F¨²tbol en casa, muchos deberes y desorganizaci¨®n: alumnos y profesores cuentan c¨®mo viven el 'telecole'
A cada uno le ha tocado adaptarse como ha podido
Con Espa?a entera confinada en casa, los alumnos de 5? de primaria del Colegio Liceo Europeo (Madrid) llegan a clase sonrientes. En ch¨¢ndal y deportivas, y desde el jard¨ªn, la terraza o el espacio que tengan en casa: les toca entrenamiento de f¨²tbol. Como cada martes y jueves. Solo tienen que encender la aplicaci¨®n de videollamadas Google Meet. "Durante la sesi¨®n online se realizan ejercicios espec¨ªficos del deporte teniendo en cuenta las limitaciones de espacio que pueda haber en cada casa", explica el propietario del centro, Gonzalo Incl¨¢n. Tambi¨¦n hay atletismo y r¨ªtmica. Es lo bueno del telecole.
Dar algunos toques al bal¨®n (sin moverse mucho del mismo sitio), hacer algunos abdominales y unas sentadillas, mientras comparten un momento distendido con sus compa?eros no es lo ¨²nico a lo que se han dedicado los alumnos de este colegio desde que los colegios cerrasen sus puertas por la pandemia de coronavirus. "Hemos mantenido todas las clases en su horario normal, de 9:00 a 17:00", afirma Incl¨¢n y explica que ni a los escolares ni a los profesores les ha costado adaptarse a la situaci¨®n. El Liceo Europeo forma parte del programa Reference Schools de Google, que reconoce a aquellos colegios que usan la tecnolog¨ªa, los dispositivos y la innovaci¨®n en la ense?anza. Para un colegio privado esta transici¨®n puede ser m¨¢s sencilla, pero no todas las escuelas referencia de Google lo son. Algunas concertadas como el Colegio Estudiantes tambi¨¦n lo han conseguido y, gracias a ello, han podido mantener el programa durante la cuarentena, explica su director Fernando S¨¢nchez: "Nuestros alumnos est¨¢n acostumbrados a no trabajar con libros de texto f¨ªsicos y a usar distintas aplicaciones en las clases. As¨ª han podido seguir con total normalidad". Pero la tendencia educativa hacia las aulas virtuales tambi¨¦n tiene sus problemas, y los ni?os los notan.
Aprender a usar el ordenador porque uno es "m¨¢s de m¨®vil"
David (alumno de 1? de la ESO del Instituto Monserrat Caball¨¦ de Tres Cantos, en Madrid) se ha levantado cada ma?ana de los ¨²ltimos dos meses como si tuviera que asistir de forma presencial al colegio. Desayuna y se prepara para ir a clase pero, en lugar de abrir la puerta de casa, despliega la pantalla del port¨¢til de sus padres para acceder a Google Classroom, otra de las aplicaciones que usan los maestros para continuar con el temario de cada asignatura. En ella cuelgan clases, v¨ªdeos, ejercicios, deberes e imparten las lecciones mediante videollamada. "No hemos dejado de dar ninguna clase. Adem¨¢s, los profesores pasan lista y casi nunca falta nadie, salvo alg¨²n compa?ero que se ha quedado dormido", asegura el joven. Para este nativo digital el telecole ha supuesto alg¨²n que otro reto, parad¨®jicamente muy sorprendente hasta para los teletrabajadores entrados en a?os: lo que m¨¢s le ha costado es acostumbrarse al ordenador. ¡°Al principio no sab¨ªa usarlo, soy m¨¢s de m¨®vil. Aunque la verdad es que es m¨¢s c¨®modo dar las clases as¨ª¡±. Por supuesto, se hizo con el aparato antes de que acabara la primera semana.
Uno de los problemas con el que se han topado diversas familias durante la cuarentena es la falta de medios con los que seguir las clases desde casa. "Tengo alumnos que no tienen port¨¢tiles para todos, sobre todo las familias numerosas, y tambi¨¦n las hay en las que los padres los necesitan para trabajar. En estos casos, suelen seguir las clases por el m¨®vil", explica la profesora y propietaria de la academia El Rinc¨®n de Atenea (Madrid), Mar¨ªa Herranz. Y hay hogares sin una buena conexi¨®n para acceder a los contenidos que dejan sus profesores en las plataformas digitales. "Aunque pocas, algunas familias tienen poco acceso a Internet porque no est¨¢n pasando la cuarentena en la ciudad y la conexi¨®n se les cae a veces", asegura el profesor y miembro del departamento de orientaci¨®n y equipo de convivencia de la Escuela Ideo (Madrid) C¨¦sar de la Hoz. Los hay que directamente no tienen nada; en torno a 55.000 familias no tienen ordenadores o Internet para seguir las clases a distancia, seg¨²n el Ministerio de Educaci¨®n.
