Cuando cinco c¨¦ntimos de euro abren una brecha digital
El gobierno de Uganda estableci¨® una tasa a las redes sociales, el resultado ha sido una reducci¨®n de los usuarios de Internet y elevadas p¨¦rdidas econ¨®micas
En Uganda entre marzo y septiembre de 2018 el n¨²mero de usuarios de Internet cay¨® casi un 30%, desde los 19,3 millones hasta los 13,5, seg¨²n reflejada una investigaci¨®n de Reserch ICT Solutions (RIS). Esta evoluci¨®n resulta desconcertante porque, en general, la cantidad de internautas crece en todos los rincones del mundo. Aunque la sorpresa se disipa si se tiene en cuenta que el periodo incluye los tres primeros meses de una controvertida tasa al uso de redes sociales y otros servicios digitales. A partir del 1 de julio de 2018, a los ugandeses les costaba 200 chelines al d¨ªa (el equivalente a algo menos de cinco c¨¦ntimos de euro) conectarse a Facebook, usar Twitter, enviar whatsapps, hacer una llamada por Skype o buscar citas en Tinder. Los efectos de esos 200 chelines diarios han sido importantes en la vida social, en la actividad empresarial del pa¨ªs e incluso en su camino hacia el crecimiento econ¨®mico, sin contar con el impacto en el acceso a la informaci¨®n. El gobierno ugand¨¦s reproduc¨ªa una tendencia que se produc¨ªa en otros pa¨ªses africanos como Chad, Ben¨ªn, Zambia o Tanzania.
Los ugandeses se resistieron, salieron a la calle, se manifestaron e, incluso, se produjeron enfrentamientos a cuenta de la que se conoci¨® como ¡°tasa de las redes sociales¡± que gravaba el uso de casi sesenta servicios de los calificados OTT (over-the-top), desde medios sociales, hasta plataformas de streaming pasando por aplicaciones de mensajer¨ªa instant¨¢nea. La firmeza de las posiciones de unos y otros demostraba que lo que estaba en juego era m¨¢s que una tasa. El propio presidente, Yoweri Museveni, se encarg¨® de fijar la postura del gobierno: ¡°El uso de los medios sociales es definitivamente un art¨ªculo de lujo. Usar Internet para acceder a los medios sociales para chatear, entretenerse, alimentar comportamientos maliciosos, provocar la subversi¨®n, o incitar al asesinato, es definitivamente un lujo¡±. Para la oposici¨®n pol¨ªtica y social se trataba de una atropello a los derechos fundamentales, una estrategia del presidente para amordazar el acceso a la informaci¨®n y con ¨¦l la capacidad de la ciudadan¨ªa para contestar sus derivas antidemocr¨¢ticas. Por ello, el l¨ªder m¨¢s popular de la oposici¨®n, Bobi Wine, se puso al frente de las marchas contra el impuesto.
Ahora, con dos a?os de perspectiva y el rumor de una reforma de la tasa, Pollicy, una organizaci¨®n ugandesa que trabaja en las tecnol¨®gicas c¨ªvicas, los datos para el bien com¨²n y la mejora de la gobernanza desde la innovaci¨®n, ha querido arrojar un poco m¨¢s de luz sobre el impacto de la medida con una investigaci¨®n que han titulado Un disparo en la oscuridad. ¡°El informe es la continuaci¨®n de un estudio anterior que realizamos seis meses despu¨¦s de la entrada en vigor del impuesto. Quer¨ªamos examinar c¨®mo la tasa sigue repercutiendo en aspectos sociales, econ¨®micos y culturales de la vida cotidiana en Uganda¡±, explica Neema Iyer, la directora de Pollicy. La tecn¨®loga recuerda que la irrupci¨®n de la pandemia ha dejado en suspenso muchas cosas, pero que ¡°a principios de 2020, la agencia tributaria ugandesa (URA, por sus siglas en ingl¨¦s) propuso un cambio de pol¨ªtica para gravar directamente el uso de Internet, en lugar de la tasa a las redes sociales, b¨¢sicamente porque el sistema actual no generaba las recaudaciones previstas¡±.
