Las claves de una buena narrativa o c¨®mo ayudar a los ni?os a entender sus emociones y el mundo que los rodea
La estrategia de conectar y redirigir consiste en mirar incondicionalmente a tu hijo, mantener la calma y, en ¨²ltimo lugar, en caso de que no se pueda solo, pedir ayuda
Son las dos de la madrugada de un d¨ªa cualquiera en un hospital cualquiera cuando Marta da a luz a su hijo Daniel. El momento del parto es, sin lugar a dudas, una de las situaciones m¨¢s estresantes y traum¨¢ticas que ambos van a experimentar a lo largo de sus vidas. Los neonatos como Daniel vienen a este mundo con un gran conjunto de necesidades, impulsos, emociones, instintos y sensaciones. El peque?o Daniel no es consciente de sus necesidades ni de sus emociones, solo experimenta displacer pero no entiende nada. Por este motivo, todos los mam¨ªferos, y los primates en concreto, necesitamos de un adulto significativo que nos cuide, nos proteja y se encargue de atender nuestras necesidades con amor y respeto.
El proceso mediante el cual sintonizamos con las necesidades de nuestros hijos, las legitimamos, se las cubrimos y les damos una explicaci¨®n de lo ocurrido se llama mentalizaci¨®n. Y es que, como dec¨ªamos antes, los beb¨¦s no son conscientes de lo que necesitan, de sus emociones ni de sus sensaciones, motivo por el cual precisan de una figura de apego que les mentalice, o lo que es lo mismo, que les narre y les explique lo que est¨¢ ocurriendo en su cuerpo, en su cabecita o en el exterior. Pongamos un ejemplo para entender mejor el concepto de mentalizaci¨®n y su relevancia. Cuando estamos cambi¨¢ndole el pa?al a nuestro beb¨¦, no solo le decimos ¡°te estoy cambiando porque te has hecho pis¡± sino que vamos m¨¢s all¨¢, tratando de conectar y explicitar sus sensaciones, emociones y estados mentales: cari?o, te estoy cambiando el pa?al porque te sientes inc¨®modo y est¨¢s sucio. Ya ver¨¢s qu¨¦ limpito y qu¨¦ bien te vas a sentir ahora cuando te cambie. En definitiva, la mentalizaci¨®n consiste en ponerle palabras a los afectos, o lo que es lo mismo, utilizar el hemisferio izquierdo para darle un sentido y una coherencia al hemisferio derecho.
En todas las formaciones para madres, padres y maestros que llevo a cabo explico la importancia de conectar y redirigir ante un estado emocional intenso como puede ser la rabia, la tristeza, el miedo, los celos o la verg¨¹enza. Conectar y redirigir es una estrategia de Daniel Siegel, psiquiatra y autor del libro El cerebro del ni?o. ?En qu¨¦ consiste conectar y redirigir? Dicha estrategia busca atender la emoci¨®n del ni?o antes de darle una explicaci¨®n.
En la fase de conexi¨®n tratamos de ser emp¨¢ticos con la necesidad que experimenta el menor, es decir, entendemos su rabia, lo mal que se pasa cuando sienten miedo o lo dif¨ªcil que es asumir que hoy no est¨¦ su mejor amigo para jugar con ¨¦l. Simplemente aceptamos, normalizamos y legitimamos su estado emocional. Para ello debemos agacharnos, ponernos a su altura, mirarles a los ojos, mostrarnos interesados en c¨®mo est¨¢n, abrazarles, darles la mano, etc. Una vez que nuestra postura corporal, nuestra actitud y el paso del tiempo hayan rebajado la intensidad de la emoci¨®n y se encuentren m¨¢s tranquilos gracias a nuestra conexi¨®n con ellos, ser¨¢ el momento de pasar a la fase de redirecci¨®n. Solo pasamos a esta fase si hemos logrado tranquilizarles lo suficiente como para que nos puedan escuchar y atender.
