Javier Perianes, tras los pasos del pianista virtuoso
Javier Perianes es el int¨¦rprete de m¨²sica cl¨¢sica m¨¢s internacional de su generaci¨®n. Criado en una familia humilde de Andaluc¨ªa, ha conquistado a directores estrella como Barenboim o Dudamel. Y su figura se ha convertido en un referente para los j¨®venes espa?oles que despuntan en las orquestas europeas.
La solemnidad y el silencio no caminan con Javier Perianes. Se les presupone a los pianistas cl¨¢sicos, pero ¨¦l, a su paso, provoca ruido. Acaba de levantar las manos del piano y orienta su nuca al techo para recibir los aplausos del auditorio.Dice algo a una violinista de la orquesta. Sonr¨ªe ella y tambi¨¦n los tres m¨²sicos que est¨¢n cerca de ¨¦l. Y Perianes dirige sus pies hacia la salida. Se marcha del escenario con sencillez y cierta prisa, como si acabara de recordar que llega justo de tiempo a una cita. Todo en ¨¦l resulta natural, tambi¨¦n su carrera, sin despuntes ni grandes saltos. Paso a paso, de manera org¨¢nica, se ha convertido en el pianista espa?ol m¨¢s internacional de su generaci¨®n.
A Perianes le nace en la coronilla un remolino que atraviesa su cabeza, se escora hacia la izquierda y muere en forma de mech¨®n alborotado. Debajo, una frente estrecha y unas cejas que dan algo de sombra a sus ojos rasgados. Tiene la mirada inteligente y parda. La nariz puntiaguda. El labio superior muy fino. Y una voz c¨¢lida con la que, m¨¢s que hablar, relata:
¡°Yo, por lo que me dicen mis padres, era un ni?o bastante travieso. Me gustaban muchas cosas, entre ellas jugar al f¨²tbol. Lo t¨ªpico. Pero un d¨ªa, una vecina subi¨® a casa y habl¨® con mi madre¡±.
¡ªEstamos buscando ni?os para la banda del pueblo. Hace falta que se regenere, que haya m¨¢s chiquillos que estudien m¨²sica.
¡°Y entonces, mi madre me pregunt¨® si me apetecer¨ªa¡±.
¡°Me apunt¨®. Iba a tocar el clarinete, pero nunca llegu¨¦ a hacerlo. Di alguna clase de solfeo y poco m¨¢s¡±.
Se decant¨® por la m¨²sica, pero guarda maneras de cuentacuentos. Su relato mantiene un orden. Meticuloso en los detalles. No deja hilo suelto, los remata todos. Hace las pausas precisas. Introduce di¨¢logos e incluso modula una pizca su voz si cambia de personaje. En una sala de La Casa Municipal de Praga a la que, antes de la crisis sanitaria causada por el coronavirus, acudi¨® para ofrecer un concierto, Perianes beb¨ªa un t¨¦ de menta y recordaba c¨®mo fue su primer contacto con el piano. Cuenta que, poco despu¨¦s de la sugerencia de su vecina, la familia al completo, ¨¦l, padres y hermano, se fue a veranear a La Antilla, en Huelva. All¨ª se encontr¨® con su t¨ªa Isabel, que era profesora de piano en Sevilla, y le anunci¨® que iba a estudiar clarinete. Su t¨ªa respondi¨® llev¨¢ndole a un hotel de la zona que ten¨ªa un piano de cola en la sala de desayunos. Y toc¨® para ¨¦l. ¡°Al o¨ªrlo pens¨¦: ¡®Uy, suena como una orquesta¡¯. Me impresion¨® much¨ªsimo esa sensaci¨®n de armon¨ªa, de diferentes colores. Cuando volv¨ª al apartamento con mis padres les dije que quer¨ªa aprender piano. Y es curioso porque ahora, cuando llego a una orquesta, me suelo fijar primero en el clarinetista. No por ning¨²n motivo en concreto, quiz¨¢s porque fue algo que estuvo a punto de suceder¡±.
