Inventores de un tiempo nuevo
En ¨¦poca de crisis, el ingenio se agudiza. Siete ideas espa?olas que aspiran a transformar el mundo que emerge de la pandemia.
La vuelta a los or¨ªgenes del ¡®profesor chiflado¡¯
Pere Monagas ha creado un purificador de aire capaz de eliminar el Covid-19
Cuando ten¨ªa 14 a?os Pere Monagas construy¨® su primer purificador de aire. Su padre padec¨ªa de bronquitis asm¨¢tica y Monagas, que ya fabricaba sus propios juguetes, decidi¨® desarrollar un ionizador. Hoy Monagas, 56 a?os, que de peque?o anhelaba ser cient¨ªfico, se presenta en los congresos como inventor. Tiene 25 patentes a su nombre, nacidas del laboratorio del s¨®tano bajo su casa. De ah¨ª sali¨® Bye Snore, tapones para los o¨ªdos que insonorizan ronquidos pero no el resto de sonidos, como el despertador. O Bye Smoke, unas monodosis que act¨²an sobre las papilas gustativas para eliminar la adicci¨®n al tabaco. Tambi¨¦n Why Cry, un dispositivo capaz de diagnosticar la causa del llanto de un beb¨¦ con una fiabilidad del 95 por ciento. Citado por The New York Times como una de las ideas del a?o, Why Cry fue el primer y m¨¢s exitoso invento de Monagas (aunque ni siquiera este le hizo rico). Como todos ellos, surgi¨® como una soluci¨®n a un problema pr¨¢ctico, explica: ¡°Cuando naci¨® mi hijo yo quer¨ªa saber porque lloraba. Me puse a investigar y encontr¨¦ un patr¨®n universal del llanto¡±.
Monagas, que estudi¨® ingenier¨ªa electr¨®nica, trabaja en sus inventos por las ma?anas mientras que por la tarde-noche imparte clases de ingenier¨ªa en la Universitat Polit¨¨cnica de Catalunya. ¡°Soy rata de laboratorio de d¨ªa, profesor chiflado de noche¡±, bromea. Pero desde que estall¨® la pandemia, el laboratorio ha pasado a comerse sus jornadas. Monagas ha vuelto a donde empez¨® con 14 a?os, a tratar de purificar el aire. Tras d¨¦cadas de investigaci¨®n, en 2018 ¨¦l y su socio lanzaron WellisAir en Corea del Sur. WellisAir es un dispositivo que, mediante un proceso de oxidaci¨®n natural, purifica el aire, eliminando virus, bacterias y compuestos org¨¢nicos vol¨¢tiles del ambiente y las superficies. Reaccionando ozono con agua oxigenada se liberan radicales hidroxilos. Estos radicales hidroxilos, que se propagan mediante una reacci¨®n en cadena, perforan las membranas de virus y bacterias, mat¨¢ndolos.
A finales del a?o pasado, Monagas contact¨® con Airt¨¨cnics, una empresa cercana a Sabadell especializada en cortinas de aire, para comercializar su invento en Espa?a. Acordaron que WellisAir saldr¨ªa al mercado a finales de 2020, orientado a mejorar la calidad del aire, principalmente en tiendas. Pero lleg¨® marzo y Monagas pas¨® a encerrarse en el laboratorio para adaptar el producto a la pandemia.
All¨ª trabaja hoy el inventor, puro nervio en bata blanca. En la nave de Airt¨¨cnics conviven los talleres, un viejo radio cassette y varios calendarios con fotos de mujeres en bikini con una colonia de WellisAir: decenas de cajas blancas de medio metro de altura y dise?o futurista. Casi nadie lleva mascarilla, pues se trata de un espacio desinfectado, certifica Monagas. Y es que todo apunta a que WellisAir, que ha entrado en el registro sanitario como un producto biocida, elimina el Covid-19. ¡°Hemos hecho pruebas con virus parecidos al coronavirus. Si va bien contra esos virus, presumimos que eliminar¨¢ el Covid-19¡±, explica Monagas. Ya se han vendido 15.000 unidades, tambi¨¦n a colegios, comercios e incluso a hospitales de Wuhan, donde se implantaron 184 de estos dispositivos en el momento m¨¢s cr¨ªtico.
