Morir por sarampi¨®n en los tiempos del coronavirus
El autor vive una epidemia en Etiop¨ªa que se ceba con los ni?os m¨¢s vulnerables ante un silencio internacional que le da m¨¢s miedo que la propia enfermedad
Una m¨¢s. No hay duda. La veo entrar por la puerta sostenida por su madre, con los ojos cerrados cubiertos por una secreci¨®n amarillenta y una tos que huye de su boca. Me acerco, con su permiso levanto con delicadeza la camiseta buscando un exantema por su tronco, acerco mi mano a su piel para poder palparlo y poder sentir c¨®mo arde su cuerpo.
Fiebre, conjuntivitis, tos y exantema. No necesitamos nada m¨¢s para confirmar que se trata de un caso m¨¢s de sarampi¨®n. Ella es Frehiwot. Es la duod¨¦cima ni?a que aparece con los mismos s¨ªntomas desde que hemos empezado el d¨ªa y no son m¨¢s que las once de la ma?ana. Ayer m¨¢s de veinte ni?os con estos s¨ªntomas. Cifras que se mantienen as¨ª desde las ¨²ltimas semanas.
El hospital rural de Gambo en el que nos encontramos, situado al sur del pa¨ªs, en la regi¨®n de la Orom¨ªa; se encuentra colapsado y desbordado. Ha aumentado m¨¢s del doble la atenci¨®n en urgencias, y los ni?os ingresados m¨¢s del triple, lo que nos obliga a ingresar a dos ni?os por cama y en algunos casos hasta triplicarlas e improvisar camillas en los pasillos, por llamarlo de alguna manera. Nuestra capacidad de ingreso es de 45 ni?os y estamos teniendo m¨¢s de 120 ni?os ingresados.
No obstante, en medio de la oscuridad hay una luz que brilla, y es la del compromiso del personal sanitario con el que aprendo cada d¨ªa y al que admiro, transmitiendo calma y serenidad y sensaci¨®n de control. Quiero aprovechar estas l¨ªneas para dedicarles mi aplauso y sincero reconocimiento a la gran labor que est¨¢n realizando. Son los h¨¦roes invisibles e infra valorados de esta epidemia silenciada.
Hemos reorganizado el hospital para adaptarnos a este aumento de casos de sarampi¨®n. En un pabell¨®n las ni?as y ni?os con complicaciones respiratorias, la gran mayor¨ªa neumon¨ªa junto al suministro de cilindros de ox¨ªgeno que necesitan. En aquellos que presentan complicaciones como deshidrataci¨®n y requieren sueros endovenosos. Y en otro los casos m¨¢s graves que requieren cuidados intensivos de personal m¨¦dico y enfermer¨ªa. Como el de Meseret.
Meseret se encuentra postrada en la cama, conectada a trav¨¦s de un tubo a un cilindro de ox¨ªgeno que le suministra el gas de la vida a trav¨¦s de unas c¨¢nulas por los orificios nasales. La peque?a inspira profundamente movilizando todos los m¨²sculos de su cuerpo como si cada respiraci¨®n fuese la ¨²ltima. Cada inspiraci¨®n profunda es una batalla ganada, un aliento de aire que se convierte en energ¨ªa para la siguiente inspiraci¨®n. La batalla no para. La muerte acecha robando el aire, cerrando las v¨ªas respiratorias.
Debemos priorizar a los ni?os y adultos que m¨¢s lo necesitan. En cuanto mejoran los retiramos para beneficio de los que han empeorado. Estamos sufriendo una epidemia silenciosa
La joven Meseret ingres¨® hace cuatro d¨ªas con un sarampi¨®n grave complicado con afectaci¨®n respiratoria. Lucha contra la muerte en cada respiraci¨®n encontr¨¢ndose cada vez m¨¢s extenuada en un partido sin descanso ni tiempo muerto. En cada respiraci¨®n se le dibujan las costillas clav¨¢ndose en el pecho, signo del esfuerzo al l¨ªmite de los m¨²sculos para abrir todo lo posible la caja tor¨¢cica y poder expandir al m¨¢ximo los pulmones exprimiendo al m¨¢ximo cada bocanada de aire. Exprime sus pulmones tatuando el reborde de cada costilla en su negra piel. Uno, dos, uno, dos, uno, dos¡ Los m¨²sculos intercostales, subcostales se est¨¢n extenuando. Con todas sus fuerzas extiende el cuello hacia el infinito, intentando inhalar la mayor cantidad de ox¨ªgeno posible, exprimiendo el horizonte. Pero de poco sirve.