No ocurri¨®. El sonido del piano le alej¨® de ese sendero. Y sus padres, ama de casa ella y t¨¦cnico el¨¦ctrico de las minas de R¨ªo Tinto ¨¦l, tuvieron que apa?¨¢rselas para conseguir un piano donde pudiera practicar. En casa solo entraba un sueldo y no pod¨ªan permitirse comprar el instrumento. Pero en la familia hab¨ªan tenido un compositor: Manuel Rojas. Perianes no lo lleg¨® a conocer. Su esposa, que segu¨ªa viva entonces, conservaba la casa donde hab¨ªan vivido juntos. ¡°Ella ya no resid¨ªa all¨ª. Como no ten¨ªa conexi¨®n de luz, iba con mi madre y pon¨ªamos velas para que yo pudiera estudiar en el instrumento del maestro¡±. Quiz¨¢s fue hundir las manos en el piano de Rojas y tocar a la luz de las velas. Quiz¨¢s fue nacer en un pueblo que se vende con el lema Nerva, tierra de artistas.Quiz¨¢s fuera que todo ello envolvi¨® al futuro pianista y le llev¨® a forjarse una carrera brillante en el mundo de las artes.
Todo lo dem¨¢s vino rodado. Sin prisas. Con esfuerzo. Suyo y de su familia. ¡°Tengo el recuerdo del constante sacrificio de mis padres por m¨ª y por mi hermano, que estudi¨® Medicina. A mi madre la llam¨¢bamos de broma Carlos Solchaga [ministro de Econom¨ªa con el Gobierno socialista de Felipe Gonz¨¢lez] porque siempre dec¨ªa que hab¨ªa que apretarse el cintur¨®n. Pero yo no recuerdo una infancia privada de absolutamente nada. A lo mejor se notaba en que el armario lo renov¨¢bamos con menos frecuencia o en que heredamos muchas cosas de los primos. Pero en todas las familias de clase obrera y trabajadora se ha vivido ese esfuerzo para que los hijos pudieran ser universitarios. Cuando mi profesora Ana Guijarro dec¨ªa que no le gustaban las fotocopias y que deb¨ªa comprarme las ediciones originales de las partituras, mi madre estiraba el sueldo y hac¨ªa milagros. Hemos tenido un ejemplo de empe?o maravilloso en nuestra casa¡±.
Perianes inici¨® su formaci¨®n en Nerva (Huelva), continu¨® en la capital de la provincia y la puli¨® en Sevilla y Madrid. Con el estudio empezaron a llegar tambi¨¦n los reconocimientos. Su primer hito: ganar en 1998 el Concurso Permanente de Juventudes Musicales. El pianista ten¨ªa 19 a?os y su premio consisti¨® en tocar con la Orquesta de RTVE y con la Sinf¨®nica de Sevilla. Un galard¨®n que vivi¨® como un sue?o cumplido porque ve¨ªa los conciertos de la Orquesta de RTVE todos los s¨¢bados por la televisi¨®n. Era, dice, su Filarm¨®nica de Berl¨ªn. Y as¨ª, poco a poco, el estudio y los cert¨¢menes le fueron llevando de un sitio a otro. ¡°Nunca he tenido la sensaci¨®n de haber desarrollado una carrera mete¨®rica. Todo ha venido de manera paulatina. No ha existido ese momento de: ¡®Vamos a pararnos a ver qu¨¦ est¨¢ pasando¡¯. No, porque todo ha surgido de forma natural. Vas a un concurso y funciona, uno le dice a otro: ¡®Ay, pues hay un chico de Huelva¡¡¯. Vas a tocar a una orquesta, les gustas y repites. Y luego, me he cruzado con personas en el camino que han sido ayudas y gu¨ªas¡±.
