Se acerca el fin de a?o y toca hacer un alto para echar la vista atr¨¢s sobre estos casi doce meses de tribulaci¨®n tras tribulaci¨®n. Vaya a?ito que nos ha tocado atravesar: de peripecia en peripecia y tiro porque me toca. Una mirada atr¨¢s superflua nos puede dejar m¨¢s bien acongojados, y m¨¢s a¨²n si avistamos lo que se nos viene encima en breve. Sin embargo soy de la opini¨®n de que de todo, absolutamente de todo, se puede aprender; y mientras yo pueda inspirar y expirar, si las circunstancias me permiten seguir aprendiendo, creciendo y evolucionando, pues bienvenidas sean. ?Para qu¨¦ obcecarse con lo que no se puede cambiar porque no depende de nosotros? Mejor invertir el tiempo y el esfuerzo en aquello que cae en nuestra esfera de influencia. He aqu¨ª mi peque?a lista de ense?anzas esperanzadoras que me ha tra¨ªdo este a?o loco. Espero que te insuflen esperanza tambi¨¦n a ti.
1) No soy un robot. Cada d¨ªa cuando entro en Twitter la aplicaci¨®n me exige que marque la casilla donde est¨¢ escrito ¡°No soy un robot¡±. Una vez realizada la tarea Twitter me da las gracias muy educadamente con un curioso ¡°Gracias, ser humano¡±. El mundo del trabajo est¨¢ cambiando a una velocidad estratosf¨¦rica y algunos ya en su d¨ªa a d¨ªa laboral se codean con robots como si tal cosa. El libro de Albert Ca?igueral, El trabajo ya no es lo que era, del que hablamos en este blog, realiza un retrato-robot (nunca mejor dicho) sobre ese panorama, que algunos intuyen sombr¨ªo. Yo prefiero quedarme con la buena noticia de que ¡°no soy un robot¡±. Tanta tecnolog¨ªa, tanta virtualidad y tanta desmaterializaci¨®n impuesta me hacen apreciar a¨²n m¨¢s si cabe al ser humano. O mejor dicho, al ser humano que se comporta como tal. As¨ª que doy gracias, como Twitter, a los humanos que siguen actuando con valores humanos a veces incluso contra la corriente dominante.
2) Nada puede separarme de ti. Esta frase parece sacada de una cancioncilla cursilona pero es simplemente una constataci¨®n de lo vivido estos meses. Aunque nos levanten murallas y muros y barreras, y qui¨¦n sabe si van a resucitar incluso un d¨ªa las fronteras, nada puede separarnos de aquellos a quienes amamos y con quienes queremos conservar la relaci¨®n. Las aplicaciones para realizar videoconferencias, que en un primer momento hab¨ªan de servir a ejecutivos de multinacionales dispersos por el mundo para reunirse virtualmente alrededor de una misma mesa, han encontrado un nuevo p¨²blico y muchas nuevas utilidades. Aqu¨ª en Francia, sin ir m¨¢s lejos, han prosperado los apero-skype para aprender a cambiar el mundo (y la vida) de la mano de la asociaci¨®n Makesense.
?Y si un mal impuesto pudiera reconvertirse en nuestras manos en un bien inesperado?
3) No voy a ceder al miedo. Me siento muy afortunada de creer en lo que creo. Soy cristiana y leo y estudio la Biblia a diario desde hace dos d¨¦cadas. No saben lo ¨²til que me resulta en estos ¨²ltimos tiempos. S¨¦ que muchos consideran el texto b¨ªblico como una serie de mitos y leyendas del pasado ¨²tiles en el mejor de los casos para entretener a los peque?os de la casa y en el peor de los casos para adormecer y sujetar al pueblo ignorante. Pero no muchos saben cu¨¢l es el mensaje m¨¢s repetido de G¨¦nesis a Apocalipsis. Es un imperativo: ¡°No tengas miedo¡± o en su versi¨®n positiva: ¡°S¨¦ valiente¡±. De la misma manera que algunos quieren que compremos s¨ª o s¨ª aunque en realidad no necesitemos nada, otros quieren que tengamos miedo s¨ª o s¨ª aunque la realidad circundante no nos informe de la necesidad del p¨¢nico colectivo. El miedo inmoviliza, esclerotiza, anestesia. Voy a morir un d¨ªa, est¨¢ claro, pero mientras no llega ese d¨ªa vivamos, y vivamos de manera prudente pero sin miedo, por favor.
4) El confinamiento obligado puede ser fuente de creatividad y de riqueza. Recuerdo con claridad meridiana el d¨ªa en el mes de marzo en que el presidente de la Rep¨²blica anunci¨® el cierre inminente de las escuelas aqu¨ª en Francia. La noticia me cay¨® encima como un jarr¨®n de agua fr¨ªa. Uno de los momentos m¨¢s felices del d¨ªa para m¨ª es cuando pronto por la ma?ana mis tres hijos est¨¢n ya camino de la escuela y yo me las veo y me las deseo felices, tranquilita en casa con mi caf¨¦, mi libro y mi ordenador. Decid¨ª, sin embargo, hacer de la necesidad virtud y morir al sue?o de mis horas de asueto, de soledad. Descubr¨ª para mi sorpresa que me encanta ser profesora para mis hijos. Animada por el deseo de estar a la altura de las circunstancias, recuper¨¦ mi vieja guitarra ac¨²stica y les di incluso clases de m¨²sica. Mi marido, con quien llevo casada 12 a?os, no sal¨ªa de su asombro. Jam¨¢s me hab¨ªa visto con la guitarra en la mano. ?Y si un mal impuesto pudiera reconvertirse en nuestras manos en un bien inesperado? M¨¢s aventuras y desventuras positivas del confinamiento en el post Mi vida alterconsumista en tiempos del coronavirus.
5) Gracias a la vida que me ha dado tanto. Vuelvo a la carga con la idea de que a veces la privaci¨®n de algo esconde un regalo, puesto que no hace sino acrecentar su valor y, una vez superada la privaci¨®n, degustamos lo que hab¨ªamos perdido con la ilusi¨®n de las primeras veces. Ese juego de p¨¦ndulo se da tambi¨¦n por ejemplo en la alternancia entre comer y abstenerse de comida. Hablamos de ello este a?o en el post ?Ayuno en vez de desayuno? ?Y si el secreto para encarar bien el presente, y el futuro, fuera dejarse llevar por el movimiento pendular e intentar sacar provecho de cada ocasi¨®n, en vez de ofuscarse y lamentarse por todo lo que se nos proh¨ªbe?
Como colof¨®n sumo mi voz a la de Mercedes Sosa, un cl¨¢sico que sigue resonando hoy con pertinencia y con renovada actualidad. Ha sido dif¨ªcil y a ratos extenuante vivir este a?o, pero a fin de cuentas, estamos vivos y si te paras a pensar hay tanto que agradecer. ?Feliz Navidad y feliz 2021!
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