El aire preciado, el aire que da vida, el oro en forma gaseosa, el ox¨ªgeno; es un recurso escaso en los hospitales rurales como Gambo. Me gustar¨ªa poder ofrecer a Meseret todo el soporte respiratorio que necesita. Pero todo cuanto tenemos son escasos cilindros de ox¨ªgeno y no disponemos de ning¨²n respirador.
Ahora mismo hay diecisiete ni?os que requieren oxigenoterapia pero no disponemos de diecisiete cilindros, situaci¨®n que nos obliga a optimizar los recursos. Ante esta situaci¨®n, no nos queda m¨¢s remedio que calcular todos los que necesitan ox¨ªgeno y priorizar entre los que est¨¢n m¨¢s graves y tienen posibilidad de supervivencia. Una de ellas es Biftu, que sigue luchando por conseguir aire exprimiendo sus m¨²sculos y pulmones en cada respiraci¨®n.
Es una situaci¨®n muy dram¨¢tica, es una emergencia humanitaria de la que nadie habla.
Debemos priorizar a los ni?os y adultos que m¨¢s lo necesitan. En cuanto mejoran los retiramos para beneficio de los que han empeorado. Estamos sufriendo una epidemia silenciosa, que no aparece en los medios de comunicaci¨®n.
Y quiero invitaros a parar. A levantar la mirada de nuestras cuatro paredes y alzar la mirada m¨¢s all¨¢ de nuestro ombligo. Porque mientras tanto, la vida sigue, empieza y acaba en otros lugares, como en Etiop¨ªa, donde ni?as como Meseret o Biftu luchan por respirar, por culpa de un virus llamado sarampi¨®n que se podr¨ªa haber evitado con una vacuna, y tratado de manera ¨®ptima si se disponen de suficientes recursos sanitarios y ox¨ªgeno.
No estamos ante una enfermedad desconocida que no sabemos evitar, ni con una elevada mortalidad entre personas mayores. Nos encontramos ante una enfermedad bien conocida, que afecta principalmente a ni?as y ni?os, y para la que existe una prevenci¨®n en forma de vacuna muy eficaz. Estamos ante la epidemia silenciada de sarampi¨®n.
Desnutrici¨®n, neumon¨ªa, deshidrataci¨®n, de sarampi¨®n, de tuberculosis, malaria, VIH¡ siguen siendo los asesinos de las ni?as y ni?os menores de 5 a?os en las zonas rurales de Etiop¨ªa y de muchos otros pa¨ªses del continente olvidado y silenciado.
Seg¨²n datos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud la neumon¨ªa infantil es hoy en d¨ªa el mayor asesino infeccioso de ni?os, cobr¨¢ndose 800.000 vidas al a?o, lo que equivale a una vida cada 39 segundos. Etiop¨ªa se encuentra dentro de la lista de los cinco pa¨ªses del mundo con una mortalidad por neumon¨ªa m¨¢s elevada en menores de 5 a?os. Tampoco olvidemos la escalofriante cifra de Unicef que nos dice que cada 5 segundos muere un ni?o por desnutrici¨®n en el mundo.
A todo ello, la pandemia empieza a acechar Etiop¨ªa donde los casos confirmados empiezan a aumentar y se est¨¢n desarrollando medidas de contenci¨®n para evitar una tragedia en un pa¨ªs donde m¨¢s de dos tercios de la poblaci¨®n no tiene acceso a agua potable. Pero esto es otra historia que ser¨¢ contada en otra ocasi¨®n¡
I?aki Alegr¨ªa es pediatra, coordina programa de salud materno-infantil en el Hospital de Gambo, Orom¨ªa, Etiop¨ªa.
La secci¨®n En Primera L¨ªnea es un espacio en Planeta Futuro en el que miembros de ONG o instituciones que trabajan en terreno narran sus experiencias personales y profesionales con relaci¨®n al impacto de su actividad. Siempre est¨¢n escritos en primera persona y la responsabilidad del contenido es de los autores.
Puede seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirse aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.