Sandra Ollo: ¡°La homogeneidad ideol¨®gica es uno de los riesgos de nuestro tiempo¡±
Pamplonesa afincada en Barcelona, es una de las editoras m¨¢s libres de las letras espa?olas. Asumi¨® la responsabilidad del sello Acantilado cuando su marido, el legendario editor Jaume Vallcorba, falleci¨® en 2014. Este le dej¨® un triple legado: un cat¨¢logo incuestionable, una manera de hacer y una duda, ?c¨®mo continuar sin ¨¦l? Seis a?os despu¨¦s, ha rehecho su vida. Ha tenido una hija y ha consolidado una voz propia.
Dante y Natalia Ginzburg, el Nobel Imre Kert¨¦sz y el eterno Stefan Zweig, la editorial Acantilado re¨²ne muchos de los libros que no deber¨ªan perderse y tiene como logotipo a un hombre que se zambulle, una interpretaci¨®n del fresco etrusco Il Tuffatore encontrado en una tumba de Paestum. Como ese nadador, el sello aspira a la eternidad ¡ªtiene un contenido con vocaci¨®n de permanencia impreso en papel duradero¡ª y encarna tambi¨¦n el riesgo impl¨ªcito en cualquier decisi¨®n personal. De ah¨ª el saltador, que, desde la muerte de su fundador, Jaume Vallcorba, en 2014, es saltadora. La editora Sandra Ollo (Pamplona, 43 a?os) recibe en el jard¨ªn del hotel Alma que su actual marido, el hostelero Joaqu¨ªn Ausejo, sembr¨® ¡°en lo que era un chamizo¡± en el coraz¨®n de Barcelona. El escenario de la entrevista no es casual. A ese jard¨ªn acudi¨® Ollo, viuda de Vallcorba, a recoger un premio p¨®stumo. Y all¨ª conoci¨® a su nueva pareja. ¡°Dice que lo m¨ªo era desd¨¦n. Y es cierto que no le hice caso durante mucho tiempo porque un duelo es duro y largo. Me costaba leer. Buscaba libros sobre el m¨¢s all¨¢ hasta que me top¨¦ con El a?o del pensamiento m¨¢gico [de Joan Didion] y lo entend¨ª. Hab¨ªa vivido atrapada en esa superstici¨®n: no tocar esto o lo otro porque todav¨ªa contiene un resto de ¨¦l. Hacer lo que sea para que no desaparezca del todo. Pero el exceso de culto al pasado convierte tu casa en un mausoleo y eso es lo contrario a la vida¡±.
La vida de Ollo parece revolucionarse cada seis a?os. En 2001 se gradu¨® en Filolog¨ªa en la Universidad de Navarra. Seis a?os despu¨¦s trabajaba de asistente de edici¨®n para Jaume Vallcorba en Barcelona. Se cas¨® con ese hombre que le doblaba la edad y cuya vida personal hab¨ªa sido siempre un misterio. Seis a?os m¨¢s tarde qued¨®, inesperadamente, viuda. Y ahora, convertida en una de las editoras m¨¢s libres de las letras espa?olas, es madre de una ni?a, Violeta, y pareja de un hostelero que, tras fundar Hospes o AC, es due?o de dos hoteles de lujo.
Pregunta. ?Qu¨¦ ha aprendido en esta monta?a rusa?
Respuesta. Creo que a intuir por d¨®nde va la vida. Solo si te pones de cara a ella consigues vivirla.
P. ?Se ha puesto siempre de cara?
R. Cuando era joven no sab¨ªa qu¨¦ quer¨ªa hacer, pero s¨ª que quer¨ªa mantener la mente alerta y los ojos abiertos. Quer¨ªa ir m¨¢s all¨¢, no acomodarme.
P. ?Era lectora?
R. Mucho. Me viene de mi hermano, Carlos, cinco a?os mayor, que es profesor de franc¨¦s. Pero nunca pens¨¦ en ser editora.
