Fomentar los buenos tratos, esencial para criar ni?os felices
Todas las acciones que est¨¦n encaminadas a cubrir lo que necesiten nuestros hijos ser¨¢n tremendamente positivas para ellos
En nuestra sociedad es frecuente hablar, desgraciadamente, de malos tratos en sus diferentes formas y grados. Es fundamental que denunciemos estas pr¨¢cticas, sensibilicemos a los j¨®venes sobre estas conductas y protejamos a quien es v¨ªctima de estas situaciones de terribles consecuencias. Sin embargo, esto no resulta suficiente para erradicar la violencia, el abuso, la agresi¨®n y el maltrato entre seres humanos. La mejor manera de acabar con los malos tratos consiste en la promoci¨®n de su antagonista: los buenos tratos.
Aunque a m¨¢s de uno le pese, los seres humanos somos animales y, en concreto, primates. Esto significa que venimos de serie a este planeta tremendamente inmaduros, o lo que es lo mismo, sin la capacidad para desenvolvernos por nosotros mismos. Es la inmadurez t¨ªpica del neonato la que le convierte en dependiente de su cuidador o cuidadora principal para poder sobrevivir. En el momento del nacimiento necesitamos de, al menos, un cuidador que nos cubra lo que necesitamos. Que a nadie le quepa la menor duda de que no aportar al menor lo que necesita es una forma de maltrato llamada negligencia. Son muchas las necesidades del ser humano de las que podr¨ªamos hablar, pero una de ellas es ser bien tratado por las personas de su entorno. Ojo que el buen trato no es algo que se limite exclusivamente a la infancia o a la adolescencia, sino que es imprescindible a lo largo de todo el ciclo vital. ?Acaso no necesitamos que nuestra pareja nos abrace o nos escuche cuando hemos tenido un mal d¨ªa? Desde luego que s¨ª.
Ninguna persona, independientemente de su edad, puede sobrevivir sin ser cuidada por otras personas. Necesitamos de nuestros seres queridos, de su cari?o, afecto y amor para estar suficientemente adaptado y en equilibrio ps¨ªquico. Es m¨¢s, en caso de que esto no sea as¨ª, es posible que como adultos que somos estemos desconectados de nuestras necesidades m¨¢s b¨¢sicas y primitivas. Vuelvo a insistir en la idea de que somos mam¨ªferos, primates m¨¢s concretamente, y por lo tanto nacemos, crecemos y nos desarrollamos en manda, en tribu. Si como adultos significativos alrededor de nuestros menores somos capaces de aportar buenos tratos nuestros hijos, estaremos fomentando un buen desarrollo cerebral y de su infancia. Estas pr¨¢cticas, tan positivas como necesarias, son los cimientos para que en el futuro sean adultos sanos y equilibrados. Cuantas m¨¢s necesidades cubramos cuando son peque?os, menos problem¨¢ticas encontraremos cuando sean adolescentes y adultos. Por favor, que nadie confunda necesidades con caprichos ni los buenos tratos con algo que se ha puesto de moda ahora y que debilita o hace m¨¢s ?o?os a nuestros hijos. Todo lo contrario.
Los contextos y las familias que se basan en los buenos tratos fortalecen, empoderan y desarrollan adultos emp¨¢ticos, sensibles y buenos para la sociedad. Las madres y los padres bientratantes tienen la capacidad de sintonizar con las necesidades de sus hijos. Saben si lloran porque tienen miedo, est¨¢n tristes o tienen hambre. Adem¨¢s de conectar con las necesidades de sus hijos, tienen la capacidad de dar una respuesta adecuada a sus demandas, o lo que es lo mismo, son responsivos. La responsividad es la habilidad que tienen los cuidadores principales de los ni?os, independientemente de la edad del menor, para dar respuesta a sus necesidades y cubrir dicho d¨¦ficit, ya sea fisiol¨®gico, afectivo, social o cognitivo. Los ni?os se desarrollar¨¢n de manera sana y equilibrada siempre y cuando seamos emp¨¢ticos y responsivos con sus necesidades. La situaci¨®n de dependencia absoluta que caracteriza a un neonato solo se resolver¨¢ con el paso de los a?os mediante el veh¨ªculo de los buenos tratos. Los ni?os requieren que sus cuidadores principales se hagan cargo de sintonizar con sus necesidades y consecuentemente se las cubran. Nuestro rol y nuestra responsabilidad es darles lo que precisan en su justa medida y que no pueden conseguir por s¨ª mismos.
