De ¡®prostibares¡¯ por el Amazonas: as¨ª funcionan las redes de trata en la selva
La zona de la Triple Frontera entre Colombia, Per¨² y Brasil es el enclave id¨®neo para el tr¨¢fico ilegal, no solo de droga o recursos naturales, tambi¨¦n de personas. Casi siempre, mujeres y ni?as
Ni se nos ocurrir¨ªa mencionarla. Si nos preguntaran por un lugar donde se sufra la trata, pocas veces contestar¨ªamos la Amazonia o la triple frontera amaz¨®nica entre Colombia, Per¨² y Brasil. Sin embargo, ning¨²n pa¨ªs se libra de este delito que comercia con las personas como si fueran mercanc¨ªa,?que en el 62% de los casos son mujeres y en el 23% ni?as, en torno al 80% de las veces, con objetivo de explotarlas sexualmente.
Con el confinamiento forzoso y toda la atenci¨®n puesta en los m¨¢s de 699.252 casos confirmados y 19.917 personas fallecidas por covid-19 en toda la Panamazonia (hasta el 28 de julio), la acci¨®n humanitaria y el fortalecimiento de la sanidad p¨²blica, resulta m¨¢s dif¨ªcil que nunca medir el impacto de la trata, pero los expertos en terreno aseguran que la crisis econ¨®mica ha incrementado el narcotr¨¢fico, la tala ilegal y el tr¨¢fico y la explotaci¨®n de personas.
La ubicaci¨®n fronteriza de las localidades de Puerto Nari?o (Colombia), Caballococha (Per¨²) y Atalaia do Norte (Brasil), unidas y separadas por el r¨ªo Amazonas, son el caldo de cultivo id¨®neo para el tr¨¢fico ilegal, no solo de droga o recursos naturales, tambi¨¦n de personas. Aqu¨ª, toda la comunicaci¨®n se realiza dentro y a trav¨¦s del r¨ªo Amazonas. Las lanchas, botes y dem¨¢s embarcaciones cruzan constantemente de una orilla a otra y, sin apenas controles, cambian de pa¨ªs.
Puerto Nari?o (Colombia) es un destino vacacional muy popular en la regi¨®n. Un peque?o y tranquilo municipio, de calles peatonales y cuidados jardines, a orillas del r¨ªo Loretoyaco, ideal para peque?os cruceros fluviales y ver a los delfines rosados en su h¨¢bitat. En esta id¨ªlica poblaci¨®n las estudiantes del internado ind¨ªgena de San Francisco de Loretoyaco son el objetivo de muchas miradas de deseo. Hombres mayores las seducen a la salida del colegio para que naveguen en su compa?¨ªa a Caballococha durante el fin de semana, prometi¨¦ndoles diversi¨®n, regalos, ropa, un m¨®vil o peque?as cantidades de dinero.
Las adolescentes, con las circunstancias de precariedad que asolan a sus familias, no prev¨¦n un futuro pr¨®spero, por lo que consideran esas propuestas una oportunidad para mejorar sus vidas. Las redes de trata conocen bien esa situaci¨®n de vulnerabilidad y se aprovechan. No son grandes organizaciones criminales, sino individuos que frecuentan o residen en la zona. Dominan el contexto y se organizan para captar, trasladar y explotar. As¨ª, los fines de semana, se genera en la zona mucho movimiento de adolescentes desplazadas a locales de alterne conocidos como ¡°prostibares¡±, generalmente, propiedad de traficantes de coca y utilizados para todo tipo de negocios il¨ªcitos, a menudo con la connivencia de las autoridades locales.
Una vez visit¨¦ una regi¨®n minera donde contamos 11 prost¨ªbulos en 1,5 kil¨®metros y luego nos informaron que en cada uno de ellos hab¨ªa de ocho a 10 jovencitas, la mayor¨ªa menores de edad Ariana D¨ªaz Acu?a, profesora de la Universidad Cat¨®lica de Costa Rica
El confinamiento de la covid-19 ha agravado a¨²n m¨¢s esta realidad. En su aspecto positivo, la pandemia ha implicado la cohesi¨®n comunitaria, el refuerzo de las actividades de pesca y cultivo, y el fortalecimiento de la pr¨¢ctica de la medicina tradicional para combatir los s¨ªntomas del virus. Pero, respecto a la trata, se ha dado un paso atr¨¢s cre¨¢ndose un falso imaginario de protecci¨®n, ya que se crey¨® que el cierre de fronteras y la paralizaci¨®n del turismo ofrecer¨ªa m¨¢s protecci¨®n, pero no ha sido as¨ª. Las econom¨ªas ilegales siguen operando y ahora encuentran m¨¢s necesidades y grupos de j¨®venes desocupados m¨¢s f¨¢ciles de captar.
