As¨ª complica la pandemia la lucha contra la trata de personas: ¡°Es como estar en una zona de guerra¡±
Supervivientes de explotaci¨®n sexual y tr¨¢fico afirman no tener acceso a alimentos, agua, alojamientos seguros ni apoyo psicol¨®gico durante la mayor crisis sanitaria de la historia reciente
Apenas despuntan las rosadas luces del alba cuando Ruchira Gupta est¨¢ al tel¨¦fono hablando con un agricultor local de Uttar Pradesh, India, tratando de convencerlo de que le d¨¦ sus excedentes de patatas y cebollas. El siguiente en la lista de Gupta es un comerciante de arroz, seguido de otro de especias. Su tono es insistente y suplicante. Si no le dan nada gratis, ?podr¨ªan quiz¨¢ hacerle un descuento en el precio?
Gupta no puede dejar de hacer esas llamadas. Teme que, si lo hiciera, miles de mujeres y ni?os que viven en los barrios de prostituci¨®n morir¨ªan de hambre. Las restricciones que el Gobierno impuso en marzo para frenar la expansi¨®n del nuevo coronavirus han privado de ingresos a quienes trabajan en el comercio sexual en India. La naturaleza de este sector ¨Cy el canal de tr¨¢fico de personas que lo alimenta¨C implica que pocas mujeres, de haberlas, poseen la documentaci¨®n necesaria para solicitar al Ejecutivo las prestaciones y el apoyo econ¨®mico que tanto necesitan.
¡°No tienen comida, ni aire puro, nada¡±, se lamenta Gupta, que dirige Apne Aap, una organizaci¨®n contra la trata que act¨²a en todo el territorio indio. Gupta explica que, si una trabajadora sexual o una v¨ªctima de la trata caen enfermas a causa del coronavirus, estas no pueden costearse el tratamiento: los gastos m¨¦dicos se han disparado en los ¨²ltimos a?os y se calcula que el 80% de la poblaci¨®n india carece de seguro m¨¦dico. ¡°Ser¨ªa como dejarlas morir¡±, remacha. Sin la asistencia gubernamental, la labor de mantener vivas a las mujeres y las ni?as ha reca¨ªdo en Apne Aap, que est¨¢ m¨¢s acostumbrada a llevar a cabo programas educativos para los ni?os nacidos en los burdeles que a repartir paquetes de comida.
Conforme a las predicciones que este a?o hicieron los investigadores y los grupos antitrata, las organizaciones no gubernamentales de 102 pa¨ªses, entre los que se encuentra Estados Unidos, se esfuerzan ahora por proporcionar a las supervivientes de la trata unos servicios b¨¢sicos y apoyo durante la pandemia del coronavirus, seg¨²n se constata en un nuevo informe de la Oficina de Instituciones Democr¨¢ticas y Derechos Humanos de la Organizaci¨®n para la Seguridad y la Cooperaci¨®n en Europa (OIDDH OSCE) y ONU-Mujeres, la entidad de Naciones Unidas para la igualdad de g¨¦nero y el empoderamiento de la mujer.
Para algunos de los interesados, como Gupta, en Delhi, esto significa reordenar las estructuras organizativas y las prioridades con el fin de salvaguardar la salud inmediata de mujeres y ni?as.
Proporcionar servicios b¨¢sicos durante la covid-19
El estudio de OIDDH y ONU-Mujeres, en el que se hacen 78 recomendaciones formales para responder a las necesidades de hombres, mujeres y ni?os actualmente atrapados en situaciones de explotaci¨®n, as¨ª como a las de aquellos que han logrado escapar, se present¨® coincidiendo con el D¨ªa Mundial contra la Trata de Personas, una campa?a organizada por Naciones Unidas para concienciar sobre este problema y que se celebra anualmente el 30 de julio.
Entre los entrevistados, tres cuartas partes de las organizaciones que trabajan para ayudar a los supervivientes de la trata afirmaron que ya necesitaban recursos adicionales para hacer frente al estallido de la pandemia, mientras que solo el 24% de las organizaciones antitrata sostuvieron que podr¨ªan permanecer en pleno funcionamiento sin fondos extraordinarios durante los pr¨®ximos 12 meses. Para financiar el programa de distribuci¨®n de alimentos, Ruchira Gupta lanz¨® una campa?a de recaudaci¨®n en las redes sociales llamada #1MillionMeals, aunque desde entonces se ha dado cuenta de que necesitar¨¢ al menos quintuplicar esa cifra. Necesita cumplimentar algunas solicitudes de subvenciones, explica, pero con 50.000 ni?as y mujeres que dependen de ella para su asistencia inmediata le ha sido imposible sacar tiempo para hacerlo.
