?Son las ciudades actuales entornos adecuados para los ni?os?
Pedagogos, soci¨®logos y arquitectos ven urgente un replanteamiento de las urbes para que dejen de ser esos lugares inh¨®spitos y vuelvan a ser de la ciudadan¨ªa. Una ciudadan¨ªa inclusiva y plural
Dice Francesco Tonucci, psicopedagogo de referencia internacional y gran activista de la protecci¨®n de la infancia, que la ciudad es ahora como el bosque de nuestros cuentos: un lugar sucio y gris al que tememos. La ciudad es dif¨ªcil para todos. Lo es para los adultos, pero tambi¨¦n para los mayores, para las personas con necesidades especiales y, obviamente, para los ni?os. Lo sabemos los que tenemos hijos y encontramos las ciudades como territorios inh¨®spitos en los que el paseo, el juego y la estancia no tienen cabida en sus calles. Todo est¨¢ compartimentado y estructurado, todo gira en torno a la movilidad, pero incluso esa movilidad es muy determinada: el carro no cabe entre los coches ni puedes acceder con ¨¦l a muchas estaciones de metro, los ni?os han perdido su autonom¨ªa, el tr¨¢fico y los edificios han fagocitado la espontaneidad del juego. La econom¨ªa manda.
Pedagogos, soci¨®logos y arquitectos ven urgente un replanteamiento de las ciudades para que dejen de ser esos lugares inh¨®spitos y vuelvan a ser de la ciudadan¨ªa. Una ciudadan¨ªa inclusiva y plural que tenga en cuenta a los ni?os, ni?as y adolescentes. Sobre ello vers¨® el encuentro intergeneracional Ciudad y ciudadan¨ªa de la infancia y la adolescencia en el COVID, organizado por el Grupo de Sociolog¨ªa de la Infancia y la Adolescencia (GSIA) el pasado 26 de junio. A trav¨¦s de esta jornada, que cont¨® con la participaci¨®n de Tonucci y de un grupo de j¨®venes de la ESO y Bachillerato, se buscaba poner el foco en la necesidad de negociar los espacios de convivencia en la ciudad entre los distintos ciudadanos que se mueven en ella ¨Cincluidos los ni?os y adolescentes¨C, pero tambi¨¦n en la necesidad de incorporar en la escuela la visi¨®n de los estudiantes como ciudadanos de pleno derecho.
Para Lourdes Gait¨¢n, socia fundadora del GSIA y secretaria del Comit¨¦ Cient¨ªfico de Sociolog¨ªa de la Infancia de la FES, hoy las ciudades se han vuelto cada vez m¨¢s segregadas, ¡°son ciudades m¨¢s para pasar que para estar¡±, y aboga porque el movimiento favorable a una mayor presencia de los ni?os en la calle se inscriba en el movimiento de transformar las ciudades a trav¨¦s de la humanizaci¨®n: ¡°Hacer las calles m¨¢s humanas pasa por algunas cosas que ya se han empezado a hacer en algunas ciudades: m¨¢s zonas peatonales, uso de otro tipo de veh¨ªculos menos agresivos que los coches y medidas para reducir la contaminaci¨®n. Esto ¨²ltimo le preocupa mucho a los ni?os y a los j¨®venes, como hemos visto en la pasada cumbre sobre el clima. Los ni?os son muy activos y muy sensibles a las cuestiones del medioambiente, por eso hay que escucharles¡±.
El parque como elemento segregador
El confinamiento ha hecho (a¨²n) m¨¢s visibles las ciudades como jaulas. En ellas, algunos puntos de desfogue (los parques infantiles, las ¨¢reas de entrenamiento, las ¨¢reas caninas) que, similares a las ruedas del h¨¢mster, posibilitan algo de movimiento extra. ?D¨®nde llevamos a los ni?os para que liberen su energ¨ªa? Al parque, esos recintos que Lourdes Gait¨¢n define como ¡°corralitos¡± para separar espacios de convivencia: los ni?os peque?os dentro (los que juegan), los adultos fuera (los que vigilan y marcan los tiempos). Para Virginia Navarro, arquitecta y cofundadora de cuartocreciente arquitectura, un proyecto creado con el objetivo de mejorar los principales espacios en los que se desarrolla la infancia (casa, escuela y ciudad), los parques infantiles y tambi¨¦n los patios escolares son espacios muy pobremente dise?ados: ¡°Estos espacios solo incluyen un tipo de juego: en el parque infantil es un tipo de juego repetitivo (subir, bajar, columpiarse, balancearse) y en los patios escolares son juegos reglados, materializados en canchas de deporte y juegos con bal¨®n. Adem¨¢s, recogen un rango de edad muy limitado, dejando fuera a los ni?os m¨¢s mayores y adolescentes¡±.
