As¨ª ha podido afectar el confinamiento al neurodesarrollo de los ni?os
Afortunadamente el sistema de nervioso infantil es pl¨¢stico y la situaci¨®n de cuarentena no ha sido muy prolongada, esperemos que la segunda oleada, si la hay, sea m¨¢s d¨¦bil
Suelo empezar las charlas preguntado a la audiencia c¨®mo creen que se origin¨® evolutivamente el sistema nervioso y, en consecuencia, el cerebro en la mayor¨ªa de las especies animales. Por qu¨¦ cierto tipo de c¨¦lulas, las neuronas, de las que carecen las plantas y las bacterias, se desarrollaron y conectaron entre s¨ª formando un sistema nervioso m¨¢s o menos complejo, consiguiendo que los delfines se muevan por medio de sonidos, que pueda oler tan efectivamente como un perro o que el mismo pensamiento simb¨®lico humano, cree una poes¨ªa.
Como respuesta, les se?alo que el sistema nervioso evolucion¨® para moverse de manera efectiva. Es decir, para desplazar el cuerpo hacia un lugar determinado por dos motivos principales: alejarse de sitios peligrosos o inc¨®modos, para evitar potenciales depredadores o acercarse a lugares agradables principalmente con el prop¨®sito de alimentarse o reproducirse.
El sistema nervioso, por tanto, necesita activarse para mover el cuerpo. Es conocido, para el estado f¨ªsico del organismo, el beneficio que supone el deporte en la mejora del sistema cardiorespiratorio, inmune¡ Pero tambi¨¦n resulta esencial para la salud emocional. Los presos y los ni?os ven la salida al patio como el mejor momento del d¨ªa; pueden moverse. No es casualidad. Si nos fijamos bien, los sentidos tienen como funci¨®n optimizar estos procesos de alejamiento y acercamiento en el espacio que nos rodea. No es casualidad que los centros neurofisiol¨®gicos de cuatro de los cinco sentidos, vista, o¨ªdo, olfato y gusto se encuentren en la cabeza, muy cerca del cerebro. La informaci¨®n fiel, r¨¢pida y efectiva que procede de estos sentidos es primordial para la supervivencia.
Durante esta pandemia hemos padecido una restricci¨®n del movimiento importante, al principio dr¨¢stico y ahora m¨¢s relajado, pero al fin y al cabo no podemos movernos como queremos y necesitamos. Basta ver las riadas de personas que salieron a la calle a pasear cuando se ha permitido en la desescalada. Para los adultos, el confinamiento, es un problema, pero para los ni?os suele ser un drama. El movimiento es vida.
El cierre de las escuelas ha supuesto, seg¨²n la UNESCO, la reclusi¨®n de 1.600 millones de ni?os en sus casas afectando a su desarrollo cognitivo y emocional. Dependiendo de su edad afectar¨¢ a diferentes capacidades cognitivas, pero, en mayor o menor medida, tendr¨¢ consecuencias. Datos de una situaci¨®n parecida provienen de estudios de cierre de escuelas por la nieve en EE. UU. donde se comprob¨® que los m¨¢s afectados eran los m¨¢s j¨®venes con un descenso claro en su rendimiento escolar cuando se reanudaron las clases. Ser¨¢ un ejercicio obligatorio de las autoridades educativas realizar series comparativas del curso anterior, el actual y el pr¨®ximo para saber realmente la repercusi¨®n de la pandemia en el rendimiento escolar.
El cerebro de los ni?os necesita que el cuerpo se mueva para su correcto desarrollo. Por eso les impulsa a jugar desde peque?os, sobre todos juegos donde moverse sea el elemento principal. Los columpios son el mejor ejemplo de cambios de velocidad, direcci¨®n y de altura tan necesarios para el sistema vestibular, responsable del equilibrio y de la coordinaci¨®n. Son un pedazo de la selva donde hemos evolucionado y el cerebro de los ni?os lo agradece, hemos vivido all¨ª el 99% de la existencia como especie hom¨ªnida mientras que en las ciudades planas modernas solo el 1%. El movimiento tambi¨¦n es fundamental para el correcto desarrollo del sistema visual, auditivo y t¨¢ctil. Adem¨¢s del beneficio de la socializaci¨®n, el compa?erismo y el aprendizaje jugando con otros ni?os. Por ejemplo la empat¨ªa, una cualidad a promover siempre en nuestros hijos, se aprende estando con otros ni?os durante el juego.