P. ?Cu¨¢ntos libros hab¨ªa en su casa?
R. Hab¨ªa m¨¢s discos. Soy hija de una contable que dej¨® su profesi¨®n para dedicarse a sus hijos y de un metalista muy diestro que ha trabajado toda su vida en un taller para darnos los estudios que ¨¦l no pudo tener. Mi hermano y yo nos hemos criado de una manera amorosamente austera. Para libros y discos, siempre hab¨ªa. Lo dem¨¢s: zapatillas de marca o ropa cara, no. He tenido una infancia normal de una familia sencilla de clase media en la que los padres ten¨ªan una afici¨®n: compraban discos todas las semanas.
P. ?Qu¨¦ le hizo pensar en la vida m¨¢s all¨¢?
R. El bienestar. Pamplona es una ciudad muy c¨®moda y dulce, pero esa comodidad atonta: hace que te parezca que lo que queda entre las paredes de la vida de provincias es maravilloso. Lo es, pero hay m¨¢s.
P. ?La comodidad nos resta vida?
R. Nos resta mundo. Cuando lo ves, quieres m¨¢s, aunque en tu casa se coma estupendamente.
P. ?C¨®mo sali¨® de Pamplona?
R. Conoc¨ª al editor Jaume Vallcorba durante una conferencia en la universidad donde yo trabajaba. Me fascin¨® intelectualmente porque nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar de literatura hilando las ideas y las sensaciones. El mundo universitario que conoc¨ªa hac¨ªa compartimentos estancos con el conocimiento. Parec¨ªa que ca¨ªa un tel¨®n entre los siglos o entre los movimientos. Y ¨¦l los un¨ªa. Jaume habl¨® de la literatura como de un r¨ªo lleno de afluentes. Y pens¨¦: claro, es eso.
P. La sedujo.
R. Se seduc¨ªa ¨¦l mismo con su pasi¨®n por la literatura. Al a?o siguiente, invitamos al poeta Adam Zagajewski, que es autor de Acantilado, y vino ¨¦l tambi¨¦n. Con el tiempo Maya, la esposa de Adam, me envi¨® una foto de esa cena anot¨¢ndome: la foto en la que todo empez¨®. Comenzamos una relaci¨®n y al poco tiempo decidimos que quer¨ªamos dar un paso m¨¢s. En 2008 lo dej¨¦ todo y me vine a Barcelona.
P. Vallcorba era el eterno soltero. ?Tuvo claro que era una relaci¨®n sentimental?
R. Clar¨ªsimo. Me enamor¨¦ hasta las trancas. Ten¨ªa una vida montada: un trabajo, un piso y una pareja anterior, pero no dud¨¦ en desmontarla.
P. Y se puso a trabajar con ¨¦l.
R. Empec¨¦ de externa.
P. ?l le aconsej¨® que aprendiera catal¨¢n y alem¨¢n. ?Era muy exigente?
R. Yo tambi¨¦n lo soy, pero igual me pas¨¦: hac¨ªa cuatro horas diarias de alem¨¢n, seis de catal¨¢n y me dedicaba al despacho. Mi vida era nueva. En casa recib¨ªamos a premios Nobel, preparaba esas cenas¡
P. ?Las cenas?
R. Soy muy completa. Recib¨ªamos siempre en casa. Aunque siempre le preguntaba a Jaume: ¡°?Pero c¨®mo has vivido antes de conocerme?¡±. Y ¨¦l respond¨ªa: ¡°Mal¡±.
P. ?Fue una ¨¦poca feliz o dura?
R. Ambas cosas. En el despacho ni era la jefa ni era una m¨¢s. Entiendo las dudas: llega una chica de la que lo ¨²nico que sabes es que es la pareja de tu jefe. Es l¨®gico que la gente tenga reticencias hasta que no sabe c¨®mo eres, lo que quieres o c¨®mo haces las cosas.
P. ?Las desmont¨®?
R. Trabajando. Durante tres a?os todas las horas fueron laborables. Jaume era una persona muy especial, pero tambi¨¦n un ser muy complicado. Ser la pareja perfecta para ¨¦l exigir¨ªa ser alguien que no existe. Ten¨ªa fama de dif¨ªcil porque lo era.