Por ejemplo, cuando nuestros hijos est¨¢n enfadados, no pueden pensar ni tienen el control sobre su conducta, motivo por el cual precisan que conectemos con ellos el tiempo suficiente hasta que hayan alcanzado el equilibrio emocional. S¨ª pero, ?cu¨¢nto dura la fase de conexi¨®n? ?Cu¨¢nto tiempo tengo que estar conectando con ¨¦l o con ella? La respuesta es sencilla: lo que necesite el ni?o. Unos ni?os necesitan m¨¢s, otros menos. En algunas situaciones necesitan m¨¢s tiempo y en otras menos. A veces ser¨¢n pocos segundos, en otras ocasiones alguna que otra hora. Ahora bien, en ocasiones, el menor no quiere ser abrazado o tocado en la fase de conexi¨®n. Es normal y lo ¨²nico que podemos hacer es respetarle. En ese momento, est¨¢ ubicando en ti la causa o la culpa de su rabia. No te lo tomes de manera personal, solo comprende y acepta que no sabe gestionar la emoci¨®n y en alguien tiene que descargarla (te ha tocado). Mantente cerca de ¨¦l, aunque respetando que no haya contacto f¨ªsico, pero nunca te marches, si no se sentir¨¢ abandonado y no mirado incondicionalmente. Mu¨¦strate disponible f¨ªsica y emocionalmente para cuando te pueda necesitar o sea el momento en que quiera conectar contigo. Si nos vamos de la habitaci¨®n o del lugar donde estemos, el mensaje que le estaremos transmitiendo impl¨ªcitamente al ni?o es que expresar sus emociones, mostrarse necesitado y vulnerable no es bueno, por eso mi madre o mi padre se van. El mensaje inconsciente que le trasladaremos ser¨¢: si quieres que me quede, no llores. Ahora bien, si vas a llorar, me voy. Es probable que a medida que vayamos aplicando la estrategia de conectar y redirigir, el menor vaya poco a poco aceptando que haya contacto f¨ªsico y ver¨¢ los beneficios de gestionar sus emociones de esta manera y con tu estimable ayuda.
En la fase de redirecci¨®n tratamos de darle una explicaci¨®n o una narrativa a lo que ha ocurrido para que ellos lo puedan entender. Recordemos que los ni?os no perciben las cosas como lo hacemos los adultos. Imaginemos que Julia quiere montar en bicicleta esta tarde despu¨¦s del colegio, pero no se acuerda de que una rueda est¨¢ pinchada. En el momento en que su padre le recuerda que no puede montar en bicicleta, Julia se enrabieta. Su padre, con muy buen criterio, se agacha, se pone a su altura y mir¨¢ndole a los ojos le dice: ¡°Julia, cari?o, entiendo perfectamente que te sientas enfadada por no poder disfrutar de tu bicicleta. Es normal que est¨¦s as¨ª, a m¨ª me pasar¨ªa lo mismo (mientras le da un abrazo, una caricia en el hombro o un beso)¡±. Esta es una de las muchas maneras que tenemos de conectar con nuestros hijos, pues implica respetarles, mirarles incondicionalmente y legitimar sus emociones. A continuaci¨®n, cuando el padre de Julia ha visto que ha conectado lo suficiente con ella y est¨¢ m¨¢s tranquila, puede iniciar la fase de redirecci¨®n: ¡°Julia, est¨¢s enfadada porque quer¨ªas montar en bici pero no puedes porque est¨¢ pinchada la rueda. Cada vez que queremos hacer algo y no lo logramos aparece una emoci¨®n que se llama rabia. Es normal. A todos nos pasa. Por eso el coraz¨®n te late muy deprisa y tienes ganas de pegar, empujar y gritar¡±. En caso de que no est¨¦ lo suficientemente tranquila, debemos seguir conectando con ella y no dar ninguna narrativa hasta que est¨¦ en disposici¨®n de pasar a la siguiente fase. Dar una narrativa o una explicaci¨®n es fundamental para el menor.
Para ello, bas¨¢ndome en mi maestra Bego?a Azn¨¢rez, desarroll¨¦ el modelo SEPA, que son las iniciales de los cuatro elementos que son esenciales que incluyamos en una buena narrativa:
Sensaciones (S): tienen que ver con los aspectos f¨ªsicos del cuerpo, ya que cada vez que nos emocionamos el cuerpo reacciona aceler¨¢ndose el coraz¨®n, sudoraci¨®n de manos, aumento o disminuci¨®n de la temperatura, temblor de piernas, piel de gallina, etc. As¨ª, tambi¨¦n, podemos reconocer una emoci¨®n en funci¨®n de c¨®mo reacciona el cuerpo. Por ejemplo, cuando vemos a alguien que se pone colorado y agacha la cabeza, podemos intuir que siente verg¨¹enza. El verbo que utilizamos en la narrativa que le demos al ni?o suele ser ¡°notar¡±. Por ejemplo, notas que el coraz¨®n va muy deprisa, te sudan las manos, notas un nudo en la garganta o tienes la boca seca.
