Cansados de Zoom y las videollamadas: qu¨¦ tiene la llamada de voz para que ahora la echemos de menos
La tecnolog¨ªa avanza, pero no tiene sustituto para el efecto de la voz desnuda
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Durante las ¨²ltimas semanas hemos dejado de tocarnos, de abrazarnos, de besarnos con quienes no convivimos, pero no nos hemos olvidado de vernos. Quien m¨¢s quien menos, durante este confinamiento ha descubierto que se pueden planes para cenar, cocinar y charlar a trav¨¦s de las ventanas digitales de Zoom, Skype o WhatsApp, y las videollamadas se han convertido en una herramienta esencial en el teletrabajo y en los colegios. Pero, tras probar las mieles de la imagen, llega la resaca en forma de nostalgia por la sensaci¨®n de una buena llamada de tel¨¦fono. ?Por qu¨¦ echamos de menos las moribundas llamadas telef¨®nicas?
Conforme pasaban las semanas de encierro, navegando en un mar de calamidades, enfrentados a la soledad, la incertidumbre laboral y los cuidados de los ni?os, los planes de las videollamadas han acabado convirti¨¦ndose en un engorro. Incluso se han transformado en una fuente a?adida de estr¨¦s. El viejo aparato, por su parte, ha resultado ser un alivio que se ha traducido en un aumento significativo del n¨²mero de llamadas de voz. Seg¨²n los datos de este mes del Ministerio de Econom¨ªa, la tendencia se ha materializado en un incremento del 60% de las llamadas de voz a tel¨¦fonos m¨®viles, y en un 80% a los fijos, hasta ahora en declive. En esta l¨ªnea, la directora del ¨¢rea de innovaci¨®n de la Asociaci¨®n Americana de Psicolog¨ªa, Vaile Wright, ha reivindicado en los medios estadounidenses la importancia de dar un toque telef¨®nico para romper la distancia social impuesta por el confinamiento. ?Qu¨¦ es lo que tiene la funci¨®n del m¨®vil que menos usamos?
La catedr¨¢tica de Psicopatolog¨ªa de la Universidad de Valencia e investigadora en el campo de las nuevas tecnolog¨ªas aplicadas a la psicolog¨ªa, Rosa Ba?os, argumenta que una llamada de toda la vida permite alcanzar una cercan¨ªa especial: "El tel¨¦fono genera mucha m¨¢s intimidad en la comunicaci¨®n", sentencia. El mecanismo por el que esto sucede es complejo, pero los efectos son palmarios. "Se olvida el juicio de los dem¨¢s hasta el punto de que por tel¨¦fono decimos cosas que no ser¨ªamos capaces de decir en persona. Algunos formatos radiof¨®nicos son un excelente ejemplo del poder de la voz sin im¨¢genes, sobre todo los programas de testimonios de oyentes, en los que los participantes hacen declaraciones que no estar¨ªan dispuestos a hacer en televisi¨®n", indica Ba?os.
El sonido del tel¨¦fono tiene una capacidad ¨²nica a la hora de transportar mentalmente al interlocutor al espacio de otra persona. La voz conecta con ciertos resortes que usamos para detectar qu¨¦ hay de aut¨¦ntico tras ese "bien" que recibimos cuando preguntamos a alguien c¨®mo se encuentra, seg¨²n un estudio de la Universidad de Yale. Es un potente transmisor emocional. Y las ventajas del invento de Graham Bell no acaban ah¨ª. Una reciente investigaci¨®n del University College de Londres apunta que la narraci¨®n oral sin est¨ªmulo visual tiene un gran poder para desarrollar la imaginaci¨®n y conectar con el contenido a niveles que llegan a interferir en la actividad fisiol¨®gica del organismo ¡ªcomo la fiebre o el ritmo cardiaco¡ª, lo que tambi¨¦n explicar¨ªa el actual ¨¦xito de los audiolibros y los podcast. As¨ª que puedes estar tranquilo si el deseo de finalizar la videollamada y marcar un n¨²mero de tel¨¦fono te libera: ni est¨¢s haci¨¦ndote viejo ni te has ca¨ªdo por la brecha tecnol¨®gica.