Cuando estaba escribiendo el libro Sobre el cerebro y la felicidad de los ni?os, encontr¨¦ mucha bibliograf¨ªa que relaciona el movimiento y el juego al aire libre para una salud mental adecuada, su relaci¨®n con el bienestar emocional del ni?o y su correcto desarrollo. Es un momento intenso de liberaci¨®n de estr¨¦s. Por eso decid¨ª dedicarle un cap¨ªtulo entero a la importancia del juego en el exterior como la mejor situaci¨®n para promover la felicidad del ni?o, su correcto desarrollo cognitivo y psicomotor.
La situaci¨®n de confinamiento ha provocado una reclusi¨®n estricta en casa de los ni?os donde han visto reducidas sus posibilidades de moverse y de interactuar con otros ni?os de manera real. Esta situaci¨®n se ha traducido en un incremento del estr¨¦s, ansiedad y depresi¨®n leve en los m¨¢s peque?os. Sobre todo, aquellos que no ten¨ªan hermanos con lo que interactuar. Hay datos que muestran que los problemas psicol¨®gicos han sido mayores en habitantes urbanos que los de zonas rurales donde las viviendas son m¨¢s grandes y la naturaleza m¨¢s pr¨®xima.
Por otro lado, es f¨¢cil caer en la tentaci¨®n del uso excesivo de medios electr¨®nicos de entretenimiento, tel¨¦fonos, tabletas, consolas etc¨¦tera. No son perjudiciales en s¨ª mismos si se alternan con juegos al aire libre y con otros ni?os como he explicado en otros art¨ªculos, pero en esta situaci¨®n es muy f¨¢cil caer en su uso excesivo. Los padres estresados por motivos obvios de la situaci¨®n les dejamos con tal de que est¨¦n entretenidos.
El sue?o es otro aspecto que puede verse afectado. La ausencia de horario escolar, el aumento del estr¨¦s y el poco cansancio f¨ªsico por la restricci¨®n del movimiento pueden desembocar en un horario y cuotas de sue?o deficientes. Acostarse o levantarse m¨¢s tarde de lo habitual o tener largas siestas pueden cambiar la cronobiolog¨ªa que afecta al estado emocional y conductual del ni?o cuando est¨¢ despierto. Establecer una rutina de sue?o es importante y restringir el uso de dispositivos electr¨®nicos, sobre todo juegos, en las horas previas al sue?o es un buen consejo que seguir.
Adem¨¢s, el estr¨¦s de los padres generado por la novedad, inseguridad y miedo de la situaci¨®n ha repercutido en su relaci¨®n con los ni?os. Las familias pasan m¨¢s tiempo juntas en las vacaciones en un clima festivo, pero en la pandemia, las familias est¨¢n juntas, pero sin posibilidad de moverse libremente y en un clima de tensi¨®n. Otros problemas observados han sido la distorsi¨®n de la realidad, como percibimos el paso del tiempo y alteraciones en los patrones de sue?o tambi¨¦n en adultos.
Este estr¨¦s tiene efectos en todo el organismo a trav¨¦s de la hormona cortisol a diferentes niveles. No solo es esa sensaci¨®n de miedo continuo e intranquilidad, el sistema inmune y endocrino se ve afectado parad¨®jicamente cuando tanto nos hace falta su correcto funcionamiento.
Afortunadamente el sistema de nervioso infantil es tremendamente pl¨¢stico y la situaci¨®n de cuarentena no ha sido muy prolongada, esperemos que la segunda oleada, si la hay, sea m¨¢s d¨¦bil. No obstante, tenemos que vigilar los cambios conductuales en nuestros hijos para ver posibles efectos negativos de la situaci¨®n y, sobre todo, intentar no crear un clima de tensi¨®n, miedo e inseguridad dentro del hogar pues su cerebro es una esponja y son muy sensibles a los cambios en el entorno. La resiliencia en los ni?os es menor que la nuestra, ellos no son muy buenos en la proyecci¨®n a medio y largo plazo, viven el d¨ªa a d¨ªa y esta situaci¨®n puede afectarles porque no pueden complacerse proyectando un futuro mejor.
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