Esta zona de la Triple Frontera acumula (hasta el 28 de julio) 14.927 personas contagiadas y 362 fallecidos y casi no se habla de las implicaciones sociales del confinamiento en ni?os y adolescentes. Pero la pandemia ha aumentado el abandono escolar, los centros educativos est¨¢n cerrados y sin conectividad, han aumentado las carencias diarias por culpa del desempleo, el turismo es nulo y el casi abandono del Estado en los territorios ha hecho que las econom¨ªas ilegales sigan ofreciendo ¡ªahora como una de las pocas alternativas posibles¡ª un sustento b¨¢sico a las familias a trav¨¦s del narcotr¨¢fico, talas ilegales y otras actividades il¨ªcitas, entre ellas, la explotaci¨®n sexual.
Una red protectora de orilla a orilla
Nathalia Forero vivi¨® en este internado de Loretoyaco. Hoy es la coordinadora de la RETP-Red de Enfrentamiento a la Trata de Personas en la Triple Frontera que naci¨® hace cuatro a?os para luchar contra esta realidad y como fruto de un trabajo previo de investigaci¨®n. Se identificaron dos modalidades fuertes de explotaci¨®n: una sexual comercial de ni?os, ni?as y adolescentes; y otra, la laboral, es decir, el trabajo esclavo. Pero la investigaci¨®n tambi¨¦n puso de relieve que muchas situaciones de abuso y explotaci¨®n se hab¨ªan naturalizado como parte de una econom¨ªa de subsistencia.
Ella y otros miembros de la red, antes del confinamiento impuesto por la covid-19, recorr¨ªa las comunidades fronterizas visibilizando las amenazas a las que estaban expuestas las j¨®venes: ¡°Lo que aqu¨ª ocurre es explotaci¨®n sexual y trabajo esclavo a la vez. Y vimos que es esencial trabajar en red, independientemente pero pensando en la Amazonia como en un todo conectado¡±.
El confinamiento ha agravado a¨²n m¨¢s esta realidad. En su aspecto positivo, la pandemia ha implicado la cohesi¨®n comunitaria, pero?las econom¨ªas ilegales siguen operando y encuentran m¨¢s? grupos de j¨®venes desocupados m¨¢s f¨¢ciles de captar
Forero no est¨¢ sola. Cuenta con personas que act¨²an como enlaces en las tres orillas de este enclave internacional. En Islandia (Per¨²), Ivan¨¦s Favretto, alerta siempre que ve alg¨²n movimiento extra?o: ¡°Islandia es conocida como la Venecia del Amazonas, por sus canales y sus casas en palafitos. Pero tambi¨¦n es un enclave esencial para el tr¨¢fico de mercanc¨ªas y de personas¡±. En Leticia (Colombia) es el padre Valerio Sartor, brasile?o jesuita miembro del SJPAM-Servicio Jesuita a la Panamazonia y de la REPAM-Red Eclesial Panamaz¨®nica, quien ayuda a detectar, formar y sensibilizar sobre la trata para que se pueda evitar. ¡°Es muy dif¨ªcil poder rescatar a las personas que ya se han visto arrastradas a esa situaci¨®n. Sin embargo, con los j¨®venes y con las familias, podemos actuar antes¡±, dice el religioso. En Atalaia do Norte (Brasil) est¨¢ la madrile?a Marta Barral, que tambi¨¦n lucha contra el maltrato machista y otro tipo de abusos. ¡°Es siempre igual: los padres de los ni?os, las ni?as y los m¨¢s j¨®venes de la comunidad son enga?ados. Alguien llega al poblado y les ofrece una vida mejor para los m¨¢s peque?os de la casa, estudios o quiz¨¢ un peque?o empleo y formaci¨®n profesional para lograr algunos ingresos para la familia¡±, explica Barral.
La realidad de pobreza y necesidad de estas comunidades, en su mayor¨ªa ind¨ªgenas, hacen que ese m¨¦todo siempre funcione, pues lo primero es la supervivencia. Pocos intuyen que detr¨¢s de esas promesas de una vida mejor se esconda la trata, la esclavitud, los abusos o el comienzo de un camino sin retorno. Por eso la sensibilizaci¨®n debe ser trasversal y generalizada y tambi¨¦n el trabajo con la Justicia, porque a pesar de que muchos pa¨ªses tienen leyes contra la trata, es frecuente que las v¨ªctimas sean criminalizadas y los traficantes queden impunes.
