?Fueron Bill Clinton y Ghislaine Maxwell amantes? El otro esc¨¢ndalo detr¨¢s del documental sobre Jeffrey Epstein
Un libro de reciente aparici¨®n revela que el multimillonario acusado de proxenetismo y abusos sexuales a menores serv¨ªa de coartada a los encuentros de su novia y el expresidente de EE UU
Uno de los actores de reparto m¨¢s ilustres de Jeffrey Epstein: asquerosamente rico (Netflix) es Bill Clinton. La serie documental pasa un poco de puntillas sobre la relaci¨®n que un¨ªa al 42? presidente de Estados Unidos con el millonario pederasta que supuestamente se suicid¨® en el Centro Correccional de Nueva York el 10 de agosto de 2019, poco despu¨¦s de que un juez le denegara la libertad bajo fianza. Aunque Steve Scully, uno de los empleados que este financiero hecho a s¨ª mismo ten¨ªa en su isla privada de Saint James, en las Islas V¨ªrgenes, asegura en varias ocasiones del reportaje que vio a Clinton junto a su jefe en el porche de su lujosa mansi¨®n, algo que ¨¦l desminti¨® el pasado mes de julio, nadie a lo largo de sus cuatro episodios le relaciona sexualmente con ninguna de las j¨®venes v¨ªctimas a las que Epstein y su ex novia, Ghislaine Maxwell, llevaban hasta all¨ª en su avi¨®n privado, conocido como Lolita Express.
El documental tambi¨¦n muestra un viaje a ?frica en el mismo aparato en el que el expresidente estuvo acompa?ado de alguna joven, as¨ª como de los actores Chris Tucker y Kevin Spacey en 2002 como parte de una de las giras que llevaba a cabo con su fundaci¨®n, dedicada a la lucha contra el sida. De aquel episodio queda una foto que se muestra en el documental, Clinton y Ghislaine Maxwell posando sonrientes en la escalerilla del jet de Epstein, que 18 a?os despu¨¦s sirve para que los periodistas de investigaci¨®n Alana Goodman y Daniel Halper aclaren por fin a qu¨¦ se deb¨ªa la cercan¨ªa, hoy negada, entre el que en su d¨ªa fue el hombre m¨¢s poderoso del mundo y el ricach¨®n abyecto que durante a?os esquiv¨® todas las leyes para convertir su vida y sus numerosas mansiones en una org¨ªa continua en la que las menores de edad eran sus v¨ªctimas favoritas.
En A convenient death: The mysterious desmise of Jeffrey Epstein (Una muerte conveniente: el misterioso fallecimiento de Jeffrey Epstein), publicado en EE UU por Penguin Random House, estos dos autores sostienen que el nexo entre ambos era, precisamente, Ghislaine Maxwell. ¡°Ella fue la raz¨®n por la que Clinton permiti¨® que Epstein lo paseara por todo el mundo¡±, aseguran Goodman y Halper. ¡°En aquella ¨¦poca¡±, a?aden, "era imposible salir con ella sin estar tambi¨¦n con ¨¦l¡±. Y, adem¨¢s, al ser Maxwell oficialmente la novia del financiero, la coartada para la infidelidad del esposo de Hilary Clinton estaba servida, argumenta el libro.
Lo de estos periodistas y Clinton podr¨ªa ser algo personal, algo que demuestra que en uno de sus cap¨ªtulos afirman que el tambi¨¦n exgobernador de Arkansas lleg¨® a confesarle en 2002 a Epstein que se hab¨ªa acostado con Monica Lewinsky ¡°porque era la ¨²nica mujer joven que hab¨ªa en la Casa Blanca¡±. El multimillonario ya no est¨¢ entre nosotros para confirmarlo o desmentirlo, y su suicido en la c¨¢rcel, adem¨¢s, ha dado pie a todo tipo de teor¨ªas conspiranoicas, como la que afirma que Epstein es solo la punta del iceberg de una red internacional de pederastas de la que forman parte las personas m¨¢s poderosas del mundo (la presencia de Clinton y el pr¨ªncipe Andr¨¦s en la isla de Saint James no ayudan precisamente a desmentirlo). La ultraderecha estadounidense ha llevado esta f¨¢bula a¨²n m¨¢s lejos. Seg¨²n QAnon, solo Donald Trump se enfrenta e investiga esta todopoderosa organizaci¨®n secreta que estar¨ªa preparando un golpe de Estado contra su gobierno, obviando interesadamente la estrecha relaci¨®n que durante a?os uni¨® a los entonces magnates estadounidenses.