En esto ¨²ltimo insiste tambi¨¦n Gait¨¢n, quien ve en estos espacios m¨¢s que lugares para un esparcimiento seguro, espacios para la segregaci¨®n, ya que no incluyen ni a todas las edades ni la variedad de juegos y actividades que necesita la infancia: ¡°Las plazas y los parques sin barreras son espacios que comparten varias generaciones. Cuando segmentamos y vallamos los parques, se produce la segregaci¨®n de las personas que frecuentan estos lugares en funci¨®n del grupo de edad al que pertenecen. El parque, como espacio p¨²blico de uso compartido, deber¨ªa ser un espacio de aprendizaje y convivencia, pero si intervenimos en ese espacio rompemos ese ecosistema¡±. Recuerda la soci¨®loga c¨®mo la imaginaci¨®n de los ni?os supera con creces la del adulto que dise?a estos espacios: ¡°En los parques los ni?os suplen la falta de imaginaci¨®n de los adultos cuando desbordan los l¨ªmites y reutilizan a su manera el espacio; por ejemplo, usando botellas de agua como porter¨ªa para jugar con el bal¨®n¡±.
Tampoco existen alternativas fuera de estos espacios. Seg¨²n Virginia Navarro, la p¨¦rdida de juego en las calles de la ciudad supone, por primera vez en toda la historia de la humanidad y especialmente en los pa¨ªses desarrollados, que no existe en la infancia el juego libre no supervisado. Esto significa, seg¨²n la experta, que ¡°en ning¨²n momento¡± el ni?o socializa y juega sin estar sometido a la mirada adulta. ¡°Esta falta de autonom¨ªa es una p¨¦rdida sin precedentes. Su origen se sit¨²a en los a?os 90 y se fue incrementando con rapidez en a?os sucesivos, lo que ha demostrado que tiene consecuencias a nivel f¨ªsico (incremento de la obesidad, miop¨ªa, falta de vitamina D), emocional (poca frecuencia de relaci¨®n entre iguales, ansiedad, tristeza, mala autogesti¨®n de las emociones y falta de concentraci¨®n) y en el aprendizaje (pierden la oportunidad de sacar provecho de materiales ocasionales como piedras, hierba, tierra; de tomar posesi¨®n del espacio; o de asumir riesgos razonables, entre otros)¡±, afirma.
Las ciudades tambi¨¦n educan. El pedagogo Loris Malaguzzi consideraba el entorno f¨ªsico como un ¡°tercer profesor¡± despu¨¦s del maestro y los otros ni?os. Tal y como est¨¢n planteadas las ciudades hoy, y teniendo en cuenta la cuesti¨®n de los parques infantiles y la desaparici¨®n del juego de las calles, ?qu¨¦ est¨¢n aprendiendo los ni?os y ni?as de ellas? Seg¨²n la arquitecta Virginia Navarro ¡°aprenden que la ciudad pertenece al adulto y al coche, que su acogida solo se da en parques espec¨ªficos y que es peligrosa e inh¨®spita¡±. Adem¨¢s, a?ade que cuando los espacios p¨²blicos mejores de la ciudad (hist¨®ricos) est¨¢n ocupados de terrazas y turistas, ¡°tambi¨¦n perciben lo p¨²blico como un espacio que puede dedicarse principalmente al consumo, algo que se potencia cuando sus principales salidas p¨²blicas son a centros comerciales¡±.
Una ciudad centrada en las necesidades de todos
¡°Una ciudad adecuada para ni?os y ni?as es una ciudad que es buena para todos", dice Tonucci en La citt¨¤ dei bambini. Almudena de Benito, arquitecta y fundadora del proyecto Chiquitectos, considera que actualmente en las ciudades no solo nos hemos olvidado de la infancia, sino tambi¨¦n de las mujeres y de la tercera edad. ¡°La ciudad fue pensada para un modelo productivo y remunerado, vinculado tradicionalmente a lo masculino; dise?ada para un hombre trabajador de mediana edad que se mueve en coche. Un hecho que se aprecia claramente en la velocidad a la que los peatones cruzamos las calles anchas en los sem¨¢foros (como la Castellana, en Madrid); un reto imposible para una persona anciana, dependiente, o para los ni?os y ni?as¡±. Se?ala tambi¨¦n que, aunque en algunos pa¨ªses europeos como Austria, han surgido desde los a?os 70 propuestas del llamado ¡°urbanismo con perspectiva de g¨¦nero¡±, en Espa?a esto es algo m¨¢s reciente. ¡°Este tipo de planificaci¨®n pretende priorizar las tareas del cuidado -asociadas a las mujeres- frente a la movilidad lineal trabajo-casa. Es decir, las ciudades se dise?an desde el ¨¢mbito reproductivo y de los cuidados, sin olvidar el trabajo productivo. Creo que esta es la clave, construir una ciudad centrada en las necesidades de todas las personas que la habitan y que priorice el encuentro frente al consumo, de ah¨ª la importancia del espacio p¨²blico como lugar de socializaci¨®n. Plazas para estar, sin necesidad de consumir, que se convierten tambi¨¦n en espacios l¨²dicos. Entender la ciudad como un gran campo de juego no solo beneficia a la infancia¡±, explica.