Claro que tener la tecnolog¨ªa en casa tampoco asegura el ¨¦xito. Mucho depende del centro y su profesorado. Los hay que sobrecargan a los alumnos con trabajos y tambi¨¦n quienes se quedan cortos. "Al principio nadie se lo tomaba muy en serio, pero a partir de la tercera semana algunos profesores empezaron a mandar much¨ªsimos deberes. M¨¢s de los que nos pon¨ªan cuando ¨ªbamos a clase. Da la sensaci¨®n de que no hablan entre ellos y solo les importa su asignatura", dice Teresa (2? de Bachillerato del Colegio San Agust¨ªn). Es una queja habitual entre los estudiantes, pero que aumenta con las clases a distancia, seg¨²n confirma Herranz: "Muchos les atiborran de trabajos sin tener en cuenta la situaci¨®n y todo lo dem¨¢s que tienen que hacer". En el otro extremo est¨¢n los profesores que parecen pasar de todo, hasta el punto de no hacer sus propios v¨ªdeos. "Les mandan enlaces con otras personas dando las explicaciones sobre el temario y a muchos les cuesta enterarse as¨ª", aclara Herranz. "Cada uno va un poco a su bola. En Ingl¨¦s no hemos tenido pr¨¢cticamente nada; en Franc¨¦s, alg¨²n trabajo, pero pocos; y el profesor de Historia que le toc¨® a mi clase no apareci¨® hasta que nos quejamos al jefe de estudios", contin¨²a Teresa. Es algo que no ayuda a la concentraci¨®n de los alumnos. Mucho menos a la de los m¨¢s dispersos.
Deberes hasta la noche y entregas flexibles
Sof¨ªa y M¨®nica (alumnas de 4? y 2? de la ESO del Colegio Nuestra Se?ora del Recuerdo, en Madrid) son un ejemplo, seg¨²n cuenta su hermana Ana, que estudia Pedagog¨ªa. Los horarios en su casa se han difuminado por completo. Ahora, ambas se quedan hasta las 22:00 haciendo deberes. "Eso en nuestra casa es tarde", explica Ana, quien a?ade que a veces contin¨²an con las tareas despu¨¦s de la cena o no se sientan a la mesa con la familia porque no han terminado. "Yo prefiero ir al colegio. As¨ª me cuesta mucho centrarme y organizar todas las tareas. Adem¨¢s, a veces clases que se hacen muy pesadas a trav¨¦s de las aplicaciones por la cantidad de trabajo", asegura M¨®nica. Aunque ellas no lo notan, su hermana mayor admite que desde que han podido volver a salir a dar paseos est¨¢n algo menos dispersas a la hora de ponerse a estudiar.
Para ayudar a los menores tambi¨¦n entra en juego el ingenio de los profesores. "Debemos tener en cuenta que el rol de sus familias no es el de los maestros y cada alumno es un mundo. Hay que aprender a adaptarse", asegura el profesor de la Escola Llu¨ªs Vives (Castelldefels) Adri¨¢n Ib¨¢?ez. La tolerancia y la comprensi¨®n son claves para no saturarlos. "Es mejor no poner fechas de entrega definidas, ser muy flexibles. Es una situaci¨®n extra?a y lo m¨¢s importante es que est¨¦n tranquilos", a?ade el profesor y miembro del departamento de orientaci¨®n y equipo de convivencia de la Escuela Ideo (Madrid) C¨¦sar de la Hoz. Sobre todo con los m¨¢s peque?os, con quienes los profesores deben tirar de creatividad para preparar actividades que les resulten amenas y a la vez puedan aprender algo de temario. "Les hacemos v¨ªdeos y encuentros l¨²dicos por videollamada en los que les planteamos actividades que les motiven. Por ejemplo, para que aprendan las unidades de medida, les mandamos con un metro a medir los zapatos de toda la familia; o, en matem¨¢ticas, a identificar pol¨ªgonos por la casa", contin¨²a Ib¨¢?ez.
Mientras David aprend¨ªa c¨®mo usar el port¨¢til para poder hacer los deberes en su casa, en otra habitaci¨®n una mujer locutaba y presentaba distintas canciones a trav¨¦s de un m¨®vil. No era su madre escuchando Los 40 Classic. Era parte de una clase, la de Ingl¨¦s de su hermano peque?o, Javi (alumno de 4? de primaria del Colegio Ciudad de Columbia de Tres Cantos, en Madrid). Todo un ejemplo de esa creatividad necesaria para mantener la atenci¨®n de los alumnos. "La profe nos ha hecho un programa de radio. Es muy divertido. Toda la clase se conecta a las 19:00 los fines de semana, sobre todo en semana santa y en el puente, y nos pone m¨²sica para que cantemos en ingl¨¦s", cuenta el ni?o. Pero por entretenido que le parezca, como nos pasa a todos, a este peque?o le sobran las ganas de recuperar la normalidad. "Quiero volver ya al cole, es un rollazo estar aqu¨ª", concluye Javi. Ese es el mayor de los problemas.
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