Gabriella Crespi, la dise?adora m¨¢s deseada por la ¡®jet set¡¯ que lo dej¨® todo para retirarse en el Himalaya
La tildaron de oportunista cuando sus piezas por encargo y sin l¨ªmite de presupuesto comenzaron a aparecer en los palacios m¨¢s lujosos de la ¨¦poca, pero sus dise?os, elegantes, personales, entre el lujo futurista y la artesan¨ªa, cerraron unas bocas y abrieron otras. Su colecci¨®n 'Rising Sun' es el verano hecho mueble
Las mesitas bajas de lat¨®n, las formas curvas, el uso del bamb¨²: todos los elementos de ese estilo glamouroso y setentero que se ha movido al mainstream en los ¨²ltimos dos a?os, como una evoluci¨®n un poco m¨¢s adulta de la est¨¦tica milenial, tienen el mismo origen, la obra de Gabriella Crespi, la influyente dise?adora italiana que falleci¨® en 2017 con 95 a?os y a la que el artista Francesco Vezzoli describi¨® como ¡°la Greta Garbo de Mil¨¢n¡± porque cuando estaba en el pico de su fama se retir¨® de la vida mundana siguiendo a un gu¨ªa espiritual en el Himalaya.
Todo en Crespi era como un anuncio en movimiento de su propia obra. Vest¨ªa con grandes sombreros (dec¨ªa que para protegerse de las migra?as) y una mezcla de caftanes comprados en Bali, piezas de tejido ikat, kurtas de la India y alta costura italiana. Ella misma debi¨® de intuir que la mejor manera de entender su trabajo era a trav¨¦s de su vida porque en los sesenta, cuando alcanz¨® la fama como dise?adora, instal¨® su showroom en su propia casa, el apartamento que alquil¨® en el Palazzo Cenci de Roma y al que se mud¨® con sus dos hijos tras divorciarse de Giuseppe Maria Crespi, el heredero de la familia propietaria del Corriere della Sera.
En aquel espacio, un lugar de techos alt¨ªsimos con frescos del siglo XV, instal¨® sus piezas futuristas, en sinton¨ªa con lo que estaban haciendo entonces Courr¨¨ges y Pierre Cardin. Audrey Hepburn sol¨ªa pasar por all¨ª en su etapa romana, junto a Hubert de Givenchy, la hermana del Sha de Persia iba a comprar piezas para el palacio de verano de la familia en las islas Mauricio. Paola de B¨¦lgica, Marina de Savoya y todas las habituales de ?Hola! y Paris Match en aquellos a?os acud¨ªan al apartamento de Crespi a socializar y de paso intentar atrapar el estilo de la decoradora llev¨¢ndose sus hipop¨®tamos de miniatura con huevos de cristal de murano y garzas de bronce.
Es tentador ver el estilo de Crespi, que tambi¨¦n ten¨ªa un importante componente de destreza t¨¦cnica ¨Csolo hay que ver sus mesitas de caf¨¦ desplegables, el modelo Tavolo Scultura, o el Cubo Tondo, una mesa que vista desde arriba parece una flor, con p¨¦talos que se abren¨C como la suma perfecta de las profesiones de sus padres, un ingeniero mec¨¢nico y la dise?adora de joyas Emma Caimi Pellini, que introdujo en la joyer¨ªa materiales como el vidrio veneciano.
Admiradora de Le Corbusier y Frank Lloyd Wright, Crespi estudi¨® Bellas Artes en Brera y despu¨¦s se matricul¨® en Arquitectura en la Polit¨¦cnica de Mil¨¢n, una opci¨®n bastante ex¨®tica para una mujer en los a?os cuarenta. Sus primeros trabajos fueron peque?as esculturas de acero inspiradas en la luna. M¨¢s tarde, seg¨²n explicaba su hija, Elisabetta, en Vogue, empez¨® a crear peque?os objetos que regalaba a sus amigas, animales decorativos, cajas y platos hechos de plata o terciopelo. ¡°Eran piezas ¨²nicas, muy chic, un poco barrocas y con una peculiar energ¨ªa¡±, explica. Dior las compr¨® para su tienda de Par¨ªs y Crespi entendi¨® que ah¨ª hab¨ªa encontrado un fil¨®n. Por encargo de la firma, hizo tambi¨¦n accesorios de mesa y hogar. Poco despu¨¦s, abri¨® su primer showroom en el centro de Mil¨¢n.