Volviendo a las revelaciones del libro reci¨¦n publicado, en sus p¨¢ginas se relata que Clinton y Maxwell no solo se ve¨ªan a escondidas en los viajes organizados por Epstein. El expresidente ¡°visit¨® en m¨²ltiples ocasiones la casa privada de Maxwell en el exclusivo barrio de Upper East Side, una vivienda adosada valorada en 11 millones de d¨®lares situada a escasas manzanas de la mansi¨®n palaciega del propio Epstein¡±.
Tambi¨¦n es cierto que lo que menos puede sorprender de este nuevo libro es que uno de sus autores, Daniel Halper, cargue contra los Clinton. Este periodista cercano al argumentario de Donald Trump y exredactor del sensacionalista New York Post ya los critic¨® duramente en su anterior investigaci¨®n: Clinton Inc.: The audacious rebuilding of a political machine (Clinton Inc: la audaz reconstrucci¨®n de una m¨¢quina pol¨ªtica), donde escarbaba en los medios no siempre ortodoxos, seg¨²n ¨¦l, que el matrimonio utiliz¨® para volver a la primera l¨ªnea de la vida pol¨ªtica estadounidense.
La pareja de periodistas sostiene que Clinton y Maxwell no solo se ve¨ªan a escondidas en estos viajes organizados por el financiero. El expresidente ¡°visit¨® en m¨²ltiples ocasiones la casa privada de Maxwell en el Upper East Side. Una vivienda adosada valorada en 11 millones de d¨®lares situada a escasas manzanas de la mansi¨®n palaciega del propio Epstein¡±.
¡°La complicidad entre Clinton y la encantadora socialit¨¦ brit¨¢nica llam¨® la atenci¨®n en los c¨ªrculos sociales de Nueva York. El expresidente y Maxwell fueron vistos cenando en el restaurante italiano Nello, en Madison Avenue, y ella se convirti¨® en una presencia habitual en las galas ben¨¦ficas organizadas por la Fundaci¨®n Clinton¡±.
Si las v¨ªctimas de Epstein exoneran a Clinton en el documental de Netflix, no ocurre lo mismo con Maxwell, a quien acusan de jugar un papel activo en muchos de los episodios de abusos sexuales descritos, adem¨¢s de ser una de las principales captadoras de mujeres menores de edad para los turbios deseos de quien, durante a?os, fue su pareja oficial a ojos de la sociedad estadounidense. Tanto es as¨ª que, seg¨²n se relata en otro libro, TrafficKing, de la periodista Conchita Sarnoff, ¡°en septiembre de 2009, un funcionario p¨²blico atraves¨® el abarrotado vest¨ªbulo del Hotel Sheraton de Nueva York y se acerc¨® a Ghislaine Maxwell, que depart¨ªa animadamente en un corrillo. Cuando el agente la llam¨®, la pill¨® desprevenida y pudo hacerle entrega de una notificaci¨®n. Estaba relacionada con el caso de abuso sexual de Epstein¡±. ?Qu¨¦ hac¨ªa Maxwell en el Sheraton? Era una de las ilustres invitadas de Iniciativa Global Clinton, otra de las fundaciones del que fuera gobernador de Arkansas. M¨¢s dif¨ªcil a¨²n de entender es la presencia de la mujer en la boda de Chelsea Clinton y Marc Mezvinsky el 31 de julio de 2010 en Rhinebeck, Nueva York, pues la lista de invitados fue bastante exigua (solo 400) para el pedigr¨ª de los contrayentes.
Si la asistencia de Ghislaine Maxwell a todo tipo de actos de post¨ªn pasaba inadvertida era en realidad porque, adem¨¢s de su relaci¨®n con Epstein, ella pertenec¨ªa a ese mundo desde la cuna. Nacida el 25 de diciembre de 1961 en Francia, era la hija m¨¢s joven del controvertido magnate de la prensa brit¨¢nico Robert Maxwell. Tras la misteriosa muerte de este en 1991 (oficialmente se ahog¨® al caer de su yate en aguas cercanas a las Islas Canarias) y el colapso de su imperio, Ghislaine huy¨® a Estados Unidos, donde conoci¨® a Jeffrey Epstein y se convirti¨® en su novia y protegida.
Aunque Clinton reconoce haber subido ¡°unas cuatro veces¡± al avi¨®n del multimillonario, ha negado siempre conocer sus ¡°terribles cr¨ªmenes¡±. A la pregunta de si ha mantenido alg¨²n tipo de relaci¨®n con Ghislaine, la respuesta de sus portavoces ha sido igual de tajante: ¡°Es una mentira absoluta hoy, es una mentira absoluta ma?ana y ser¨¢ una mentira absoluta dentro de unos a?os¡±.
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