La voz del cuidado
Mar¨ªa Gonz¨¢lez ha desarrollado un asistente virtual para mayores enfermos
Mar¨ªa Gonz¨¢lez, ingeniera biom¨¦dica de 24 a?os, ha puesto una enfermera en la nube. Se llama Lola, es especialista en tratar personas mayores y desde principios de marzo ha atendido a 13.800 pacientes. La historia de Tucuvi, la startup fundada por Gonz¨¢lez y el germen de este cuidador virtual, comienza hace dos a?os, con una reci¨¦n graduada busc¨¢ndole salidas pr¨¢cticas a una profesi¨®n de laboratorio. Tras meses en una empresa que desarrollaba dispositivos m¨¦dicos, Gonz¨¢lez lleg¨® a una conclusi¨®n: ¡°La gente que necesitaba estos productos, la gente que m¨¢s iba al m¨¦dico, era gente mayor. Y nosotros est¨¢bamos desarrollando bombas de insulina que requer¨ªan formaciones de semanas para que pacientes de mi edad aprendiesen a usarlo. Me di cuenta de que vend¨ªamos dispositivos para personas mayores que las personas mayores no sab¨ªan usar¡±, cuenta desde Lanzadera, la aceleradora de startups fundada por Juan Roig junto al puerto de Valencia en la que Tucuvi ha ingresado recientemente.
Ah¨ª comenz¨® la b¨²squeda de un dispositivo que pudiese monitorizar de forma autom¨¢tica variables cl¨ªnicas y an¨ªmicas y que los mayores supiesen usar. Gonz¨¢lez y su socio probaron con pulseras inteligentes. No result¨®: ¡°Se les olvidaba cargar la pulsera, les parec¨ªa inc¨®moda o dec¨ªan que les hac¨ªa parecer enfermos¡±, recuerda. Con altavoces inteligentes: ¡°Hablaban con el altavoz, pero o no ten¨ªan Internet o no ten¨ªan cuenta de Amazon, o no se la quer¨ªan hacer por tema de protecci¨®n de datos¡±. Hasta que se les encendi¨® una bombilla: ¡°?Qu¨¦ es algo que todos los mayores tengan en casa y que todos sepan usar? El tel¨¦fono¡±. As¨ª surgi¨® Tucuvi.
Tucuvi funciona de la siguiente manera: cada paciente est¨¢ registrado para uno o m¨¢s protocolos, seg¨²n su condici¨®n: diabetes, parkinson, estimulaci¨®n cognitiva... Lola, el cuidador virtual, una inteligencia artificial, llama al paciente v¨ªa telef¨®nica. Lola, que aunque tiene un deje rob¨®tico en la voz a menudo pasa por humana, hace preguntas al paciente relacionadas con el protocolo. Desde ¡°?qu¨¦ tal est¨¢s?¡± hasta ¡°?te has tomado la pastilla?¡±. Los pacientes responden. Mientras charla, Lola cataloga la informaci¨®n relevante para el protocolo, que posteriormente es enviada al equipo sanitario que ha contratado el servicio. Si no sabe retomar el hilo, redirige la conversaci¨®n. En estos casos, el sistema lo registra. Gonz¨¢lez y su equipo analizan estos incidentes y ampl¨ªan la casu¨ªstica. As¨ª, mediante la conversaci¨®n, Lola va ampliando sus capacidades.
Tucuvi sali¨® al mercado a principios de marzo. En un par de d¨ªas el mundo dio un vuelco y, confinada en su pueblo de 264 habitantes en Segovia, Gonz¨¢lez coordin¨® en tiempo r¨¦cord la creaci¨®n de un nuevo protocolo para la Covid-19. Fue un ¨¦xito. Cerraron una ronda de financiaci¨®n de 160.000 euros. Pasaron de ser dos a ser seis empleados. Firmaron contratos con Janssen, la farmac¨¦utica de Johnson & Johnson, Ribera Salud, el Hospital de la Princesa... Desde este nodo de la innovaci¨®n rebosante de gente joven ¡ªsobre las mesas, distribuidas al estilo coworking, algunos mu?ecos sustituyen los retratos familiares¡ª Gonz¨¢lez esgrime el esp¨ªritu de una generaci¨®n de emprendedores decidida a hacerse valer: ¡°Aqu¨ª derrotismo no veo nunca, jam¨¢s. ?Que no hay industria? Pues la creamos¡±.