P. ?Qu¨¦ lo hac¨ªa dif¨ªcil?
R. Sufr¨ªa mucho profesional y personalmente. La inseguridad le produc¨ªa dolor. Y sin embargo, nunca dej¨® de arriesgar. Era valiente profesionalmente, pero en su vida personal ocultaba a alguien dubitativo, fr¨¢gil, herido y angustiado. Mantener el brillo p¨²blico y la angustia interna es complicado.
P. Como editora es como ¨¦l: una rara avis dedicada a la alta cultura: long sellers en tiempos de best sellers.
R. Bueno¡ El mundo de ayer, de Stefan Zweig, lleva 26 ediciones.
P. ?Y cu¨¢ntos t¨ªtulos generan p¨¦rdidas?
R. Lo b¨¢sico es que la cifra general nos permita mantenernos independientes. Y eso lo conseguimos. Si empresarialmente no funcionara, la editorial dejar¨ªa de existir, la cultura no puede ser solo una pasi¨®n.
P. Por el ojo de la aguja, de Peter Brown, tiene 1.200 p¨¢ginas y cuesta 48 euros. ?C¨®mo le explican a un comercial c¨®mo venderlo?
R. Con cuidado.
P. Lleva como subt¨ªtulo: La riqueza, la ca¨ªda de Roma y la construcci¨®n del cristianismo en Occidente.
R. Pues ha vendido cuatro ediciones. Hay mucha gente dispuesta a que le sugieran. La idea es descubrir espacios donde se piensa diferente. Uno de los riesgos de nuestro tiempo es la homogeneidad ideol¨®gica. El conocimiento rompe esa perspectiva terror¨ªfica. Hay que airearse. Nuestra editorial no tiene una imagen rompedora, pero es un espacio de pensamiento infinitamente m¨¢s libre que muchos de los libros que parecen la bicoca de la modernidad y la libertad. Ha habido modernidad anterior. Montaigne, por ejemplo. Su escritura es transparente.
P. ?Qu¨¦ hace a Montaigne actual?
R. En el ensayo sobre la paternidad dice que nunca hay reciprocidad y nunca debe ser esperada. Es como el matrimonio: si te casas, te arrepentir¨¢s, y si no te casas, tambi¨¦n.
P. Usted se ha casado dos veces.
R. Solo una, con Jaume. Y soy una madre tard¨ªa. Quiz¨¢ la naturaleza marca otra cosa, pero no hubiera disfrutado de mi hija igual con 26 a?os. Ahora tengo m¨¢s paciencia, menos prisa y ansiedad.
P. ?Un lector no es un cliente?
R. No. Pero hay que entender que paga por los libros. Ojo con lo que le est¨¢s dando: pensamiento perdurable y el papel para que dure. Respetar al lector es cuidarlo.
P. ?Qu¨¦ tiene que tener un libro para perdurar?
R. Dejando a un lado las condiciones f¨ªsicas y qu¨ªmicas, perdura cuando, independientemente de cu¨¢ndo haya sido escrito, lo que dice ilumina una parte de tu vida. Si leo a Montaigne, siento que lo que dice me lo est¨¢ diciendo a m¨ª.
P. Han quitado el divino a la Divina comedia, de Dante.
R. Es Comedia. El adjetivo era el ep¨ªteto que hab¨ªan decidido los cr¨ªticos. Es un libro cl¨¢sico que todo el mundo conoce y casi nadie ha le¨ªdo. Quer¨ªamos explicar que es extraordinario: tiene de todo. Con la traducci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Mic¨® decidimos volver a lo que quiso Dante. Respetamos el verso pero quitamos la rima. Es m¨¢s fiel a Dante, que ten¨ªa una lengua mucho m¨¢s transparente que las traducciones ampulosas.