Una de esas personas es Alfonso Aij¨®n, mecenas de m¨²sica cl¨¢sica y promotor del ciclo Iberm¨²sica. ¡°De boca en boca, Alfonso ha tenido un papel protagonista porque comentaba en su c¨ªrculo: ¡®Mira, hay un chico al que deber¨ªas conocer¡±. Cuando cogi¨® confianza con Aij¨®n, Perianes le confes¨® que sent¨ªa ilusi¨®n por tocar para el pianista y director de orquesta Daniel Barenboim. Y, con el tiempo, consiguieron organizar una cita con el maestro. Ocurri¨® en Pilas, Sevilla. Barenboim dirig¨ªa all¨ª a la West-Eastern Divan Orchestra, un proyecto que cre¨® para unir a j¨®venes m¨²sicos de Israel, Palestina y otros pa¨ªses ¨¢rabes con la intenci¨®n de promover la convivencia pac¨ªfica. All¨ª se plant¨® Perianes. Pegados a ¨¦l, sus padres. Recuerda que nada m¨¢s verlo le impresion¨® la ¡°personalidad poderosa¡± del maestro. Toc¨® para ¨¦l y debi¨® gustarle porque le pidi¨® que se quedara con la orquesta el tiempo que iban a pasar en Pilas.
Perianes ten¨ªa previsto coger vacaciones aquellos d¨ªas, pero es dif¨ªcil decir que no a un sue?o. Y durante aquel primer encuentro se produjo tambi¨¦n una conversaci¨®n que Perianes reproduce como si la acabara de escuchar:
¡ª?Usted por qu¨¦ quiere tocar para m¨ª?
¡ªPor el placer.
¡ªNo se enga?e. No es esa la raz¨®n por la que quiere tocar para m¨ª. Quiere porque un d¨ªa le gustar¨ªa tocar conmigo, con grandes orquestas y con grandes directores. No se mienta a s¨ª mismo. Sea consecuente. Sea realista.
¡°Con el tiempo lo piensas y ten¨ªa raz¨®n: ?cu¨¢l es el objetivo de querer tocar para un gigante? Decirle de alguna manera: ¡®Maestro, estoy aqu¨ª¡¯. Fueron 15 d¨ªas preciosos¡±. De aquel primer encuentro naci¨® una relaci¨®n m¨¢s constante. Al principio, el joven m¨²sico viajaba una vez o dos al a?o para ver al maestro. A Viena, a Berl¨ªn, a Israel¡ Hasta que los compromisos de ambos empezaron a impedir encuentros regulares. ¡°A ¨¦l le agradezco no solo sus consejos musicales, que son oro puro, sino el esfuerzo y la voluntad de dedicar tiempo para ayudar a una persona, teniendo en cuenta adem¨¢s que su calendario es febril¡±.
Las manos de Perianes hablan de su oficio. Son delgadas y finas. Dice que no se las cuida de manera especial, pero se ven suaves, tersas, sin durezas ni heridas, como si las acabara de estrenar. Tambi¨¦n nerviosas. Quiz¨¢ por eso apenas puede mantenerlas juntas y quietas. Cuando una est¨¢ en su frente, la otra se va a su nariz. Si una reposa sobre su muslo, la otra se abre y la cierra en el aire. Y el gesto acompa?a a sus palabras. Pero sus manos hablan tambi¨¦n de su intimidad. En el costado del nudillo anular de la izquierda hay un lunar. Justo debajo de ese lunar, un anillo de oro que representa a su otra mitad: su esposa, Lidia. ¡°Soy una persona muy familiar. Mi familia para m¨ª ha sido un n¨²cleo y una base fundamental en la que asentarme. Mi esposa es profesora de piano y yo tengo una vida un poco n¨®mada e itinerante, as¨ª que nos gusta organizarnos bien el calendario. Tambi¨¦n hablamos much¨ªsimo del repertorio: qu¨¦ hacer, qu¨¦ no, c¨®mo estructurarlo. Somos un equipo. Yo dir¨ªa que ella piensa con bastante m¨¢s claridad y bastante m¨¢s mesura e inteligencia. Yo soy m¨¢s impulsivo y tengo la tentaci¨®n habitual de decir a todo que s¨ª¡±.