Las autoridades esgrimieron, fundamentalmente, dos argumentos para sustentar su medida. El primero era detener los usos socialmente perjudiciales de las redes sociales, lo que el Museveni consider¨® el lugambo, que en lengua lugwere hace referencia al cotilleo. El segundo de los argumentos era puramente recaudatorio, la tasa servir¨ªa para mejorar las infraestructuras de telecomunicaciones en zonas rurales y remotas. ¡°Los datos presupuestarios muestran que las proyecciones de ingresos no se cumplieron¡±, se?ala Iyer desmontando uno de los pilares de la tasa.
El informe de Pollicy refleja que las autoridades apenas recaudaron con el impuesto un 15% de lo previsto en 2019, 46.300 millones de chelines ugandeses (algo m¨¢s de once millones de euros) de los 322.000 millones (casi 77 millones de euros) que esperaban. Y la estimaci¨®n para 2020 no es mucho mejor. Respecto al segundo argumento, Iyer comenta: ¡°Podr¨ªamos medir los chismes que se difunden en Uganda, pero la realidad es que la desinformaci¨®n prolifera en todo el mundo¡±. As¨ª que desde su experiencia y los datos del informe, la directora de Pollicy adelanta una conclusi¨®n: ¡°El impuesto afecta principalmente a las personas que ya estaban econ¨®micamente desfavorecidas y ampl¨ªa a¨²n m¨¢s la brecha digital¡±.
Algunos j¨®venes hab¨ªan cambiado sus h¨¢bitos de consumo y hab¨ªan sacrificado comidas, bebidas o medios de transporte convenientes para pagar la tasa de las redes sociales
Para elaborar el estudio, la organizaci¨®n se ha acercado a usuarios de Internet de diferentes zonas del pa¨ªs con el objetivo de determinar el impacto en sus vidas cotidianas y en la actividad econ¨®mica. La realizaci¨®n del primer estudio a los seis meses de la entrada en vigor de la tasa, permite adem¨¢s un an¨¢lisis con una cierta perspectiva y muestra comportamientos curiosos. Por ejemplo, el hecho de que en un primer momento, las y los ugandeses buscaron la manera de esquivar el impuesto e incorporaron en su vida diaria elementos que para la mayor parte de los usuarios de Internet son excepcionales. En aquella primera investigaci¨®n se pon¨ªa de manifiesto que ¡°solo¡± el 56% de los usuarios estaban pagando la tasa y, entre los que no lo hac¨ªan, un 38% utilizaban de manera habitual VPN, un sistema que permite ocultar o falsear el lugar desde el que se est¨¢ produciendo la conexi¨®n.
El uso de VPN ha sido en unos casos una forma de contestaci¨®n a la tasa y en otras, simplemente, una necesidad. Pero sobre todo ha sido una reacci¨®n inmediata. El actual informe ¡°ha descubierto que los encuestados est¨¢n pagando cada vez m¨¢s el impuesto¡±, comenta Iyer. ¡°Seguramente esto se debe¡±, contin¨²a, ¡°a que los usuarios vieron que las VPN consum¨ªan grandes cantidades de datos y de bater¨ªa del tel¨¦fono. Lo que ha llevado a volver a pagar la tasa en lugar de utilizar las VPN¡±. Para que este sistema fuese una soluci¨®n duradera ¡°se necesitar¨ªan aplicaciones VPN mejoradas que consuman menos datos y bater¨ªa¡±, concluye la tecn¨®loga.
Otras investigaciones desvelaban que algunos j¨®venes hab¨ªan cambiado sus h¨¢bitos de consumo y hab¨ªan sacrificado comidas, bebidas o medios de transporte convenientes para poder pagar la tasa de las redes sociales. "Nos encantar¨ªa estar conectados en todo momento, pero tiene un coste a?adido y es alto, as¨ª que nos conectamos puntualmente porque tememos que si no el coste aumentar¨¢, pienso que los 2000 chelines que ten¨ªa reservados para comprar datos, los pagar¨¦ por la tasa. Decido guardarlo y usarlo para otras cosas y cuando tengo algo urgente que hacer on line entonces me conecto", explicaba uno de los participantes en el estudio de Pollicy.