El heredero de una estirpe inventora
Jose Roig ha ideado un ascensor que autoelimina el coronavirus
En un rinc¨®n de la nave de Borrell se guarda, como disecado, un motorcito de aluminio. Es el germen de esta empresa situada a las afueras de Denia y un altar al ingenio de la familia que la dirige desde hace cuatro generaciones. Se trata de un mecanismo fabricado en los a?os veinte, hecho con retales de juguetes, forjado en un horno de pan e ideado como motor de coche. Acab¨® siendo el primer y ¨²nico propulsor que mov¨ªa el taller que hoy es la f¨¢brica Borrell, una empresa puntera en procesado de frutos secos. Y la casa de una estirpe de inventores: a lo largo de casi un siglo han sumado 40 patentes publicadas, cuenta Jose Roig, actual director de la empresa.
Roig, 45 a?os, tiene 14 patentes a su nombre, m¨¢s otras cuatro en tramitaci¨®n. Sus m¨¢quinas est¨¢n en los cinco continentes. Desde su despacho, donde cuatro relojes diferentes marcan la hora de sus principales clientes, se escucha el traj¨ªn de los talleres. Aqu¨ª trabajan 70 personas, de siete de la ma?ana a tres de la tarde. Y es que la afici¨®n a romper con la inercia no solo se nota en el registro de patentes: ¡°La innovaci¨®n es algo innato de esta empresa¡±, explica su director. Hace tiempo que acabaron con la jornada partida. Tambi¨¦n con la descatalogaci¨®n y la delegaci¨®n a terceros. ¡°Huimos del taylorismo¡±, confiesa Roig. No se limitan a un solo mecanismo: hacen m¨¢quinas para descascarar, pelar, repelar, tostar o pasteurizar todo tipo de frutos secos, especialmente almendras, t¨ªpicas de esta zona.
De ese ¨²ltimo mecanismo, el de la pasteurizadora, que elimina pat¨®genos como la salmonella a trav¨¦s de l¨¢mparas ultravioleta, nace la ¨²ltima patente de Roig. En el departamento de I+D ¡ª¡±la sala de jugar¡±, como la llama Roig¡ª ha recubierto un viejo ascensor con puertas de madera con una mara?a de cables, circuitos impresos y leds que parpadean. El objetivo es que el elevador, cuando no haya nadie dentro, se desinfecte autom¨¢ticamente mediante radiaci¨®n ultravioleta, eliminando el Covid-19 del aire y las superficies.
Para la tramitaci¨®n de esta patente Roig ha recurrido a Enrique Mart¨ªn, Socio Director del despacho de abogados Ibidem, acogi¨¦ndose a su plan de apoyo a inventores. Mart¨ªn lleva m¨¢s de 30 a?os especializ¨¢ndose en innovaci¨®n, un sector que en Espa?a no llega a despegar. Mart¨ªn da algunas razones. Por ejemplo, que las empresas no tienen el tama?o para invertir en I+D+i: el 82 por ciento de las empresas espa?olas tiene uno o dos trabajadores, seg¨²n el INE. O que la investigaci¨®n de los centros acad¨¦micos, los mayores solicitantes de patentes, no se materializa en productos o servicios privados porque no hay puentes entre ambos mundos: la tasa de investigadores espa?oles vinculados al sector empresarial ronda el 36 por ciento, la mitad que en los pa¨ªses m¨¢s innovadores, seg¨²n la OECD. Pese a todo, Mart¨ªn se ha llevado una sorpresa recientemente: ¡°La eclosi¨®n de innovaci¨®n relacionada con la pandemia es extraordinaria¡±, asegura. ¡°Ha demostrado que somos un pa¨ªs de gente muy ingeniosa. Si esta crisis deja dos conclusiones es que Espa?a no puede depender de sectores sin valor a?adido como el turismo, y que somos capaces de desarrollar I+D+i para combatir una pandemia mundial. Es hora de cambiar nuestra percepci¨®n de nosotros mismos¡±.