Extrae su fuerza de su c¨ªrculo de confianza. Una hora antes de sus conciertos suele llamar a la que fue su primera profesora de piano en Nerva, una monja octogenaria que acab¨® trabajando en un asilo de ancianos. Ella siempre ha rezado por ¨¦l y, si el evento o el auditorio tienen una relevancia especial, rezo ?extra. ¡°Yo soy creyente¡±, contin¨²a Perianes. ¡°Es la educaci¨®n que me dieron mis padres. No soy de misa ?diaria, ni semanal. De m¨¢s joven s¨ª que iba con m¨¢s frecuencia, pero claro, ahora ya cambia mucho la vida, tienes otras obligaciones. Aparte de que lo vivo de una manera muy personal, como cada uno vive su fe¡±.
Necesita a su n¨²cleo para estar conectado al mundo, da igual el pa¨ªs al que le dirija su piano. Cada ma?ana dedica unos 15 minutos a consultar las cabeceras de los diarios nacionales y locales. ¡°No me gusta estar en una mesa y que alguien me diga: ¡®Oye, pues resulta que el Parlamento ya se ha configurado, en segunda votaci¨®n. Ha salido tal¡¡¯. Me gusta estar en contacto con la realidad¡±. El pianista se enamor¨® del f¨²tbol con el Real Madrid de la quinta del Buitre, as¨ª que tambi¨¦n ojea los diarios deportivos. Puede estar en Praga o en Chicago, que si se entera de que, por ejemplo, el capit¨¢n de su equipo, Sergio Ramos, da una rueda de prensa que le interesa, se intenta conectar para seguirla. Ha sido Premio Nacional de M¨²sica en 2012 y su piano le ha encaminado a tocar por medio mundo. Lo ha hecho sonar en el Carnegie Hall de Nueva York y ha colaborado con directores de orquesta como Daniel Barenboim, Lorin Maazel, Zubin Mehta, Gustavo Dudamel o Pablo Heras-Casado. Estren¨® 2020 con un nuevo proyecto: el ¨¢lbum Jeux des miroirs (juego de espejos), dedicado a Ravel y grabado junto a la Orquesta de Par¨ªs bajo la direcci¨®n de Josep Pons. Y a principios de marzo, la crisis del coronavirus le oblig¨® a cancelar, justo antes de salir de viaje, su gira de tres semanas por Estados Unidos y Canad¨¢ con la violista Tabea Zimmermann. ¡°Hubiera sido una dificultad a?adida tener que volver a Espa?a desde casi cualquier sitio. He tenido la fortuna de pasar el confinamiento en casa¡±.
Lo ha vivido, cuenta, asumiendo con toda la calma posible las cancelaciones, cambios de fechas y reajustes. Y, de vuelta a los escenarios, le acompa?a el entusiasmo, pero tambi¨¦n ¡°una sensaci¨®n quiz¨¢s extra?a por las medidas inevitables como son el distanciamiento con miembros de las orquestas, la necesidad en ocasiones del uso de mascarillas o la reducci¨®n importante del aforo¡±. De los conciertos pospandemia destaca el recital desde el palacio del Partal de la Alhambra en el marco del Festival de Granada el pasado mes de julio. Y septiembre le llevar¨¢ al Auditorio Nacional de Madrid los d¨ªas 18, 19 y 20. ¡°Ya en los pr¨®ximos meses los proyectos previstos en Italia, Suiza, Alemania, Inglaterra, Holanda y otros pa¨ªses muy probablemente cambiar¨¢n de formato, repertorio o incluso de fecha. Veremos¡±.
Antes de que la pandemia lo cambiara todo, Perianes toc¨® en Chicago bajo la batuta de Gustavo Dudamel. ¡°Es un pianista muy vers¨¢til¡±, cuenta el director de orquesta venezolano. ¡°Puede hacer maravillosamente Falla. Puede hacer Beethoven, puede hacer muy buen Mozart. Lo considero uno de los m¨¢s talentosos de nuestro tiempo. Le tengo mucho aprecio, trabajar con ¨¦l es un placer. Es una persona muy flexible, muy abierta y siempre nos divertimos tocando juntos. De alguna manera, ¨¦l tiene un concepto muy bien definido de las obras que interpreta, pero siempre est¨¢ dispuesto a recrearlo en las distintas circunstancias. Eso es una habilidad del solista muy especial. Puede traer una idea estudiada, pero no le importa adaptarla al ambiente y a las circunstancias. Espero trabajar much¨ªsimo con ¨¦l¡±.