Cuando hablamos de la importancia de conectar y atender las necesidades que presentan nuestros hijos, debemos tener en cuenta que no se trata solo de tener voluntad y actitud positiva. Me explico. Un 99% de los padres quiere desarrollar un v¨ªnculo sano con sus hijos pero la investigaci¨®n nos demuestra una y otra vez que solo un 50-60% de los padres desarrollan un apego seguro en sus hijos. Esto nos lleva a la conclusi¨®n de que no es suficiente con querer, sino que hay que poder. La capacidad de sintonizar con las necesidades de nuestros hijos y de ser responsivo no es algo que se pueda llevar a cabo solo con una actitud positiva, ya que se necesitan tener los recursos y destrezas necesarias para poder llevarlo a cabo. Todo lo que tiene que ver con v¨ªnculos, emociones, relaciones y apego es transgeneracional, es decir, se transmite de generaci¨®n en generaci¨®n, de padres a hijos pero no gen¨¦ticamente.
Veamos un ejemplo para tratar de comprenderlo mejor. Si tengo que hacer un cesto necesito de mimbres, pero si no tengo mimbres, por muy motivado que est¨¦, no podr¨¦ hacer un cesto. Lo mismo ocurre con los v¨ªnculos; si se tienen las destrezas y habilidades necesarias, podremos transmitir a nuestros hijos maneras sanas y respetuosas de relacionarnos, de lo contrario ser¨¢ imposible. Por este motivo nos encontramos con v¨ªnculos sanos y con v¨ªnculos m¨¢s insanos o patol¨®gicos. Los padres que no cubren las necesidades emocionales de sus hijos de una manera suficiente, tanto en n¨²mero como en calidad, no es porque no quieran, sino porque no saben, es decir, no tienen los mimbres suficientes como para crear un cesto por ellos mismos. Estos padres son v¨ªctimas y necesitan ayuda a muchos niveles. Son negligentes, maltratadores y abusadores pero, al igual que sus hijos, son v¨ªctimas. Manifiestan querer a sus hijos pero no saben cuidarles ni protegerles. En un porcentaje muy elevado, estos padres tuvieron, a su vez, padres que tampoco supieron quererles de manera sana. Si no han sido queridos, vistos ni mentalizados, c¨®mo van a querer de manera sana a sus hijos.
Recordemos que los afectos y los v¨ªnculos se transmiten de generaci¨®n en generaci¨®n de manera inconsciente y autom¨¢tica, aqu¨ª no entra en juego lo que queremos transmitir sino lo que podemos. Ahora bien, siempre hay motivo para la esperanza: los ni?os que han crecido en ambientes donde no se les ha atendido de manera adecuada sus necesidades pueden salir adelante gracias a figuras reparadoras como son los profesores, alg¨²n familiar cercano o, por supuesto, un psicoterapeuta. Son las figuras de segunda oportunidad. Las personas que se encuentran en situaciones graves, psicol¨®gicamente hablado, suelen ser aquellas que en su infancia tuvieron unos cuidadores que no fueron afectuosos con ellos, no confiaron ellos y no les transmitieron su val¨ªa y sus capacidades.
En conclusi¨®n, todas las acciones que est¨¦n encaminadas a cubrir lo que necesiten nuestros hijos ser¨¢n tremendamente positivas para ellos. Los neonatos y los ni?os necesitan que seamos sensibles a todo aquello que necesiten para desarrollarse de manera sana y equilibrada. Por este motivo, no tengas ninguna duda de que cubrir sus necesidades har¨¢ que el d¨ªa de ma?ana, cuando sea adulto, ser¨¢ una persona m¨¢s equilibrada, sana y segura. Toca ir contracorriente de ese mandato social y cultural que dice que si le das a tu hijo aquello que necesita ser¨¢ una persona dependiente, blanda e insegura. Claro que no, todo lo contrario. A la seguridad solo se llega pasando por la inseguridad, la empat¨ªa solo se desarrolla siendo en un primer momento ego¨ªsta y a la autonom¨ªa solo se llega mediante el veh¨ªculo de los buenos tratos y pasando por la dependencia m¨¢s absoluta. Por eso, no te dejes llevar por las voces insensibles, conductistas y centradas en los deseos del adulto que se escuchan muy a menudo en nuestra sociedad y que van en contra de los buenos tratos a la infancia. Trata de vincularte de manera sana con tu hijo, fomenta su autonom¨ªa, ponle l¨ªmites sanos y respetuosos, ay¨²dale y ens¨¦?ale a regular su mundo emocional, empod¨¦rale, m¨ªrale de manera incondicional siempre, sintoniza con sus necesidades, estim¨²lale lo suficiente y recuerda que lo que quieren los ni?os es estar con su madre y con su padre.
Rafa Guerrero es psic¨®logo y doctor en Educaci¨®n. Director de Darwin Psic¨®logos. Miembro de la Sociedad Espa?ola de Medicina Psicosom¨¢tica y Psicoterapia. Autor de los libros ¡°Educaci¨®n emocional y apego. Pautas pr¨¢cticas para gestionar las emociones en casa y en el aula¡± (2018), ¡°Cuentos para el desarrollo emocional desde la teor¨ªa del apego¡± (2019), ¡°C¨®mo estimular el cerebro del ni?o¡± (2020) y ¡°Educar en el v¨ªnculo¡± (2020).
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