El ojo del ma?ana
Daniel Kumpel dirige un proyecto de visi¨®n artificial capaz de ver el virus
Daniel Kumpel fue de los primeros en Espa?a en asomarse a la inteligencia artificial. ¡°Cuando hablabas de inteligencia artificial y te ve¨ªan como un friki¡±, recuerda. Ingeniero de Telecomunicaciones, con 24 a?os Kumpel aplic¨® visi¨®n artificial al primer robot industrial espa?ol de la mano del CSIC. Luego cambi¨® de sector, fundando por el camino una empresa que lleg¨® a tener 900 empleados y sedes en cinco pa¨ªses. Hoy, con 61 a?os, Kumpel ha vuelto a lo que fue su primera especialidad para dirigir un proyecto potencialmente revolucionario.
Desde su casa en Madrid, en una urbanizaci¨®n con vistas a las cuatro torres, Kumpel, que recibe en traje y zapatos, explica su ¨²ltimo proyecto. IOVI, una startup sevillana fundada en 2018, se especializa en visi¨®n artificial. Su tecnolog¨ªa es capaz de ver frecuencias muy peque?as, fuera del espectro visible y, a su vez, aprender a reconocer patrones dentro de esas frecuencias. Por ejemplo, uno de sus clientes buscaba automatizar la clasificaci¨®n de aceitunas por color. As¨ª que IOVI entren¨® a su ojo para que reconociese diferencias en la frecuencia entre una aceituna verde o negra y activase mecanismos en la cadena de producci¨®n que las separase correspondientemente. Todo en cuesti¨®n de milisegundos.
Kumpel asumi¨® el control de IOVI hace un a?o y ampli¨® la estrategia empresarial. El equipo adapt¨® el ojo a la detecci¨®n de hongos y bacterias para reconocer pat¨®genos en cultivos. ¡°La c¨¢mara puede identificar un patr¨®n lum¨ªnico y aprende a asociarlo a un pat¨®geno¡±, explica el CEO de IOVI. Es decir, si uno le muestra miles de im¨¢genes de un mismo cultivo, infectado y sin infectar, el ojo aprende a diferenciarlos. Cuando lleg¨® marzo el mundo puso toda su atenci¨®n en un pat¨®geno desconocido. Tambi¨¦n Kumpel. Actualmente, IOVI se encuentra en proceso de educar a sus c¨¢maras para la detecci¨®n del Covid-19. El objetivo es que el ojo pueda identificar en tiempo real donde hay colonias del virus en una UCI, en un vag¨®n de metro o en una mano: ver el virus.
IOVI tambi¨¦n est¨¢ educando a sus c¨¢maras para nuevos usos, como localizar potenciales aglomeraciones, detectar casos de tos o comprobar el uso de la mascarilla. La visi¨®n hiperespectral tiene mucho potencial, asegura Kumpel: ¡°En los pr¨®ximos cinco a?os aqu¨ª se va a producir una revoluci¨®n¡±. Y sus aplicaciones son infinitas: ¡°Puede detectar si alguien va a robar, si lleva media hora dando vueltas por un supermercado y no ha comprado nada. Puede dividir la expresi¨®n humana en 68 microgestos asociados cada uno a un sentimiento y detectar cuando una persona se est¨¢ volviendo agresiva¡¡±.
Kumpel ha hecho negocios en todo el mundo. Recientemente viaj¨® a Israel, el pa¨ªs con mayor tasa de I+D del mundo: invierte un 4,9 por ciento de su PIB en innovaci¨®n, seg¨²n la OECD. Espa?a, el 1,2. Kumpel atribuye la diferencia, en parte, a una cultura enemiga del riesgo: ¡°El mercado laboral est¨¢ tan golpeado en Espa?a que la gente tiene mucho miedo a perder el trabajo. Muchos chicos con talento se imaginan en relaci¨®n de dependencia con un sueldo. Se aferran a ¨¦l para vivir. Eso es un c¨¢ncer para este pa¨ªs. Porque te quedas en la zona de comfort, no arriesgas. Esa cultura va contra el emprendimiento¡±.