De esta manera una de las primeras consecuencias de esta medida ha sido aumentar la brecha digital, para las clases m¨¢s populares puede marcar el l¨ªmite entre tener o no acceso a Internet. Para los ugandeses que se encuentran por debajo de los ingresos medios anuales, el impuesto aumenta su esfuerzo para tener Internet en un 10%, mientras que para los que m¨¢s cobran, apenas supone un 1%. Para entender ese esfuerzo, desde la entrada en vigor de la tasa a las redes sociales, un paquete de datos de 1GB obliga al grupo de ugandeses con ingresos m¨¢s bajos a dedicar el 40% de lo que cobran en un mes, como explican desde CIPESA, una organizaci¨®n ugandesa de defensa de los derechos digitales.
Uno de los encuestados lo expresa de la manera m¨¢s sencilla: "Me fijo en la situaci¨®n de mi madre en el pueblo y es evidente que esta tasa no es justa, ni equitativa. Al final del d¨ªa, si he pagado la tasa para tener acceso durante todo el mes, pago 6000 chelines; un diputado, en su posici¨®n, tambi¨¦n paga 6000 chelines; pero es que incluso mi abuela en el pueblo tambi¨¦n paga 6000 chelines. Sin embargo, el nivel de vida no es el mismo". Otro participante reflejaba una consecuencia directa: ¡°A veces no puedo contactar con mi madre en el pueblo porque no puede permitirse Internet. Y eso es muy frustrante¡±.
El impacto en las mujeres preocupa especialmente a las directora de Pollicy: ¡°Ellas tienden a ganar menos que los hombres en Uganda, debido a las desigualdades estructurales, que se acent¨²an por las pr¨¢cticas patriarcales. El coste de Internet ya es elevado en relaci¨®n con los salarios de los ugandeses y esta tasa lo agrava. Por ello, las mujeres se ven m¨¢s afectadas negativamente. Hay muchos otros desaf¨ªos relacionados con la inclusi¨®n digital como la alfabetizaci¨®n digital, la propiedad de dispositivos o el temor a la violencia en l¨ªnea. La prioridad de los gobiernos deber¨ªa ser la inclusi¨®n digital, sin embargo, esta tasa a los medios sociales tiene un efecto perjudicial, tambi¨¦n en este sentido¡± .
Desde el punto de vista econ¨®mico,?Un disparo en la oscuridad refleja tambi¨¦n los testimonios de los peque?os emprendedores que usan el entorno digital en sus incipientes negocios y se han visto sacudidos por esta tasa. "Para un negocio que se basa en la conexi¨®n, en el que tienes que comunicarte utilizando las redes sociales, a veces la tasa a las OTT expira sin que seas consciente hasta qu¨¦ comento est¨¢ en vigor (porque tiene una validez de 24h). Eso significa que puedes haber recibido un mensaje en un momento en el que tu tasa ya no est¨¢ en vigor sin que te hayas dado cuenta y te lo pierdes. Y, por lo tanto, pierdes esa oportunidad de negocio¡±, se?alaba uno de los encuestado.
La tasa, sin embargo, ha tenido un efecto domin¨® que las autoridades no hab¨ªan previsto. M¨¢s all¨¢ del impacto sobre los usuarios de Internet; m¨¢s all¨¢ de las consecuencias en las vidas cotidianas de la ciudadan¨ªa; m¨¢s all¨¢, incluso del desfase en la previsi¨®n de recaudaci¨®n por la tasa. Menos usuarios son menos clientes para los operadores de redes m¨®viles, menos clientes suponen menos de volumen de negocio y menos volumen de negocio significa menos impuestos pagados por estas empresas, como advierte un estudio de RIS.
Finalmente, Neema Iyer alerta sobre c¨®mo esta medida puede comprometer el futuro del pa¨ªs. ¡°El impuesto puede ser prohibitivo para los j¨®venes y los futuros empresarios. Es urgente determinar si vale la pena renunciar a un sector de innovaci¨®n din¨¢mico a cambio de los ingresos recaudados por la tasa sobre los medios sociales. Teniendo en cuenta que la mayor¨ªa de los pa¨ªses se esfuerzan por desarrollar tecnolog¨ªas de vanguardia y poner en marcha nuevas empresas, es probable que los impuestos que afectan desproporcionadamente a los j¨®venes repercutan en el crecimiento econ¨®mico y la competitividad de Uganda en el entorno global en este ¨¢mbito en un futuro pr¨®ximo¡±.
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