Perianes conquista a las grandes estrellas. Y tambi¨¦n hace lo mismo con los m¨²sicos de las orquestas a las que visita. Mayo de 2019. El pianista acude a Lucerna para recibir el premio al mejor artista del a?o que otorga el ICMA (International Classical Music Awards), formado por varias emisoras europeas especializadas en m¨²sica cl¨¢sica. Pocos minutos antes de la entrega de premios, Perianes se entera de la muerte del pol¨ªtico Alfredo P¨¦rez Rubalcaba y se lo comunica a los espa?oles que tiene a su alrededor. Por la tarde, como colof¨®n a la entrega del galard¨®n, participa en un recital en la Sala de Conciertos de la ciudad. Los int¨¦rpretes de la Orquesta Sinf¨®nica de Lucerna, ya de esmoquin, charlan con amigos y familiares alrededor de la puerta de artistas antes de entrar a ultimar los preparativos. Perianes pasa por delante de ellos. Y detiene la mirada en un joven enjuto de 26 a?os con mo?o y esmoquin que permanece hablando con una se?ora rubia.
¡ªT¨² eres el de Motril. Y usted, su madre.
El joven responde. Intercambian un par de frases mientras la madre, al lado, los mira con la boca abierta. Cuando se va el pianista, ella comenta: ¡°Hace unos d¨ªas me dijo mi hijo: ¡®Mam¨¢, he ido a saludarle y cuando le he dicho que yo era de Motril me ha llevado a tomar un caf¨¦¡¯. Ahora ha venido ¨¦l, y se acordaba de que mi hijo me hab¨ªa invitado a venir a Lucerna como regalo del d¨ªa de la madre. Yo me he quedado¡ Es que hay mucho ego en este mundo, pero este hombre¡ De verdad que me ha dejado¡ Si son grandes, estos gestos los hace m¨¢s grandes a¨²n¡±. Luis Barbero, el joven violista con mo?o, cuenta que la orquesta ha ensayado ya con los 12 int¨¦rpretes que pisar¨¢n esa tarde el escenario. Y Perianes les ha llamado la atenci¨®n. ¡°?l se aleja del estereotipo del divo. Le basta con tocar tres notas y la orquesta le respeta. A un p¨²blico, aunque suene feo, puedes enga?arlo. A los m¨²sicos, no. Nosotros notamos el nivel de los solistas. Hoy, con tanto marketing, resulta f¨¢cil ser famoso, pero otra cosa es ser bueno. Y, hablando con la orquesta, todos hemos comentado: este pianista es brutal¡±.
Barbero forma parte de una generaci¨®n de m¨²sicos que ahora irrumpe en las orquestas europeas. Por ejemplo, en la Joven Orquesta Gustav Mahler, con talentos europeos de 18 a 25 a?os, hay una veintena de espa?oles. En 1986, cuando Claudio Abbado la fund¨®, no contaba con ninguno. Perianes explica que Espa?a, musicalmente, nada tiene que ver ahora con el pa¨ªs que fue hace 50 a?os. ¡°Ha habido una formaci¨®n, una estructura. Se han creado auditorios y han proliferado orquestas. El florecimiento de los m¨²sicos espa?oles tiene que ver con toda esa etapa formativa, son los hijos de esa generaci¨®n. Pero no hay que olvidar que Espa?a siempre ha tenido m¨²sicos de talento excepcional, como Alicia de Larrocha en el siglo XX, por ejemplo¡±.
De momento, Perianes se ha convertido en un nexo entre ambas generaciones. Y para esta que ahora despunta, ya es un referente.
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