Protecci¨®n contra el miedo
Mar¨ªa ?ngeles Tiscar ha dise?ado una mascarilla para hipersensibles
Mar¨ªa ?ngeles Tiscar recibe con su invento puesto. Tambi¨¦n lo hace su marido que, tras proceder a una desinfecci¨®n de zapatos y manos, tiende una bolsita. Son unos patucos, cosidos a mano por la propia Tiscar. Una vez limpio, uno se adentra en este piso del barrio l'Eixample de Barcelona, de techos altos y suelos de mosaico, para conocer la historia de una invenci¨®n surgida de la necesidad y consolidada con audacia.
Tiscar, 47 a?os, padece fibromialgia. La fibromialgia es una enfermedad del sistema nervioso que trastoca el umbral de las sensaciones, tanto f¨ªsicas como psicol¨®gicas. ¡°Tengo las alarmas alteradas¡±, explica Tiscar. ¡°El ¨ªndice del dolor se me dispara. Me haces una caricia y me duele. Tambi¨¦n se me potencian los miedos. Ayer dec¨ªan que ven¨ªa una DANA y ya estaba aterrorizada¡±. A Tiscar se le hace imposible llevar bolso, cargar peso o estar mucho tiempo de pie. Tambi¨¦n llevar mascarilla. ¡°No la soportaba. Me sub¨ªan los picos de dolor, acababa con migra?as¡±, explica. As¨ª que se sent¨® a la m¨¢quina de coser y, tras meses probando, encontr¨® una soluci¨®n. El prototipo final consiste en un cubrebocas de algod¨®n con dos capas de tejido antibacteriano e hidr¨®fugo y con patillas moldeables que se apoyan en la oreja, como una gafa. Cubre nariz y boca pero, al no tener goma a la altura de la barbilla, permite respirar con mayor comodidad. Esto es importante para quienes, como el marido de Tiscar, Francesc Morilla, propietario de varias bodegas en el Mercado de La Boquer¨ªa, trabajan de cara al p¨²blico. Morilla pasaba horas con la mascarilla puesta mientras despachaban a los clientes. Fue ¨¦l quien la populariz¨® entre comerciantes del mercado.
Desde el despacho que convirti¨® en centro de operaciones, la mesa llena de hilos y alambres y hasta tres m¨¢quinas de coser en las estanter¨ªas, Tiscar cuenta c¨®mo lleg¨® a firmar su primera patente: ¡°Yo hago muchas cosas, soy muy inquieta. Con la fibromialgia intento solucionar problemas que tengo: dise?o un bolso, unas botas de agua¡ Pero nunca voy mas all¨¢. Esta vez familiares y amigos me animaron a patentar la mascarilla y pens¨¦ que quiz¨¢s tambi¨¦n podr¨ªa servir a otras personas¡±, dice la inventora, que actualmente busca una empresa que la comercialice.
El caso de Tiscar es paradigm¨¢tico de c¨®mo la sociedad ha respondido a la pandemia, explica Enrique Villac¨¦, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Inventores: ¡°Es verdad que en ¨¦poca de crisis se aguza el ingenio. Ha sido tremenda la avalancha que ha habido de invenciones, a mucha gente se le ha encendido una bombilla¡±. Seg¨²n los datos de la Oficina Espa?ola de Patentes y Marcas, los ¨²ltimos meses han visto r¨¦cords en el n¨²mero de Modelos de Utilidad solicitados en casi una d¨¦cada (el Modelo de Utilidad es un tipo de patente que tarda poco tiempo en otorgarse y que protege inventos como las mascarillas). Villac¨¦ se encarga de asesorar a inventores que buscan patentar una idea. En los ¨²ltimos meses han llamado a su puerta f¨ªsicos, camareros, ingenieros, amas de casa y funcionarios, la mayor¨ªa con una idea para una nueva mascarilla o pantalla. Como dice Villac¨¦, ¡°el ingenio le puede llegar a cualquiera¡±.
¡®Barrio S¨¦samo¡¯ 2.0.