A medida que el estallido de la pandemia acentuaba las dificultades existentes y brindaba nuevos grupos a la explotaci¨®n, el 18% de las organizaciones antitrata entrevistadas afirmaban que sus refugios eran demasiado peque?os para asumir un aumento de demanda. Una cuarta parte de las organizaciones afirm¨® que hab¨ªa tenido espacio para aceptar a nuevos residentes durante la pandemia, pero que, con el fin de cumplir las normas de distancia social impuestas por el Ejecutivo, ahora estaban obligadas a rechazar a mujeres que llegan buscando un refugio donde estar a salvo de sus agresores. El 5% de los hogares seguros para las supervivientes de la trata ya se han visto obligados a cerrar sus instalaciones desde la irrupci¨®n de la covid-19.
Las repercusiones de esos cierres son graves. En Argentina, Alika Kinan, superviviente de la trata convertida en activista, contaba a The Fuller Project que sabe de muchos casos en Buenos Aires en los que los traficantes han desalojado y despedido por falta de clientela a mujeres a las que hab¨ªan obligado a prostituirse. Sin acceso a los refugios, algunas de esas mujeres viven ahora en la calle, donde no solo est¨¢n expuestas a contagiarse, sino a padecer m¨¢s violencia y abusos.
Las ONG anti trata de 102 pa¨ªses se esfuerzan ahora por proporcionar a las supervivientes unos servicios b¨¢sicos y apoyo durante la pandemia del coronavirus
Para el estudio de la OIDDH y ONU-Mujeres tambi¨¦n se entrevist¨® a supervivientes de 40 pa¨ªses en Asia, ?frica, Europa y Am¨¦rica. Dos tercios de las personas encuestadas afirmaron que hab¨ªan tenido dificultades para acceder a los servicios m¨¢s fundamentales desde el inicio de la pandemia, entre ellos los alimentos y el agua, un alojamiento seguro y la atenci¨®n sanitaria. Otras mencionaron problemas como la falta de apoyo psicol¨®gico o la asistencia en la crianza de sus hijos, problemas ambos que no se han originado este a?o, pero que los confinamientos y restricciones debidas a la covid-19 han agravado en los ¨²ltimos cinco meses.
Efecto preocupante en mujeres y ni?as
Seg¨²n el informe, tanto los hombres como las mujeres supervivientes de la trata afirmaron que cre¨ªan que la pandemia del coronavirus estaba teniendo un efecto especialmente preocupante en las mujeres y las ni?as. Por lo general, cada a?o ellas suman tres cuartas partes de las v¨ªctimas del tr¨¢fico de personas a las que se obliga a realizar trabajos forzosos y que son objeto de explotaci¨®n sexual, seg¨²n el Informe Mundial sobre la Trata de Personas de 2018 realizado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD). Desde el estallido de la covid-19, el 21% de las mujeres supervivientes de la trata dijeron que las hab¨ªan abordado para entrar en la industria del sexo, mientras que al 14% les hab¨ªan ofrecido empleos ¡°il¨ªcitos¡± en otros sectores. En Estados Unidos, las organizaciones antitrata se?alan que les preocupan especialmente las consecuencias que pueda tener, a la larga, la covid-19 para las mujeres de color y las que pertenezcan a otros grupos marginados. Las desigualdades econ¨®micas con las que han de lidiar a diario implican que, incluso antes de la pandemia, se enfrentaban a un riesgo desproporcionado de caer en la trata y en la explotaci¨®n.
El informe confirmaba que la pandemia tambi¨¦n ha aumentado la vulnerabilidad de las mujeres y los ni?os frente a los delitos sexuales en Internet, citando pruebas de que algunos traficantes hab¨ªan trasladado sus operaciones a Internet desde el inicio del virus. En junio, Europol, el organismo encargado de velar por el cumplimiento de la ley en la Uni¨®n Europea, revel¨® un aumento en la difusi¨®n en l¨ªnea de fotos y v¨ªdeos con im¨¢genes de ni?os sometidos a abusos sexuales. Sin embargo, los avances de la tecnolog¨ªa hacen que resulte dif¨ªcil obligar a los culpables a rendir cuentas: los llamados "cibertraficantes" cada vez utilizan m¨¢s webcams para emitir en directo la explotaci¨®n de los ni?os a trav¨¦s de internet, pero los organismos policiales internaciones siguen sin tener las herramientas ¨Co la autoridad legal¨C para investigar la emisi¨®n en directo en busca de pruebas de abuso.