Su estilo siempre fue una especie de celebraci¨®n del lujo. Trabajaba por encargo y sin l¨ªmites de presupuesto, lo que atra¨ªa a una clientela entre la que estaban tambi¨¦n Grace Kelly y Elizabeth Arden pero hac¨ªa que sus contempor¨¢neos en el mundo del dise?o italiano la vieran como una advenediza, una ¡°se?ora bien que hace cosas¡±, m¨¢s que una aut¨¦ntica dise?adora industrial. ¡°Ella jam¨¢s hubiera aparecido en la revista Domus cuando la dirig¨ªa Gio Ponti¡±, dijo al respecto el periodista Pierluigi Masini, autor de una monograf¨ªa sobre la creadora, Gabriella Crespi: Arte e Matteria.
En los setenta alcanz¨® su mayor influencia con la serie Plurimi, una colecci¨®n de mesas de lat¨®n, acero y plexigl¨¢s de aire espacial que hoy son casi imposibles de conseguir ?¨Caunque hay una hay una a subasta en 1stDibs, por un precio que empieza en los 45.200 euros. Fue ah¨ª cuando consolid¨® un estilo un tanto futurista, una especie de minimalismo opulento. Crespi combinaba esa l¨ªnea de trabajo con otra m¨¢s cercana a lo artesanal. Le gustaba coleccionar piezas en sus viajes y traducir despu¨¦s esos objetos sencillos que ve¨ªa en Asia en muebles que encajaban en las casas de sus patronos de la jet set, de ah¨ª su colecci¨®n Rising Sun, que combinaba el rat¨¢n y el bamb¨² con sus caracter¨ªsticos metales y recordaba a las piezas de marqueter¨ªa de Jean-Michel Frank en los a?os treinta. Su conexi¨®n con la familia propietaria de Tiffany¡¯s le permiti¨® abrirse camino tambi¨¦n en Estados Unidos.
En 1987, y ya con 65 a?os, volvi¨® a sorprender a su c¨ªrculo (divorciarse en 1963 ya hab¨ªa sido bastante chocante) cuando decidi¨® dejar el palazzo y retirarse a llevar una vida espiritual en la India. Se uni¨® al grupo de seguidores del yogi Babaji en la regi¨®n de Uttar Pradesh en el Himalaya, que hac¨ªan voto de silencio y pasaban el d¨ªa meditando, y tan solo visitaba Italia una vez al a?o.
Aunque dej¨® a su hija a cargo de su estudio, esta se vio obligada a cerrar en apenas dos meses porque aquello no ten¨ªa sentido sin la presencia de Crespi. ¡°No pod¨ªamos seguir sin ella. Ella era la fuerza y el coraz¨®n. Se fue a la India feliz y con el entusiasmo de una adolescente¡±, recordaba en el mismo art¨ªculo, en el que explica que ella y su hermano tuvieron que aceptar que fuese su madre la que se independizase de ellos. Masini escribe en su libro que para entender esa huida ¡°hay que examinar sus profundidades¡±. ¡°Desde que era peque?a ¨Ccont¨® en una entrevista en la revista Domus¨C hab¨ªa experimentado momentos de angustia y dolor que solo pudo superar gracias a su relaci¨®n con su gu¨ªa espiritual. Rez¨®, medit¨®, encontr¨® qui¨¦n hab¨ªa sido en una vida pasada y finalmente se reconoci¨® a s¨ª misma¡±.
A los 85, sufri¨® una ca¨ªda y tuvo que poner fin a su periplo oriental, pero ni siquiera entonces se retir¨®. Reedit¨® algunas de sus piezas m¨¢s famosas, las mesas Ellisse, Dama y Z, y el mueble bar Ying Yang, que present¨® en el Salone del Mobile de Mil¨¢n de 2015, ya con 93 a?os. En esta ¨²ltima etapa reprodujo tambi¨¦n algunas de sus joyas para Stella McCartney. Acudi¨® a la presentaci¨®n con su melena gris, grandes gafas de sol y su caracter¨ªstica pamela de fieltro, como si nunca se hubiera marchado.
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