?C¨®mo deber¨ªa ser una ciudad para que incluyera las necesidades de todos? Para responder a esta pregunta, Virginia Navarro considera interesante contar con el ejemplo de Pontevedra, una ciudad de m¨¢s de 50.000 habitantes, en la que se transform¨® completamente la movilidad urbana, lo que ha repercutido en beneficios en la infancia, pero tambi¨¦n en el resto de la ciudadan¨ªa. ¡°El tr¨¢fico no solo es un problema de las grandes ciudades: en 1996 Pontevedra triplicaba la intensidad de tr¨¢fico del centro de Madrid. Los principios de actuaci¨®n, que iniciaron la transformaci¨®n en 1999, son absolutamente vigentes para incluir a la infancia en nuestras ciudades: todos los espacios p¨²blicos urbanos deben poder ser usados por todos los vecinos y vecinas sin distinci¨®n de capacidades, edad o estatus socioecon¨®mico para actividades diversas; la movilidad peatonal es la forma m¨¢s natural y b¨¢sica de desplazarse por la ciudad, y ning¨²n otro tipo de movilidad puede sustituirla ni debe desplazarla; la ciudad debe tener una alta calidad ambiental con niveles m¨¢s reducidos de contaminaci¨®n a¨¦rea y ac¨²stica; la ciudad debe ser un espacio sin violencia, libre de pr¨¢cticas que generen peligro o sensaci¨®n de peligro¡±.
Esto se tradujo, seg¨²n la arquitecta, en una serie de actuaciones concretas, pensando siempre en la ciudad en su conjunto. ¡°Se redujo dr¨¢sticamente el tr¨¢fico, se limit¨® la velocidad a 30 km/h, se eliminaron espacios de aparcamiento en las calles saturadas (cuando existe la percepci¨®n de que se puede circular y estacionar aumenta el tr¨¢fico), se ampliaron las calles hasta darle el mismo espacio al coche que al peat¨®n, se eliminaron barreras arquitect¨®nicas y se crearon caminos escolares seguros para favorecer la autonom¨ªa de los ni?os. Todo ello ha contribuido a crear una ciudad amable con la infancia, que ha llenado sus calles y sus plazas¡±. A esto se a?ade como principio de dise?o la presencia de naturaleza, no como algo decorativo, sino como elementos que propician beneficios a nivel f¨ªsico, psicol¨®gico y ambiental.
Todo esto exige, como se ha visto en el caso de Pontevedra, la reconstrucci¨®n de un tipo totalmente diferente de ciudad que no todas las ciudades est¨¢n dispuestas a asumir. ?Utop¨ªa o realidad? Almudena de Benito no considera imposible modificar cosas como la creaci¨®n de una red de espacios verdes accesible a pie, la restricci¨®n del tr¨¢fico o la peatonalizaci¨®n de algunas calles. ¡°Son peque?as medidas que no suponen una gran inversi¨®n en infraestructuras y que contribuyen a construir una ciudad m¨¢s amable y abierta¡±, cuenta. Por su parte, Virginia Navarro tiene claro que aunque no todas las estructuras f¨ªsicas urbanas permiten generar entornos igual de amables, es posible una importante transformaci¨®n si existe ¡°una f¨¦rrea voluntad pol¨ªtica¡±. Y es urgente, porque seg¨²n la ONU uno de los grandes desaf¨ªos de nuestro siglo ser¨¢ la vida de las ciudades, ya que 7 de cada 10 personas vivir¨¢n en una ciudad en 2050. ¡°?No empieza a ser una absoluta necesidad plantearnos las ciudades como ecosistemas sostenibles para todos?¡±, plantea la arquitecta.
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