En honor de las ni?as de Swaneng de 1976
El autor, reconocido escritor de Botsuana, pide a los l¨ªderes africanos que reflexionen sobre el menosprecio pol¨ªtico hacia la juventud y lo que esto representa para las futuras generaciones de su pa¨ªs y del continente
En 1976, cuando Botsuana no ten¨ªa una universidad, pero quer¨ªa tenerla, cuatro colegialas del instituto Swaneng, en Serowe, murieron en un accidente de coche cuando se dirig¨ªan al Centro Lady Khama, donde se hab¨ªan ofrecido voluntarias para echar una mano en una recaudaci¨®n de fondos para el campus botsuano de la Universidad de Botsuana y Suazilandia. Sus nombres eran Sarah Ogaketse Mathware (16), Magdaline Phirinyane (15), Elizabeth Masake (16) y Maitumelo Thari (14). En la primera p¨¢gina de mi segundo libro, titulado Dear Upright African (2019), les rindo homenaje dedicando el libro a su memoria.
La Uni¨®n Africana, adem¨¢s de muchas otras comunidades y personas en el mundo, conmemor¨® oficialmente el 16 de junio el D¨ªa del Ni?o Africano. La celebraci¨®n de ese d¨ªa est¨¢ inspirada en la revuelta de Soweto del 16 de junio de 1976, cuando los estudiantes negros sudafricanos tomaron las calles para protestar contra un plan de estudios colonizado que exclu¨ªa la verdadera historia africana y hac¨ªa hincapi¨¦ en el afrik¨¢ner como medio de instrucci¨®n. En respuesta a las protestas estudiantiles, la polic¨ªa sudafricana del apartheid abri¨® fuego contra los estudiantes, tal y como retrat¨® Sam Nzima en su emblem¨¢tica y estremecedora fotograf¨ªa, famosa en todo el mundo, de Mbuyisa Makhubu ¡ªun estudiante¡ª llevando en brazos a un compa?ero de clase agonizante, Hector Pietersen, con la hermana de este corriendo al lado de ellos, gritando.
Sugiero aqu¨ª que, cuando conmemoremos el D¨ªa del Ni?o Africano, reflexionemos tambi¨¦n sobre las ni?as de Swaneng y sus contempor¨¢neos botsuanos con vistas a historiar los conmovedores relatos de las transformadoras aportaciones que hicieron los j¨®venes del pa¨ªs con el fin de lograr un sistema educativo mejor.
Hace d¨¦cadas, el entonces ministro del Gabinete, Kebatamang Morake, abog¨® por que se rindiera homenaje a las ni?as de Swaneng con una placa en la Universidad de Botsuana, pero hoy por hoy, eso todav¨ªa no se ha hecho. De hecho, yo dir¨ªa que la mayor¨ªa de los botsuanos de hoy en d¨ªa desconocen la historia de las ni?as de Swaneng y la relaci¨®n que su prematura muerte guarda con la Universidad de Botsuana. Lo que pido a mis conciudadanos botsuanos y a nuestros l¨ªderes es que reflexionemos sobre si somos una naci¨®n que excluye las aportaciones de los j¨®venes. Me gustar¨ªa que medit¨¢ramos sobre qu¨¦ ventajas tiene el implicarnos en nuestra historia casi exclusivamente a trav¨¦s de las actuaciones de los adultos, excluyendo las aportaciones de la juventud, y sobre si, al hacerlo, estamos mandando el mensaje apropiado a los ni?os y las futuras generaciones.
La historia de la creaci¨®n de la propia Universidad de Botsuana es monumental: en 1976, las familias de todos los rincones de la nueva Rep¨²blica de Botsuana donaron cereales, gallinas y ganado como parte de una iniciativa de colaboraci¨®n llamada Motho Le Motho Kgomo. Con aquellos recursos, nuestros mayores construyeron una universidad de la que ellos nunca podr¨ªan disfrutar, una universidad de renombre internacional entre cuyos alumnos est¨¢ el actual presidente de Botsuana, Mokgweetsi Masisi. Pero ?qu¨¦ pasar¨ªa si, cuando ense?¨¢ramos a la naci¨®n que nuestros mayores dieron todo cuanto ten¨ªan para la construcci¨®n de la Universidad de Botsuana, tambi¨¦n les explic¨¢ramos ¡ªy document¨¢ramos de manera activa¡ª el papel fundamental que represent¨® la juventud botsuana de 1976? ?Acaso esa integraci¨®n no ser¨ªa la correcta aplicaci¨®n del concepto botho? ?Acaso no ser¨ªa m¨¢s acertado ese enfoque de la historia desprovisto de la estigmatizaci¨®n de los j¨®venes? Abrigo la esperanza de que al documentar nuestra historia no vulneremos a los ni?os botsuanos borrando espec¨ªficamente a estos de la historia botsuana.
Me interesan los l¨ªderes j¨®venes que, como los de Soweto y Swaneng en 1976, trabajaron con miras a mejorar el sistema educativo para los ni?os africanos
Mientras Botsuana conmemoraba el D¨ªa del Ni?o Africano (a expensas de los contribuyentes), pensaba que deb¨ªamos atrevernos a participar con nuestras propias historias de liderazgo juvenil. En cuanto ciudadano consagrado a la reforma educativa, me interesan los l¨ªderes j¨®venes que, como los de Soweto y Swaneng en 1976, trabajaron con miras a mejorar el sistema educativo para los ni?os africanos.
Los botsuanos que, como yo, estamos preocupados por nuestro sistema educativo, hemos de continuar trabajando con todas las herramientas a nuestra disposici¨®n en pos del ideal de un plan de estudios liberado en unas aulas botsuanas liberadas. Mientras las aulas botsuanas sean un lugar donde obliguemos a la confiada juventud a tragarse unos planes de estudios que, colonizados de manera cr¨®nica, causan desempleo, esa labor tambi¨¦n ser¨¢ urgente. Este mes de junio, mientras reflexion¨¢bamos sobre el D¨ªa del Ni?o Africano, bien habr¨ªa merecido la pena evaluar si las aulas botsuanas han sido justas con respecto a la labor de nuestros antepasados, j¨®venes y mayores.
Amar a tu pa¨ªs es reflexionar sobre si la falta, decididamente colonial, de un programa de licenciatura en cualquiera de las lenguas aut¨®ctonas de la Universidad de Botsuana es rendir homenaje a las ni?as de Swaneng, que murieron cuando recaudaban fondos para construirla. Cada mes de junio, pronunciemos por fin los nombres de aquellas ni?as de Swaneng de 1976.
Donald Molosi es un actor y escritor premiado, as¨ª como presidente del Upright African Movement. Su nueva pel¨ªcula se llama 2064 y su ¨²ltimo libro se titula Dear Upright African. Vive entre Botsuana y Estados Unidos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.