En algunos pa¨ªses, como Tanzania, las restricciones durante la pandemia han ocasionado que las ONG tuvieran que interrumpir la identificaci¨®n de ni?os vulnerables. Tatiana Kotlyarenko, asesora en cuestiones de antitrata en la OIDDH de la OSCE, sostiene que los lugares donde las v¨ªctimas de la trata y sus supervivientes est¨¢n menos afectadas por la covid-19 son aquellos que ya disponen de amplias estructuras para hacer frente a la trata: all¨ª donde las agencias gubernamentales, las organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil y el sector privado colaboran en cada fase del proceso no solamente para prevenir el tr¨¢fico, sino tambi¨¦n para identificar a las v¨ªctimas y reintegrarlas en la sociedad. ¡°Vemos que algunos pa¨ªses disponen de presupuestos destinados a esto, mientras que otros, no tanto¡±, se?ala Kotlyarenko, y a?ade que se prev¨¦ que durante la pandemia aumente el n¨²mero de v¨ªctimas de la trata. ¡°El hecho es que, a medida que los delitos se agravan a causa de la covid-19, estamos perdiendo la capacidad para luchar contra ellos¡±.
La pandemia tambi¨¦n ha aumentado la vulnerabilidad de las mujeres y los ni?os frente a los delitos sexuales en Internet
Kevin Hyland, excomisario independiente al frente de la lucha contra la esclavitud en Reino Unido, afirma que, en general, se ha dado una falta de voluntad pol¨ªtica para combatir el tr¨¢fico de personas, probablemente porque quienes formulan las pol¨ªticas no suelen ser las personas vulnerables. ¡°Incluso antes de la covid-19, las respuestas y las posturas ante esto no eran proporcionales a la amenaza¡±, afirma. ¡°Todo el sistema est¨¢ mal preparado para afrontar la situaci¨®n actual¡±. En ¨¦poca de crisis, los traficantes pueden adaptar sus t¨¦cnicas con una mera llamada, mientras que los Gobiernos y las ONG pueden tardar a?os en aprobar una nueva estrategia. ¡°A no ser que demos un paso adelante en nuestra manera de responder y empecemos a hacer lo que hemos prometido, seguiremos perdiendo esta batalla¡±.
En India, donde hasta el 10 de agosto el n¨²mero de casos confirmados de covid-19 supera los dos millones de personas y donde el ?ndice Global de Esclavitud (Global Slavery Index) calcula que hay unos ocho millones de v¨ªctimas de la trata, la situaci¨®n es tan precaria que algunas organizaciones como Apne Aap han tenido que interrumpir temporalmente cualquier plan de sacar a los ni?os de los burdeles. Ahora mismo la prioridad es suministrar alimentos y evitar la expansi¨®n de los contagios. ¡°Es como estar en una zona de guerra¡±, declaraba Gupta. Y a?ad¨ªa que en los barrios de prostituci¨®n del pa¨ªs ella ha conocido a madres que han de elegir entre recargar sus tel¨¦fonos para pedir ayuda y alimentar a sus hijos. No entiende c¨®mo el Gobierno espera que sobrevivan en semejantes condiciones.
¡°Ha habido una enorme disminuci¨®n de los ingresos y esto ha hecho que la pobreza se haya ensa?ado en especial con las mujeres¡±, se lamenta Gupta. ¡°Para los grupos marginados de mujeres, como las v¨ªctimas de la trata sexual, su mundo se ha desmoronado¡±. Incluso en circunstancias normales, para las mujeres y ni?os atrapados en la industria del sexo en India la ayuda ya era escasa, y las oportunidades para escapar, exiguas. Pero tras a?os de abusos constantes, muchas v¨ªctimas de la trata temen que la pandemia acarree el cierre de los prost¨ªbulos del pa¨ªs y, por consiguiente, ellas se queden sin un techo. Con las casas de acogida llenas, ya no tienen adonde ir.
Por el momento, asegura la activista, adentrarse en un barrio de prostituci¨®n indio durante la pandemia es como entrar en el decorado de una pel¨ªcula de terror. Relata que ha visto a 12 mujeres en una ¨²nica habitaci¨®n sin ventanas y a ni?os tan d¨¦biles que no pueden espantar las moscas que les vuelan por encima de la cabeza. A veces ve a mujeres tiradas en la calle sin fuerzas.
¡°Trabaj¨¦ en la ONU diez a?os, incluso en Kosovo despu¨¦s de la guerra¡±, declara Gupta. ¡°Nunca he visto nada semejante en toda mi vida¡±.
Este reportaje fue originalmente publicado en ingl¨¦s en The Fuller Project, medio period¨ªstico sin ¨¢nimo de lucro especializado en informaci¨®n sobre los derechos de las mujeres.
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