Crist¨®bal Viedma ha creado una ¡®app¡¯ para aprender ingl¨¦s jugando
Para entender qu¨¦ es Lingokids conviene remontarse a Barrio S¨¦samo. ¡°Es nuestro referente¡±, explica Crist¨®bal Viedma, 37 a?os, fundador y CEO de esta startup madrile?a, que creci¨® aprendiendo con las marionetas. ¡°Yo no pienso en Barrio S¨¦samo como educaci¨®n¡±, se?ala, y precisamente ese es el objetivo de Lingokids, una app que ense?a ingl¨¦s a ni?os de entre dos y ocho a?os. Que los ni?os aprendan sin darse cuenta, jugando. Playlearning lo llaman. Y funciona. 20 millones de familias de 190 pa¨ªses utilizan sus contenidos: v¨ªdeos, juegos y canciones... Seis millones de familias m¨¢s desde que estall¨® la pandemia, que ha disparado el uso de la tecnolog¨ªa en los hogares: seg¨²n un estudio de GAD3 y Empantallados, el uso de las pantallas como entretenimiento entre semana ha aumentado un 76% entre los ni?os. ¡°Ya no es cuesti¨®n de si las pantallas son buenas o son malas, sino de que todo el mundo las est¨¢ utilizando¡±, apunta Viedma. ¡°Es hora de buscar el mejor contenido¡±.
Ese contenido, seg¨²n Dorothee Monschau, 41 a?os, directora de Alianzas Estrat¨¦gicas y Desarrollo de Negocio de la startup, es aquel que entretiene al ni?o y convence al padre: ¡°La clave es que los padres entiendan que sus hijos est¨¢n aprendiendo y que los hijos no sientan que est¨¢n siendo forzados a aprender. Tiene que ser algo que les guste¡±, apunta, mientras se?ala a sus dos hijas que se entretienen con una tablet en una esquina de la oficina. Para entender qu¨¦ le gusta a un ni?o, Lingokids ha fichado a grandes nombres del mundo del videojuego, como Javier Ar¨¦valo, desarrollador de t¨ªtulos como Star Dust o Commandos, y de la animaci¨®n, como Guillermo Garc¨ªa-Cars¨ª, creador de Pocoy¨®. En los cuadernos de este ¨²ltimo, esparcidos sobre su mesa de trabajo, conviven esbozos y registros de expresiones de Cowy the Cow o Billy the Chick, algunos de los personajes que protagonizan los v¨ªdeos que desarrolla Garc¨ªa-Cars¨ª: bater¨ªas de dos minutos llenas de gags y ritmo. Y es que las aventuras de Billy the Chick compiten con YouTube, Roblox o Netflix. Si la trama se estanca, hay muchas m¨¢s a unos clicks. Y no siempre las m¨¢s edificantes.
Por eso la digitalizaci¨®n de la educaci¨®n, acelerada por la pandemia, todav¨ªa suscita dudas: ?C¨®mo hacer que un ni?o vaya al colegio si el colegio est¨¢ en la tablet? ¡°Hist¨®ricamente, la soluci¨®n ha sido obligarle¡±, explica Viedma. ¡°De 9 a 2, al cole. Pero en digital no es as¨ª: no puedes decirle ¡®de 9 a 2 solo vas a utilizar esta app¡¯¡±. La respuesta de Lingokids pasa por no demonizar las pantallas y utilizar su potencial para hacer del aprendizaje algo divertido. ¡°La pantalla es tecnolog¨ªa igual que un libro es tecnolog¨ªa¡±, defiende Viedma. ¡°Es una herramienta m¨¢s. Lo que importa es el uso que le des¡±. ?l y su equipo la siguen modelando para sacarle el uso m¨¢s apto para los m¨¢s peque?os. Igual que hicieron sus referentes con la televisi¨®n. ¡°Si Barrio S¨¦samo fuese a inventarse hoy, probablemente lo har¨ªan como nosotros¡±, asegura Viedma.
Artiller¨ªa contra ¡®hackers¡¯
V¨ªctor Mayoral, el vitoriano que inmuniza a los robots?
