron al campo.
Por desgracia, historias como la de Yvone son muy comunes en Ituri. El ¨²ltimo pico de violencia estall¨® en diciembre de 2017 y, desde entonces, se estima que m¨¢s de un mill¨®n de personas se han desplazado, aunque es casi imposible saber la cifra exacta debido a los frecuentes movimientos de poblaci¨®n. A d¨ªa de hoy, unas 200.000 personas se han asentado de forma espont¨¢nea en campos de desplazados y unas 100.000 personas m¨¢s viven con la poblaci¨®n local.
De momento, no hay casos reportados de covid-19 en los campos de desplazados, pero a principios de abril, se registraron los primeros positivos en la capital de Ituri. Desde aqu¨ª, hemos visto como el virus ha paralizado algunos de los sistemas de salud m¨¢s avanzados del mundo, pa¨ªses donde hay una red de seguridad social y la mayor¨ªa de personas tienen acceso a agua corriente y espacio para auto aislarse. Pero esta no es la realidad para las personas desplazadas en Ituri como Yvonne, que ya de por s¨ª viven en condiciones muy precarias y sin medios para protegerse.
Estamos monitoreando de cerca la evoluci¨®n de la situaci¨®n del nuevo coronavirus en el pa¨ªs y estamos en contacto regular con las autoridades sanitarias para saber si se necesita nuestro apoyo y de qu¨¦ manera. Y al mismo tiempo, seguimos trabajando para cubrir las muchas necesidades que hay en los campos.
Les falta comida, agua limpia y saneamiento
Campos como el de Tse Lowi se pueden ver por toda la zona y es f¨¢cil adivinar cu¨¢ndo se cre¨® cada uno en funci¨®n de sus construcciones: los sitios m¨¢s recientes solo tienen chozas de paja, mientras que los asentamientos m¨¢s establecidos tienen algunas instalaciones de saneamiento, como inodoros y a veces lonas para proteger los refugios de la lluvia. Los m¨¢s afortunados viven en edificios construidos por organizaciones humanitarias. Aun as¨ª, ninguno de los campos cubre adecuadamente las necesidades de los desplazados: les falta comida, agua limpia y saneamiento.
En el campo de desplazados de Tse Lowi se han instalado letrinas y ¨¢reas cerradas donde es posible lavarse con cierta privacidad. Este no es el caso en los campos que han aparecido m¨¢s recientemente con las ¨²ltimas oleadas de desplazados, como el de Kambe, que se construy¨® hace unos meses y actualmente alberga a 426 familias que comparten solo cuatro letrinas improvisadas y no tienen donde ducharse.
Mis compa?eros de M¨¦dicos sin Fronteras (MSF) en los asentamientos son testigos de primera mano de la situaci¨®n en la que viven los desplazados. El agua y la comida escasean. Las pocas parcelas de cebollas, calabazas y patatas que cultivan no son suficientes para alimentar a todos. Los desplazados en Kambe, por ejemplo, trabajan en los campos de cultivo para ganar un poco de dinero. Un salario diario t¨ªpico es de alrededor 0,50 euros, que es apenas suficiente para comprar alimentos, y si se enferman, sus familias se quedan con el est¨®mago vac¨ªo hasta que puedan volver a trabajar.
Entre los ni?os menores de cinco a?os que llegaron en la primavera de 2019, la tasa de mortalidad es tres veces superior al umbral de emergencia
En Ituri estamos tratando muchos casos de enfermedades ¡ªcomo infecciones respiratorias y malaria¡ª que pueden estar directamente relacionadas con estas malas condiciones de vida. Tambi¨¦n enfermedades prevenibles, como la diarrea y la desnutrici¨®n. Miles de ni?os enferman y mueren por estas causas. Seg¨²n una encuesta que hemos realizado recientemente, entre los ni?os menores de cinco a?os que llegaron a la zona de salud de Nizi en la primavera de 2019, la tasa de mortalidad es tres veces superior al umbral de emergencia.
Para hacer frente a esta situaci¨®n, tratamos de detectar a los ni?os enfermos lo ante posible. Evitar posibles complicaciones m¨¦dicas es muy importante en contextos con tan pocos recursos. Para eso, hemos puesto en marcha en 19 de los 24 campos de la zona puestos de salud que son gestionados por un miembro de la comunidad que es capaz de detectar enfermedades como la malaria, la desnutrici¨®n o la diarrea. All¨ª los ni?os pueden recibir un primer tratamiento y luego, si es necesario, se derivan a los siete centros de salud o al hospital general de Nizi que apoya MSF. Dadas las enormes necesidades en la regi¨®n, la tasa de ocupaci¨®n de la sala de pediatr¨ªa ha superado el 100% durante los primeros meses del a?o y se ha tenido que aumentar la capacidad de hospitalizaci¨®n. Actualmente, tiene 56 camas.
Desde diciembre de 2019 a marzo de 2020 hemos ampliado a¨²n m¨¢s nuestras actividades en Ituri para responder a la crisis. Sin embargo, el nivel actual de asistencia no es suficiente, y las personas a¨²n viven en condiciones extremadamente pobres. La comunidad humanitaria necesita abordar de forma urgente esta situaci¨®n y responder a las necesidades urgentes de las personas desplazadas como Yvonne y su familia.
Alex Wade es coordinador general de M¨¦dicos Sin Fronteras en Ituri, Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo.
La secci¨®n En Primera L¨ªnea es un espacio en Planeta Futuro en el que miembros de ONG o instituciones que trabajan en terreno narran sus experiencias personales y profesionales con relaci¨®n al impacto de su actividad. Siempre est¨¢n escritos en primera persona y la responsabilidad del contenido es de los autores.
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