P. ?Qu¨¦ les hizo verlo?
R. Mic¨®. En pos de la rima se hab¨ªa retorcido el lenguaje. Me encanta tenerla en el cat¨¢logo. Jaume sab¨ªa pasajes de memoria.
P. ?C¨®mo hacer sobrevivir la alta cultura, Dante, en la era del espect¨¢culo?
R. No sabr¨ªa editar para vagos. No podr¨ªa pensar en no cansar al lector. Yo quiero abrirle puertas incomodando si hace falta. Eso es lo que hace la alta cultura. Lo siento, pero no todo es cultura. La Comedia de Dante o un edificio de ?lvaro Siza no son lo mismo que un plato de jud¨ªas con butifarra. Aunque esferifiques las jud¨ªas. La cultura no es un m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. Es lo que te puede cambiar la vida o indicar un camino. Lo que decide la cultura es la calidad, no los votos. Puede ser democr¨¢tica, pero requiere esfuerzo. El mundo editorial es como el del turismo: puede ser de botell¨®n o de calidad. Salvar la cultura es salvarnos como lectores.
P. ?Qu¨¦ diferencia a una novela que no es cultura de una que lo es?
R. El paso del tiempo: c¨®mo la atravesar¨¢n los a?os. Hay novelas de consumo r¨¢pido que no dejan el m¨¢s m¨ªnimo rastro en ti. Y otras que te hacen. Esas son las que cuentan. Alguien puede leer esto y pensar: ¡°Vaya tipa estirada, lo que tiene que ser estar en su casa¡±. Pues no. Hay que romper la idea est¨²pida de que lo serio es aburrido. Yo vivo de los errores de las modas recuperando libros que no debieron dejar de editarse. A ver, si un d¨ªa te tomas una hamburguesa, no vas a caer fulminada. Pero si solo comes eso, vas a enfermar. En la cultura es lo mismo. Uno puede alimentarse o matar el hambre.
P. ?Lo que publica es lo que le gustar¨ªa leer?
R. Leer y compartir.
P. ?Lo ha le¨ªdo todo?
R. S¨ª.
P. ?Tiene tiempo para leer de otras editoriales?
R. Poco. Soy una requetef¨¢n de Delphine de Vigan.
P. ?Qu¨¦ le hubiera gustado publicar?
R. T¨² no eres como otras madres, de Angelika Schrobsdorff. Es un novel¨®n que te pone a pensar en tu propia vida.
P. ?Hay un peso en usted, Silvia Ses¨¦ (Anagrama) o Juan Cerezo (Tusquets) por ser los sucesores de los m¨ªticos Vallcorba, Herralde y De Moura?
R. Negarlo es rid¨ªculo. Pretender borrar la imagen de nuestros predecesores ser¨ªa tan ingrato como intentar congelar su legado. Pero cada uno solo puede aportar desde lo que es entendiendo el esp¨ªritu que alienta el sello en el que trabaja. No se puede caminar con los zapatos de otro.
P. Habla de desarrollar el pensamiento cr¨ªtico en sus lectores. ?Qu¨¦ se lo despert¨® a usted?
R. Descubrir que la vida adulta consist¨ªa en aprender a vivir con la incertidumbre. Lo supe cuando termin¨¦ de estudiar. Hasta entonces mi vida hab¨ªa sido un camino que se iba construyendo con lo que se supone que deb¨ªa hacer. Llega un momento en que debes elegir. Creo que al reconocer la incertidumbre empieza la b¨²squeda. Y los libros, el arte, la filosof¨ªa y todo lo que apela a otra parte de nosotros son compa?eros de b¨²squeda. Tambi¨¦n la ciencia. No creo en contraponer arte y ciencia. Soy feliz aprendiendo y me importa poco lo que piensen de m¨ª. Imag¨ªnate, una chica de Pamplona que se va a vivir a Barcelona con un se?or que tiene 27 a?os m¨¢s que ella¡
P. ?Tuvo que vencer alg¨²n reparo para enamorarse de alguien mucho mayor que usted?
R. Aunque pueda ser evidente en una fotograf¨ªa, yo no ve¨ªa la diferencia de edad.
P. ?Su actual pareja tambi¨¦n le dobla la edad?
R. No tanto, pero tambi¨¦n es mayor que yo, s¨ª.
P. ?Siempre ha estado con hombres mayores?
R. No. He tenido parejas de mi edad.
P. Ha publicado muchos libros de m¨²sica.
R. Me gusta tanto la m¨²sica que necesito entenderla m¨¢s. Es el arte que llega m¨¢s adentro. Te afecta sin esfuerzo, pero cuando prestas atenci¨®n te abre un mundo.