Reci¨¦n salido de la universidad, V¨ªctor Mayoral, hoy, 31 a?os, parec¨ªa tener la vida hecha. Con dos carreras en la cartera ¡ªestudi¨® Ingenier¨ªa de Telecomunicaciones por las ma?anas e Ingenier¨ªa Inform¨¢tica por las tardes¡ª cursaba un doctorado en el Istituto Italiano di Tecnologia, un centro cient¨ªfico de referencia, viv¨ªa en California e investigaba para Open Robotics, un proyecto puntero en rob¨®tica. Cobrando lo que Mayoral llama ¡°un salario californiano¡±. Seis cifras, aclara. Era el primer universitario de su familia.
Pero en 2014, con apenas 24 a?os, Mayoral abandon¨® el doctorado y cambi¨® California por su Vitoria natal, le pidi¨® 3.000 euros a su padre, que estaba en paro, para fundar con su hermano, que tambi¨¦n estaba en paro, una empresa de software para drones. Para Mayoral supuso abandonar un c¨®modo r¨¦gimen laboral, ¡°el culmen de lo que todos buscamos cuando estudiamos en la universidad¡±, asegura, para emprender en una Espa?a en la que emprender era de todo menos c¨®modo. ¡°Lo que motiv¨® la vuelta fue una decepci¨®n con el mundo acad¨¦mico¡±, explica. ¡°Cuando uno trabaja en un ¨¢mbito tan aplicado como la rob¨®tica uno busca que sus invenciones tengan un fin pr¨¢ctico. All¨ª no lo ten¨ªan¡±. Las ideas de Mayoral tomaron forma bajo el nombre de Erle Robotics. V¨ªctor llevaba la parte t¨¦cnica, su hermano la administraci¨®n. Llegaron a duplicar ventas regularmente cada dos meses. Pasaron de ser dos a ser 16 empleados. Por el camino V¨ªctor se convirti¨® en uno de los diez espa?oles nominados a ¡®Emprendedor Menor de 35¡¯ por la MIT Technology Review. Hasta que vendieron la empresa por varios millones de euros. ¡°Nos vimos a una edad muy temprana con m¨¢s dinero del que pod¨ªamos gastar¡±, recuerda su fundador.
No obstante, Mayoral continu¨® centrado la rob¨®tica, uno de los sectores punteros en nuestro pa¨ªs. Espa?a es el d¨¦cimo pa¨ªs del mundo que m¨¢s invierte en rob¨®tica, con 53.000 robots instalados en 2018, seg¨²n la Federaci¨®n Internacional de Rob¨®tica. En 2019, fund¨® su segunda startup, Alias Robotics, enfocada en proveer soluciones de ciberseguridad para robots. Y es que, seg¨²n se?ala Mayoral, la mayor¨ªa de los robots no est¨¢n protegidos frente a ciberataques. Hackear un veh¨ªculo aut¨®nomo y estrellarlo, robar los planos de una casa registrados en una aspiradora autom¨¢tica o paralizar un brazo rob¨®tico en una cadena de montaje, causando p¨¦rdidas millonarias, est¨¢ al alcance de muchos hackers, asegura.
La pandemia no ha hecho m¨¢s que acentuar la relevancia de la rob¨®tica: ¡°El coronavirus est¨¢ generando mucha adopci¨®n de robots. Estamos tendiendo a automatizar m¨¢s¡±, explica Mayoral. Esa automatizaci¨®n est¨¢ afectando tambi¨¦n a los centros sanitarios, que ya est¨¢n implementando desde robots quir¨²rgicos a robots de desinfecci¨®n. En Alias Robotics probaron a hackear estos ¨²ltimos, que desinfectan UCIs mediante rayos ultravioleta, potencialmente cancer¨ªgenos. Tomar control fue trivial, se?alan. Por eso la empresa ha puesto a disposici¨®n de los centros sanitarios un servicio pionero que lanz¨® a principios de marzo, producto de dos a?os de investigaci¨®n, llamado Sistema Inmunol¨®gico de Robots. ¡°Se trata de un antivirus para robots inspirado en el sistema inmune humano que aprende del comportamiento de la m¨¢quina¡±, explica Mayoral. Innovaci¨®n aplicada, como siempre, a la praxis.
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