Conversar no es (solo) hablar
Las videollamadas parecen la forma de comunicaci¨®n tecnol¨®gicamente m¨¢s completa y accesible a la poblaci¨®n creada hasta la fecha, con cierta ventaja sobre el tel¨¦fono a la hora de reforzar lazos amistosos, seg¨²n un estudio comparativo entre varias tecnolog¨ªas elaborado por la Universidad de California en Los ?ngeles. Entonces, ?por qu¨¦ no nos hemos volcado con ella hasta que una pandemia ha recorrido el planeta? Un art¨ªculo del peri¨®dico The Washington Post sobre el confinamiento se deten¨ªa en analizar el sentimiento de apat¨ªa hacia el videochat de los nativos digitales pertenecientes a la ¨¦lite de las universidades estadounidenses. Adem¨¢s de las propias limitaciones tecnol¨®gicas, como las im¨¢genes y el sonido entrecortados o los problemas con los turnos de palabra, las investigaciones se?alan como los principales inconvenientes de la fluidez de la interacci¨®n a la ruptura del contacto visual habitual entre interlocutores y la alteraci¨®n del lenguaje no verbal ¡ªsupeditado a la visualizaci¨®n de la imagen o a la sujeci¨®n del m¨®vil o tablet¡ª .
El resultado es el llamado zoom fatigue, un t¨¦rmino que se refiere a la aplicaci¨®n de videochats Zoom para describir el hartazgo hacia las videollamadas en general. Se trata de una incomodidad a gran escala que ha tomado protagonismo durante la pandemia de coronavirus. Ba?os detalla el motivo de la fatiga: "Las conversaciones digitales no cuentan con todas las caracter¨ªsticas de la conversaci¨®n natural, a pesar de que la emulan y simulan con mucha precisi¨®n. Conversar no solo significa dominar el lenguaje, tambi¨¦n influyen los componentes no verbales, como la postura, el contacto ocular y el tono de voz".
No puedes dejar de mirarte, y no es por narcisismo
El cada vez m¨¢s numeroso club de los hastiados de las videoconferencias comparte una opini¨®n: estar m¨¢s pendiente de las conversaciones que de observar la imagen de uno mismo en la pantalla es una tarea herc¨²lea. Lo malo, seg¨²n explica la catedr¨¢tica, es que "los elementos que fomentan la autofocalizaci¨®n, como una c¨¢mara o un espejo, son inicialmente desagradables para las personas. Esto es debido a nuestros procesos de autorregulaci¨®n, a que somos muy exigentes con nosotros mismos. Tenemos est¨¢ndares e ideales siempre m¨¢s altos, que no se suelen ajustar a nuestra ejecuci¨®n". Vernos en la pantalla conlleva una intranquilidad que nos conduce a prestar una atenci¨®n constante a nuestras expresiones faciales, nuestros gestos y el aspecto del fondo tras nuestro rostro.
Todo es cuesti¨®n de acostumbrarse. "Acabaremos integrando las videoconferencias como un medio m¨¢s de comunicaci¨®n, del mismo modo que hemos pasado de interaccionar puntualmente por tel¨¦fono a estar continuamente comunicados por m¨®vil y mensajer¨ªa", pronostica Ba?os. Porque sus inconvenientes no deben confundirse con una forma de comunicaci¨®n ineficaz para las relaciones interpersonales. Jordi Colobrans, tecnoantrop¨®logo, director de LivingLabing y profesor de sociolog¨ªa en la Universidad de Barcelona, piensa que "el tel¨¦fono es algo vintage, un hobby. Es cierto que las videoconferencias suponen un esfuerzo de adaptaci¨®n y es normal que con el confinamiento la gente se canse. Pero la covid-19 ha ayudado a normalizar la sociedad digital, y las cr¨ªticas que se hagan a su despliegue obedecen a las incertezas de los tecnoesc¨¦pticos y tecnof¨®bicos".
Con todo, es dif¨ªcil determinar qu¨¦ asegura una mejor interacci¨®n para todo el mundo. Lo que sabemos por los desarrollos en tecnolog¨ªa asistencial es que la adaptaci¨®n a una determinada herramienta est¨¢ mediada por caracter¨ªsticas individuales, por lo que un mismo sistema no tiene por qu¨¦ ser ¨®ptimo para todo el mundo, ya sea tel¨¦fono, videoconferencia, mensajer¨ªa de texto o inteligencia artificial. Pero hay una cuesti¨®n que a menudo se nos olvida y en la que insiste Sherry Turkle, profesora de psicolog¨ªa en el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts: ninguna tecnolog¨ªa, por atractiva que parezca, podr¨¢ impactar tanto en la experiencia humana como una conversaci¨®n en persona.
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