Getaria espera a¨²n la llegada de Elcano
La localidad natal del navegante que complet¨® la primera vuelta al mundo tiene uno de los cascos antiguos m¨¢s agradables de la costa guipuzcoana. Y se prepara para celebrar el V centenario de la gesta de su paisano
Cuando caminas calle abajo por la arteria principal del casco viejo de Getaria y llegas al recodo donde la fachada de la iglesia te obliga a girar a la derecha y enseguida otra vez a la izquierda para meterte en un peque?o t¨²nel bajo el templo y salir por ah¨ª a la muralla del mar piensas que, si en uno de eso recodos te sale de repente Juan Sebasti¨¢n Elcano, mozo a¨²n, no te sorprender¨ªa lo m¨¢s m¨ªnimo.
Y es que, si un d¨ªa se inventa el t¨²nel del tiempo, ser¨¢ en este peque?o rinc¨®n urbano de una de las villas marineras m¨¢s c¨¦lebres de Euskadi que no ha cambiado de fisonom¨ªa desde tiempos del navegante (siglo XVI), si exceptuamos que ahora en vez de casas de pescadores con velas y redes remendadas en las puertas hay bares y restaurantes con parrilla de pescado a la vista.
La iglesia de San Salvador de Getaria es un soberbio templo g¨®tico de una altura descomunal para una villa pesquera tan peque?a, lo que delata que hace 500 a?os hab¨ªa m¨¢s poder¨ªo econ¨®mico que ahora. Lo que tambi¨¦n hab¨ªa ¡ªentonces y ahora¡ª es poco espacio para embutir semejante templo dentro de los l¨ªmites amurallados, as¨ª que se opt¨® por soluciones pr¨¢cticas: la nave principal est¨¢ en cuesta y adem¨¢s descentrada con respecto al altar mayor y la cabecera. Pero ya se sabe, si un vasco se empe?a en meter una catedral en un palmo de terreno, la mete.
Getaria es junto con Donosti una de las villas m¨¢s antiguas de Gipuzkoa. Y uno de sus puertos m¨¢s seguros gracias al abrigo de los temporales de noroeste que ofrece el monte de San Ant¨®n ¡ªel conocido como Rat¨®n de Getaria¡ª; antes isla y desde el siglo XVI unido a tierra artificialmente. Sin embargo, por lo que se ha hecho m¨¢s famosa a¨²n es por uno de sus hijos ilustres: Juan Sebasti¨¢n Elcano, nacido en una familia acomodada de pescadores y marinos getaiarras y que termin¨® por avatares de la vida comandando la ¨²nica nao que regres¨® de la expedici¨®n de Magallanes, convirti¨¦ndose junto con otros 17 supervivientes en el primer hombre en dar la vuelta al mundo.
Como aquella gesta dur¨® tres a?os, de 1519 a 1522, las celebraciones se est¨¢n estirando en el tiempo. En Sevilla se festej¨® la salida de la expedici¨®n en 2019. En Chile repicaron las campanas para celebrar el descubrimiento y paso del Estrecho de Magallanes en 2020.
Y para no solaparse con tantos fastos, Getaria, su ciudad natal, va a esperar al 6 de septiembre de 2022, cuando se cumplan justo 500 a?os del regreso de la nao Victoria a Sanl¨²car de Barrameda, para echar el resto. Se est¨¢n preparando celebraciones, exposiciones y actos culturales no solo en Getaria, sino en todo el Pa¨ªs Vasco, que culminar¨¢n con una gran escenificaci¨®n del desembarco en su villa natal (festejo que lleva casi un siglo celebr¨¢ndose cada cuatro a?os, solo que esta vez ser¨¢ mucho m¨¢s multitudinario y ambicioso). Incluso el Gobierno vasco ha decretado d¨ªa festivo para toda la comunidad ese 6 de septiembre del a?o que viene. Ser¨¢ el D¨ªa de Elcano.
En Getaria est¨¢n contentos con la llegada de esa fecha, pero se lamentan de que el presupuesto para este V Centenario sea ¨ªnfimo y que vaya a suponer poco para el pueblo si se compara con el de 1922, el cuarto centenario de la gesta.