P. ?Toca alg¨²n instrumento?
R. No. Pero este a?o voy a cumplir uno de mis sue?os: aprender a tocar el piano. Era una meta para los 40 que me llega con 43.
P. ?Tiene la vida tan planificada?
R. Bueno¡ No espero ser Grigori Sokolov o Maria Jo?o Pires, solo quiero disfrutar. La m¨²sica es un refugio.
P. ?En qu¨¦ se refugi¨® cuando muri¨® Vallcorba?
R. Cuando enferm¨®, viv¨ª los tres meses m¨¢s intensos de mi vida. La gente cree que estaba en paz despidi¨¦ndose de sus amistades, pero un d¨ªa tiene muchas horas. Y una persona enferma, muchas complicaciones. Pero soy bastante Panzer.
P. ?C¨®mo?
R. Los tanques de la Segunda Guerra Mundial que pasaban por encima de todo. Cuando estoy centrada en algo, soy as¨ª: no me canso, no tengo hambre, no tengo sue?o: tiro, tiro, tiro. Pero cuando Jaume muri¨® me qued¨® la m¨²sica.
P. ?No la entristec¨ªa m¨¢s?
R. Bueno, me encanta el R¨¦quiem de Faur¨¦ porque es el de la esperanza. Jaume siempre hab¨ªa dicho que para su funeral quer¨ªa que cantaran los ¨²ltimos Lieder de Strauss, pero cuando lleg¨® el momento de decidir eligi¨® a Faur¨¦. La consecuencia fue que estuve a?os sin poder escucharlo.
P. ?Vallcorba le dio alg¨²n consejo?
R. Me dijo: ¡°Recuerda que yo tambi¨¦n fui un editor con 37 a?os¡±. Nada m¨¢s.
P. Al margen de Acantilado, hered¨® la direcci¨®n del buque insignia de las letras catalanas: Quaderns Crema ¡ªuna mezcla de cl¨¢sicos de la literatura traducidos al catal¨¢n con lo m¨¢s rompedor de esa lengua: Quim Monz¨® o Sergi P¨¤mies¡ª, que Vallcorba fund¨® hace 41 a?os.
R. ?l entend¨ªa ¡°hacer pa¨ªs¡± sin abanderar una pol¨ªtica concreta. Por eso la editorial tiene vocaci¨®n europe¨ªsta. Y eso no se entiende hoy. No pensamos en literatura gallega, catalana o francesa, pensamos en literatura buena o mala.
P. Han sido cr¨ªticos con apoyar indiscriminadamente lo catal¨¢n solo por serlo.
R. La subvenci¨®n a lo escrito en catal¨¢n por el ¨²nico criterio del idioma no defiende la cultura catalana. Por ser un m¨²sico catal¨¢n, uno no es un buen m¨²sico. La idea de una cultura de un pa¨ªs es muy peligrosa. Hay historia y hay tradiciones, pero la cultura es universal. En Espa?a hay cierto prejuicio hacia lo catal¨¢n alimentado por una parte de la sociedad. Esa hostilidad rec¨ªproca es una gran ignorancia. No digo que un ni?o de Jerez tenga que hablar catal¨¢n, digo que debe conocer que existe y no tenerle tirria. Nadie habla en una lengua para molestar a nadie.
P. ?Les han exigido tomar partido?
R. Nos llaman equidistantes como si tratar de entender la realidad del otro fuera ser tibio. Es una perversi¨®n. ¡ªeps
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