La revoluci¨®n de la bicicleta en Par¨ªs
La covid-19 ha convertido a la capital francesa en el ejemplo perfecto del necesario cambio de paradigma en la movilidad urbana
Amanece en Par¨ªs entre edificios eternos y tejados cl¨¢sicos, de esos que hacen las delicias de los directores de cine y de fot¨®grafos de todo el mundo. La Torre Eiffel acoge a sus primeros visitantes, el peque?o comercio abre entre el miedo y la prudencia y la ausencia de turistas deja espacio para que muchos franceses vuelvan a disfrutar de sus monumentos m¨¢s conocidos. Y es que la capital gala est¨¢ a otro nivel, pero no nos enga?emos, como ocurre en las grandes ciudades del mundo, no es oro todo lo que reluce, ya que Par¨ªs tambi¨¦n despierta con una boina de contaminaci¨®n que entristece sus bonitas panor¨¢micas. La poluci¨®n sigue siendo un problema que de momento no se ha logrado solucionar. Aunque sentimos que la covid-19 eclipsa todo el panorama informativo, los malos humos siguen agravando las enfermedades de millones de personas en todo el planeta.
La crisis del coronavirus ha mostrado las costuras de la clase pol¨ªtica mundial, no obstante tambi¨¦n ha potenciado ideas que de otra forma quedar¨ªan guardadas en el caj¨®n legislatura tras legislatura. Un ejemplo muy claro es la campa?a para favorecer el uso de la bicicleta que ha revolucionado por completo la capital francesa. Anna Hidalgo (San Fernando, 1959), reelegida recientemente como alcaldesa, prosigue su empe?o en hacer de la bicicleta la herramienta de cambio y la posibilidad de acabar con la contaminaci¨®n y devolver las calles y el aire a peatones y ciclistas. Una idea que pretende aliviar el transporte p¨²blico en tiempos de pandemia y reducir el n¨²mero de veh¨ªculos motorizados.
Quiz¨¢s el ejemplo m¨¢s claro es la famosa rue de Rivoli, donde pasan cada hora m¨¢s ciclistas que coches. Y es que son varias las calles de Par¨ªs que se han convertido en aut¨¦nticas autopistas para bicicletas, como la rue Saint Lazare, que permite desplazarse desde la famosa estaci¨®n de trenes hasta el Sena en unos pocos minutos. En estos meses no solo se ha implementado el servicio de V¨¦lib ¡ªcon m¨¢s de 400.000 abonados¡ª, recientemente se han inyectado m¨¢s de 80 millones de euros para incentivar las reparaciones y primas de hasta 500 euros para la adquisici¨®n de bicicletas el¨¦ctricas. Tambi¨¦n los coches ceden espacio con la creaci¨®n de nuevos ciclocarriles, poniendo patas arriba el sistema de movilidad.
La alcaldesa de Par¨ªs, Anna Hidalgo, prosigue su empe?o en hacer de la bicicleta la herramienta de cambio y la posibilidad de acabar con la contaminaci¨®n
Despu¨¦s del confinamiento, el tr¨¢fico ciclista ha aumentado un 29% en Francia y un 67% en Par¨ªs, lo cual constata que es una herramienta posible en las grandes ciudades. Para muchos j¨®venes se ha convertido en una forma r¨¢pida, ecol¨®gica y segura de ir a clase, pero tambi¨¦n para adultos e incluso jubilados que se desplazan en dos ruedas sin ning¨²n tipo de pudor. Sin embargo, conviene no caer en el error de comparar sin matices este fen¨®meno con otras ciudades de Espa?a. Muchas calles y edificios de Par¨ªs se construyeron en una ¨¦poca donde no hab¨ªa coches, constituyen por tanto una zona hist¨®rica que es m¨¢s f¨¢cil preservar del tr¨¢fico, al mismo tiempo no es lo mismo el interior de la p¨¦riph¨¦rique que la famosa banlieue donde las distancias y los problemas se multiplican exponencialmente. Asimismo el clima, los espacios y la orograf¨ªa en algunas de nuestras ciudades imposibilitan tener la bicicleta como recurso habitual, obviamente nadie quiere llegar empapado a la oficina. El mercado inmobiliario parisino hace que para mucha gente la bicicleta sea la ¨²nica opci¨®n de transporte privado. Por otro lado, nuestra visi¨®n de la familia nos invita a tener un coche para desplazarnos a otros lugares de origen y en algunos casos el veh¨ªculo adquiere un valor especial, donde se entremezcla la utilidad con el reconocimiento social. Sin olvidar el miedo y el riesgo que supone para muchos subirse a una bicicleta sin protecci¨®n suficiente cuando los coches circulan a gran velocidad.
Los coches ceden espacio con la creaci¨®n de nuevos ciclocarriles, poniendo patas arriba el sistema de movilidad
Precisamente la COP21 de 2015 fue en Par¨ªs y se ha comprobado el escaso impacto pol¨ªtico en la mayor¨ªa de pa¨ªses. Es verdad que el cambio es posible y que hay alcaldes y gobiernos que est¨¢n por la labor y otros claramente no, pero no todo se puede reducir a la buena voluntad pol¨ªtica, porque sabemos que no solo vale con eso. El conjunto de la ciudadan¨ªa ha de estar concienciado, como ocurre con la pandemia. No como una moda m¨¢s que cambia cada d¨¦cada, se trata m¨¢s bien de una conversi¨®n que abarca a toda persona.
Cada vez que alguien utiliza la bicicleta en vez del coche para moverse tan solo tres kil¨®metros, no solo ahorra 332 gramos de di¨®xido de carbono al planeta, sino que mejora la conciencia colectiva y refuerza la idea de bien com¨²n, pues pensar en global siempre genera sinergias positivas. El cambio hacia un modelo sostenible no se puede apoyar solo en la pol¨ªtica, sino que tiene que tener el respaldo de la ciudadan¨ªa, de manera que esta mentalidad empape todas las dimensiones de la vida. Est¨¢ en juego su modo de estar en el mundo, de lo contrario se acabar¨¢ convirtiendo en una presa m¨¢s del verbo consumir. Solo desde la conversi¨®n interior y profunda podremos crear patrones culturales que tengan en cuenta la sostenibilidad del planeta, porque lo dem¨¢s ser¨¢n modas que no podr¨¢n evitar el colapso para generaciones futuras.
Par¨ªs es un referente en todo el mundo. Esta revoluci¨®n de la bicicleta ha puesto sobre la mesa tres evidencias. La primera es que este transporte puede ser una alternativa real y sostenible ¡ªincluso contra la covid-19¡ª, b¨¢sicamente porque no es algo solo para bohemios. La segunda es que hace falta voluntad pol¨ªtica, inversi¨®n y valent¨ªa para tomar decisiones. Y la tercera y m¨¢s importante, es la necesidad de conversi¨®n de la ciudadan¨ªa, pues el pueblo es el que tiene la ¨²ltima palabra. Su verdadero impacto lo veremos cuando todo se normalice de una vez. Ojal¨¢ esta idea revolucionaria de convertir una gran ciudad en un gran circuito ciclista se lleve a t¨¦rmino, sobre todo si esto mejora la vida de la gente, aumenta la cohesi¨®n social y se cuida as¨ª del planeta.
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