Hace 100 a?os, en la convulsa y pobre Espa?a de la d¨¦cada de los a?os veinte, se decidi¨® echar la casa por la ventana y levantar un monumento gigantesco en la cumbre del monte San Ant¨®n para ¡°honrar la memoria y resaltar la importancia de Elcano en aquella gesta y a la vez impulsar el reconocimiento internacional de la villa¡±, me cuenta Xabier Alberdi, director del museo Naval de Donosti, mientras paseo con ¨¦l por el pueblo en busca de las huellas del marino guipuzcoano. El proyecto ganador fue el del arquitecto canario Miguel Mart¨ªn Fern¨¢ndez de la Torre, que propuso una estatua de piedra tallada de 50 metros de altura con motivos marinos y a mayor gloria de Elcano.
El megaproyecto nunca lleg¨® ni a iniciarse. En su lugar se construy¨® otro mucho m¨¢s modesto sobre uno de los baluartes que quedaban de la muralla ¡ªy que hoy es uno de los puntos de visitas obligada en Getaria¡ª, pero gracias a todos esos movimientos se hicieron cambios estructurales en la villa, que por aquellos entonces ten¨ªa casi el mismo intrincado urbanismo medieval que en ¨¦poca de Elcano. Se le dot¨® de nuevos viales, carretera de circunvalaci¨®n y se mejoraron los accesos al puerto. Fue su Expo 92 o sus Olimpiadas. Los fastos que cambiaron la fisonom¨ªa de Getaria.
Lugar imprescindible de conocer es tambi¨¦n el museo de su otro hijo famoso, el modisto Crist¨®bal Balenciaga, nacido aqu¨ª en 1895. Dicen que empez¨® su carrera cosiendo un vestido para la marquesa de Casa Torres. Su museo est¨¢ en un edificio moderno anexo al palacio de Aldamar, la casa de veraneo de esa familia nobiliaria que tanto le ayud¨®, y en ¨¦l se puede hacer un recorrido a trav¨¦s de sus creaciones por toda una ¨¦poca de la moda.
Se debe hacer una visita a alguna de sus famosas bodegas de txakoli (Getaria fue la primera denominaci¨®n de origen de este vino blanco t¨ªpico de la costa vasca que se elabora con uva hondarribi beltza y hondarribi zuri). Por ejemplo, a Bodegas Txomin Etxaniz, un hist¨®rico. O a Bodegas Gaintza, que tambi¨¦n tiene visitas guiadas. Y luego subir a pie hasta el Rat¨®n de Getaria, donde hay un faro y unas fant¨¢sticas vistas de la costa vasca desde el cabo Machichoco, por el oeste, hasta el cabo Higuer, frontera con Francia por el este.
Pero no nos enga?emos, la inmensa mayor¨ªa de viajeros que recalan en Getaria ¡ªy son muchos¡ª viene en busca de otra cosa muy concreta: el buen yantar y sus parrillas de pescado. Es un destino gastron¨®mico de primer orden en Gipuzkoa y los fines de semana sus restaurantes, donde miman los pescados hechos siempre en parrilla de carb¨®n y a la vista de la clientela, se ponen a reventar y cuesta encontrar mesa (mejor reservar, ?el que avisa no es traidor!). Estos son mis cuatro favoritos:
- Elkano. Lo fund¨® Pedro Arregui con una peque?a parrilla en el casco viejo, Elkano Txiki. Fue un innovador en la parrilla de pescado, el primero en hacer cogotes a la parrilla. Hoy lo regenta su hijo, Aitor, otro mago de la parilla que lo ha elevado hasta obtener una estrella Michelin. Borda las kokotxas, los salmonetes, el rape y, sobre todo, el rodaballo. Hay que verlo hacer una disecci¨®n del rodaballo y sacarle hasta el tu¨¦tano explicando textura y sabores.
- Kaia-kaipe. Especializado tambi¨¦n en pescado y marisco a la parrilla. Tiene dos salas: la de abajo con terraza acristaladlas a nivel de calle (Kaipe) y la de arriba (Kaia), con un bonito mirador al mar.
- Iribar. En la calle Mayor, junto a la torre de la iglesia. Magn¨ªficos pescados a la parrilla, pero tambi¨¦n carne de caza y verdura de temporada. Cocina a cargo de Pili Manterola.
- Txoko. Junto con Iribar, uno de los hist¨®ricos con la parrilla en la calle, a la vista. Al lado del Kaia-Kaipe. Pescados a la parrilla y un poco m¨¢s de innovaci¨®n y fusi¨®n mexicana de la mano de su chef, Enrique Fleischmann.
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