Forero aclara que no es f¨¢cil cuantificar su acci¨®n, porque su trabajo se centra m¨¢s en lo cualitativo. Pero da algunos datos: ¡°En el primer semestre de 2019 se realiz¨® prevenci¨®n con m¨¢s de 400 j¨®venes en colegios. Llevamos procesos todo el a?o con 100 ni?os de nueve a 13 a?os, form¨¢ndolos como "h¨¦roes defensores de vidas". Adem¨¢s, en encuentros bimensuales han participado 200 personas, sin contar otros talleres y visitas a las comunidades de los tres pa¨ªses, con un promedio de 150 personas presentes en esas actividades¡±.
En cuanto al compromiso de otros actores esenciales en el terreno, uno de los logros de la RETP es la firma conjunta del Manifiesto contra la trata que rubric¨® el compromiso contra la trata por parte de los tres obispos de las di¨®cesis del Amazonas ¡ªdos de ellos espa?oles¡ª por ser una realidad que ¡°se ensa?a en las comunidades y poblaciones m¨¢s vulnerables¡±.
Mujer ind¨ªgena y amaz¨®nica
¡°La mujer ind¨ªgena amaz¨®nica es resiliente, inteligente, luchadora, hermosa y orgullosa. Siente, r¨ªe, llora, se asombra, sufre y duda, como todas nosotras. La escuch¨¦ exigir para sus hijos una educaci¨®n que respete su cultura, los derechos de su pueblo, denunciar las injusticias y levantar la voz por la Madre Tierra. Est¨¢ claro que no todas las mujeres en la Panamazonia son ind¨ªgenas. Las hay ribere?as, quilombolas, mestizas y migrantes. Y muy lamentablemente muchas de ellas son v¨ªctimas de trata de personas, violencia y explotaci¨®n sexual¡±, explica en un encuentro digital organizado durante el confinamiento Ariana D¨ªaz Acu?a, profesora de la Universidad Cat¨®lica de Costa Rica, apasionada de la Amazonia y especialmente interesada en la situaci¨®n de la mujer all¨ª y su interrelaci¨®n con el resto de contextos de la regi¨®n.
¡°Una vez visit¨¦ una regi¨®n minera donde contamos 11 prost¨ªbulos en 1,5 kil¨®metros y luego nos informaron que en cada uno de ellos hab¨ªa de ocho a 10 jovencitas, la mayor¨ªa menores de edad y explotaban sexualmente",?relata indignada D¨ªaz Acu?a. "?No puede ser! El clamor de esas ni?as est¨¢ estrechamente ligado al clamor de la Madre Tierra¡±, exclama.?
Fany Kuiru Castro es la ¨²nica mujer murui de la Amazon¨ªa colombiana graduada como abogada. Es l¨ªder desde que tiene uso de raz¨®n, nos cuenta en Bogot¨¢ mientras la acompa?amos a su oficina en la Organizaci¨®n de los Pueblos Ind¨ªgenas de la Amazonia colombiana (OPIAC) en la que es coordinadora de la secci¨®n de Mujer, Ni?ez, Juventud y Familia.
El activismo de Fany y su influencia alcanza el ¨¢mbito institucional con incidencia pol¨ªtica para garantizar las leyes que protegen a las comunidades, vigilar y alertar ante la vulneraci¨®n impune de los derechos ind¨ªgenas. Fany es una pieza clave en muchos paneles de discusi¨®n de los derechos ind¨ªgenas y, en particular, de la mujer ind¨ªgena. ¡°Nuestra labor es dar a conocer a las mujeres ind¨ªgenas sus derechos, a la soberan¨ªa alimentaria, a la alimentaci¨®n sana y el goce de sus derechos econ¨®micos, sociales y culturales. Las motivamos para que sean emprendedoras, y a las que ya han llevado a cabo un emprendimiento local, orientarlas sobre c¨®mo consolidarlo y darle m¨¢s viabilidad a trav¨¦s de una econom¨ªa propia, perspectiva de ecolog¨ªa integral, de solidaridad, de reciprocidad, con otra connotaci¨®n distinta a la capitalista, que solamente desea lucrarse¡±, concluye Fany.
Sin duda, son muchas las voces que reivindican desde la Amazonia pol¨ªticas sociales y acci¨®n ciudadana para fortalecer la protecci¨®n de la fr¨¢gil situaci¨®n que viven estas ni?as, ni?os y j¨®venes que en esta crisis sanitaria mundial han visto incrementada su vulnerabilidad. La covid-19 est¨¢ arrasando con su salud y tambi¨¦n con sus derechos fundamentales.
Este reportaje ha sido posible gracias a CIDSE y REPAM.
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