Emociones (E): en este punto etiquetamos o nombramos la emoci¨®n que est¨¦ sintiendo nuestro hijo. Por ejemplo, miedo, rabia, orgullo, curiosidad, tristeza, etc. El verbo que solemos utilizar para narrar las emociones es ¡°sentir¡±. Tengamos en cuenta que las narrativas se pueden hacer tanto en presente como en pasado o futuro. Algunos ejemplos ser¨ªan sientes miedo, es posible que sientas verg¨¹enza, sientes rabia, sentiste celos, etc.
Pensamientos (P): las ideas o los pensamientos suelen estar asociadas a las emociones que sentimos. As¨ª, por ejemplo, el pensamiento asociado a la rabia tiene que ver con creer que algo es injusto o no poder hacer algo que queremos, mientras que en la tristeza es haber perdido algo importante para nosotros. El verbo que solemos utilizar es ¡°pensar¡±. Si nuestro hijo siente verg¨¹enza, podemos decirle: piensas que no est¨¢s a la altura que tus compa?eros (presente) o es posible que pienses que todos se reir¨¢n de ti (futuro).
Acciones (A): en la narrativa es fundamental que explicitemos la conducta o comportamiento que se llev¨® a cabo o que se puede llevar a cabo. Aqu¨ª podemos utilizar cualquier verbo. Algunos ejemplos ser¨ªan: por eso empujaste a tu hermana (pasado), no quieres jugar con Juan (presente) o es probable que quieras salir corriendo (futuro).
Una vez que hemos visto brevemente los cuatro elementos del modelo SEPA, veremos un ejemplo de una propuesta de narrativa coherente, respetuosa y que empodere al ni?o. En el parque, Lucas no ha querido compartir su juguete favorito con su amigo Nacho. En el momento en que Nacho se acerca a ped¨ªrselo y Lucas no se lo deja, Nacho siente mucha rabia y se ve tentado a agredirle. En un primer momento, es fundamental conectar con la emoci¨®n que siente Nacho, adem¨¢s de ponernos a su altura y mirarle a los ojos, para posteriormente dale una narrativa. Son muchas las explicaciones que nos servir¨ªan para redirigir a Nacho pero aqu¨ª os presento una: ¡°Nacho, sientes mucha rabia (emoci¨®n) porque tu amigo Lucas no quiere dejarte el juguete. Por eso notas que el coraz¨®n te late muy deprisa, tienes la respiraci¨®n entrecortada y los brazos est¨¢n tensos (sensaci¨®n). Es normal que pienses que es injusto que Lucas no te lo deje (pensamiento) y por eso has intentado empujarle y tirarle arena (acci¨®n)¡±. Recordemos que no se puede dar una narrativa hasta que el menor est¨¦ suficientemente tranquilo.
La elaboraci¨®n de narrativas en nuestro d¨ªa a d¨ªa es algo que requiere de pr¨¢ctica y entrenamiento. No sale a la primera. Requiere de esfuerzo y perseverancia pero merece la pena. Recordad que las narrativas se pueden hacer en cualquier tiempo verbal (pasado, presente y futuro) y los cuatro elementos (sensaciones, emociones, pensamientos y acciones) se pueden explicitar en cualquier orden, no tiene por qu¨¦ seguir siempre una misma disposici¨®n. Y ya para acabar, los tres requisitos para poder poner en marcha la estrategia de conectar y redirigir ser¨ªan los siguientes: mirar incondicionalmente a tu hijo, mantener la calma (todo lo que puedas) y, en ¨²ltimo lugar, en caso de que no puedas tu sola/o pide ayuda.
Rafa Guerrero es psic¨®logo y doctor en Educaci¨®n. Director de Darwin Psic¨®logos. Miembro de la Sociedad Espa?ola de Medicina Psicosom¨¢tica y Psicoterapia. Autor de los libros ¡°Educaci¨®n emocional y apego. Pautas pr¨¢cticas para gestionar las emociones en casa y en el aula¡± (2018), ¡°Cuentos para el desarrollo emocional desde la teor¨ªa del apego¡± (2019), ¡°C¨®mo estimular el cerebro del ni?o¡± (2020) y ¡°Educar en el v¨ªnculo¡± (2020).
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